Carlos Chirinos BBC Mundo, Caracas |
El que el presidente Hugo Chávez no pudiera superar el referéndum sobre la reforma constitucional que proponía tiene varias connotaciones políticas, de las cuales todos parecen sacar algo positivo, tanto vencedores como perdedores.
En primer lugar la oposición, que logra una importante bocanada de oxígeno que le era tan necesaria desde que empezó una seguidilla de derrotas electorales con la llegada de Chávez al poder en 1999.
Un importante sector de la población que estadísticamente se ubicaba en un 40% tiene razones para sentirse reivindicado con el resultado que, pese a lo pequeño de la diferencia mostrada por el primer boletín oficial del Consejo Nacional Electoral, en primera instancia le sirve para bloquear una propuesta que habría cambiado las relaciones de poder en Venezuela.
También podría servirle para empezar a construir una plataforma más convincente que le permita convertirse en un contra balance, y eventualmente en opción de poder, en 2013 cuando el presidente Chávez concluya el que deberá ser su último período presidencial.
La oposición de hoy es diferente, no sólo porque saborea la victoria, sino porque se nutre de nuevos actores que pueden ayudarla a formar una dinámica política que trascienda la endémica polarización.
Fragmentación opositora
Pese al triunfo obtenido, la oposición venezolana sigue siendo una miríada de partidos políticos de diferente signo ideológico y de liderazgos con alcances limitados a ámbitos regionales o municipales. Carece de una figura de proyección nacional.
Lo más parecido a un liderazgo amplio está representado en las cabezas del movimiento estudiantil, el motor que arrastró el descontento de la masa opositora desde que surgió en mayo pasado con el retiro de la licencia de operación en señal abierta de Radio Caracas Televisión (RCTV).
Los líderes estudiantiles consultados por BBC Mundo han negado que el movimiento sean vanguardia opositora, aunque reconocen que su participación pudo haber significado la diferencia.
"Nosotros no somos oposición. Nosotros hemos estado defendiendo valores y derechos de todos los venezolanos", afirmó a BBC Mundo Yon Goicoechea, secretario general del Parlamento Estudiantil, poco después de que se conociera el resultado del referéndum.
"Primero defendimos el cierre de RCTV porque afectaba la libertad de expresión (...) y ahora defendimos la opción del No porque afectaba muchos de los derechos de los venezolanos", dijo Goicoechea.
Confianza en el voto
Independientemente de quien asuma el liderazgo grandes sectores de la oposición pueden haber caído en cuenta de la importancia del voto y de jugar las reglas del juego democrático.
No porque sean "golpistas" o "desestabilizadores" como les acusa el gobierno, sino porque muchos habían perdido la confianza en la efectividad del sufragio, desde que en agosto de 2004 denunciaran un supuesto y nunca bien demostrado fraude en el referendo con el que buscaban acortar el período del presidente Chávez.
Del lado oficial confían en que el triunfo obtenido -aunque "pírrico" como lo calificó el presidente- les aparte de los caminos extra constitucionales que, aseguran, transita la parte más radical de la oposición como demostraría el frustrado golpe de abril de 2004.
Hasta una semana antes del referendo constitucional destacadas personalidades de la oposición llamaban a abstenerse para deslegitimar una consulta que consideraban inconstitucional. Al final arrastrados en gran parte por el llamado del movimiento estudiantil, también ellos convocaron a votar, con cierta renuencia.
"Se ha revalorizado el instrumento del voto como instrumento democrático por excelencia, sobre todo porque ha sido un resultado tan estrecho (...) la abstención se ha revelado como inefectiva", aseguró a BBC Mundo, el politólogo Diego Urbaneja.
Árbitro imparcial
Hasta el pasado domingo incluso muchos votantes impenitentes de la oposición, desconfiaban en la efectividad de su sufragio, convencidos de que el "árbitro electoral" trabajaba para el gobierno.
Como resultado el CNE queda parcialmente reivindicado también. Y a pesar de que las misiones de observadores criticaron en sus primeros informes la tardanza con la que fueron presentados los resultados, la derrota oficial habla del CNE como administrador imparcial del proceso.
No significa que las dudas sobre el "arbitro" hayan desaparecido.
Quienes mantienen su desconfianza recuerdan las palabras del presidente Chávez al reconocer la derrota cuando habló del "dilema" por el que había atravesado la noche del referéendum.
El presidente dijo que dudó entre esperar por resultados más completos o reconocer la tendencia, por lo que algunos vinculan las tardanzas del CNE con la espera por la solución de ese "dilema" presidencial.
Ni tan autoritario
Si el gobierno aceptó resultados que le eran adversos, ¿significa entonces que no es tan autoritario como le acusa la oposición?
Aunque intentó en 1992 llegar al poder mediante un golpe de Estado, el presidente Chávez terminó alcanzando la presidencia por la vía del voto en 1998. Desde entonces se ha medido en nueve procesos. En todos ellos ha ganado con cómodas mayorías.
Y sin embargo se le acusa de antidemocrático, por quienes consideran que las solas elecciones no son la única manera de garantizar un adecuado comportamiento gubernamental.
"¿Qué más demostraciones de democracia le van a pedir al presidente Chávez?", se preguntaba en un programa en la estatal Venezolana de Televisión, el ex ministro de educación, Aristóbulo Isturiz.
"Hizo lo que cualquier gobernante de una democracia hace, lo cual no quiere decir que él sea un gobernante democrático", aseguró a BBC Mundo, Diego Urbaneja para quien el presidente tiene cierto "talante autoritario".
Aunque Chávez no está acostumbrado a las derrotas, simpatizantes y adversarios le reconocen una gran habilidad para transformar crisis en oportunidades. Pero eso no significa que la llamada revolución bolivariana haya perdido impulso.
El reto inmediato para ambos bandos es reacomodarse a la nueva realidad política venezolana. Sobre todo para la oposición, que tiene la oportunidad de crearse una base más amplia que trascienda la polarizada dinámica Chávez-anti Chávez que ha dominado la vida venezolana.
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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