Empleados competitivos: ¿Por qué las empresas deben tenerlos?
Ser competitivo es algo intrínseco al ser humano. Todas las personas, en distinta medida e intensidad, compiten a diario por sobresalir frente a otros, por alcanzar una meta u objetivo o por surgir y llegar más lejos. No obstante, esta condición se exacerba aún más en el ámbito laboral, en donde muchos profesionales se esfuerzan por destacar entre sus pares y, en ocasiones, transformarse en líderes naturales dentro de su organización.
Según Lucas Canevaro, managing director de DNA Human Capital, en los equipos de trabajo la competitividad puede llegar a ser muy positiva puesto que insta a los profesionales "a mejorarse continuamente, mantener un ritmo, punto de referencia y vara altos. A través de ella, las personas buscan superarse a sí mismas y a sus compañeros y, de esta forma, promover un ambiente de búsqueda de excelencia y resultados".
A juicio de Canevaro, tener un compañero altamente competitivo no debiera afectar el trabajo de otros, sino "incentivarnos a mejorar continuamente para satisfacción personal". Agrega que en un contexto de competitividad sana, es recomendable rodearse de profesionales mejores, distintos y más competitivos que uno mismo.
"De esta forma, la competitividad sólo puede ser positiva, aportando valor al profesional tanto en su trabajo actual como en futuros", asegura el especialista.
Para Diego Cardona, profesor titular de la Escuela de Negocios de la Universidad del Rosario y director del Doctorado en Ciencias de la Dirección de esa casa de estudios, la competitividad entre los miembros de un grupo es necesaria en su justa medida, mientras se busque el equilibrio con la cooperación. Esa cooperación debe permitir "la sinergia de talentos individuales en un espacio global e interconectado como en el que hoy se desenvuelven las organizaciones".
Considerando estos aspectos, dice Cardona, las principales ventajas de que las empresas cuenten con empleados competitivos es que "se aseguran los mejores perfiles desde el punto de vista de focalización al resultado, tienen crecimiento sostenido, eficacia en la obtención de resultados, eficiencia en el uso de los recursos y las individualidades se usan en favor de la organización".
Hacia un objetivo común
Así como la competitividad al interior de las organizaciones puede ser muy positiva, Canevaro, de DNA Human Capital, cree que en ocasiones, también puede darse una competitividad negativa "en la cual una persona puede pasar a llevar a sus compañeros de equipo, al proyecto para el que trabaja incluso sobre la empresa con tal de destacar, creando así un mal ambiente laboral".
Cardona coincide con esta opinión al señalar que la competitividad puede generar algunos efectos nocivos en las empresas si no se logran sinergias ni se aprovechan las individualidades en la búsqueda de resultados.
En ese sentido, afirma que las principales desventajas de esta condición se relacionan con que "la organización no avanza en la búsqueda de sus objetivos globales; aunque el crecimiento es sostenido, no necesariamente es sostenible, y las individualidades no se transfieren como ventaja a la organización".
Para revertir esta situación los expertos sugieren que los líderes empresariales redirijan la energía competitiva hacia objetivos en común, para que los miembros del equipo trabajen en pos del proyecto. Añade que una buena estrategia, por ejemplo, sería transformar al competidor en un colaborador mediante del reconocimiento de sus logros y habilidades.
"Al mismo tiempo, hay que relacionar la competitividad al entorno. Dentro de entornos normalmente competitivos y si el enfoque es la carrera, no hay que olvidarse de que los colegas de hoy podrían ser el equipo de mañana. Un buen líder tiene que ser apoyado y reconocido por su equipo", dice Canevaro.
Por su parte, Cardona recalca que en la búsqueda por encausar las individualidades hacia un objetivo común, la visión compartida debe prevalecer sobre los intereses particulares y en estos términos, la presentación de las negociaciones pierde-gana deben dar paso a las negociaciones gana-gana.
"Sin demeritar la competitividad, es importante que los miembros del grupo identifiquen que los juegos de suma cero en el que alguien gana y otro pierde, propios de la competitividad, son menos rentables en todos los términos que los juegos en los que todos ganan. Ejercicios de concientización, argumentaciones fundamentadas, buenas prácticas, demostración de efectos, entre otras, pueden ser herramientas usadas para lidiar con compañeros competitivos", concluye el académico.
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
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