Calentamiento global  
 J. Antonio Aspiros V.
19 JUNIO  2007
 
 El llamado calentamiento global, derivado de la acumulación de  bióxido de carbono (CO2) y otros gases atmosféricos de efecto invernadero como  el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O), que elevan la temperatura del aire,  dejó de ser una amenaza y se ha convertido en una realidad cuyos efectos se  notan cada vez más en el cambio climático y los daños sobre la raza humana y su  hábitat.
La gruesa capa que forman los contaminantes en el aire atrapa el  calor del Sol y eso provoca el calentamiento planetario, principalmente por  culpa de dos fuentes de emisiones de CO2: las plantas de generación de energía a  base de carbón
 y nuestros queridos automóviles. En el primer caso las emisiones  son de 2,500 millones de toneladas al año, y en el segundo, de cerca de 1,500  millones.
En los pasados 50 años la temperatura promedio del planeta  aumentó más aprisa que nunca, y la tendencia sigue al alza, a juzgar por el  hecho de que los tres años más calurosos de ese medio siglo se registraron en la  última década, a partir de 1998. De acuerdo con el Instituto Nacional de  Ecología (INE), de México, la temperatura global se elevó en promedio  aproximadamente 0.5ºC desde mediados del siglo XIX.
Los científicos dan  muy altas probabilidades a un escenario mundial dramático por ese motivo en un  futuro previsible, y los gobernantes -aún aquellos que han emprendido acciones  domésticas para contener el problema- poco podrán avanzar mientras los países  más contaminantes, como Estados Unidos, China o Rusia, sigan bloqueando acuerdos  mundiales como el Protocolo de Kyoto.
Según un informe de especialistas  preparado en 2004 para el Departamento de Defensa de Estados Unidos, si hubiera  un cambio radical en el clima, grandes áreas del mundo dejarían de ser  habitables, habría una descomunal escasez de alimentos y agua, y ello provocaría  emigraciones masivas y guerras.
Aun cuando el fenómeno es complejo y no  es fácil predecir con certeza sus consecuencias en gran escala, los científicos  recaban cada año más información sobre cómo está afectando el calentamiento  global a la Tierra, y a partir de ella elaboran sus predicciones.
Son  muchas las secuelas del calentamiento global, y todas ellas ponen en riesgo el  mundo como lo conocemos ahora. De alguna manera el futuro ya comenzó, y los  casos acreditados de calamidades son sólo avisos preliminares de fenómenos que  pronto se tornarán más dramáticos e incontrolables, si la falta de voluntad  política y las presiones de la gran industria impiden la pronta adopción de  medidas eficaces.
De acuerdo con el Consejo para la Defensa de Recursos  Naturales (NRDC por sus siglas en inglés), un organismo civil estadunidense, "si  no actuamos ahora, nuestros hijos heredarán un mundo más caluroso, aire más  contaminado y agua más sucia, inundaciones y sequías más intensas y más fuegos  arrasadores".
Sus vaticinios, basados en los criterios de los científicos  y válidos para muchas regiones del mundo, indican que si no se reducen y  estabilizan las emisiones que causan el calentamiento global, se elevarán los  niveles del mar y acabarán con las áreas costeras e islas pequeñas; las olas de  calor serán más frecuentes e intensas; los estiajes e incendios forestales  ocurrirán más a menudo; los hábitat de mosquitos portadores de enfermedades  ganarán terreno, y algunas especies se extinguirán.
LAS MINORÍAS,  VÍCTIMAS SEGURAS
Muchos de estos cambios ya han comenzado. Más de 80  millones de estadounidenses tienen graves problemas locales por la calidad del  aire; el calor extremo causó la muerte de 250 personas en el Este de la Unión  Americana en 1999, así como de 20 mil europeos y 1,500 hindúes en 2003. Ancianos  y niños son los más vulnerables, y según las estadísticas arriba del 95 por  ciento del incremento de la mortalidad ocurre en mayores de 65 años, pues la  necesidad de quitarle calor al cuerpo aumenta el trabajo del corazón y provoca  crisis cardiovasculares.
Por cierto, según la diputada demócrata por  California, Hilda Solís, de la Comisión de Independencia Energética y  Calentamiento Global de su cámara legislativa, los latinos y los negros son  quienes mayormente sufren por el calentamiento global en Estados Unidos, pues  viven en las áreas más contaminadas del país -las industriales, donde la  vivienda es más barata- y, además, uno de cada tres en el primer caso, no tiene  seguro médico.
De acuerdo con sus datos, presentados durante un simposio  en el Capitolio en marzo pasado, "las muertes por calor se incrementarán en un  90 por ciento en las 15 ciudades más grandes de Estados Unidos, y en el caso de  los latinos la tasa de mortalidad
 podría aumentar hasta 12 veces en este  siglo".
Mosquitos portadores del virus de la fiebre del dengue han  aparecido en altitudes donde antes no se desarrollaban, y también de manera  insólita se ha detectado malaria en las áreas más altas de Indonesia. La causa  de todo ello: el cambio climático.
Según el NRDC, el aumento en las  temperaturas acelerará el derretimiento de los glaciares y capas de hielo y  causará deshielos tempranos en ríos y lagos. De hecho, ya sucede: entre enero y  marzo del 2002 se desintegró la milenaria sección septentrional de la plataforma  de hielo Larsen B en la Antártida, y la NASA calcula que el témpano polar se  está derritiendo a un ritmo de 9 por ciento por década; le bastará poco más de  un siglo para desaparecer.
El grosor del hielo ártico ha disminuido un 40  por ciento desde la década de 1960, y todo ello elevó en la última centuria el  nivel de los mares del mundo hasta en 20 centímetros, en perjuicio de las zonas  costeras, que tienden a desaparecer. Para el año 2100, el agua de los océanos  estará entre 48 y 94 centímetros más arriba. El Golfo de México es una de las  regiones más vulnerables.
Otra consecuencia del calentamiento global será  la pérdida de especies animales y vegetales -más de un millón en los próximos  ocho o nueve lustros, y ya comenzó el proceso-, con grave perjuicio para los  ecosistemas, es decir, con la desaparición de praderas montañosas, bosques  tropicales, manglares y arrecifes de coral.
TAMBIÉN LA INDUSTRIA  AUTOMOTRIZ
Los automóviles provocan en gran medida el calentamiento  global debido al tipo de gasolina que queman y expulsan al ambiente. Es cierto  que -pese a los intereses multimillonarios de los barones del petróleo- se están  desarrollando nuevas tecnologías y nuevos carburantes no contaminantes, como las  celdas de combustible de hidrógeno, pero los esfuerzos industriales aún son muy  menores y, sus productos, inaccesibles para la mayoría de la gente, a juzgar por  los precios de los automóviles híbridos que, en cantidades aún insignificantes,  han llegado al mercado mexicano.
Los motores híbridos de gasolina y  electricidad pueden disminuir en un tercio o más la contaminación causante del  calentamiento global. Pero en cambio, según denuncia del NRDC, los fabricantes  de automóviles han "usado una laguna legal" en Estados Unidos para hacer los  vehículos SUV con menos rendimiento de combustible del que podrían tener, y por  ello esos populares modelos han generado un aumento del 25 por ciento en la  contaminación por emisión de CO2 desde principios de los años 90.
Según  cálculos de esa organización, si las unidades SUV, minivan y pick-up fueran tan  eficientes como los automóviles, para el año 2010 se eliminarían 120 millones de  toneladas de contaminantes cada año. Y si la industria automotriz usara la  tecnología que ya tiene, para aumentar "el ahorro de combustible para los autos  nuevos y camiones ligeros a un rendimiento combinado de 17 kilómetros por litro,  la contaminación por emisión de bióxido de carbono disminuiría gradualmente en  más de 650 millones de toneladas al año", en la medida que estos vehículos  remplazaran a modelos más antiguos.
Los gobiernos locales y municipales  también son parte de la solución, en tanto desarrollen mejores sistemas de  transporte público y establezcan incentivos para que la gente los utilice en  lugar de los automóviles privados. En la ciudad de México hay incipientes  acciones para impulsar el uso seguro de la bicicleta, y planes para ampliar el  Metro. Cada ciudadano, por su parte, podría coadyuvar recurriendo con más  frecuencia a los medios colectivos, apagando las luces en las habitaciones  vacías y evitando despilfarrar los recursos naturales.
El NRDC reconoce  que su país, Estados Unidos, es el principal causante del calentamiento global.  Lo cual significa que el 4 por ciento de la población mundial produce el 25 por  ciento de la contaminación con bióxido de carbono, debido a la quema de  combustibles fósiles. De acuerdo con el organismo, "es evidente que Estados  Unidos debe asumir el liderazgo en la resolución del problema".
El  presidente George W. Bush, tradicionalmente reacio a comprometerse con los  planes mundiales para combatir el fenómeno, para no afectar el desarrollo de su  país, reconoció en enero pasado, por primera vez, la necesidad de enfrentar el  calentamiento global con medidas para reducir en 18 por ciento las emisiones de  gases en su territorio para el año 2012.
Concretamente propuso disminuir  en la próxima década el consumo de gasolinas en 20 por ciento, e incrementar en  35 mil millones de galones la producción y uso anual de combustibles  alternativos (etanol, etanol de celulosa, biodiesel, butanol), pero lo hizo en  un contexto más bien político pues, dijo, así disminuiría la dependencia  estadunidense del petróleo extranjero, que ahora "nos deja más vulnerables a  regímenes hostiles y terroristas".
El Consejo para la Defensa de Recursos  Naturales tiene otras propuestas para disminuir la contaminación que causa el  calentamiento global. "Es sencillo", afirma: hay que reducir "la contaminación  de los vehículos y las plantas generadoras de energía". Sugiere generalizar de  inmediato el uso de las tecnologías existentes para fabricar automóviles más  limpios y generadores de energía eléctrica más modernos, y empezar a usar  fuentes renovables como la eólica, la solar y la geotérmica.
PRESIONES  INDUSTRIALES
El uso de esas tecnologías no se ha generalizado, según esta  organización, porque "no existe
 la voluntad política y empresarial de  generalizar su uso. Muchas compañías en la industria automotriz y energética  presionan a la Casa Blanca y al Congreso para detener o retrasar nuevas leyes o  reglamentos y para dejar de hacer cumplir los reglamentos existentes, que  producirían estos cambios".
Cambios que van desde "el requisito de los  convertidores catalíticos, hasta la mejora del rendimiento del combustible con  mayor kilometraje por litro", pero "las compañías automotrices han rechazado  hasta las medidas más leves de protección de la salud pública y el medio  ambiente".
Para disminuir la contaminación de las plantas generadoras de  energía, sin que deje de haber suficiente electricidad, el primer paso es usar  aparatos y equipos domésticos y de calefacción y refrigeración más eficientes en  los hogares y oficinas, para reducir el consumo del fluido; sustituir las viejas  plantas generadoras de energía a carbón por otras más limpias, y utilizar más  fuentes renovables. Otra medida es el uso de focos de luz fluorescente en lugar  de incandescente, pues además del ahorro en el recibo de la luz, se evitaría que  más de 300 kilogramos de bióxido de carbono fueran emitidos al aire durante la  vida útil de cada foco.
Mario Molina, el mexicano que ganó en 1995 el  Premio Nobel de Química, dijo en abril pasado, durante la Conferencia  Internacional sobre Cambio Climático, que si bien "no existen certidumbres de  nada
 la probabilidad de que la temperatura aumente 4 ó 5 grados para finales de  siglo es del 90 por ciento".
Empero, reconoció que ya existe conciencia  del problema entre los jóvenes, y calculó que con un presupuesto equivalente al  1 por ciento del producto interno bruto (PIB) mundial, podrían atenuarse los  efectos del calentamiento global, mientras que no hacerlo costaría 20 o 30 veces  más.
El Panel Intergubernamental para el Cambio Climático se reunió  también en abril, y en la sesión de Bruselas sus participantes lanzaron serias  advertencias, a pesar de que los científicos asistentes acusaron a ciertos  delegados gubernamentales de querer suavizar los términos del documento final  según el cual, el calentamiento global causará daños mayores y más rápidos que  lo previsto hasta entonces, entre ellos hambruna en África y Asia.
No  obstante su cautela -todo quedó como una probabilidad, inclusive el papel del  CO2 como contaminante- el informe previene que el aumento del nivel del mar  podría durar siglos, disminuirían los cultivos en África, se reducirían los  glaciares del Himalaya y habría más embates de calor en Europa y América del  Norte.
En una reunión más del Panel, ésta en Hamburgo, los científicos  advirtieron que los daños serán irreversibles si para el año 2020 no se ha  producido una baja importante en la emisión de gases de efecto invernadero.  Aceptaron que es posible ganar esta batalla, si se adoptan medidas como reducir  el consumo de energía en las nuevas construcciones, poner límites legales al  consumo de combustible -mientras éste siga siendo la gasolina-, y otras ya  mencionadas en este texto.
El INE recapitula en el sentido de que "los  últimos decenios han sido un período de reflexión a nivel internacional sobre  los problemas del medio ambiente", y como resultado "nos estamos percatando cada  vez más de que la Revolución Industrial (es decir, la era del acero producido  industrialmente en gran escala) ha cambiado para siempre la relación entre el  hombre y la naturaleza. Cunde la preocupación de que tal vez hacia mediados o  finales del siglo XXI las actividades del hombre hayan cambiado las condiciones  esenciales que hicieron posible la aparición de la vida sobre la  Tierra".
LA INCERTIDUMBRE INMOVILIZA
Y agrega que "hemos  provocado, y continuamos haciéndolo, un cambio en el equilibrio de los gases que  componen la atmósfera, y ello es particularmente cierto con relación a los  principales gases de efecto invernadero", que si bien "son vitales porque actúan  como una manta natural alrededor de la Tierra", el problema es que la actividad  humana está "espesando la manta" porque, al quemar carbón, petróleo y gas  natural, libera cuantiosos volúmenes de dióxido de carbono en el  aire.
Para revertir esa situación, se creó en 1992 -y entró en vigor el  21 de marzo de 1994- la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio  Climático, de la que México es miembro, y cuyo "objetivo último" es estabilizar  "las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel  que impida interferencias antropógenas (atribuidas a la actividad humana)  peligrosas en el sistema climático".
Para alcanzar esa meta se fijó "un  plazo suficiente (sin fecha alguna) para permitir que los ecosistemas se adapten  naturalmente al cambio climático, asegurar que la producción de alimentos no se  vea amenazada y permitir que el desarrollo económico prosiga de manera  sostenible".
Uno de los problemas que afronta es que, si bien las  hipótesis de los riesgos por el calentamiento global generan alarma y causan  preocupación, su incertidumbre impide a muchos gobiernos tomar medidas de acción  concretas, ya que sus presupuestos están orientados a lo urgente e  inmediato.
Sin embargo, con el propósito de adoptar acuerdos más  enérgicos y mucho más complejos y detallados, hace una década fue aprobada una  enmienda a la Convención, conocida desde entonces como Protocolo de Kyoto, que  establece metas y tratos diferenciados de acuerdo con la responsabilidad en el  problema y las posibilidades de cada nación, ya que los países más ricos han  sido los principales causantes -sin saberlo en un principio- del aumento de los  gases de efecto invernadero.
El INE advierte que Europa, América del  Norte, Japón y otras regiones industrializadas, "consolidaron su riqueza en  parte dejando escapar a la atmósfera grandes cantidades de gases de efecto  invernadero, mucho antes de que se conocieran las probables consecuencias",  mientras que los países en desarrollo temen que se les limiten sus incipientes  actividades industriales porque "la atmósfera ha llegado a su límite de  tolerancia", y no quieren más cargas que las que ya tienen, para financiar el  gravoso empleo de tecnologías no contaminantes en reemplazo del carbón y el  petróleo.
Pero, se advierte, si las consecuencias previstas por el  calentamiento global llegan a confirmarse, los países en desarrollo sufrirán los  mayores daños, por lo que la Convención busca equidad en la distribución de las  cargas económicas que implica la protección de la atmósfera. Sólo que algunas  metas importantes no se han cumplido, como por ejemplo que los países miembros  de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) y los que  tienen economías en transición (Rusia, Europa Central y del Este) deberían  "intentar" reducir en el año 2000 sus emisiones de gases de efecto invernadero  por lo menos al nivel que tenían en 1990.
El Protocolo de Kyoto está  considerado como el primer acuerdo de largo alcance sobre medio ambiente y  desarrollo sostenible. Sólo que los países más contaminantes, encabezados por  Estados Unidos, no lo quisieron firmar, y con ello fracasó. George Bush  argumentó que, como alternativa, ellos están desarrollando por su cuenta  tecnologías no contaminantes, pero la utopía es que cada país pudiera hacer lo  mismo para no depender en el futuro de un monopolio mundial.
Además,  muchos países en desarrollo son renuentes a asumir compromisos oficiales o  voluntarios que limiten sus emisiones por habitante, argumentando que éstas son  todavía bajas comparadas con las de los países desarrollados.
PROGRESO Y  MEDIO AMBIENTE
A juicio del Instituto Nacional de Ecología, "el  calentamiento de la atmósfera es un ejemplo particularmente ominoso del  insaciable apetito del hombre por los recursos naturales", y el hecho de estar  quemando combustibles fósiles a un ritmo más rápido de lo que llevó crearlos, ha  perturbado el equilibrio natural del ciclo del carbono" y la reacción de la  atmósfera fue elevar su temperatura.
Reconoce el INE que "es agradable  llevar una buena vida, pero si cada persona consumiera tanto como los  norteamericanos (estadunidenses) o los europeos occidentales, probablemente no  habría suficiente agua potable y otros recursos naturales vitales para  todos".
Por ello, "los jóvenes de hoy y las generaciones futuras deberán  aprender a observar el mundo desde una perspectiva diferente de la que ha  prevalecido durante el siglo XX. Debemos dejar de considerar que el progreso del  hombre reside en imponernos a nuestro medio natural".
Y "al hacer frente  al cambio climático provocado por el hombre, los seres humanos tendrán que  pensar en términos de décadas y de siglos. La tarea recién comienza, y muchos de  los efectos de las variaciones climáticas no se manifestarán sino al cabo de dos  o tres generaciones. En el futuro cada uno de nosotros oirá hablar de este  problema y deberá vivir con él".
http://www.yancuic.com/nota.php?seccion=7¬icia=364