[04/02/2009]
Factor dado en gran  medida por la alta demanda que ha experimentado este brebaje en las últimas  décadas. LA DISCUSIÓN quiso desclasificar algunos mitos que rondan en torno a  esta milenaria bebida.
El ingeniero agrónomo y quien tiene un curso de  Enología en España, Arturo Merino, manifestó que las distintas cepas poseen  cualidades y virtudes completamente diferentes entre ellas, además, puntualizó  que el mayor problema que enfrenta el vino, tanto en su producción como en la  optimización de su conservación es el oxígeno.
"El vino es un producto  que sale de la fermentación del mosto y por lo tanto debe tener ciertos  cuidados. No debe permanecer en contacto con el oxígeno porque el alcohol que se  produce en la fermentación se puede transformar en ácido acético a través de una  bacteria", explicó Merino.
La perduración de una botella de vino abierta  es otra interrogante que muchos consumidores se han hecho en más de una ocasión.  "La conservación óptima de un determinado vino va a depender de la cantidad de  anhidrido sulfuroso libre, puesto que es un antioxidante que captura el oxígeno  y evita la alteración del vino. En otras palabras, durará de acuerdo a la  calidad de la cepa y la elaboración", sentenció Merino.
Para uno de los  propietarios de la Viña Chillán, Rudolf Ruesch, existen productos que mantienen  por más tiempo la calidad de los vinos embotellados al eliminar el oxígeno de la  botella y garantizan de esta forma la calidad inalterable de los  vinos.
Otros de los grandes mitos que rodean a los vinos es que la  posición de las botellas influye en su perduración al entrar en contacto el  líquido con el corcho, falacia que ha perdurado por muchos años y que no  encuentra explicación salvo que al mantener una botella inclinada impide que el  vino entre en contacto con el oxígeno.
Uno de los mayores errores que  suelen cometerse al hablar de vinos, es el añejado que exhiben algunos  productos. Puesto que la guarda de varios años no garantiza una mejor calidad,  dado que no todos los vinos soportan una crianza larga en botella, debido a que  hay infinidad de vinos que se han elaborado específicamente para ser bebidos  jóvenes y poder disfrutar de sus aromas y sabores frescos y  frutales.
También existe el mito que el vino blanco ocasiona dolores de  cabeza. El génesis de esta creencia popular tiene origen en tiempos pretéritos,  donde algunos fabricantes incluían ciertos productos químicos para mantener la  asepsia o como conservantes. La tecnología utilizada actualmente en la  elaboración del vino ha reducido notablemente la presencia de estos elementos,  lo que garantiza beberlo sin temores de sufrir jaquecas.
Una de los  errores más repetidos tiene que ver con la temperatura con que se debe beber el  vino tinto. La creencia popular dice que éste deber ser consumido a temperatura  ambiente.
Rudolf Ruesch, desclasificó este mito, asegurando que, "el vino  tinto se debe beber a temperaturas que oscilen entre los 13 y 15º grados". Esto,  porque a mayores temperaturas el milenario brebaje comienza a perder cualidades  positivas, además que desaparecen los aromas y colores agradables, prevaleciendo  el alcohol.
Como estas creencias populares existen muchas afirmaciones  que se tienen como realidades, pero que no poseen ningún sustento  racional.