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  La        carrera energética y sus implicaciones para las empresas        occidentales La        creciente demanda de energía de China y la        India ha        desencadenado una carrera mundial para garantizar el acceso a los escasos        recursos combustibles fósiles, un propósito bastante complicado teniendo        en cuenta la reciente aparición de varias empresas energéticas nacionales        en los países que son propietarios de dichos recursos. Es muy probable que        las empresas occidentales sufran en sus propias carnes el incremento del        precio de la energía; pero según expertos de Wharton y de Boston        Consulting Group, tal vez la escasez energética a nivel mundial tenga        algunas consecuencias positivas: enormes oportunidades para inversores y        empresarios en el ámbito de la energía nuclear y las energías renovables,        en especial dada la delicada situación actual en la reducción de las        emisiones de dióxido de carbono.   La        Agencia Internacional de la Energía (IEA), un ente autónomo creado        dentro del marco de la        Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE),        afirma en su World Energy Outlook de noviembre de 2007 que "si los        gobiernos de todo el mundo mantienen sus políticas actuales, para el año        2030 las necesidades energéticas mundiales habrán aumentado un 50% en        relación con las actuales". La demanda energética global crecería por        término medio un 1,8% anual, desde 11.400 millones de toneladas        equivalentes de petróleo (tep) en 2005 hasta los 17.700 millones        de tep en 2030. Los combustibles fósiles        serían responsables del 84% de dicho incremento -se puede leer en el        informe-, y eso a pesar del descenso en la participación del petróleo (del        35 al 32%); mientras, la participación del carbón aumentaría del 25 al        28%.   A nivel        mundial la IEA estima unas necesidades de        inversión de cerca de 22 billones de dólares en infraestructuras        relacionada con el suministro energético. A nadie debería sorprender que        sus últimos informes se hayan centrado en China e India; estos dos países        son responsables del 45% del aumento de la demanda en los "escenarios de        referencia" que se predicen. Según la IEA, para su        infraestructura de suministro energético China necesitaría inversiones de        3,7 billones de dólares hasta 2030, y la India necesitaría unos 1,25 billones de        dólares.   En        opinión de Hal Sirkin, socio senior y director operativo de BCG y director        de su división de operaciones globales, el espectacular crecimiento        experimentado en los últimos años por las economías china e india ha        pillado desprevenidos a los accionistas y partes interesadas del sector        energético global. "China e India han modificado el equilibrio global de        los recursos", afirma señalando que los mercados de consumo emergentes en        estos dos países están por detrás de su incremento en la        demanda.   Los        factores a tener en cuenta en este escenario emergente son la seguridad        energética, la asequibilidad del precio de la energía, el cambio climático        y la sostenibilidad, explica Baly Balagopal, socio senior y director        operativo de BCG. "La seguridad e independencia energética son        fundamentales porque, por el lado de la demanda, se puede ver un        crecimiento bastante sano que se debe al crecimiento de economías        emergentes como India y China", señala. "Al mismo tiempo, se está        produciendo cierto incremento desde el punto de vista de la oferta, esto        es, cierta presión sobre el petróleo y el gas        tradicionales".    Balagopal        afirma que mientras "los alarmistas hablan del repunte del petróleo", tal        vez sería más apropiado hablar del fin del petróleo barato. Defensores de        la teoría del repunte del petróleo sostiene que la producción global de        petróleo alcanzará su máximo entre 2025 y 2030; después, la disponibilidad        global de energía disminuirá sin interrupción. Balagopal sugiere que se        introducirán nuevos recursos energéticos, incluyendo energía fronteriza        como la exploración de aguas profundas y pizarras bituminosas. Pero eso        está por llegar, y además "son más caros".   Asegurar        el acceso "A medio        plazo, los chinos y los indios tendrán que importar más petróleo, y eso        les está poniendo bastante nerviosos", afirma el profesor de Gestión de        Wharton Witold Henisz.        "Resulta interesante que hoy en día el campo de batalla esté en África".        Según varios informes, las empresas chinas e indias que invierten en        Angola y Sudán "no están tan preocupadas [como las empresas occidentales]        por temas de corrupción y otras malas prácticas", sostiene Henisz. Eso        debería concederles "una ventaja estratégica en relación con las empresas        petrolíferas occidentales".   Rick        Peters, socio senior y ex líder de la división energética de BCG, señala        que "China y la India han firmado muchos acuerdos y        realizado grandes esfuerzos para guardar bajo llave todo incremento de la        producción". En opinión de Sirkin, China quiere ser un inversor, "no sólo        porque quiere invertir, sino también porque necesita tener acceso a los        recursos y ese es el mejor modo de conseguirlo". A medida que los grandes        países se apresuran para garantizar su suministro de reservas de        hidrocarburos se van introduciendo en terrenos desconocidos. "El        equilibrio de poderes está cambiando cada vez más", sostiene Peters. Hasta        hace relativamente pocos años, "los grandes países acudían a los países        que poseían los recursos y eran bienvenidos debido a su experiencia". La        entrada de empresas petrolíferas chinas e indias compitiendo por esos        mismos recursos ha proporcionado a los países con recursos más opciones        para asegurarse condiciones más favorables, señala.   Países        propietarios de recursos en Latinoamérica, la antigua Unión Soviética y        África también están intentando "hacer más por ellos mismos", añade        Peters. El modelo a seguir consiste en fomentar el desarrollo local, la        transferencia de tecnología, y que dentro de estos países las empresas y        divisiones tengan rostro humano. "Este modelo es el modelo correcto. Cada        vez hay que ser más creativo con oportunidades en las que todos puedan        ganar". Los propietarios de los recursos "se han vuelto mucho más        agresivos e inteligentes a la hora de renunciar a sus derechos a dichos        recursos y las condiciones bajo las cuales renunciarían", señala        Balagopal.   Henisz        cree que "una o dos o tres empresas estatales chinas, indias o rusas se        convertirán en productores globales integrados de petróleo, capaces de        rivalizar con Exxon Mobil, Shell y BP". En su opinión, la consolidación        dentro del sector es imperativa, y proporcionará "al menos una sensación        de seguridad en el suministro de petróleo para China e India" y una mayor        disponibilidad de recursos de inversión.   El acceso        por sí mismo puede significar muy poco, y "tal vez sería mejor no tener        acceso porque lo puedes perder", dice Sirkin, señalando el caso de la        nacionalización de empresas petrolíferas en Venezuela y otras partes del        mundo en desarrollo. "Algunos países de Sudamérica han cambiado sus        sistemas de royalties 
 Las empresas deben trabajar con ellos o abandonar        el país".   El        profesor de Gestión de Wharton Mauro        Guillen cita el caso de        Gazprom, la empresa estatal rusa de gas natural, como ejemplo de        incumplimiento de compromisos por parte de los gobiernos. "Gazprom está        constantemente renegociando acuerdos con empresas extranjeras, y a largo        plazo le va a perjudicar; la gente va a tener la impresión de que no es de        confianza", explica Guillén. Gazprom "es un instrumento del gobierno ruso        para proyectar su poder"; en su opinión, los gobiernos no deberían        utilizar sus empresas estatales como instrumentos de política exterior.        "En todo caso, debería ser al revés. Los gobiernos deberían contribuir al        crecimiento de sus empresas".   "En        cuanto una empresa internacional se compromete a realizar una gran        inversión, al gobierno local le resulta extremadamente complicado        renegociar los términos", dice Guillén. "Pero como los recursos están        donde están no se pueden mover-, se genera una situación muy complicada,        donde cada una de las partes siempre se intenta aprovechar de la otra o        tener ventaja".   Enfrentamiento        con la oposición local Las        empresas petrolíferas establecidas y las nuevas que se acaban de        incorporar al terreno de juego como las empresas petrolíferas nacionales        chinas-, han tenido que enfrentarse a la oposición local en algunos países        propietarios de recursos. Por ejemplo, Henisz menciona el caso de empresas        petrolíferas chinas, que se encontraron con fuertes protestas en África.        "Es la primera vez que la gente se da cuenta de que estas empresas tienen        peores prácticas laborales, invierten menos en las comunidades locales y        son más tolerantes con la corrupción". Las comunidades locales y las        organizaciones no gubernamentales locales no consideran que China sea un        inversor alternativo, sino "un peor inversor al que además hay que dedicar        mayores esfuerzos de control y supervisión para detectar sus        abusos".   Gran        parte de esta sensación de malestar tal vez se deba al mal sabor de boca        dejado por experiencias previas con empresas petrolíferas internacionales.        "En África y Latinoamérica existe un creciente nivel de insatisfacción        entre la sociedad civil con el tratamiento que estas empresas petrolíferas        internacionales han dado a las comunidades locales", explica Henisz. En        respuesta, "Exxon Mobil, Shell y BP se han esforzado para mejorar sus        relaciones externas con los grupos interesados".   En        opinión de Henisz, las nuevas empresas petrolíferas han aprendido de        dichas experiencias. "Los chinos y los indios aún tienen mucho que        aprender", dice. Deben considerar que los campos petrolíferos no son        simplemente algo que explotar; necesitan ser socios y adoptar un punto de        vista más global e integral sobre lo que están haciendo en países como        Angola o Sudán. Deben pensar cómo gestionar ese proceso. En este punto        están muy por detrás de las empresas occidentales, y eso puede convertirse        en un enorme obstáculo para ellos a medio plazo".   Las        empresas que sobrevivan en estos entornos serán aquellas capaces de        gestionar no sólo los cambios tecnológicos, sino también las        interconexiones con los gobiernos locales, las ONGs y la sociedad civil de        esos países, explica Henisz. Las relaciones externas con los grupos        interesados va a ser un determinante del valor, porque estas empresas van        a tener que ir a lugares de inestabilidad política, donde las normas        cambian, y tendrán que relacionarse con coaliciones políticas y sociales        para poder seguir generando valor en las siguientes décadas".   Balagopal        cree que las estrategias que ayudarán a estas nuevas empresas petrolíferas        serán aquellas que "incorporen nuevas propuestas de valor" para los        propietarios de los recursos y que empleen capacidades en la exploración y        producción para buscar agresivamente nuevas fronteras energéticas. Las        empresas petrolíferas internacionales cuya aspiración sea asegurarse el        acceso a los recursos en esos países deben reconocer "que el panorama ha        cambiado en términos de las propuestas de valor que tal vez deban negociar        con los propietarios de los recursos nacionales".   Si esas        nuevas propuestas de valor significan que las empresas petrolíferas        internacionales tienen que estar presentes en diversas y variadas        actividades -desde la exploración hasta el refinamiento o la        comercialización al por menor-, muchas de las empresas dudarían en llegar        tan lejos, predice Peters. Por ejemplo, la comercialización al por menor        de la gasolina suele ser inicialmente más rentable en los países en        desarrollo que en los mercados desarrollados, pero los márgenes empiezan a        menguar después de 18 meses. "Después de cierto periodo de tiempo estos        márgenes suelen acercarse a los niveles existentes en los mercados        desarrollados", explica. "Así pues, en general la mayoría de estas nuevas        empresas petrolíferas no desearán introducirse en el mercado de la        comercialización de gasolina a menos que realmente deban        hacerlo".   Retos        en la India y otros mercados Henisz        tiene una explicación de por qué algunas empresas petrolíferas        occidentales han sido tan lentas a la hora de introducirse en los sectores        indios del petróleo y el gas. "Si vas a India compites con las empresas        petrolíferas nacionales y los grandes conglomerados empresariales que hay        dentro del dicho país", explica. "Existe un patrón que se repite en los        sectores eléctrico o de telecomunicaciones: las empresas extranjeras de        hecho no capturan las rentas de las inversiones que han        realizado".   Para las        grandes petrolíferas, India es muy diferente a Angola, Chad o Sudán, donde        tienen ventaja debido a su tamaño e influencia, añade Henisz. "Si tienes        que hacer predicciones sobre quién va a quedarse con las rentas en India,        China o Rusia, da por sentado que serán las empresas indias, chinas y        rusas. Son suficientemente grandes, suficientemente poderosas y tienen        suficiente capital nacional como para financiar sus inversiones". En lo        que representa una nueva tendencia, las empresas petrolíferas occidentales        están obteniendo proyectos gracias a su asociación con empresas de        servicios de ingeniería como Halliburton y Bechtel.   Guillén        sugiere que aunque muchas empresas de Estados Unidos y Europa "van a salir        malparadas" con el ascenso de China y India, también habrá "tremendas        oportunidades". Por ejemplo, las empresas estadounidenses y europeas        podrían suministrar los bienes de capital y la tecnología necesarios para        crear en China o India la infraestructura necesaria para apoyar su        creciente sector exterior y doméstico.   Empresas        del mundo en desarrollo podrían proporcionar a China e India una variedad        de productos, desde herramientas de maquinaria, grúas y equipamiento        pesado, señala Guillén. "El sector energético va a generar muchísimo        negocio en estos países. Simplemente observa el creciente número de nuevos        vuelos entre Estados Unidos y China o India".   El        incremento de la energía renovable En        opinión de Guillén, el aumento del precio del petróleo también implica        nuevas oportunidades. "Es bueno que el precio del petróleo y del gas no        alcance los 20 dólares el barril; son recursos naturales que no podemos        renovar". Los altos precios obligarán a los consumidores a economizar, "y        esto generará grandes incentivos para que se produzcan innovaciones        tecnológicas y para encontrar fuentes alternativas".   Los        recursos energéticos renovables representan nuevas oportunidades para        inversores y empresarios, afirma Paul        Kleindorfer , profesor        emérito de Gestión de las Operaciones y la Información de Wharton y profesor de INSEAD.        En la Unión Europea y otras entidades existen        "parlamentarios receptivos" que están animando a los inversores a        introducirse en las energías renovables estableciendo por ley demandas y        precios mínimos, señala Kleindorfer.   En        enero, la UE especificó los objetivos que sus        estados miembros debían cumplir en cuanto a emisiones de gases que generan        el efecto invernadero. El llamado "20-20-20 para el año 2020" pretende asegurar que para el año        2020 Europa haya recortado sus emisiones de CO2 en un 20%, que el 20% de        la energía producida proceda de fuentes renovables e incrementar la        eficiencia energética en un 20%.   Kleindorfer        cree que los estados miembros de la UE intentarán conseguirlo empleando        diversas fórmulas, incluyendo la concesión de subvenciones, estableciendo        estándares para las carteras de diferentes sectores económicos o        garantizando el rendimiento de las inversiones para determinadas        tecnologías específicas. "Si un empresario están pensando invertir en        nuevas energías adoptando un horizonte temporal de 7-10 años, tendrá una        idea muy precisa sobre cuáles van a ser los precios mínimos o las fuentes        de ingresos, así como el rendimiento de su inversión", sostiene. "No        estamos hablando de algo tan volátil como el precio de un barril de crudo.        Por otro lado se necesita una mayor precisión".   Según        Peters, dados los precios actuales las inversiones en fuentes de energía        renovables son económicamente atractivas; incluso si los precios fuesen        inferiores. El lado negativo de todo esto es que a menudo "te enfrentas a        unos costes enormes si quieres desarrollar tu proyecto del modo más acorde        con la protección medioambiental".   Kleindorfer        señala que existen "posibilidades muy interesantes con la energía nuclear,        desde la construcción y creación de centrales hasta el desmantelamiento de        las viejas centrales nucleares al final de su vida útil". El sector de la        energía nuclear está "vivo y goza de buena salud" en Francia; es sólido en        muchos países de la cuenca del Pacífico, incluyendo Japón y Taiwán.        "Estados Unidos sigue sin tener una postura clara en relación a la energía        nuclear. Pero a nivel mundial no es así". Kleindorfer también se muestra        optimista sobre las posibilidades de una "economía del hidrógeno", en la        que dicho elemento se emplee tanto para usos industriales como transporte        privado. "Existe abundancia de hidrógeno en el universo; además no        contiene CO2", explica.   Las        empresas petrolíferas internacionales y otras empresas del mundo        desarrollado seguirán siendo pioneras en tecnología, habilidades y        experiencia; y eso a pesar de que los países en desarrollo cada vez        tendrán un mayor acceso al capital y a la adquisición de tecnología. "Las        empresas petrolíferas internacionales tienen una propuesta de valor",        sostiene Balagopal. "Sin embargo, tienen que trabajar para transmitirla y        que sea aceptada y conocida de modo que les proporcione rentas". En su        opinión, esas propuestas de valor tienen que ver con la experiencia, la        tecnología y la capacidad para invertir y co-invertir en un país        propietario de recursos. "Los tiempos en los que al otro lado de las        negociaciones tenías a un socio pasivo ya se han acabado", dice. "Ahora        debes tratar con un propietario de recursos mucho más  enérgico".   La        exploración de aguas profundas es una de esas áreas, dice Henisz. "Si        crees que un creciente porcentaje de las reservas que serán descubiertas        estarán a unos 30.000, 5.000 o 10.000 pies bajo el mar (un pie equivale        a 30,48 cm), se pueden        ver inmediatamente las ventajas de las nuevas empresas". A pesar de ser        cierto, Peters cree que China National Offshore Oil Corporation, de        propiedad estatal, "es bastante fuerte" en tecnología para perforar en        aguas profundas y Petronas, de Malasia, "se está convirtiendo en una        empresa petrolífera bastante sofisticada".   Intentando        resolver las emisiones de gas invernadero Según        predicciones de IEA, los países en desarrollo serán responsables de        prácticamente el 75% del incremento del consumo energético en las próximas        dos décadas; asimismo aumentará significativamente el uso del carbón. "Los        mayores precios del petróleo y el gas están haciendo que el carbón sea más        competitivo", sostiene la IEA en su informe sobre la energía        añadiendo que India y China que en estos momentos suponen el 45% del        consumo de carbón-, serán responsables de más del 80% del incremento en su        consumo hasta el año 2030.   Este        escenario obliga a los responsables del diseño de las políticas de todo el        mundo a abordar de una vez los problemas que han frustrado los acuerdos        para contener las emisiones de dióxido de carbono. Estados Unidos quiere        que India y China firmen "compromisos previos" sobre sus emisiones        objetivo antes de comprometerse a nada. En opinión de Kleindorfer, ese es        el principal obstáculo. China e India sienten que Estados Unidos ya ha        tenido su participación en el consumo de combustibles fósiles y que ahora        es su turno.   "India y        China afirman no estar interesadas en algo que no reconoce su derecho a        crecer para alcanzar estándares de vida en cierto sentido cercanos a los        de Estados Unidos", dice Kleindorfer. Estados Unidos debe "volver a        definirse a sí mismo como un jugador importante en lugar de actuar como        barrera ante acuerdos como el Protocolo de Kyoto". En opinión de        Kleindorfer, Estados Unidos debería inspirarse en la política        "20-20-20" de la UE. De todos modos, habrá que esperara a        las elecciones presidenciales de noviembre para ver que matiz van        adquiriendo las cosas.   Escoger        las estrategias adecuadas puede ser bastante complicado dado el número de        variables existente en los nuevos escenarios energéticos que se plantean,        pero Henisz cita la empresa Royal Dutch Shell como ejemplo de corporación        decisiva. En una carta enviada en enero a todos sus empleados, el        consejero delegado Jeroen van der Veer declaraba: "Para el año 2100 el        sistema energético del planeta será totalmente diferente al actual". Sus        predicciones apuntan que la energía solar, eólica, nuclear, la        hidroelectricidad, los biocombustibles supondrán una buena parte de la        producción energética.   Van der        Veer exponía dos posibles escenarios hasta alcanzar dicho estado, uno        llamado "Scrambles" (barullo) y el otro llamado "Blueprints"        (anteproyecto). El enfoque Scrambles, "al igual que un rally fuera de        pista a través de montañas desiertas, promete emociones y una intensa        competencia. Sin embargo, la consecuencia no prevista es que más prisa a menudo suele significar menor velocidad, y muchos        se quedarán por el camino". Van der Veer cree que el escenario Blueprints        "es como una carrera prudente, con algunas salidas falsas en una carretera        que aún está siendo construida".   Shell        "suele utilizar sus escenarios para prepararse para el futuro sin expresar        preferencias por uno u otro", sostenía Van der Veer al mismo tiempo que        revelaba sus preferencias. "Pero dada la necesidad de gestionar el riesgo        climático para nuestros inversores y descendientes, creemos que el        resultado que se consigue en un escenario Blueprints implica un mayor        equilibrio entre la economía, energía y medioambiente". La opinión de        Henisz sobre el tema es que "en el sector energético global han llegado a        una bifurcación en el camino, y creen que tienen algo que decir respecto        al resultado. Van a presionar, trabajar duro y hacer todo lo que esté en        sus manos para que las cosas vayan en determinada dirección". |