 Apenas disipados los titulares  rimbombantes y las imágenes triunfalistas, es necesario analizar en detalle la  estrategia general y el plan de trabajo táctico que han salido de la cumbre  planetaria llamada a pacificar el caos financiero y la recesión  global.
Apenas disipados los titulares  rimbombantes y las imágenes triunfalistas, es necesario analizar en detalle la  estrategia general y el plan de trabajo táctico que han salido de la cumbre  planetaria llamada a pacificar el caos financiero y la recesión  global.
  
 (Desde  Madrid) ESTAMOS DECIDIDOS A  AUMENTAR nuestra  cooperación y trabajar juntos para restablecer el crecimiento global y alcanzar  las reformas necesarias en los sistemas financieros mundiales. La cumbre  del G20 más dos convidados, duró seis horas hábiles en las que sólo dio tiempo  para soportar una sucesión de discursos mientras el trabajo de fontanería  (plomería) aseguraba la redacción de un comunicado final bastante más extenso y  detallado que lo habitual, como corresponde a la situación de alarma económica  que vive el mundo. Frente a las preocupantes noticias que todos los días nutren  la recesión económica global en marcha, la receta del G-20 sería buscar consenso  para mejorar lo existente.
 No  se crean nuevos organismos internacionales sino que se reforman los actuales con  mayor presencia de países emergentes y marginados. Nada de gobierno mundial ni  de supergendarmefinanciero. Ni  una sola mención a la ONU. No se condena al capitalismo sino que se trata de  preservar sus virtudes. No más proteccionismo sino más libre mercado. No se  culpó a nadie concreto por la crisis. No se anatemizó a la superestructura  financiera que domina el mundo. No se propone claramente aumentar el gasto  público. Fue una reunión marcadamente reformista y moderada para tranquilizar a  la humanidad y ofrecer una apariencia de cierta coherencia planetaria, de que el  caos que agita la superficie esconde un cierto orden interior, quizás ya atisbos  de ese New World  Order que se viene anunciando  desde finales del siglo pasado.
 UN  COMUNICADO DE DIEZ PÁGINAS
 Los  participantes han firmado un largo y detallado documento yo diría que el más  coherente de los últimos tiempos para asegurar que su objetivo conjunto es poner las bases para una reforma  que nos ayude a asegurarnos de que una crisis global como esta no volverá a  ocurrir, un objetivo basado en la creencia compartida en los  principios del mercado, el régimen de libre comercio e inversión, y los mercados  financieros efectivamente regulados. Repárese en que dice  solamenteponer las bases de una reforma que obviamente no  podía salir de una reunión protocolaria, de un ritual de exorcismo para calmar  ese trastorno bipolar colectivo que aqueja al planeta.
 El  comunicado conjunto comienza explicando la crisis actual, lo que es de  agradecer: Durante un periodo  en esta década de fuerte crecimiento global, crecientes flujos de capitales y  prolongada estabilidad, los actores del mercado buscaron rentabilidades más  altas sin una evaluación adecuada de los riesgos, y fracasaron al no ejercer la  adecuada diligencia debida. Al mismo tiempo, las poco sólidas prácticas de  gestión del riesgo, los crecientemente complejos y opacos productos financieros,  y el consecuente excesivo apalancamiento se combinaron para crear debilidades en  el sistema. Las autoridades, reguladores y supervisores de algunos países  desarrollados no apreciaron los riesgos que se creaban en los mercados  financieros ni advirtieron adecuadamente de ellos, no siguieron el ritmo de la  innovación financiera ni tomaron en cuenta las ramificaciones sistémicas de las  acciones regulatorias locales. La explicación parece completa y aceptable,  aunque la responsabilidad se diluye ¿injustamente? entre todos los actores del mercado, no  éste o aquél, sino todos, desde el presidente de Lehman Brothers al último  beneficiario de una hipoteca imposible de devolver.
 Pero  se nombra lo innombrable en el origen del problema, la búsqueda de rentabilidades más altas sin una  evaluación adecuada de los riesgos. El pecado de la avaricia exacerbado  hasta lo grotesco e insoportable en los últimos tiempos. Pecados complementarios  son también identificados en la gestión del riesgo, en los productos financieros  incontrolados y en ese masivo y epidémico apalancamiento que ha conducido a la duda generalizada  y a que aún hoy los contribuyentes y los gobiernos tengamos que confiar en  instituciones bancarias y financieras que no se fían las unas de las otras.
 Hay  también una fuerte crítica a las autoridades, reguladores y  supervisores de algunos países desarrollados. Véase que no se señala  únicamente a Estados Unidos, como algunos querían y era de todo punto injusto. Y  dedúzcase que cuando se dice de algunos países se quiere decir de prácticamente  todos.
 Además  se señalan importantes causas  subyacentes de la grave  situación actual, entre otras,  políticas macroeconómicas insuficientes e inconsistentemente coordinadas, además  de inadecuadas reformas estructurales que condujeron a un insostenible resultado  macroeconómico global.
 QUÉ  SE NECESITA
 El  comunicado constata que hace  falta una respuesta más amplia para restaurar el crecimiento, evitar contagios  negativos y apoyar a las economías de los mercados emergentes y en vías de  desarrollo. Se trataría de estabilizar el sistema financiero; usar la  política monetaria según cada caso; emplear medidas fiscales para estimular de  forma rápida la demanda interna sin abandonar la sostenibilidad fiscal; asegurar  el acceso a la financiación de los países emergentes y en desarrollo en las  difíciles condiciones actuales, incluyendo instrumentos de liquidez y programas  de apoyo; reforzar el FMI con su nuevo mecanismo de liquidez a corto plazo y  máxima flexibilidad; movilizar toda la capacidad del Banco Mundial y otros  bancos multilaterales de desarrollo en apoyo de su agenda de ayuda y la  financiación de infraestructuras y de comercio; y dotar de recursos suficientes  a todas estas instituciones multilaterales. "Los  líderes políticos, que recuperan su protagonismo eclipsado durante casi dos  décadas por los líderes financieros, incluyen un levísimo tirón de orejas a  éstos"Es decir, no hay receta general sino uso particular de los  mecanismos clásicos monetarios y fiscales donde se pueda y se deba. Aunque se  dictamine la importancia de asegurar que no falte crédito a los países  emergentes mediante el reforzamiento y relanzamiento del FMI y el Banco  Mundial.
 No  habrá de momento una autoridad reguladora mundial, tentación más fácil de  predicar que de aplicar. Se recuerda que fortalecer los mercados financieros y  los regímenes regulatorios, es  primero, y ante todo, responsabilidad de los reguladores nacionales, aunque  dado que nuestros mercados  financieros son de ámbito global deberá aplicarse una cooperación  internacional reforzada entre reguladores, y fortalecer los  estándares internacionales donde sea necesario.  Únicamente donde sea necesario. Cosa que se establecerá durante los próximos  meses.
 "La  cumbre de hace una década creó el G-20, prometió reformar el FMI, cosa que  apenas se ha abordado, y creó este Foro de vida discreta hasta ahora"Los  líderes políticos, que recuperan su protagonismo eclipsado durante casi dos  décadas por los líderes financieros, incluyen un levísimo tirón de orejas a  éstos:Las instituciones financieras deben también asumir su responsabilidad  por las turbulencias y deben poner de su parte para superarlas, reconociendo las  pérdidas, mejorando la transparencia y reforzando sus prácticas de gobierno y  control del riesgo. Pocas obligaciones para los depredadores planetarios,  que ya estarán ideando nuevas invenciones diabólicas para la más lucrativa de  las actividades, la que menos arriesga y la que más gana.
 Los  gobiernos firmantes se comprometen a poner en marcha políticas con los  siguientes principios reformistas en común: reforzar la transparencia en  los mercados financieros (incluyendo el que los incentivos deben ser alineados  para evitar excesivos riesgos), mejorar la regulación con una fuerte  vigilancia sobre las agencias de crédito, desarrollo de un código de conducta  internacional, proteger la honradez de los mercados financieros, fortalecer la  cooperación para vigilar el movimiento de capitales entre fronteras, y reformar  las instituciones financieras internacionales salidas de Bretton Woods, así como  el Foro de Estabilidad Financiera (FSF), dando más voz y representación a las economías emergentes y en  desarrollo.
 Recordemos  que el FSF fue creado a iniciativa del G-7 en otra cumbre dramática hace diez  años, a propósito esa vez de la crisis asiática, para coordinar a los demás  organismos internacionales como institución encargada de los asuntos de  estabilidad financiera internacional. No ha hecho un mal trabajo en estos años,  pero es un organismo con muy poca estructura, que funciona sobre la base de la  cooperación intergubernamental y que tiene, sobre todo, un problema de  legitimidad serio: es una criatura del G-7, ampliado de manera caprichosa a  Holanda, Australia, Hong Kong, Singapur y Suiza. La cumbre de hace una década  creó el G-20, prometió reformar el FMI, cosa que apenas se ha abordado, y creó  este Foro de vida discreta hasta ahora al que quizás ha hecho falta una  situación de emergencia como la actual, para salir a la palestra.
 SEÑORES  MINISTROS DE FINANZAS
 Los  dirigentes del mundo delegaron en sus ministros de Economía la verdadera tarea:  poner letra a una música que no suena desafinada, aunque sí un tanto déjà vu, un tanto gastada y  sabida.Instamos a nuestros ministros de Finanzas, en coordinación con los  dirigentes de 2009 del G-20 (Brasil, Reino Unido y Corea del Sur) a iniciar el  proceso y un calendario para ello. Una lista inicial de medidas específicas  se incluye en un Plan de Acción a completar antes del 31 de marzo de 2009. Nos reuniremos de nuevo el 30 de  abril de 2008 para revisar la puesta en marcha de los principios y decisiones  tomadas hoy. Son cuatro meses y medio de plazo para las conversaciones  técnicas. Un mes más para la redacción definitiva. Cinco meses y medio para una  nueva cumbre que si todo va bien apruebe el plan de acción mundial. Un plan que  descarta cualquier proteccionismo y santifica el sistema capitalista actual.
 "Al  menos formalmente, no se olvidan los Objetivos del Desarrollo del Milenio y los  compromisos para la ayuda al desarrollo"En el que se subrraya  especialmente el compromiso  con una economía global abierta y se cita textualmente los principios del libre mercado,  incluyendo el imperio de la ley, respeto a la propiedad privada, inversión y  comercio libre, mercados competitivos y eficientes, y sistemas financieros  regulados efectivamente. En relación a esto último, se advierte: Reconociendo la necesidad de  aumentar la regulación del sector financiero, debemos evitar la sobrerregulación  que podría dañar el crecimiento económico y exacerbar la contracción de los  flujos de capital. O sea, más regulación pero no mucha regulación. Veremos  en qué queda.
 Y  por si había alguna duda, el punto 13 dice: Subrayamos la importancia vital de  rechazar el proteccionismo y de no volver atrás en tiempos de incertidumbre  financiera. En este sentido, en los próximos doce meses nos abstendremos de  imponer barreras a la inversión y al comercio de bienes y servicios, imponer  nuevas restricciones a las exportaciones o poner en marcha medidas para  estimular las exportaciones que choquen con la Organización Mundial del Comercio  (OMC). Además, nos esforzaremos para llegar este año a un acuerdo para cerrar la  ronda de Doha de la OMC con un resultado ambicioso y equilibrado. El  anatema contra la tentación proteccionista es pues unánime y tajante.
 Sin  embargo, al menos formalmente, no se olvidan los Objetivos del Desarrollo del  Milenio y los compromisos para la ayuda al desarrollo: Confirmamos el desarrollo de los  principios acordados en 2002 en la Conferencia de Naciones Unidas sobre la  Financiación para los países en Desarrollo celebrada en Monterrey,  México. Y se mantiene, al  menos teóricamente, el  compromiso para afrontar otros desafíos críticos, como la seguridad energética y  el cambio climático, la seguridad alimentaria, el cumplimiento de la ley, la  lucha contra el terrorismo, la pobreza y las enfermedades.
 UN  PLAN BASTANTE DETALLADO
 Como  decimos, se presenta un plan de trabajo bastante detallado hasta el próximo 31  de marzo.En cooperación con otras instituciones económicas, centrándose en  las recomendaciones de expertos independientes, pedimos a nuestros ministros de  Finanzas que formulen recomendaciones adicionales en estas áreas: atenuar la política  procíclica de los reguladores; revisar los estándares de responsabilidad,  particularmente para los títulos complejos en tiempos de turbulencias;  fortalecer la elasticidad y transparencia de los mercados de derivados de  crédito y reducir sus riesgos sistémicos, incluyendo la mejora de las  infraestructuras de los mercados no organizados (over the counter);  revisar las prácticas compensatorias cuando están relacionadas con los  incentivos por tomar riesgos e innovar; revisar los mandatos, formas de gobierno  y necesidades de personal de las instituciones financieras internacionales; y  definir el ámbito de las instituciones importantes para el sistema y determinar  si su regulación y supervisión es adecuada o no.
 "En  cuanto a supervisión, los reguladores nacionales deben asegurarse de que las  agencias de calificación crediticia cumplen los estándares más altos y evitan  los conflictos de interés"Sin duda que dentro de un enfoque reformista y  no rupturista, se enumeran la mayor parte de los problemas. Para dotar de más  transparencia al sistema, a corto plazo se trata de que los principales  reguladores mundiales de normas de contabilidad mejoren la adecuada valoración  de los activos, incluyendo los activos complejos, los productos líquidos,  especialmente durante periodos de volatilidad. Se trata de iniciar una normalización contablepara  identificar las deficiencias y divulgar las normas fuera de balance, mejorar la  identificación de los instrumentos financieros más complejos emitidos por las  empresas a los actores del mercado, y mejorar los mismos órganos  reguladores incluso mediante  una renovación de sus miembros, para garantizar la transparencia y la rendición  de cuentas. También los  órganos del sector privado que ya han desarrollado las mejores prácticas para  fondos privados de capital y fondos de cobertura deben presentar propuestas para  unificarlas en una norma.
 A  medio plazo se trataría de crear una sola norma de alta calidad mundial.  Además, las instituciones  financieras deberían mejorar la información sobre los riesgos en sus informes y  mostrar todas las pérdidas de forma permanente, en consonancia con las buenas  prácticas internacionales, y los reguladores deberán trabajar  para garantizar que los estados financieros de una institución financiera  contengan información completa, incluyendo las actividades fuera de balance, y  que informen de éstas regularmente.
 Prolijos  calendarios se establecen también a corto y medio plazo para solucionar  problemas relacionados con los apartados Mejora de la regulación, Supervisión  prudencial, Gestión de riesgos, Promover la integridad de los mercados  financieros, Reforzar la cooperación internacional, y finalmente Reformar las  instituciones financieras internacionales.
 En  cuanto a mejorar la regulación se insta de forma inmediata al FMI, FSF ampliado  y otros reguladores y órganos, a desarrollar recomendaciones para atenuar las  políticas procíclicas, incluyendo la revisión de la valoración de los  apalancamientos, bancos de capital, retribuciones de ejecutivos, y prácticas de  provisiones que pueden resultar exageradas para las tendencias del ciclo. A  medio plazo, los países que aún no lo hayan hecho deberán comprometerse a  examinar e informar sobre la estructura y los principios de su sistema de  regulación para garantizar que es compatible con un moderno y cada vez más  globalizado sistema financiero.
 "Para  reforzar la cooperación internacional, los altos cargos de bancos globales  deberían reunirse regularmente con sus colegas supervisores"En cuanto a  supervisión, los reguladores nacionales deben asegurarse de que las agencias de  calificación crediticia cumplen los estándares más altos y evitan los conflictos  de interés. Las autoridades deben asegurar que las entidades financieras  mantienen capital en las cantidades necesarias para suscitar confianza. Los  estándares internacionales deben fijar requerimientos de capital reforzados para  las actividades de créditos estructurados y titulización de los bancos. Hay que  acelerar los esfuerzos para reducir los riesgos sistémicos de los CDS  (credit default swaps) e impulsar la transparencia de los derivados  OTC.
 En  gestión del riesgo, los reguladores deben animara las firmas financieras  a reexaminar sus controles internos y crear potentes amortiguadores de la falta de liquidez. Las firmas  deberían volver a examinar sus modelos de gestión de riesgo. El Comité de  Basilea debería ayudar a desarrollar nuevos modelos. Las instituciones  financieras deberían evitar esquemas de compensación con recompensas excesivas  para retornos a corto plazo o riesgos elevados. Y a medio plazo, las autoridades  deberían monitorizar los cambios sustanciales en los precios de las  acciones.
 Para  promover la integridad de los mercados financieros, hay mejorar la cooperación a  nivel regional e internacional, el intercambio de información sobre amenazas  domésticas y transfronterizas, revisar las reglas de conducta especialmente  contra la manipulación del mercado y el fraude. En caso de conductas  inadecuadas, debe existir un régimen de sanciones apropiado. El Grupo de Trabajo  de Acción Financiera debería continuar su importante labor contra el blanqueo de  dinero y el terrorismo financiero. Y hay que impulsar el intercambio de  información fiscalvigorosamente.
 Para  reforzar la cooperación internacional, los altos cargos de bancos globales  deberían reunirse regularmente con sus colegas supervisores. Los reguladores  deberían mejorar los protocolos de gestión y actuación ante riesgos y preparar  la simulación de ejercicios. Las autoridades deberían asegurarse de que las  medidas temporales para restablecer la estabilidad y la confianza ocasionan una  distorsión mínima y oportuna, y se suceden de una manera coordinada.
 Finalmente,  en lo referente a la reforma de las instituciones financieras internacionales,  de forma inmediata el Foro de Estabilidad financiero deberá expandirse a los  miembros de las economías emergentes. El FMI debería liderar el diseño de  lecciones a partir de esta crisis actual.Deberíamos revisar la adecuación de  los recursos del FMI, el Banco Mundial y otros bancos de desarrollo, y estar  preparados para incrementarlos cuando sea necesario, y deberíamos reanudar los flujos  privados de capital que son críticos para la sostenibilidad del desarrollo y el  crecimiento, incluyendo las inversiones en infraestructuras en marcha. En casos  donde los severos trastornos del mercado hayan limitado el acceso a la  financiación necesaria para poner en marcha políticas fiscales contra-cíclicas,  los bancos de desarrollo multinacional deberán asegurarse de que ofrecen  soporte, tal y como necesitan, a los países con buenos antecedentes y políticas  sanas.
 Subrayamos  que las instituciones de Breton Woods deben ser adecuadamente reformadas de tal  manera que reflejen de forma adecuada los cambios de peso en la economía mundial  y ser más receptivos con los retos del futuro. Las economías emergentes y en  desarrollo deberían tener una mayor voz y representación en esas  instituciones. El FMI debería  realizar una revisión de la vigilancia rotunda y justa sobre todos los  países, y su papel como proveedor de información  macrofinanciera deberá ser  fortalecido.
 SEIS  MESES DE ESPERA
 Los  medios estadounidenses han despreciado la reunión como simple prólogo a la que  antes del 30 de abril cuente con la asistencia de Barack Obama. El diario  británico The Times da por sentado que se celebrará en  Londres, ya que Reino Unido copresidirá el G-20 durante el año próximo.
 "En  muchas partes del mundo han aumentado las señales que apuntan a una profunda  desaceleración económica"Ciertamente, las conclusiones de la cumbre  suponen sólo una guía para futuros encuentros, en los que el nuevo presidente de  Estados Unidos tendrá ya un papel activo. En este sentido, The Wall Street Journal revela que en las altas instancias  financieras las expectativas sobre la cumbre habían caído en las últimas semanas  por la decisión de Obama de mantenerse al margen. The New York Times añade: Queda por ver si, cuando haya un  nuevo presidente en la Casa Blanca, esos gobernantes pondrán a un lado sus  discrepancias políticas y económicas y apoyarán cambios más radicales. The Washington Post sostuvo que la conferencia en Washington  reflejó el nuevo balance de poder que emerge de una crisis financiera que ha  devastado hasta a las economías bien administradas.
 La  prensa británica loa el éxito de Gordon Brown, y la prensa  francesa el de Nicolás Sarkozy. El presidente francés, también presidente en  ejercicio de la Unión Europea (UE), considera haber conseguido imponer la necesidad de un relanzamiento  coordinado, concertado, en tanto que el primer ministro británico, Gordon  Brown, anticipa anuncios  significativos en cierto número de países en las próximas semanas.
 En  la primera reacción de los mercados, las plazas del Golfo, únicas abiertas en  domingo, bajaron sin embargo por las malas perspectivas económicas globales.  Dubai en particular perdió un 4,5 por ciento. Las bolsas europeas caían un dos  por ciento al mediodía del lunes. Es evidente que la enfermedad es profunda y no  basta diagnóstico sin medicinas.
 En  muchas partes del mundo han aumentado las señales que apuntan a una profunda  desaceleración económica. Los datos mostraron la semana pasada que la zona euro  entra en recesión, y se sumaron cifras que revelaron un incremento del desempleo  en Estados Unidos y en otras naciones, y una desaceleración en las economías  emergentes. La economía de Japón la segunda del mundo entró también en su  primera recesión en siete años, tras contraerse entre julio y septiembre un 0,4  por ciento en términos reales, dos reducciones trimestrales consecutivas.
 Mientras  se desarrollaba el encuentro, el FMI acordó otorgar un préstamo por 7.600  millones de dólares (unos 5.990 millones de euros) como parte de un plan más  amplio para Pakistán, donde han caído las reservas internacionales y ha  aumentado el riesgo de suspensión de pagos. En otra señal de la magnitud de la  crisis, India tomó nuevas medidas para mejorar la liquidez en el mercado  cambiario y ayudar a los exportadores. Y Citigroup suprimirá hasta 50.000  empleos en los próximos cinco o seis meses.
 El  G20 se consolida como el grupo más representativo del actual orden mundial,  aunque su composición no esté ultimada. De momento agrupa al G8 (Alemania,  Francia, Estados Unidos, Japón, Canadá, Italia, Gran Bretaña y Rusia), a la  Unión Europea como tal, y a once países emergentes (Argentina, Australia, Arabia  Saudita, Brasil, China, Corea del Sur, India, Indonesia, México, Sudáfrica y  Turquía). España y Holanda, que no formaban parte de ninguno de los dos grupo  integrados, participaron también por invitación de Francia. Y al menos España  aspira a quedarse, aunque el inicio haya sido especialmente duro, sin bandera,  sin asesores y sin firma en el comunicado final.
 Sin  duda la UE está hiperrepresentada frente a Estados Unidos o China. Pero el  factor más destacable y menos resaltado es que el bloque iberoamericano de  naciones ha irrumpido en el panorama mundial con tanta discreción como potencia:  Argentina, Brasil, España y México pueden y deben representar un vector de  importancia, un eje de coordinación trasversal y un contrapeso de equilibrio  hacia el sur. Es la hora del multilateralismo tutelado por la superpotencia, de  un bloque occidental con dos patas que debe dialogar con todo un mundo  emergente. Sin duda, el mundo está cambiando: lenta y contradictoriamente, como  lo ha hecho siempre.