Radiografía del presidente del PS
 ¿Qué te pasó Camilo?
  Para los detractores de Escalona, la imagen del senador susurrándole al oído  un "juicio político" a José Antonio Gómez, evidenció lo que vienen diciendo hace  años: que no escucha, que es intratable y que pareciera que cuando se le juntan  los platinos, su carácter estalla. Con un poder absoluto en su partido y en el  gobierno, hoy pasa un complicado momento. Para algunos su exabrupto del domingo  pasado fue parte de un diseño, y otros simplemente creen que está "desbocado".  La elite socialista lo crítica por hacer política con la "quisca en la mano",  mientras quienes lo apoyan, aseguran que, digan lo que digan, Escalona es la  institucionalidad y que Frei tendrá que entenderse con él.
  Para los detractores de Escalona, la imagen del senador susurrándole al oído  un "juicio político" a José Antonio Gómez, evidenció lo que vienen diciendo hace  años: que no escucha, que es intratable y que pareciera que cuando se le juntan  los platinos, su carácter estalla. Con un poder absoluto en su partido y en el  gobierno, hoy pasa un complicado momento. Para algunos su exabrupto del domingo  pasado fue parte de un diseño, y otros simplemente creen que está "desbocado".  La elite socialista lo crítica por hacer política con la "quisca en la mano",  mientras quienes lo apoyan, aseguran que, digan lo que digan, Escalona es la  institucionalidad y que Frei tendrá que entenderse con él.
 Por Pablo Basadre 
 En medio del polémico viaje de Bachelet a La Habana, el comité político se  reunió para tratar diversos temas, entre ellos el criticado periplo  presidencial. Los presidentes de partido expusieron sus posiciones hasta que  llegó el turno de Escalona. "Parece que hay que ser adversario mío para que te  den un billete de avión a Cuba", dijo el timonel PS en La Moneda.
 Así comenzó su intervención, frente a la extrañeza de los presentes, para  referirse a las invitaciones cursadas por Palacio al diputado Marco  Enríquez-Ominami, a su padre, el senador Carlos Ominami y a Isabel Allende, que  finalmente no viajó. Es decir, toda la disidencia del partido.
 Escalona continuó sus críticas y apuntó al Segundo Piso de Palacio. Uno de  los testigos recuerda que nuevamente su "juicio político" al viaje lo mezcló con  gruesos improperios hacia los asesores presidenciales, dando a entender que sólo  había ánimo de perjudicarlo.
 Aunque su molestia iba un poco más allá, pues no entendía cómo el gobierno  cubano había permitido la salida de libreto de Fidel Castro, pidiendo mar para  Bolivia, mientras Bachelet comía junto a la disidencia PS en la casa del  empresario Max Marambio, un hombre de confianza del régimen castrista, con  lucrativos negocios en la isla.
 Pero sus críticas a la invitación, según altos dirigentes del PS, grafican el  momento que vive Escalona hoy: "Mirando enemigos en todos lados", según dice un  contrario a su gestión.
 El domingo pasado, en su encontronazo con Gómez, para quienes lo conocen no  mostró ninguna faceta novedosa. Pero confirmó algo que muchos habían vivido tras  bambalinas. "Podemos discutir si su intervención fue poco dúctil, poco  empaquetada si tu quieres, pero Camilo es así", comentan en el gobierno.
 Su problema o virtud, según cómo se le mire, es la -a estas alturas-  "obsesión" que tiene con el orden. "Se asignó la tarea de ser el Platón de la  responsabilidad política en la Concertación y eso le ha traído más costos que  beneficios", explican en la tienda de calle París.
 Para otros, simplemente está sobregirado. El poder absoluto en el PS y la  manera en que lo ejerce, le han jugado en contra. "Hoy diría que tiene un  problema de trato, es decir, de escuchar y conversar con quienes lo buscan. El  PS parece una oficina de AFP, no un partido político", explica un dirigente. Y  agrega: "El mejor ejemplo es el problema que tuvo con su hermano Simón. Si  Camilo lo hubiese atendido, no habría ocurrido nada, ni la carta a los medios de  comunicación ni su renuncia al partido. En un contexto político, puede ser leído  como un flanco menor, pero demasiado vistoso".
 Pero a Escalona parece no importarle. Pese a los llamados de la Concertación  a superar el "impasse" con los radicales, hasta ahora no ha dado muestras de  querer pedir disculpas, como se lo han solicitado algunos. El "líder" tiene la  convicción de haber hecho lo correcto. Al igual que las innumerables veces que  ha defendido a la administración Bachelet, en su rol de factótum de la  Presidenta.
 El estilo
 En el oficialismo se han esforzado por calificar el encontronazo de Escalona  con Gómez como una anécdota. Pero hoy se trata de un problema, que pasará sí o  sí por la disculpa del senador a su par radical. Pepe Auth ya realizó el llamado  para el abuenamiento, el mismo día en que en el PR  desconoció públicamente  a Escalona como vocero de la Concertación y se negó a continuar participando de  las reuniones de presidentes de partido. De hecho, con los días ha crecido la  idea de que debería pedirles disculpas a todos, incluido Frei.
 Sin embargo, consultados por El Mostrador.cl, altos  dirigentes del PS, dicen que no creen en "los desbordes de Escalona". Pese a ser  de sangre caliente en el debate -"un duro"-, desestiman un exabrupto de esa  magnitud. Desde el palco -pues aseguran que aún no lo han conversado  personalmente con él-, creen que fue planificado. Como se diría en política,  parte de un diseño.
 Para Escalona, el escenario de una primaria, donde el propio retador semanas  antes confesaba que quizás no sobrepasaría el 10 por ciento, era a su juicio un  peligro para Frei, un quiebre en la institucionalidad de la Concertación y más  importante, una elección sin ningún sentido político.
 Esa noche en Rancagua, donde Frei fue proclamado abanderado único del  oficialismo, a Escalona le parecía políticamente "insostenible" que Gómez  apareciera frente a la gente y a todos los medios de comunicación "formalizando  un triunfo desde la derrota, que el derrotado pareciera triunfante, como líder  de un partido que representa sólo el 7 por ciento a nivel nacional", explican en  el PS. Y agregan: "Lo que cuesta mucho creer, es que lo haya hecho desde la  guata, sin haberlo pensado antes".
 Su encono con los radicales el día de los resultados estaba en su punto  máximo. Así se lo hizo ver al diputado Fernando Meza, el mismo que lo tironeó  del brazo para sacarlo del escenario, cuando en una reunión de partidos, semanas  antes, el parlamentario participó en reemplazo de Gómez y lo hizo como primer  vicepresidente del PR. El timonel PS, a poco andar, se paró de su silla y  desconociendo su cargo, le dijo: "Exijo titulares en esta conversación".
 Pero más allá de lo que se dijeron Gómez y Escalona la noche de proclamación,  que a estas alturas se parece mucho al diálogo entre el defensa italiano Marco  Materazzi y el virtuoso Zinedine Zidane, cuando éste último le dio el cabezazo  en la final del mundial de Alemania, parte del oficialismo desestima la tesis de  la estrategia para anular el buen resultado de Gómez. Pese a que finalmente es  la realidad, pues es de lo único que se habla ahora. Hasta la baja votación  general quedó olvidada.
 En el PPD y en la DC no están de acuerdo con la lectura de la frialdad que se  le atribuye a Escalona, y simplemente opinan que se le escapó la moto. No creen  que una torpeza de esa envergadura se haya planificado. "Estuvo a punto de  terminar a lo coreano, como esas escaramuzas parlamentarias que a menudo nos  llegan por las señales internacionales de los canales de televisión", dice un  PPD.  Y agrega: "Con todos peleándose a combos sobre el escenario y con  Frei intentando esquivar los golpes. Eso habría hecho naufragar a la  Concertación, imagínate el espectáculo. Hasta ahora agradecemos que Gómez es  tranquilo y no reaccionó de manera violenta". Y hay que recordar: el mito dice  que Escalona le enterraba los dedos en las costillas, mientras lo insultaba al  oído.
 Todo el poder del factótum
 En la elite del PS atribuyen su actitud a que "Camilo hace política con la  quisca en la mano". A diferencia de la derecha, que reconoce en él a uno de los  pocos con quien se puede adquirir un compromiso sin el temor de que se  conviertan en letra muerta, en su partido señalan que esto lo logra, pero  sembrando el pánico. Y aquí nuevamente el tema de la "responsabilidad política".  No sólo por su rol protagónico en la reconstrucción del PS en dictadura, sino  por su defensa a Bachelet contra viento y marea. Como una línea política y  comunicacional de él y su partido.
 El mayor logro de Escalona es haber captado el descontento de las bases del  partido, que se sintieron desplazadas por la elite socialista. "Pero el problema  es que ahora eres escalonista o estás fuera, sin pega, sin ningún beneficio",  comenta un dirigente.
 Quienes lo defienden recuerdan su alta votación en la última elección  socialista, que lo eligió por quinta vez como su presidente. Escalona ganó con  el 60 por ciento de los votos, por eso, dicen, "el resto es música. Los  socialistas somos así, nos quejamos, decimos 'puta que es cabrón, pero al final  lo apoyamos", comentan. 
 Una de las mayores críticas de la disidencia es el poderío que ha tenido  su sector en el gobierno, reservando cargos estratégicos para hombres de su  confianza, justamente como cuando asumió Mahmud Aleuy, el ex presidente de La  Nación, en la Subsecretaría de Desarrollo Regional, un puesto clave en año de  elecciones.
 Pero su liderazgo, por el enorme poder que ostenta, ha sido "jodido". No sólo  ha lidiado con el apoyo irrestricto que debe dar a menudo por los errores del  gobierno, sino por el desorden del oficialismo.
 En medio de una acalorada discusión en Valparaíso por la polémica de las dos  listas de la Concertación para las pasadas elecciones municipales, algunos  testigos recuerdan que en la cita se insinuó dejar solo al PPD, con una buena  oferta para los radicales, cosa de anular a Pepe Auth y compañía.
 En la cita, nuevamente el diputado PRSD, Fernando Meza le rompería los huevos  a Escalona:
 -¿Cuál sería el problema de las dos listas Camilo, si algunos diputados tuyos  están de acuerdo?. Me lo han dicho en los pasillos-, le comentó Meza.
 El timonel PS se enfureció. Lo que el diputado desconocía hasta ese minuto es  que si hay algo que deja a Escalona fuera de sí, es que se converse con su gente  por fuera.
 Este tipo de escenas en la trayectoria política de Escalona abundan. Como  cuando el gobierno enfrentaba una de las tantas crisis de salud de todos los  años. El comité político estaba reunido en la clásica cita de los días lunes.  Belisario Velasco aún ocupaba el puesto de ministro del Interior y los ánimos no  estaban para fiestas. La ex ministra PS de Salud, Soledad Barría, daba cuenta de  los problemas que se presentaban en su sector debido a la demanda de los  dirigentes de la salud. El diálogo era áspero. Los presidentes de partido  estaban molestos, pues no entendían por qué el gobierno se negaba a entregar más  recursos. Con la conversación en punto muerto, el senador Escalona  intervino:
 -¡Hasta cuándo este gobierno permite que le exploten las crisis en la cara!.  ¿Es Hacienda quien lo tiene que resolver o no?. ¡Estas h... se solucionan con  plata, hasta cuándo ch... hay que explicarlo!, dijo enérgico.
 Testigos del encuentro recuerdan que si bien conocen su estilo hace muchos  años, más de uno se sorprendió con el tono. En el contexto de un comité con las  más altas autoridades del país presentes y en el centro de las decisiones  políticas del gobierno, Escalona les mostraba los dientes.  "La más  compungida era Soledad (Alvear), que estaba en su rol de presidenta de la DC. No  dijo ni pío. Belisario se avivó y en un acto reflejo tomó su cuaderno y le  preguntó a Barría la cifra para terminar con las manifestaciones", recuerda uno  de los presentes.
 Por eso, en el PS no creen que el exabrupto del domingo pueda mermar la  capacidad de negociación del partido ni de Escalona en el nuevo escenario  presidencial. Ni siquiera su posición política en el futuro comando. "Frei sabe  que Escalona, con todo lo que se pueda decir, es la institucionalidad del PS. Y  al final del día, tiene claro que será con él con quien deberá entenderse",  sentencia un miembro de la mesa.
 Pero también hay quienes apuntan, recordando a los radicales, que "las deudas  en política no prescriben y estas generalmente uno las anota en la cacha de la  pistola".