Imagine una pastilla que pueda tratar las enfermedades más  incapacitantes del envejecimiento. Un fármaco capaz de prevenir trastornos tan  comunes como la diabetes, el alzhéimer, el párkinson o el cáncer y que, al mismo  tiempo, mantiene el corazón en forma, a prueba de nuevos cumpleaños. Puestos a  imaginar, piense que esta píldora milagrosa no tiene grandes efectos  secundarios. Y, metidos en ensoñaciones agradables crea que, además, prolonga la  esperanza de vida.
 Bonito  sueño ¿verdad? Para la compañía farmacéutica «Sirtris Pharmaceuticals» es mucho  más que un deseo inalcanzable porque eso es lo que precisamente están dispuestos  a vendernos. Su objetivo es obtener un preparado que imite al resveratrol, ese  poderoso antioxidante presente en la uva y el vino tinto. La nueva molécula  busca multiplicar los poderes beneficiosos de una copa de vino y eliminar los  efectos más indeseados de una bebida alcohólica.
 Los  científicos de Sirtris no deben ir muy despistados en sus trabajos porque uno de  los gigantes farmacéuticos, la compañía GlaxoSmithKline (GSK), ha comprado hace  unas semanas este pequeño laboratorio para ayudarles a desarrollar fármacos que  ayuden a vivir más y mejor, imitando el efecto saludable del vino. Eso sí, a  salvo de sus efectos más indeseables.
 Contra  el cáncer, la obesidad...
 El  resveratrol saltó a la fama científica en 1997, cuando una investigación le  atribuyó una acción preventiva frente al cáncer. Hasta entonces, los efectos  cardiosaludables del vino ya se habían debatido en foros médicos. Algunos  investigadores también buscaban las razones de estos efectos tan positivos y una  explicación a la «paradoja francesa» que tanto acompleja a los norteamericanos:  la maravillosa capacidad de los franceses por consumir deliciosas grasas  saturadas sin que se resientan ni el corazón ni las arterias. Una contradicción  que se ha explicado tradicionalmente por la costumbre de los habitantes del país  galo en consumir vino tinto.
 Trabajos  posteriores confirmaron los beneficios del resveratrol, como la capacidad de  extender entre un 24 y un 59 por ciento la vida de animales de experimentación  tan habituales en los laboratorio como son las moscas, los ratones y peces. En  estos experimentos se veía cómo ratones obesos mejoraban sus niveles de glucosa  en sangre y su sensibilidad a la insulina, o se convertían en «super-ratones»  más atléticos y fuertes.
 David  Sinclair, uno de los fundadores de la compañía Sirtris, fue el primero en creer  que estas ventajas podían explotarse en forma de fármaco. Junto a Cristoph  Westphal creó el laboratorio que acaba de adquirir la multinacional GSK. Antes  de tomar esa decisión, Sinclair descubrió el camino para hacerlo al desvelar la  acción del resveratrol. En 2005 averiguó que este poderoso antioxidante activaba  un gen, el SIRT-1, cuya función es actuar en condiciones de restricción calórica  severa, la única fórmula que hasta hoy ha demostrado que realmente prolonga la  vida. El trabajo de este gen y de su familia, las sirtuinas, es ayudar al  organismo a sobrevivir en condiciones de privación de nutrientes.
 Eso  es lo que han conseguido Westphal y Sinclair, una fórmula para activar estos  genes igual que hace el vino, pero sin tomarlo. Todo con el objetivo de  controlar el proceso de envejecimiento y las enfermedades que lo  acompañan.
 Elixir  de juventud
 La  compra de Sirtris Pharmaceuticals por GSK no ha hecho más que reforzar la idea  de que la píldora del vino puede ser un elixir de juventud. El periódico «The  New York Times» publicaba el pasado mes de abril: «Glaxo dice que un compuesto  del vino puede luchar contra el envejecimiento». Ese titular se imprimía después  de que la farmacéutica anunciara sus intenciones de comprar Sirtris. Si GSK lo  dice es que quizá estemos ante una pócima de la juventud y a una fórmula natural  de luchar contra las enfermedades más mortales de la sociedad occidental, decía  el artículo. El presidente de la multinacional farmacéutica Moncef Slaoui,  justificaba su adquisición en que Sirtris tenía «capacidad para transformar la  ciencia».
 Esta  semana, a los intereses comerciales de una gran compañía se han sumado más  evidencias científicas que respaldan al vino y a sus componentes como elixir de  juventud. Los últimos en descubrir sus bondades han sido un grupo de  investigadores de la Universidad de Wisconsin-Madison, en Estados Unidos. En un  nuevo experimento con ratones han observado que bajas dosis de resveratrol  protegen el corazón de los trastornos de la edad. Evita su envejecimiento  genético, un paso clave porque la enfermedad cardiaca relacionada con la edad es  una de las causas de muerte más común entre los mayores. Los detalles de este  trabajo se han conocido esta semana tras su publicación en la revista «PLoS  One».
 Utilizaron  ratones de mediana edad. A algunos de ellos los alimentaron con una dieta  normal, a otros con una dieta hipocalórica, con un 30% menos calorías de los que  se considera normal. Y a un tercer grupo les dieron un suplemento con bajas  dosis de resveratrol. Después los científicos de Wisconsin se fijaron en sus  perfiles genéticos para observar los cambios en el corazón, los músculos y el  cerebro. Lo hicieron porque la expresión de los genes varía y se altera a medida  que se van cumpliendo años.
 En  el corazón hay más de un millar de genes que cambian con el paso del tiempo y  reducen la función cardiaca. Pues en el experimento, los ratones que consumían  menos calorías consiguieron reducir en un 90% estas alteraciones y prevenir el  envejecimiento del corazón. Los ratones con resveratrol no sólo consiguió esos  mismos beneficios sin pasar hambre, sino que los superaron. El compuesto mágico  del vino evitó el 92% de los cambios. Los animales que tomaron la dieta normal  no consiguieron ninguno de estos beneficios.
 «Un  vaso de vino o un suplemento de resveratrol en la dieta al llegar a la mediana  edad es tan eficaz en la salud cardiovascular como seguir una dieta restrictiva  de grasas y calorías», escriben los investigadores de la Universidad de  Wisconsin en su trabajo.
 Eficaz  a dosis bajas
 En  cambio, los resultados no fueron tan positivos al mirar al cerebro y al aparato  muscular. El antioxidante del vino parece ayudar a mantener en forma el tejido,  pero sólo previenen el 26% de las alteraciones genéticas que favorecen el  envejecimiento. En la protección cerebral no alcanzó el 20% y el resveratrol  tampoco contribuyó a una pérdida de peso, como hizo la dieta hipocalórica. La  mayor novedad de este trabajo es que demuestra el efecto positivo del  antioxidante, incluso a bajas dosis.
 Quizá  sea un experimento de laboratorio más. Aunque la ciencia acumula cada vez más  investigaciones que apoyan la seriedad de la nueva «molécula milagro». Ahora  queda por saber si el fármaco de resveratrol funciona tan bien en humanos como  se ha visto en ratones, moscas o peces de laboratorio. Habrá que esperar al año  2012, fecha en la que se confía en tener un fármaco en el  mercado.