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 Cómo una pequeña "fricción" puede cambiar el escenario        competitivo
                 Para cualquier empresa, perder un cliente es        más o menos como cuando te deja un novio o una novia. Algunas preguntas        que vienen a la cabeza son: ¿Qué hice mal? ¿Qué tiene la otra empresa que        no tenga yo? ¿Cómo puedo competir en un mercado tan implacable? Tal vez la        competencia sea realmente muy fuerte, quizás hay algo que realmente        necesito mejorar, o tal vez el cliente simplemente tenga preferencias        personales que su empresa no consigue satisfacer. En una reciente investigación, Olivier Chatain, profesor de Gestión de Wharton,        y Peter Zemsky, profesor de Estrategia de INSEAD,        ofrecen algunas perspectivas sobre el tema en cuestión por medio de dos        tipos de análisis combinados de estrategia de negocios. Su consejo: Al        desarrollar estrategias para su empresa, no tome en cuenta sólo a lo que        se dedica, sino de qué modo se inserta en la industria a la que pertenece.        De esa forma, será posible descubrir medios de mejorar y de atraer un        número mayor de clientes. Es posible que usted descubra una oportunidad        que le permitirá dar un paso por delante de la competencia. O puede ser        que usted descubra que su modo de lidiar con el mercado está bien tal y        como está. Es obvio que el ensayo de Chatain y        Zemsky, "Creación de valor y captura de valor con fricciones"        [Value Creation and Value Capture with Frictions]        es pura teoría académica, y no un manual que enseña cómo actuar. Resultado        del trabajo conjunto de Wharton y de INSEAD, el estudio introduce una        estructura matemática que une dos teorías bien conocidas de estrategia        empresarial. Una de esas teorías se concentra        exclusivamente en las fuerzas industriales y analiza el ambiente en torno        a la empresa para determinar hasta qué punto ésta puede competir con        éxito. Conocida como "análisis de industria", las "cinco fuerzas"        estructurales del mercado rivalidad, barreras de acceso, existencia de        productos sustitutos, poder de compra y poder del proveedor se        convirtieron en el eje de la investigación clásica de estrategia        corporativa desde que Michael E. Porter, de la Escuela de Negocios de        Harvard, las introdujo en 1979.  La otra teoría se concentra en la empresa en        sí misma, y parte de la presuposición de que los mercados trabajan de        forma eficiente, y que empresas más sólidas son simplemente mejores, en        algunos aspectos, que otras. Conocida como "análisis de empresa", o        perspectiva "basada en recursos", esa estructura analítica sostiene que        una empresa tendrá éxito si posee algún tipo de ventaja competitiva una        patente, una forma exclusiva de hacer negocios, un conocimiento o un        talento raro, un producto especial que otras empresas de la industria no        tienen. Hasta ahora, la mayor parte de los estrategas        de negocios utilizan esos modelos de forma aislada en un ambiente de        competencia perfecta. Al combinar las dos teorías, los investigadores        esperaban entender mejor de qué modo ambos niveles funcionan juntos. En        última instancia, su objetivo era obtener un escenario más nítido sobre        qué convierte a una empresa o una industria en lucrativa. "Usamos la matemática y la teoría de los        juegos para explorar los vínculos entre esos conceptos", dice Chatain.        "Todos ellos se desarrollaron en los últimos [30] años, pero sabemos muy        poco sobre la forma en que interaccionan". Para unir matemáticamente esos dos niveles de        análisis, Chatain y Zemsky establecieron un valor para lo que llaman de        "fricciones". La palabra describe cualquier fuerza que pueda dificultar la        conexión entre comprador y vendedor. Una mala localización, por ejemplo,        puede ser motivo de fricción para un minorista, porque los clientes        tendrán que salir de su camino habitual para ir a la tienda. Una web mal        proyectada puede crear fricción para un negocio online si el cliente en        potencia no consigue encontrar fácilmente lo que está buscando. Incluso un        brote de gripe en el equipo de ventas de una empresa, o un reajuste en el        equipo de gestión puede llevar a la empresa a una situación de confusión        que puede ser una fuente temporal de fricción si, de pronto, cae el número        de ventas entre posibles clientes. Está claro que algunas industrias tienen        niveles de fricción más acentuados que otras. El mercado consumidor de        gasolina, por ejemplo, tiene muy poca fricción: el precio y el tipo de la        gasolina comercializada están expuestos de manera objetiva. Además de eso,        las gasolineras están localizados en las inmediaciones de cruces        importantes, por lo tanto el cliente no necesita investigar con antelación        la localización de las mismas para saber qué camino tomar. El mercado de        trabajo para un buen fontanero tiene niveles elevados de fricción. El        servicio es de carácter extremadamente individualizado, y es difícil        comparar precios, porque el coste varía según el servicio ejecutado. Por        último, no hay un mercado exclusivo que reúna a fontaneros y clientes. "En        mercados con nivel elevado de fricción es difícil conseguir un buen        precio", dice Chatain. Eso significa que los compradores y vendedores de        algunos mercados tal vez jamás tengan un mercado en común. Al añadir fricciones a su modelo, Chatain y        Zemsky trabajan con el hecho de que la competencia en el mundo real no es        perfecta. Tal vez haya un mismo número de compradores y de vendedores en        el mercado, lo que no significa que siempre establezcan contacto. Y aunque        una empresa pueda ofrecer un producto mejor que otro, si el cliente no        estuviera informado sobre ambas empresas, jamás migrarán al producto de        mejor calidad. Resultados        inesperados Después de insertar algunos números en el        nuevo modelo, los investigadores llegaron a un resultado sorprendente. En        primer lugar, Chatain y Zemsky constataron que las cinco fuerzas del        análisis de industria interaccionan de formas muy complejas. "Cuando        enseñamos estrategia a nuestros alumnos, hablamos de las cinco fuerzas,        pero no podemos especificar en qué momento una puede volverse más        importante que otra. En el estudio realizado, una de las cosas que        descubrimos fue que esa cuestión es más compleja de lo que imaginábamos",        observa Chatain. "Es preciso reflejar con mucho cuidado la forma en la que        la interacción tiene lugar". En segundo lugar, con relación a las        fricciones, los investigadores detectaron la existencia de una curva en        forma de U: los beneficios de una empresa se veían afectados siempre que        las fricciones del mercado eran excesivamente altas o bajas; pero, en        niveles moderados, los beneficios aumentaban. Por lo tanto, existe un        nivel de fricción ideal en el mercado, concluyeron los investigadores.        "Aunque su empresa sea la mejor en su sector, es bueno que haya algo de        fricción, lo que no deja de ser un contrasentido", dice Chatain. "Cuando        disminuimos el nivel de fricción, hay quien cree que el resultado será        bueno para la solidez de la empresa. Pero esto no siempre ocurre.        Descubrimos que empresas más sólidas desean un nivel de fricción menor que        el existente en empresas más frágiles, lo que no significa que quieran        eliminar totalmente las fricciones". Eso ocurre porque mientras menos fricción        haya, más tendrán las empresas que competir directamente las unas con las        otras como se dice en el medio corporativo: la rivalidad aumenta. Para        ganar clientes, la empresa bien consolidada tendrá que recortar precios. A        fin de cuentas, la reducción de los precios reduce el margen de beneficios        de tal forma que conquistar nuevos clientes ya no vale la pena. La        existencia de poca fricción en la industria permite a la empresa mantener        los precios en un nivel ideal. En tercer lugar, en lo que se refiere        específicamente a las empresas, los investigadores descubrieron por qué        algunas de ellas innovan, mientras que otras, no. Tradicionalmente, el        análisis de empresa partía de la presuposición de que si ella no innovaba,        de modo que se pareciera más a su rival, eso sucedía porque la empresa        tenía algún punto débil tardaba en adaptarse a una nueva tecnología, era        incapaz de reproducir la forma en que la competencia hacía negocio, o era        simplemente menos eficiente o porque había barreras a la imitación. "La        idea que había hasta entonces era que, en gran medida, esas empresas no        innovaban porque era difícil imitar", observa Chatain. "Concluimos que, en        cierto modo, otra posible razón para que las empresas fueran diferentes        [...] se debía al nivel de fricción existente: no había el incentivo        necesario para invertir y mejorar". Chatain y Zemsky mostraron que cuando el        nivel de fricción aumenta, la rivalidad disminuye, lo que lleva a las        empresas a competir menos fuertemente entre ellas. Por lo tanto, empresas        más débiles se benefician de los niveles elevados de fricción porque eso        permite que conquisten clientes en pequeños nichos de mercados. Una        empresa considerablemente más débil que su competidor podrá sobrevivir,        aunque haya menos incentivo para mejorar, ya que eso no le añadiría una        participación significativa de mercado. Una vez más, destaca Chatain, el nivel de        fricción llama la atención. En el caso en que dos rivales compitan a poca        distancia uno del otro, y en que el nivel de fricción del mercado es bajo,        el rival más débil podrá recurrir a la innovación o a la tecnología para        sobrepasar al competidor. "Mientras más fricción haya, más difícil será        sobrepasar al oponente", dice Chatain. "Si usted fuera bastante menos        eficiente que su competidor, será extremadamente difícil sobrepasarlo.        Pero, si usted no está muy atrás, y surgiese una nueva tecnología [...] es        posible que consiga superar a la empresa competidora. Para eso, sin        embargo, será preciso lidiar con extrema cautela con las expectativas de        la competencia y de su clientela". Desde un punto de vista estratégico, es        importante tomar en cuenta las fricciones. No basta desarrollar una        estrategia de negocios basada exclusivamente en el análisis de industria o        de empresa, porque tal estrategia dejaría de considerar de qué modo esos        dos niveles interaccionan y afectan el uno al otro. Al tomar en cuenta        todo el escenario, la empresa estará mejor posicionada para decidir si        quiere invertir sus recursos para aumentar el beneficio. "Para quien        produce, el estudio muestra que es una buena idea entender con quien se        está compitiendo", dice Chatain. "Es preciso comprender qué porcentaje de        su base de clientes lleva su empresa, de hecho, a competir con otros        proveedores, además de identificarlos". La ventaja de los        pequeños Vamos a imaginar una ferretería antigua        localizada en un determinado barrio que se tiene que enfrentar a la        competencia de una nueva cadena situada a algunos kilómetros de distancia.        El análisis de empresa podrá llegar a la conclusión de que la tienda        perteneciente a la cadena siempre le quitará la clientela a la tienda        local, porque tiene recursos más eficientes que le proporcionan ventaja        competitiva tiene un sistema de pedidos informatizado, por ejemplo, por        lo tanto hay siempre productos en stock. El análisis de industria podrá        llamar la atención sobre el hecho de que ese mercado es extremadamente        competitivo y que la tienda perteneciente a la cadena deberá ser la        probable superviviente porque está en condiciones de ofrecer precios más        bajos. Ambos análisis podrán llegar a la conclusión de que la ferretería        local desaparecerá a menos que cambie para parecerse más a la tienda de la        cadena. Si añadiéramos fricciones al modelo, la        historia sería más complicada. Parte de la clientela de la tienda local,        por ejemplo, tal vez la frecuente porque no tiene una manera de        desplazarse hasta la tienda competidora. Otros clientes podrán, de tarde        en tarde, frecuentar la tienda de la cadena, pero como viven muy cerca de        la tienda local, van a acabar haciendo pequeñas compras allí porque es más        cómodo. A algunos clientes tal vez no les gusten las cadenas nacionales, y        por eso van a esforzarse y darán todo su apoyo al propietario de la tienda        local, aunque eso no sea lo que más les convenga. Otros ni siquiera        pensarán en volver a la tienda local, porque se sienten atraídos por los        detalles nuevos y modernos de las cadenas. En otras palabras, las fricciones dividirán a        los clientes de la ferretería en diferentes segmentos. Algunos clientes        siempre frecuentarán la tienda de la cadena, mientras otros irán siempre a        la tienda local; un tercer grupo frecuentará ambas tiendas. Eso es mucho        más complicado que el mundo teórico de la competencia perfecta, donde cada        cliente tiene igual acceso a todos los proveedores. "En el modelo de la        competencia perfecta, nadie nunca piensa en el coste del descubrimiento de        alternativas", dice Chatain. En la tienda de la cadena, "tal vez encuentre        un martillo más barato, sin embargo el ahorro será mínimo". Desde un punto de vista estratégico, eso        significa que las ferreterías compiten de tú a tú sólo por un número        reducido de clientes. Si la tienda local quiere ampliar su negocio, deberá        concentrarse en el volumen de clientes que la está colocando en        competencia directa con la tienda de la cadena, y no con aquellos clientes        que decididamente se trasladaron a la cadena y que la tienda local jamás        traerá de vuelta. Tal vez ella no consiga modernizarse lo suficiente para        conquistar clientes que prefieren la otra tienda. Pero si hiciera las        inversiones correctas, tal vez pueda aumentar el consumo de los clientes        que ya posee. Y, dependiendo de su cuota de mercado, tal vez lo mejor sea        no hacer ningún cambio. "Tiene sentido no intentar parecerse a la        tienda de la cadena", dice Chatain. "Lo mejor que la tienda local puede        hacer es concentrarse en el segmento de la pequeña clientela, que no hace        competencia a la otra empresa [...] Si ella percibe que hay clientes que        no se interesan por la tienda nueva, debe dedicarse a ellos alimentando su        lealtad".  |