 ¿Ha  llegado el momento de nacionalizar bancos en dificultades?
 ¿Ha  llegado el momento de nacionalizar bancos en dificultades?   
 
Tras una época  en que la regulación del sector de servicios financieros ha sido cada vez más  laxa, el mero hecho de pensar en una posible nacionalización de los bancos,  tanto en Europa como en Estados Unidos, resulta sorprendente. Sin embargo,  muchos bancos aún siguen flirteando con la posibilidad de insolvencia incluso  después de los planes de rescate en los que se inyectaron miles de millones de  dólares en forma de capital y asistencia-, y un creciente número de economistas  ahora sostiene que tomar los mandos de las instituciones con graves  dificultades, al menos temporalmente, por parte de los gobiernos podrían ser la  última solución posible. 
 En Estados  Unidos, el ex presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, se ha  incorporado inesperadamente a la lista de notables expertos financieros que  creen que algunos bancos tal vez tendrían que ser nacionalizados temporalmente.  También ha habido otras conversiones sorprendentes, como por ejemplo  importantes políticos republicanos como el Senador Lindsey Grahan, de Carolina  del Sur, o el ex candidato a la presidencia, John McCain.
 Muchos profesores de Wharton también están de  acuerdo. Entre ellos se encuentra el profesor de Finanzas Franklin Allen, que sostiene que una nacionalización temporal de los bancos afectados  constituye el único modo de deshacerse de los altos ejecutivos que contribuyeron  al desencadenamiento de la crisis financiera y al mismo tiempo asegurar que los  intereses de los contribuyentes tengan un peso mayor que los de accionistas o  propietarios de bonos. "Esto no es algo que el Gobierno debiera estar haciendo  en el largo plazo", dice Allen. Los bancos deberían ser nacionalizados "durante  el tiempo necesario para que las cosas vuelvan a la normalidad. Menos de  tres-cinco años". Al igual que otros defensores de la nacionalización de los  bancos bajo las circunstancias actuales, Allen señala el ejemplo de Suecia, que  nacionalizó sus bancos durante una crisis a principios de los 90 y, en su  mayoría, fueron privatizados de nuevo en cuanto se estabilizaron.
 Estados Unidos no es la única economía occidental  en la que recientemente han surgido voces a favor de la nacionalización de los  bancos. En enero Irlanda nacionalizaba el Anglo Irish Bank; asimismo se ha  gastado unos 9.000 millones de dólares en la recapitalización del Bank of  Ireland y Allied Irish Banks. Hace unas pocas semanas el Gobierno alemán  declaraba en Berlín que prefería comprar una participación mayoritaria de Hypo  Real Estate Holding en lugar de nacionalizar dicho banco hipotecario. "La  nacionalización es sólo una opción después de que todo intento de adquirir una  participación mayoritaria haya fracasado", declaraba un portavoz del Gobierno  alemán. "Todo el mundo está de acuerdo en que la nacionalización tan sólo puede  ser un último recurso si es necesario para la estabilización de los mercados  financieros y otras soluciones, menos estrictas," ya se han agotado.
 También se ha especulado, aunque el primer ministro  británico Gordon Brown lo niegue, sobre las intenciones del Gobierno británico  de nacionalizar Lloyds Banking Group o Royal Bank of Scotland (RBS), de los  cuales posee el 43 y 70% respectivamente. Hace apenas un año, el Reino Unido  nacionalizó Northern Rock, uno de los primeros bancos en sufrir pérdidas  catastróficas por haberse expuesto a las hipotecas subprime en Estados  Unidos.  
 Todos los experimentos europeos en nacionalización  de bancos básicamente lo han tratado como una medida temporal que se invertirá  cuando los sistemas financieros vuelvan a la normalidad. Por el contrario,  países asiáticos como India y China han adoptado un modelo de nacionalización  diferente cuyos resultados han sido frecuentemente desfavorables. Mientras los  gobiernos de Estados Unidos y Europa deliberan sobre sus propias estrategias  para rescatar a los bancos, estas experiencias podrían servir como advertencia  sobre los riesgos asociados a la nacionalización. 
 Miedo a la burocracia
 Uno de los motivos por los que se habla -más que se  hace- sobre la nacionalización de los bancos es el papel fundamental que juegan  en las economías de mercado. Los detractores sostienen que los bancos  nacionalizados pueden rápidamente caer en las garras de las ineptas burocracias,  verse afectados por los vaivenes políticos y otras dificultades.
 "Los bancos nacionalizados normalmente no obtienen  resultados tan buenos como los bancos privatizados porque sus objetivos son  mucho más complejos empleo, subvenciones a determinado sector o político-, y  porque por norma general su gobierno corporativo es menos estricto", explica el  profesor de Finanzas de Wharton Richard J. Herring,  codirector del Wharton Financial  Institutions Center. "Los trabajadores por  norma general son funcionarios y el consejo suele estar plagado de cargos  políticos".
 No obstante, Herring está de acuerdo en que la  actual crisis del sistema bancario estadounidense es tan severa que  probablemente sea necesaria la nacionalización temporal de algunos bancos,  sirviendo como una especie de puente hasta que se encuentren nuevos compradores.  Dicho marco "concede tiempo a los funcionarios y a los potenciales compradores,  así como la oportunidad de llevar a cabo auditorías internas para hacer una  disposición óptima del banco. No sé por qué el Tesoro es tan reacio a  emplearlo". 
 El motivo podría ser de índole político, así como  la aversión incluso de los burócratas más liberales a adoptar medidas que  pudiesen ser criticadas por parecer "socialistas". Uno de esos políticos  vacilantes parece ser el Presidente Barack Obama, que recientemente declaraba en  ABC News tener dudas del modelo sueco de nacionalización bancaria debido al  excepcional tamaño del sector bancario estadounidense. "La escala de la economía  estadounidense y de los mercados de capital es enorme, y 
 los problemas para  gestionar y supervisar cualquier cosa de ese tamaño" serían complejísimos, decía  Obama, "que no tendría sentido alguno. Asimismo, en este país también tenemos  tradiciones diferentes".
 Pero muchos expertos predicen que la actual crisis  podría triunfar sobre la tradición. Dos grandes bancos estadounidenses están  especialmente en riesgo: Citigroup, beneficiario a finales del pasado año de un  paquete de ayuda federal de 300.000 millones de dólares en su mayoría en forma  de garantías crediticias-, y Bank of America, beneficiario de un programa  similar de 120.000 millones de dólares a principios de este año. Muchos expertos  creen que estos dos rescates, a pesar de las enormes cantidades de dinero que  han supuesto, hicieron muy poco para alejar a los bancos de la posibilidad de  insolvencia, y el Gobierno federal ya no puede tomar muchas más medidas sin  convertirse en socio accionista mayoritario. Asimismo, señalan que Washington ya  está considerando imponer controles estrictos sin ser propietario, como por  ejemplo los límites a los sueldos de los ejecutivos que el Congreso incluyó en  el reciente plan de estímulo económico. 
 Un importante defensor de la nacionalización de los  bancos es el economista de la Universidad de Nueva York Nouriel Roubini, que  recientemente firmaba junto con su colega Matthew Richardson un artículo de  opinión sobre el tema en Washington Post. En dicho artículo sugieren  que puede sonar "en cierto modo blasfemo" para los economistas que creen en el  sistema de libre mercado defender que Washington intervenga para tomar el mando  de los bancos, pero no creen que haya otra alternativa después de haber estimado  que las inminentes pérdidas de los bancos estadounidenses superaban los 1,8  billones de dólares, cifra que supera su valor neto (estimado en 1,4 billones).  Es fundamental escribían- que el Departamento del Tesoro determine qué bancos  son de hecho insolventes, asuma el poder y separe los llamados "activos tóxicos"  para que el resto de activos puedan ser vendidos rápidamente a inversores  privados mientras se despachan los malos créditos en el plazo acordado. "Hemos  utilizado todas nuestras balas, pero el coco aún va a venir",  escriben. "Saquemos el bazooka y afrontemos el problema".
 Esta postura antes considerada radical-, está  encontrando ciertos apoyos. En opinión de Allen, el mayor problema con los  actuales planes de rescate de los bancos es que no se han librado de los  ejecutivos que causaron la crisis, y les han permitido seguir con sus altos  salarios, primas y otros beneficios a pesar de la indignación de los  contribuyentes. "Tenemos todo ese dinero invertido y ningún control sobre lo que  están haciendo con él", señala Allen. "El ejemplo típico es lo que ocurrió con  las primas de Merrill Lynch, que consigue ser rescatado junto con Bank of  America y dice que necesitan 20.000 millones de dólares. El Gobierno da el visto  bueno y luego se da la vuelta y reparte 4.000 millones de dólares en  primas".
 Hacer limpieza
 Al igual que otros defensores de la nacionalización  de los bancos, Allen sostiene que la exitosa experiencia de Suecia a principios  de los 90 debería ser un ejemplo para los burócratas estadounidenses. En  aquellos momentos, Suecia se enfrentaba a una crisis que era notablemente  similar a la nuestra: bancos que habían sido desregulados por el Gobierno  durante la década anterior sufriendo grandes pérdidas tras la explosión de la  burbuja inmobiliaria.
 Los burócratas suecos insistieron en que los bancos  anotasen sus pérdidas, algo que erosionó el valor para los accionistas. El  Gobierno luego recapitalizó algunos bancos a cambio de una participación  mayoritaria en su capital social. También se creó una agencia para vender los  malos créditos. El gasto fue significativo más de 18.000 millones de dólares  actuales en un país de mucho menor tamaño que Estados Unidos-, pero Suecia  recuperó una importante parte de ese dinero a través de la venta de activos, e  incluso hoy en día posee casi el 20% de Nordea, el gran banco escandinavo.  
 "En Suecia llegaron y despidieron a todos los  directivos senior", señala Notes. "Los accionistas no ganaron nada, pero el  Gobierno recuperó la buena forma de los bancos; fue el mejor modo de proceder".  Allen y otros expertos señalan que el enfoque integral sueco tuvo mucho más  éxito que el lamentable plan japonés durante la llamada "década perdida" de los  90, cuando las intervenciones del gobierno para ayudar a los bancos fue  considerada como demasiado poco sistemática y no lo suficientemente drástica  para poner fin a una prolongada recesión.
 El profesor de Finanzas de Wharton Itay Goldstein está preocupado por la nacionalización de los bancos en Estados Unidos.  No obstante, añade, la etapa inicial del plan de rescate federal mostraba lo  difícil que resulta atacar los problemas de los bancos estadounidenses sin el  tipo de coordinación a gran escala que sólo puede ejercer un Gobierno central.  Goldsein afirmaba que los bancos no están dispuestos a conceder préstamos  durante la crisis actual incluso después de la inyección de efectivo inicial de  Washington-, porque les preocupa que los deudores no lo devuelvan a medida que  la economía se sigue sumergiendo en las profundidades de la recesión.
 "También ha habido un problema de coordinación",  dice. "Si crees que los bancos no están viendo cuál es su impacto en el conjunto  de la economía 
 tomar el mando de los bancos podría estar justificado. Los  costes son enormes; es prácticamente imposible que el Gobierno tome el control  de tantos grandes bancos y controlarlos de hecho. No sé si el Gobierno tiene  personal suficiente para ello".
 "Mientras no estemos contentos con los consejeros  delegados de los bancos, no creo que la gente quiera que el Gobierno y los  burócratas dirijan los bancos", dice el profesor de Finanzas de Wharton  Jeremy J.  Siegel. "Podríamos deshacernos de todos los  consejeros delegados y decir que vamos a nombrar un nuevo consejo, pero creo que  la gente aún quiere mantener a los bancos en el sector privado".
 Siegel cree que la administración Obama debería  continuar con su plan actual, que pretende separar los activos buenos de los  bancos de los tóxicos; no obstante, recuerda que desarrollar dicho plan es  bastante difícil. Asimismo Siegel sostiene que cualquier inyección adicional de  dinero de los contribuyentes debería asegurarse de que los propietarios de bonos  bancarios también sufren las consecuencias negativas, no sólo los accionistas,  que han visto como el valor de sus acciones se precipitaba. 
 Allen dice que la actual respuesta a la crisis  económica se caracteriza en parte por la enorme coordinación entre los gobiernos  occidentales. El Reino Unido ha sido reacio a nacionalizar los bancos  completamente debido a las lecciones aprendidas en los 70, pero Allen espera que  pronto cambie de opinión. "No querían, pero ahora ya poseen el 70% de RBS, así  que creo que acabarán haciéndolo". Desde finales de los 60 hasta principios de  los 80, el Gobierno británico nacionalizó casi una docena de sectores,  incluyendo los fabricantes automovilísticos, servicios públicos, transporte y  empresas aeroespaciales. 
 México también gestionó lo que generalmente se  considera como una nacionalización temporal y de éxito de la mayor parte de su  sistema bancario tras la crisis de su moneda, el peso, en los 90. Pero los  detractores de la nacionalización de los bancos sostienen que aunque esta  solución radical podría parecer la panacea para la crisis financiera en Estados  Unidos, la historia nos dice que los resultados de una nacionalización no  siempre han sido muy positivos, en especial tras la Segunda Guerra Mundial entre  los gobiernos de izquierdas en Europa y otras partes del mundo. Muchos de estos  casos fracasaron por los mismos motivos: la falta de competencia conduce a  burocracias ineficientes así como corrupción y malas decisiones basadas más en  política que en sólidas prácticas empresariales. 
 Prevención en la India
 La India cuenta con mucha historia en  nacionalizaciones bancarias. Al principio se trató más bien de una cuestión de  ideología política a medida que iba adoptando políticas socialistas tras su  independencia del Reino Unido en 1947. Esta nacionalización pretendía ser  permanente -no parte de un plan de rescate temporal-, y por tanto apenas existen  paralelismos entre lo que ocurrió en la India y lo que está sucediendo en estos  momentos en Estados Unidos. No obstante, merece la pena señalar los efectos de  la nacionalización de los bancos en otro país grande.
 En 1955 la India creó el State Bank of India (SBI)  para tomar el control del Imperial Bank of India, que suponía el 25% del sistema  bancario del país. En 1969 tuvo lugar una nacionalización a gran escala, cuando  catorce de los principales bancos comerciales fueron nacionalizados por el  gobierno liderado por Indira Gandhi. Otros siete bancos fueron nacionalizados en  1980. Esto incrementó hasta el 92% la participación de los bancos públicos en el  total de depósitos.
 Fueron varios los motivos que provocaron estas  nacionalizaciones. Muchos de los bancos habían sido creados por grandes grupos  industriales y funcionaban como apéndices suyos. Se ignoraban las normas cuando  se hacían préstamos a su matriz y existía el riesgo real de que alguno de los  bancos colapsase. En 1993, cuando el banco central de la India permitió la  creación de bancos privados, señalaba sin embargo que "los nuevos bancos no  deberían ser promovidos por grandes grupos industriales".
 Asimismo, dadas sus inclinaciones socialistas, el  gobierno creyó que el mejor modo de ayudar a los agricultores y a los pobres era  a través de préstamos directos. Se creó un "sector prioritario" para dichos  préstamos. Los ministros organizaron ferias de préstamos (melas) en las  que el dinero se distribuía sin la suficiente seguridad o expectativas de  devolución. A nadie sorprende que el sistema bancario estuviese pronto  tambaleándose, plagado de malos créditos. Varios bancos prácticamente se  hundieron y tuvieron que ser rescatados a través de inyecciones de capital por  parte del gobierno.
 Desde que comenzó el proceso de reformas en la  India en 1991 no se han producido nuevas nacionalizaciones. Sin embargo, sí se  han producido algunos rescates. El nuevo banco privado Global Trust amañó las  cifras y acabó con valores negativos. Fue absorbido por el Oriental Bank of  Commerce en un matrimonio orquestado por el banco central de la India.  
 ¿Qué se ha logrado gracias a la nacionalización en  la India? Se ha prevenido el colapso de algunos bancos, y se ha creado una  institución segura y de confianza: en la crisis actual, la gente ha retirado su  dinero de Citibank y ICICO Bank y depositado sus ahorros en bancos propiedad del  estado. Se ha contribuido a la penetración de los bancos en áreas rurales: la  India tiene un índice de inclusión financiera compuesto de 42; el de China es  42. Estos bancos en particular el SBI, que es el mayor banco-, han resistido  las tendencias globales del sector durante la actual recesión.
 No obstante, la nacionalización también tiene un  lado negativo. Algunos bancos han tenido que ser recapitalizados tras haber  concedido demasiados créditos "populistas". Para corregirlo, el Banco Mundial  les ha concedido un crédito de 4.200 millones de dólares. La propiedad estatal  ha creado organizaciones letárgicas, donde la creatividad e innovación están mal  vistas y el servicio a los clientes sufre las consecuencias. Varios de estos  bancos ahora cotizan en bolsa, un gesto de liberalización. Pero el gobierno aún  posee participaciones mayoritarias y sólo recientemente la cultura de estas  organizaciones ha empezado a cambiar. En la práctica, la competencia no existe.  
 Bancos chinos: dirección  contraria
 China, donde tantas empresas, incluyendo los  bancos, han sido propiedad del estado, está ahora dando pasos en la dirección  contraria; la privatización parcial es ahora el objetivo.
 Desde que la actual administración llegó al  poder en China en 2003, las políticas en relación con los bancos propiedad del  Estado han cambiado drásticamente y se ha puesto en marcha la reforma de su  estructura accionarial (o privatización). El primer paso fue una inyección  masiva de fondos estatales: hace algún tiempo el ratio NPL de los bancos (que  mide la proporción de créditos de dudoso cobro sobre el total de créditos  concedidos por un banco) se situaba en el 40% o más, pero a finales de  2003el gobierno central canceló todos sus malos créditos. Posteriormente tuvo  lugar una venta a "inversores estratégicos extranjeros" (principalmente  instituciones financieras internacionales) -con un 20% del capital en manos de  un único propietario extranjero y un límite del 25% en propiedad extranjera  acumulada en un banco individual-, antes de sacar los bancos a bolsa, tanto en  casa como en el extranjero.  
 Pero la privatización de los bancos sigue siendo  muy controvertida en China. Se han producido feroces debates entre los  académicos, en especial en relación con la fijación del precio de las acciones  vendidas a inversores extranjeros y el favoritismo practicado frente a  inversores domésticos. No obstante, las autoridades chinas están decididas a  poner en marcha reformas. A finales de 2007, China tenía 24 bancos con más de 30  inversores estratégicos extranjeros sentados en sus consejos de administración.  El control de cerca de un sexto del sistema bancario chino está en manos  extranjeras.
 A pesar del debate sobre el valor y justicia en el  proceso de privatización, resulta evidente que en China el sector bancario ha  mejorado. Tras su privatización parcial, los bancos han introducido  estructuras de gobierno para transformarse en instituciones financieras  modernas, y el ratio NPL ha pasado del 30% de hace unos años a dígitos de una  sola cifra en la actualidad. Algunos observadores también comentan que el  ambiente bancario en China ha cambiado radicalmente en los últimos 10 años, con  una mejor regulación y supervisión, mejores políticas macroeconómicas, mejores  controles internos y mejores acreedores.
 Debido a su limitado contacto con el mercado de  capitales extranjero, los bancos chinos no se han visto afectados con severidad  por la reciente crisis global. A principios de febrero, los grandes bancos  comerciales chinos, Industrial and Commercial Bank of China, China Construction  Bank y Bank of China (ICBC, CCB y BOC) se situaban en lo más alto de los  rankings globales en cuanto a cuota de mercado.
 El 17 de junio de 2005, el anuncio de que Bank of  America (BoA) iba a adquirir una participación del 9% en China Construction Bank  por 3.000 millones de dólares la compra más cara en la historia de China-,  ocupó las primeras planas de las finanzas globales. Jonathan Anderson,  economista jefe de UBS Asia, comentaba en su momento que se trataba de una  estrategia en la que ambas partes ganaban. Tenía razón. El 7 de enero de este  año, Bank of America, en dificultades financieras, vendía 5.600 acciones de CCB  -que cotizan en la bolsa de Hong Kong-, a un precio fijo de 3,92 dólares HK,  reduciendo su participación en el banco chino del 19,1% al 16,6%. Según  Financial Times, BoA obtuvo unos beneficios de cerca de 1.100  millones de dólares gracias a la venta tomando como referencia el precio de las  acciones en el momento de la oferta pública inicial de CCB. 
 Por otro lado, aunque los bancos chinos han  obtenido muy buenos resultados en los últimos años, su capacidad para gestionar  el riesgo aún no ha sido puesta a prueba, señala Qian Jun, profesor de Finanzas  de Boston College. "La mayoría de los bancos chinos realmente no han  experimentado una verdadera crisis financiera. Aún no han sido puestos a prueba  en gestión de riesgos ni a la hora de encontrar el equilibrio entre innovaciones  financieras y generación de beneficios", explica.
 Tal y como indican las experiencias de estos  países, la nacionalización de los bancos no es una receta mágica que pueda  resolver los problemas bancarios para siempre. A medida que crece el consenso  entre economistas estadounidenses y europeos a favor de la nacionalización, tal  vez sería conveniente que tuviesen estos riesgos siempre  presentes.