|   "La masonería sólo aspira a enseñar a los hombres a pensar.                    Porque actuar y luchar es importante, pero, por sobre todo y                    mucho más en estas épocas, es más importante saber pensar. El                    hombre que es capaz de pensar, que adquirió la actitud de                    reflexionar, está emancipado de presiones políticas,                    filosóficas o religiosas y es capaz de formar su propio juicio                    de las cosas". La frase es de Ángel Jorge Clavero, el Gran                    Maestre de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados                    Masones, quien el jueves pasado disertó en Rosario invitado                    por la Fundación General José María Paz.
 "La masonería                    trata de conducir a sus miembros por los esquivos senderos de                    las inquietudes y pensamientos humanos. Plantea la antítesis                    entre lo dogmático y lo agnóstico. Analiza el ser, la                    evolución, las grandes incógnitas de la metafísica y va                    escudriñando las profundidades de las concepciones morales,                    sociales y éticas que tanto perturban y apasionan al espíritu                    humano", señala Clavero, quien nació hace 65 años en la ciudad                    bonaerense de Junín y está al frente de la masonería argentina                    desde julio pasado. El titular de los masones argentinos                    agrega que estas orientaciones conducen a la búsqueda de la                    verdad, transitando apoyados por la razón, la ciencia y la                    cultura, por senderos distintos a los de las afirmaciones                    teólogo-filosóficas.
 
 En esa línea, Clavero, quien                    trabaja desde 1975 como despachante de aduana y agente en                    comercio exterior, remarca que "la masonería es, ante todo,                    una institución ecléctica que aspira al perfeccionamiento del                    hombre, conociéndose a sí mismo, practicando el amor, luchando                    contra la naturaleza animal en la que predomina la codicia, el                    egoísmo, la ambición y la egolatría; para que, una vez                    convencido de esas virtudes y vencidos esos vicios, pueda                    proyectarse a sus semejantes, tratando de construir una                    sociedad en la que reine la confraternidad y se permita                    convivir en paz". Pero se apura por aclarar que, contra lo que                    se suele afirmar, la masonería (a la que define como escuela                    de moral y cátedra de libre pensamiento) "no es secreta, sino                    discreta". Y agrega: "Yo puedo admitir que soy parte de la                    logia, pero no puedo revelar la pertenencia de otro                    hermano".
 
 "La masonería es una institución filosófica,                    filantrópica, educativa, laica, progresista y por sobre todo                    iniciática, condición esta última que le confiere una                    característica excepcional", detalla el Gran Maestre, quien                    tiene un pasado como activo dirigente de la Unión Cívica                    Radical de la Capital Federal. En tal sentido, reseña que fue                    convencional metropolitano, candidato a concejal y presidente                    del comité de la seccional 9ª desde 1991 hasta 1997.                    Precisamente, cuenta que ingresó a la masonería en 1985, a los                    41 años de edad, por medio de compañeros de militancia en el                    radicalismo, aunque aclara que hoy está alejado de los                    comités. Por eso y porque jamás violaría el secreto masónico,                    es inútil preguntarle a Clavero si, tal como se rumorea, el                    vicepresidente de la Nación, el mendocino Julio César Cleto                    Cobos, es masón. "La institución es pasado, presente y                    futuro", se limita a responder cuando se le pregunta sobre la                    injerencia de los "hermanos" en la política.
 
 Es que la                    masonería criolla toma como un hecho "natural" que en sus                    talleres se hayan forjado los principales próceres de la                    Nación. Así, José Francisco de San Martín, Manuel Belgrano,                    Mariano Moreno, Cornelio Saavedra, Juan José Paso, Juan José                    Castelli y Domingo Faustino Sarmiento (de cuyo fallecimiento                    se cumplen hoy 120 años), entre muchos otros, fueron masones y                    dedicaron sus vidas a trabajar por los ideales de la orden:                    Libertad, Igualdad y Fraternidad.
 
 Además, los archivos                    de la masonería dan cuenta de que 14 presidentes argentinos                    pertenecieron a la fraternidad, entre ellos Bernardino                    Rivadavia, Vicente López y Planes, Justo José de Urquiza,                    Bartolomé Mitre e Hipólito Yrigoyen. Otros destacados hombres                    como Leandro Nicéforo Alem, Lisandro de la Torre, Roque Pérez,                    Nicasio Oroño, Ovidio Lagos, José Hernández, Pascual Rosas,                    Juan B. Justo y Alfredo Palacios también fueron masones. Con                    todo, Clavero aclara que no es la orden como tal la que                    participa en política sino sus miembros, y añade que                    actualmente hay en la Argentina entre 12.000 y 14.000 masones,                    de los cuales 4.000 a 5.000 están activos, es decir que son                    los que regularmente concurren a las                    logias.
 
 Finalmente, Clavero niega que hoy la Iglesia                    Católica rechace a la orden. "En otras épocas las luchas entre                    la Iglesia y los sectores liberales eran cruentas. Pero ahora                    la masonería recibe en su seno a hombres de educación católica                    sin problemas. De hecho, la gran mayoría de los masones                    argentinos, incluido yo, provenimos de hogares católicos",                    ejemplifica Clavero, quien está casado desde hace 36 años y                    tiene una hija.
   Los orígenes del fútbol rosarino, una cuestión de                    "hermanos" Una lejana mañana de 1869, mientras el sol despuntaba en                    Rosario, un joven aventurero de 16 años desembarcó del buque                    de carga que lo trajo desde su Inglaterra natal en un muelle                    del ferrocarril sobre calle Entre Ríos. Después, remontó esa                    calle y golpeó a la puerta de la casona de don Guillermo                    Wheelwright, el norteamericano que impulsó el ferrocarril en                    esta zona del país. El joven era Isaac Newell y traía una                    carta de recomendación de su padre masón para el "hermano"                    Wheelwright, quien le dio empleo como telegrafista del                    ferrocarril. Luego, Isaac Newell volvió a Inglaterra y desde                    allí trajo a Rosario la primera pelota de cuero y el primer                    reglamento oficial de fútbol aprobado por la Internacional                    Board en 1882. Y en el establecimiento educativo que fundó                    junto a su mujer, Anna Margarita Jockinsen, el Colegio                    Comercial Anglo Argentino, en Entre Ríos 139 (la ex casona de                    Wheelwright, donde hoy funciona la Escuela de Enseñanza Media                    Nº 431 y que ahora se pretende declarar como sitio histórico),                    se comenzó a practicar el fútbol en Rosario. El hijo de Isaac,                    Claudio Lorenzo Newell, siguió la tradición familiar                    francmasónica e incluso llegó a presidir la logia Unión 17,                    decana de los talleres rosarinos. También era masón el inglés                    mister Colin Bolin Calder, quien junto con otros funcionarios                    jerárquicos del Ferrocarril Central Argentino fundó, el 24 de                    diciembre de 1889, el Central Argentine Railway Athletic Club,                    que en 1903 fue rebautizado como Club Atlético Rosario                    Central.   Una cofradía de legendario pasado La masonería es legendaria y son remotos los orígenes de                    sus órdenes y sus ritos. Las logias actuales (especulativas)                    emulan a los gremios medievales de la construcción (logias                    operativas) cuyos maestros y operarios, ocupados en levantar                    catedrales prodigiosas, concentraban el saber teórico y                    práctico de la arquitectura. El término masón deriva del                    francés maçon, albañil; los miembros de la orden visten el                    mandil, delantal del oficio, y trabajan en la ejecución del                    plan de Dios, a quien denominan el Gran Arquitecto del                    Universo. La gran catedral que construyen es la Humanidad; su                    faena cotidiana es el perfeccionamiento de sí mismos y el                    progreso de los demás.
 Entre sus símbolos se destacan                    el compás y la escuadra, que imponen la equidistancia entre                    los hombres y la rectitud en el pensamiento y en la                    acción.
 
 Los masones llaman "tenidas" a las reuniones                    reservadas que los juntan según sus antiguos ritos y                    ceremonias. En ellas se congregaron destacadas figuras de la                    humanidad. Filósofos como Goethe y Voltaire; colosos de la                    música como Ludwig van Beethoven y Wolfgang Amadeus Mozart;                    líderes como Napoleón, Garibaldi, José Martí, Augusto Sandino,                    Franklin Delano Roosevelt y Salvador Allende; escritores como                    Jonathan Swift, Mark Twain y Arthur Conan Doyle, poetas como                    Oscar Wilde y Rubén Darío;  astronautas como Neil                    Armstrong y John Glenn; pacifistas como el Mahatma Gandhi y                    Martin Luther King; y artistas como Douglas Fairbanks, Charles                    Chaplin, Harry Houdini, Groucho Marx, Glenn Miller, Louis                    Armstrong y Walt Disney forjaron sus personalidades en las                    logias.
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