El  Club de Madrid acepta a Fox, pero lo critica
marco appel 
 Bruselas, 26 de noviembre (apro).- Luego de que el lunes  pasado, el presidente del Club de Madrid, el exmandatario de Chile, Ricardo  Lagos, dijo sentirse "orgulloso" de incorporar como miembros de ese organismo a  Vicente Fox y a otros cinco "experimentados y altamente respetados"  expresidentes, la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo  Exterior (FRIDE), una "institución asociada" a ese club, puso en entredicho lo  afirmado por Lagos, y consideró que el sexenio foxista fue un "total fracaso" en  materia de política exterior.
Además, ante las  declaraciones de Fox, en el sentido de que su ingreso al Club de Madrid le  permitirá "tender puentes" con otros continentes, FRIDE subrayó que, durante la  administración del expresidente México, ahondó su "alejamiento" con  Latinoamérica, que incluyó el desinterés de su gobierno para "reactivar" el  Grupo de Río, el principal mecanismo de consulta y diálogo político del  continente.
La fundación fue creada en 1999. Junto con la Fundación  Gorbachev organizó, del 19 al 27 de octubre de 2001, la Conferencia sobre  Transición y Consolidación Democráticas, que dio origen al Club de  Madrid.
FRIDE, que patrocina la edición española de la prestigiosa  revista Foreign Policy, mantiene desde entonces una "asociación  institucional" con el Club de Madrid. 
"Hay un debate interno que plantea  que México no es sólo Norteamérica. Pero en los años de Fox, el país se alejó  mucho de Latinoamérica. Durante el foxismo se habló de un acercamiento de México  al Mercosur, pero yo no veo nada nuevo", afirmó Susanne Gratius, investigadora  de FRIDE.
Gratius fue investigadora del desaparecido Instituto de  Relaciones Europeo-Latinoamericanas, y luego de reconocidos centros alemanes: el  Instituto de Estudios Iberoamericanos de Hamburgo y el Instituto de Estudios  Internacionales y de Seguridad, con sede en Berlín, donde fue la responsable del  departamento para Latinoamérica.
La investigadora alemana declaró, en una  entrevista telefónica con Apro, que la "elección geopolítica" que hizo  México a favor de Estados Unidos al firmar el Tratado de Libre Comercio de  América del Norte (TLCAN), Fox la reafirmó, haciendo más dependiente a México,  cuyo comercio absorbe hoy más que nunca alrededor de 90%-- su vecino del  norte.
Por otro lado, explicó, los movimientos diplomáticos de Fox para  asociarse al Mercosur resultaron inútiles porque este escenario choca con los  intereses geopolíticos de Brasil, "dirigidos a desplegar una política exterior  propia en la región". 
De hecho, la política exterior de Fox amplió los  "recelos" brasileños respecto de México, constató Gratius en encuentros con  funcionarios de Relaciones Exteriores de ese país sudamericano.
Gratius,  quien también platicó con diplomáticos mexicanos de alto nivel en el marco de  sus investigaciones académicas, reveló que las opiniones de sus fuentes  contrastaban con la defensa que hizo Fox del Acuerdo de Libre Comercio de las  Américas (ALCA), patrocinado por Washington, durante la Cumbre de Mar de Plata,  Argentina, el 4 y 5 de noviembre de 2005.
Esa posición de Fox causó  enfrentamientos con los presidentes del país anfitrión, el argentino Néstor  Kirchner, y de Venezuela, Hugo Chávez, entre otros.
La investigadora dijo  que sus entrevistados reconocieron que "a México no le conviene para nada el  ALCA porque se crean nuevos competidores. México tiene una relación privilegiada  con Estados Unidos: ¿por qué la querrían perder? Además, Brasil es su  competencia".
--¿El sexenio foxista marcó entonces una de las peores  etapas de la política exterior mexicana? --le cuestionó el  corresponsal.
--¿Pero cuál política exterior? ¡(Con Fox) no hubo política  exterior mexicana! La gran apuesta fue lograr con Estados Unidos un acuerdo más  allá del libre comercio. Fue un fracaso total. No solamente fracasó el intento  de obtener de Estados Unidos un acuerdo migratorio; tampoco obtuvo fondos de  compensación en el marco del NAFTA, o que diera más fondos a México para que  disminuyera la pobreza y la desigualdad. ¡Algo! ¡Pero no logró  nada!
Calderón: más de lo mismo
Gratius también consideró  que la política exterior del actual gobierno de Felipe Calderón "no ha mostrado  cambios fundamentales" en relación a la de su predecesor Vicente  Fox.
Ello, a pesar de la recomposición de las relaciones diplomáticas con  Venezuela y Cuba --dañadas especialmente durante la administración de Fox--, y  de las visitas oficiales a México este año de los presidentes de Brasil, Luiz  Inacio "Lula" Da Silva; Chile, Michelle Bachelet, y Argentina, Néstor  Kirchner.
"Hay mucha retórica (del gobierno mexicano) dirigida a la  opinión pública interna, pero no hay pasos concretos (para promover la  integración regional)", dijo la experta. 
Y es que, afirmó, la política  exterior del gobierno de Calderón "no tiene aspiraciones de liderazgo regional"  y su pretensión de insertar al país al proceso de integración de Latinoamérica  es "positiva", pero "carece de acciones concretas". 
Además, señaló, el  ingreso de México al bloque comercial del Mercosur es un escenario "inviable",  debido a que choca con los intereses estratégicos de Brasil.
Además,  Gratius dijo que Calderón no tiene interés para "reactivar" el Grupo de Río, el  principal mecanismo de consulta y diálogo político de Latinoamérica, cuya cumbre  anual de presidentes debió ser cancelada en 2005 por falta de  asistencia.
El 3 de marzo pasado, en la última cumbre celebrada en  Guyana, México obtuvo uno de los tres puestos de representación del Grupo de Río  (la llamada Troika), y fue designado para ejercer la presidencia anual del  organismo a partir de marzo de 2009. 
El programa regional de trabajo que  presentó Calderón en una conferencia de prensa ese mismo día, se centra en  "combatir el rezago social y la pobreza" a través de "mejorar la educación y el  bienestar (sic)", y ampliar la duración de la presidencia a dos años.
Sin  embargo, el resto de la agenda mexicana es de orden bilateral y acorde a sus  propios intereses: "revitalizar" las relaciones con Argentina, Brasil y Chile;  establecer proyectos de cooperación tecnológica entre Petróleos Mexicanos y  Petrobras --la petrolera brasileña-- para la exploración de pozos en el Golfo de  México, y recibir asistencia técnica del mismo país para la producción de  biocombustibles.
En un documento de trabajo publicado por FRIDE en abril  pasado, Gratius examinó lo que calificó como "el fin de la era  mexicana".
Expuso que, hasta los años 80, México fue el actor  latinoamericano con mayor peso político regional e internacional. A partir de la  década de los 90, Brasil asumió esa posición. 
La "retirada" de México y  la "entrada" de Brasil lo atribuyó al desarrollo de dos iniciativas: el Tratado  de Libre Comercio de América del Norte (Canadá, Estados Unidos y México) y el  Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay).
"Si la primera  'norteamericanizó' la política exterior mexicana --explicó la investigadora--,  la segunda 'sudamericanizó' la agenda exterior de Brasil. En la medida en que  avanza la separación geopolítica, existe un pacto no escrito de que Brasil es la  potencia sudamericana y México una 'sub' potencia centroamericana".
Por  esa razón, prosiguió, "México es considerado un país birregional con una doble  identidad, norte y latinoamericana, que ha dejado de aspirar a un liderazgo  regional o global". 
El documento agregó que "la fuerte dependencia y  alianza de México con Estados Unidos representa para el primero la principal  limitación" para recuperar ese liderazgo, pero que no es el único factor. Existe  además "la falta de voluntad política (del gobierno mexicano) para ejercer de  potencia regional, un escaso protagonismo internacional y un entorno (en otras  naciones) poco proclive a reconocer su liderazgo".
--El 30 de julio  pasado, Kirchner reiteró a Calderón que la invitación a ingresar al Mercosur  estaba "abierta" y era "permanente" se le comentó.
--Argentina ve con  suspicacia el liderazgo de Brasil en la región. Quiere un contrapeso en el  Mercosur: México o Venezuela. Sin embargo, es improbable que México se una al  bloque. Su ampliación marcaría el fracaso del Mercosur. Primero debe  profundizarse la integración entre los cuatro miembros originales. India o  Sudáfrica tienen acuerdos con el Mercosur, y México puede concretar uno así.  Pero un acercamiento más profundo no es posible porque Brasil no lo  quiere.
--El pasado 6 de agosto en la Ciudad de México, Lula pidió "mirar  más hacia el Mercosur" a Calderón, y éste le aseguró que "el corazón de México  está en Latinoamérica". ¿Qué hay detrás de esas palabras?
--Lo que hay  son dos agendas diplomáticas muy distintas. México, que tiene relaciones muy  difíciles con Venezuela, no tiene mucho interés geoestratégico en Sudamérica, ni  comercial ni de otro tipo. Su visión regional se reduce a Centroamérica y el  Caribe, donde no se involucra Brasil. Si participó en la fuerza de  estabilización de Naciones Unidas en Haití fue porque busca un asiento  permanente en el Consejo de Seguridad del organismo. México y Brasil conforman  dos identidades (diplomáticas) diferentes.
   
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