Desafíos de un padre en postgrado
 Publicado el 29 de junio  de 2010
    
  Este mes nos ha tocado conmemorar a aquellos co-protagonistas fundamentales  de la vida de toda persona: lo papás.
 Mi objetivo aquí es mostrar que la crianza y el cuidado de los niños en el  mundo académico no son sólo tema de las mujeres, ni tampoco de los facultativos.  La mayoría de las comunidades académicas incluyen madres y padres alumnos,  quienes tienen necesidades para el cuidado de la familia. En este contexto,  estoy interesado en tratar el tema de los padres alumnos de postgrado, ya que a  medida que analizo mi vida me doy cuenta que ser alumno ha moldeado mi  paternidad más que el mero hecho de ser un hombre. Para ello me baso en mi  escasa y arbitraria experiencia personal como reciente padre y en la observación  de las experiencias de colegas que se encontraron en la misma situación durante  el postgrado. Además, uso como referencias publicaciones hechas por otros  colegas hombres y mujeres (madres o no) profesionales en postgrado publicadas en  la pagina web de la ANIP y en otras revistas de interés científico(1). Veo que en términos de paternidad y del cuidado de  una familia, ambos padres, independiente del género, tenemos mucho en común. Más  aún cuando en muchas ocasiones hombre o mujeres solos enfrentan el desafío de  cumplir los dos roles.
Voy a discutir, lo que  creo que son los retos más importantes que encaran los padres alumnos de  postgrado en el mundo académico actual, y ofrecer algunas sugerencias para hacer  de las universidades un ambiente más inclusivo y humano, que sea lo  suficientemente flexible para incluir de forma apropiada a los alumnos de  postgrado que tienen hijos.
 Como el título de esta nota sugiere, mi punto de vista respecto a la  paternidad se fue formando cuando era alumno de colegio en mi país de origen,  Bolivia. Comencé a percibir la paternidad en mi generación a partir de mis  compañeros, jóvenes de los que se decía "habían truncado su futuro producto de  una paternidad temprana e inesperada", casi como una sentencia a cadena perpetua  que llegaba para frenar sus vidas. Una fuerte lección que vi reforzada en la  Universidad, donde los amigos y compañeros, nos cuidábamos para no "caer" en una  paternidad no deseada ya que esto podría "truncar" nuestras carreras. Así llegué  al postgrado, y la historia no ha cambiado, a pesar que se supone que la madurez  ha llegado a nuestras vidas, aún me parece que no tenemos la potestad sobre  nuestro destino fundamental, nuestra razón biológica de existir, la paternidad.  De hecho, creo que esta cadena de presión, podría empujar a la sociedad chilena  (y a cualquier otra) a un proceso demográfico de envejecimiento, al menos de  aquel sector que representa el capital humano avanzado. Sin embargo, creo que  analizar las consecuencias de ello va más allá del objetivo de esta nota.
 Pero, ¿por qué la paternidad y el postgrado no son compatibles para el  subconsciente académico colectivo y de los encargados de la gestión de las  iniciativas y políticas de postgrado? Creo visualizar algunas causas que expongo  a continuación.
 Primero. Aún existen profesores que consideran que tener hijos durante el  postgrado no es bueno, obviamente porque ello implicará dedicación de tiempo y  energía a otras tareas que no son las de realizar investigación, ni que hablar  de las publicaciones que deben producirse, buscando altos estándares de calidad.  Esto queda excelentemente ejemplificado y expuesto por Carolina Muñoz, además de los comentarios a sus notas  publicadas con motivo del día de la madre.
 Segundo. Es la percepción que se tiene del "alumno" de postgrado, una persona  sin mayores responsabilidades, sin historia, sin vida, es alguien que llega  hasta esta instancia sólo para formarse a un mayor nivel, en un esquema vertical  y hacer investigación sin más aspiraciones personales que la del postgrado. No  se considera que muchas de esas personas, son casadas, tienen hijos y por tanto,  otras responsabilidades y expectativas personales, como es ejemplificado en las  notas publicadas por Lorena Lobos y Adriana Aránguiz.
 Tercero. Generar condiciones más incluyentes para los alumnos de postgrado,  representaría una carga económica y logística muy complicada para las  universidades y las agencias gubernamentales y no gubernamentales encargadas de  las iniciativas y políticas de desarrollo científico y humanístico de postgrado  como es ejemplificado en las notas anteriormente mencionadas. Dada la reticencia  a cubrir estos costos o que dicha posibilidad exista, se penaliza a quienes son  padres deshaciéndose de esa forma de un potencial problema.
 Sin embargo, esta actitud hacia los alumnos profesionales de postgrado esta  cambiando, hay muchos ejemplos de ello pues sólo debemos ver a las personas que  independientemente de las predicciones de muchos, han asumido la paternidad en  distintas etapas del postgrado y han terminado exitosamente el mismo. No ha sido  fácil, y como diría Silvio Rodriguez "no es lo mismo, pero es igual".
 El sistema de gestión del postgrado está mejorando, aunque el proceso es  lento. Afortunadamente en Chile existe la ANIP, que ha estado trabajando para  mejorar las condiciones en las que se desarrolla el postgrado, para mejorar las  condiciones en que viven los alumnos; porque está claro que si no nos  preocupamos nosotros de nuestros problemas y necesidades, el mundo de los  académicos y de los gestores de postgrado en Chile, por si mismos, no lo harán.  Hasta ahora se han logrado grandes beneficios en las becas nacionales para  aquellos que somos padres como por ejemplo, el bono por hijo, y el pre y  post-natal para las mujeres profesionales en postgrado que tienen hijos durante  este periodo, así como el bono previsional. Mejor es la situación para aquellos  profesionales que desean hacer estudios de postgrado en el extranjero, ya que el  programa de Becas Chile (2010) ofrece el bono por hijo, pasajes para los hijos y  la conyugue, además de seguro de salud que cubren a los hijos. A nivel  institucional, CONICYT es el mejor exponente en este tipo de iniciativas,  mientras que MECESUP, AGCI y otras becas otorgadas por las universidades, aún no  lo han hecho. Pero no sólo ocurre a nivel nacional sino a nivel mundial, ya que  hoy hay más becas y beneficios adicionales para aquellas personas que tienen  hijos antes o durante el desarrollo del postgrado. Obviamente estas  oportunidades son más atractivas para los profesionales nacionales que son  padres y quieren realizar un postgrado en el extranjero, pasando a ser  cautivados y retenidos por otros países, contribuyendo a la fuga de cerebros de  Chile.
 Entonces, ¿cuáles son los principales retos para los padres alumnos de  postgrado? Tal vez los más persistentes y fundamentales están relacionados con:  el estereotipo que la academia utiliza para describir a los alumnos de  postgrado; el prejuicio de facultativos y administrativos acerca de que la  paternidad y el postgrado no son compatibles y la falta de iniciativas y  políticas por parte de las agencias gubernamentales y no gubernamentales  dirigidas a respaldar la paternidad durante el mismo.
 Creo que las iniciativas desarrolladas por CONICYT para los becarios  nacionales son de las mejores a nivel nacional, y deben ser imitadas y mejoradas  por otras agencias y equiparadas a los estándares de BECAS CHILE para el  extranjero.
 Es tangible la necesidad de programas de cobertura de salud para la gente de  postgrado que incluyan a los hijos cuando sea pertinente (FONASA, ISAPRE, o  programas de las mismas universidades, como el recientemente anunciado por la  Universidad Católica de Chile en Santiago).
 Es necesario contar con salas cuna que permitan a los padres tener la  flexibilidad y tranquilidad de dejar a sus hijos en un lugar que garantice su  seguridad para que ellos puedan concentrarse en sus trabajos de investigación y  publicaciones.
 Es necesario que las universidades y centros de formación de postgrado  progresen en las condiciones que ofrecen a sus alumnos de postgrado,  convirtiéndose en casas de estudios más incluyentes y vanguardistas, no sólo  desde la perspectiva técnico-científica, sino también humanista. El desarrollo  de salas cuna dentro de las universidades debería ser un reto a conquistar no  sólo para el postgrado, sino también para el pregrado.
 Todo esto puede mejorar y debe hacerse para bien del postgrado en Chile y de  aquellos profesionales que están dispuestos a contribuir durante el postgrado al  desarrollo de la ciencia en este país. Nosotros mismos, los profesionales en  postgrado debemos ser los artífices y gestores de este proceso de cambio y  progreso.
   1. Johansen, S. 1996. Perspectives of a Graduate Student Father. The History  Teacher, 29:4, pp. 487-492.
   Autor:
  Renzo Vargas R.
Renzo Vargas R.
Biólogo, Universidad Mayor de  San Simón, Bolivia
Doctorando en Ecología y Biología Evolutiva,  UChile