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 Las consecuencias del aumento de la                    esperanza de vida
                                         Si usted ha tenido hijos a partir                    del año 2000 y vive en un país desarrollado, es muy probable                    que éstos lleguen a cumplir los 100 años y tengan más salud                    que las personas más mayores de las generaciones anteriores,                    según un reciente artículo de Lancet, una publicación del                    sector médico.  Las implicaciones son                    enormes en todas las áreas: para la planificación de la                    jubilación, los costes de salud, los nuevos modelos de trabajo                    y las estrategias innovadoras en el área de educación. Según                    dijo Olivia Mitchell, profesora del área                    de Seguros y Gestión de riesgo de Wharton: "Será una                    revolución demográfica incomparable a todo lo que hemos vivido                    antes". Si a esto le añadimos, que si los                    economistas tienen dificultad para prever cuánto será el PIB                    del cuarto trimestre, lo mismo les ocurrirá para predecir cómo                    será el mundo de aquí a algunas generaciones. Es evidente que                    esta última investigación crea desafíos inéditos para los                    gobiernos de todo el mundo. "Si las personas supieran que                    pueden vivir hasta los 100 años, tal vez organizarían su vida                    de otra manera", observa James W. Vaupel, coautor del estudio                    de The Lancet y director-fundador del Instituto Max                    Planck de Investigación Demográfica de Rostock, en Alemania.                    "Significa hacer cambios radicales en las políticas                    públicas". Un ritmo de vida                    diferente De acuerdo con los investigadores                    de The Lancet, haber ganado cerca de 30 años en la                    esperanza de vida en Europa Occidental, EEUU, Canadá,                    Australia y Nueva Zelanda y, sobre todo, en Japón, España e                    Italia "llama la atención por el hecho de ser una de las                    mayores hazañas del siglo XX". Además, la mayor parte de los                    bebés nacidos a partir del año 2000 en esos países "van a                    celebrar su cien cumpleaños si el actual crecimiento anual de                    la esperanza de vida continúa al mismo ritmo en el siglo XXI".                    Así lo creen los autores: "El progreso continuo de las                    longevidad en las poblaciones indica que aún no estamos cerca                    del límite, y que es probable que haya un nuevo aumento en la                    esperanza de vida". ¿Ya que las personas, en la                    próxima década, tendrán que seguir activas hasta los 70 o 80                    años, qué tipo de ambiente podrán esperar? "La buena noticia                    es que el mundo laboral está cambiando por sí mismo" de forma                    que será más receptivo a los empleados más longevos o                    ancianos, dice Peter Cappelli, director del Centro                    de Recursos Humanos de Wharton [Center for Human Resources]. "Ya es                    más fácil trabajar a distancia, online [...] Las exigencias                    físicas de muchas actividades están disminuyendo, las                    obligaciones son de más corto plazo, las subcontrataciones de                    todo tipo son cada vez más frecuentes y hay un volumen mayor                    de trabajo que se ejecuta por contrato. Todo eso simplifica la                    entrada y salida de las personas del lugar de trabajo, por lo                    menos en principio [...] Resta saber en qué medida los                    responsables de compañías serán receptivos con los                    trabajadores más viejos y adoptarán horarios de trabajo más                    flexibles, supervisarán menos y delegarán                    más". Una posible dificultad dice es                    que los trabajadores más mayores, a medida que permanecen más                    tiempo en el trabajo, acaban siendo supervisados por gerentes                    más jóvenes, dice Cappelli. Además de cultivar "una cierta                    discriminación tácita contra los trabajadores más mayores, los                    jóvenes también se preocupan de la manera en que deben                    gestionar a quién tiene más experiencia que ellos. Se trata de                    un desafío que mucha gente no sabe cómo afrontar de forma                    intuitiva". Vaupel coincide con este punto de vista, añadiendo                    que, a medida que las personas trabajan más años en su vida,                    pero menos horas por semana, el lugar de trabajo tendrá que                    volverse más agradable y más receptivo para los trabajadores                    más mayores. Eso se podrá lograr, por ejemplo, adecuando su                    deseo de trabajar fuera, o próximo, de casa, o eliminando                    posibles actitudes hostiles entre los trabajadores más jóvenes                    con los más viejos. Diversos estudios demostraron que "en                    algunos lugares, los más jóvenes intentan forzar la salida de                    los más viejos. Eso tiene que cambiar", dice  Vaupel. Los autores del artículo de                    The Lancet titulado "El envejecimiento de la                    población: Los desafíos a los que hay que enfrentarse",                    bajo la dirección de Kaare Christensen, profesora del Centro                    Danés de Investigaciones sobre el Envejecimiento de la                    Universidad del Sur de Dinamarca sugieren otro posible cambio                    en el ambiente de trabajo y en el estilo de las personas. "La                    introducción de mejoras relacionadas con la salud y en el                    funcionamiento del lugar de trabajo, así como el cambio de un                    trabajo que exige esfuerzo a otro que exige conocimiento,                    significa que un porcentaje creciente de personas en la franja                    de los 60 y de los 70 años es capaz de contribuir a la                    economía. Como muchas de esas personas prefieren trabajar a                    tiempo parcial, todo indica que actividades que requieren 15,                    20 o 25 horas de trabajo deberán aumentar". Si las personas más mayores                    optan, cada vez más, por trabajar a tiempo parcial, surgirá un                    número mayor de oportunidades para el trabajo a tiempo parcial                    también para los jóvenes. El siglo XX, dice el artículo, fue                    "el siglo de la redistribución de la renta. El siglo XXI podrá                    ser el siglo de la redistribución del trabajo", en que el                    empleo se repartirá "de forma más ecuánime entre las diversas                    capas de la población y a lo largo de las edades de la vida.                    Las personas podrían combinar trabajo, educación, ocio y la                    crianza de los hijos en diferentes proporciones en diferentes                    edades". Gabrielle                    Doblhammer-Reiter, directora ejecutiva del Centro de Estudios                    de Cambios Demográficos de Rostock, en Alemania, y coautora                    del artículo junto con Christensen, Vaupel y Ronald Rau,                    encara esa posible redistribución del trabajo como un                    resultado positivo. "¿Si las personas más viejas trabajan a                    tiempo parcial, por qué no los jóvenes?", se pregunta. "Si eso                    ocurre, será bueno, porque actualmente buena parte de la                    jornada laboral coincide con aquellos momentos en que tenemos                    tantas otras responsabilidades como, por ejemplo, cuidar de la                    familia". Para Nancy Rothbard, profesora de Gestión                    de Wharton, las empresas ya permiten que sus trabajadores                    reorganicen los diferentes aspectos de su trabajo en horarios                    más convenientes, tal vez concentrándose en tareas o                    especialidades que ya no exijan el mismo conocimiento que era                    necesario antes. Otra posibilidad es volver a la universidad                    para reciclarse. Es extremadamente importante mantenerse al                    día en las habilidades tecnológicas exigidas en el trabajo o                    en la profesión escogida. Los trabajadores más mayores, dice                    ella, "tienen una rica experiencia y un vasto conocimiento que                    impresiona y puede ser de gran utilidad. Todo eso debe ser                    equilibrado con la necesidad de mantenerse                    actualizado". Las previsiones sobre el futuro                    del lugar de trabajo dependen de cada país. "EEUU difiere de                    Japón y de Europa porque los americanos tienen una fuerza de                    trabajo bastante joven. Esto se debe, en parte, a las tasas                    elevadas de natalidad y al gran número de inmigrantes", dice                    Vaupel. "Pero tanto en Europa como en Japón habrá una escasez                    real de trabajadores en las próximas décadas. Esto significa                    que las empresas intentarán mantener a las personas más                    mayores en su fuerza de trabajo e incentivarán a los jubilados                    a que vuelvan. Los gerentes ya comienzan a pensar en una                    manera de garantizar una nueva reeducación para los                    trabajadores de más edad", de la misma forma en que los                    jóvenes reciben entrenamiento en el trabajo para ayudarlos a                    perfeccionar las habilidades ya existentes y a adquirir                    nuevas. Mitchell va más lejos. "El                    verdadero desafío de llegar a los 100 años consiste en                    introducir, de manera sistemática, clases de finanzas en los                    programas de la escuela primaria y del bachillerato", dice                    ella. "Es preciso que las personas razonen de manera diferente                    en relación a invertir en sí mismas, en su capital humano. Las                    personas tendrán que adquirir pronto un conjunto de                    habilidades que no sólo les permita conseguir el primer empleo                    o que las prepare para la profesión que deberán ejercer en los                    próximos 20 años, sino que también las ayude a encontrar                    diferentes carreras de 20 años de duración cada una a lo largo                    de la vida". Eso va a exigir un enfoque muy diferente en la                    educación, añade Mitchell, de tal modo que "las personas                    vuelvan periódicamente a la escuela para aprender como seguir                    aprendiendo, en vez de que trabajen con un conocimiento                    congelado" en un punto determinado de sus vidas.  La mayor preocupación en relación                    a las nuevas proyecciones sobre la mortalidad es "la                    dificultad que tiene el trabajador medio en comprender lo                    mínimo de economía, y mucho más acerca de los riesgos propios                    de la longevidad. La esperanza de vida ahora es de cerca de 80                    años, sin embargo, menos del 20% de la población americana en                    la franja de los 50 años siquiera intentó elaborar un plan de                    jubilación. Si sumáramos 20 años más a esos 80, veremos que                    las personas necesitan aprender mucho sobre ahorrar e invertir                    para la jubilación". Elevar o eliminar la edad                    de jubilación Si las personas llegaran a los                    100 años, ¿de qué forma afectará al sistema de jubilación y al                    seguro de salud hoy existente y cuyo objetivo es ayudar a las                    personas en las últimas décadas de sus vidas? Actualmente, diferentes países                    tienen diferentes políticas de jubilación. En EEUU, no hay                    jubilación obligatoria, con excepción de ciertas categorías                    profesionales, como los pilotos de aerolíneas comerciales,                    algunos jueces y determinados sectores de la alta dirección.                    En realidad, en la mayor parte de los trabajos, es ilegal                    obligar a las personas a jubilarse. Sin embargo, diversas                    señales funcionan "de hecho" como inductores de la jubilación,                    dice Mitchell. Por el sistema de seguridad social americano,                    por ejemplo, la edad "normal" para que alguien se jubile está                    estipulada en 65 años (pudiendo llegar a 67). El uso oficial                    del término "normal" tiene como objetivo indicar la edad en                    que alguien comenzaba a recibir beneficios no reducidos, pero                    con el tiempo se convirtió en una edad de referencia                    automáticamente asociada al fin de los años de trabajo. Otro                    ejemplo de eso es el hecho de que el sistema permite                    actualmente que el individuo reclame la concesión de                    beneficios ya a los 62 años (aunque los pagos sean reducidos).                    "Mi preocupación es que la concesión de los beneficios de la                    Seguridad Social a los 62 años acabe estipulando esa edad como                    un objetivo que hay que cumplir. El hecho es que el americano,                    en general, solicita esos beneficios a los 62 años, aunque                    muchos se verían más beneficiados si los pidieran con más                    edad". Los próximos años, Mitchell dice                    que "la edad para la jubilación tendrá que subir                    considerablemente, hasta los 70 años o más, para financiar la                    generación del baby boom, a medida que ésta vaya                    envejeciendo". Cuando la Seguridad Social entró en vigor, en                    los años 30, dice ella, "la expectativa de vida era bastante                    menor. En realidad, nuestro concepto de edad 'normal' para                    jubilarse se basa en el sistema alemán, que fijó la edad de 65                    años para la jubilación, ya que la mitad de la población de la                    época jamás alcanzaba esa edad. Se trataba, por lo tanto, de                    un sistema de seguro social que funcionaba, pues cubría sólo                    aquellos que sobrepasaban el límite de esperanza de vida de                    entonces". Con el tiempo, dice Mitchell, "en EEUU dejaron de                    pensar en la Seguridad Social como un sistema de seguro para                    la longevidad y empezaron a utilizarlo como un programa de                    transferencia, que remunera las personas para que no trabajen                    durante 30 o 40 años. Con el aumento de la esperanza de vida y                    la disminución del número de jóvenes que paga impuestos, se                    vuelve cada vez más caro sostener ese programa. Si quisiéramos financiar periodos                    de vida más largos, tendremos que actuar de forma más                    inteligente, trabajar más tiempo, ahorrar más para la                    jubilación y reestructurar la Seguridad Social, tal y como era                    la intención del programa de seguro de longevidad". La                    jubilación, añade Mitchell, "no será algo tan atractivo para                    las futuras generaciones como lo fue para la generación de                    nuestros padres". De acuerdo con Kent Smetters, profesor del sector de                    Seguros y Gestión de riesgo de Wharton, los depositarios de la                    Seguridad Social y de Medicare ya incorporaron el aumento de                    la longevidad en el plan de pagos a los ciudadanos de más                    edad. "La cuestión es saber si esa incorporación se está                    haciendo al suficiente nivel del aumento". La longevidad es                    una variable importante, dice él, porque por la ley actual,                    "la edad para la jubilación no está vinculada automáticamente                    a los aumentos de la longevidad". Esto significa que una                    fracción cada vez mayor de la población va a jubilarse si                    siguen viviendo más sin tener un aumento en la edad de                    jubilación. "A fin de cuentas, la edad normal para jubilarse                    tendrá que ser más proporcional a la mayor extensión de la                    vida, tal vez 70 o 75 años de aquí a algunas décadas. Esa                    franja de edad puede parecernos ridícula hoy en día, pero                    dejará de serlo de aquí a 20 o 30 años. Quién quiera jubilarse                    a los 62 años, podrá hacerlo, sin embargo los beneficios                    concedidos serán muy reducidos, ya que la edad normal para                    jubilarse será de 70 o 75 años". Para Smetters, el aumento de la                    esperanza de vida de las personas es "un desarrollo positivo,                    con tal de que nosotros, como nación, sepamos lidiar con la                    presión creciente sobre los programas de beneficios. Pero el                    debate persiste. La Comisión de Seguridad Social de 2001 se                    encontró con la oposición pública de los líderes laborales y                    de algunos empleadores en lo que concierne a la elevación de                    la edad para la jubilación. Pero en declaraciones privadas, la                    mayoría concuerda que tal medida tal vez se vuelva necesaria.                    Sólo hay que hacer las cuentas". En cuanto a Medicare, "mientras                    las personas vivan más, tanto más gravado estará Medicare",                    dice Smetters añadiendo, sin embargo, que Medicare es más                    no-lineal que la Seguridad Social, que es un beneficio en                    dinero que sigue remunerando. En Medicare, la mayor parte de                    los costes de salud del individuo se concentra en los últimos                    dos o tres años de vida. Por lo tanto, "al empujar esa parte                    específica de los gastos al futuro, se ahorra en valor                    presente". Sin embargo, otra parte del dinero también se gasta                    antes de los años finales de vida: por lo tanto, al aumentar                    ese número de años, se aumentan los gastos. "El efecto neto de                    eso será el aumento de los costes de Medicare, lo que es un                    problema enorme, ya que las deficiencias del sistema ya son                    muy elevadas y el programa no tiene la financiación que                    debería tener. La crisis de Medicare explotará mucho antes que                    la crisis de la Seguridad social". Mark V.                    Pauly, profesor de                    Gestión sanitaria de Wharton, también cree que los años de más                    aumentados a la esperanza de vida son, por norma, de mejor                    calidad, "tanto que el valor actual descontado del individuo                    en el gasto de Medicare no sube mucho cuando sumamos la                    esperanza de vida, ya que buena parte del aumento sobre los                    costes de salud ocurre en los últimos años de vida. Todos                    pasan por esos últimos años, los cuales, es evidente, sólo                    ocurren en el futuro". No se trata de un escenario                    garantizado, añade, porque los gastos por el mantenimiento de                    la salud, en los cuáles las personas incurren a medida que                    envejecen, pueden imponer presiones adicionales al sistema que                    son difíciles de anticipar hoy en día. "Medicare", dice Pauly, "está en                    una situación tan desesperada que cualquier problema que surja                    de la mayor longevidad se vuelven mínimos". El sistema no está                    mejorando, dice él en referencia a las propuestas de reforma                    de la salud del Congreso y del Gobierno Obama, las cuales,                    según Pauly, están tomando dinero que debería ser usado en                    Medicare. "Existen medios de atenuar el colapso de Medicare,                    sin embargo han sido secuestrados por la reforma del sistema                    de salud", dice citando una propuesta específica de retirar                    dinero de los planes privados de Medicare para financiar el                    seguro de salud de personas con menos de 65 años. "Todos                    tenemos ideas de lo que hay que hacer para salvar Medicare,                    sin embargo nuestro arsenal relativamente modesto de                    herramientas está siendo usado para costear la reforma del                    sistema sanitario". El escenario de la jubilación es                    diferente en Europa, "donde las edades para la jubilación son                    más rígidas", observa Doblhammer-Reiter. "La edad es de 65                    años y, en muchos países, aumentará los próximos años hasta                    67. El hecho es que las personas se jubilan actualmente poco                    después de los 60 años. Nadie trabaja hasta los 65", señala,                    en parte porque los trabajadores más mayores son más caros y                    menos flexibles. Esto significa que en épocas de desempleo                    elevado, son despedidos con más frecuencia que otros grupos de                    edad. En Europa, añade, "los países con esperanzas de vida más                    elevadas adoptan una franja de edad más precoz para la                    jubilación. Italia es un ejemplo de eso. Se trata de una                    situación insostenible. El sistema de pensiones no se puede                    financiar si no se cambia. No hay otra salida que recortar la                    concesión de las pensiones o hacer que las personas se jubilen                    más tarde".  ¿Cuál debería ser la edad de                    jubilación de las generaciones que podrán vivir hasta los 100                    años? "Depende de la ocupación", observa Doblhammer-Reiter,                    "lo que significa que tal vez necesitemos edades flexibles                    para la jubilación. Yo soy profesora. En Italia, los                    profesores trabajan hasta los 75 años. En Alemania, la edad                    obligatoria para jubilarse es de 65 años, aunque para mis                    compañeros sea de 67 [...] Pero estoy segura de que podría                    continuar trabajando hasta los 70 o 75 años". Varios países                    europeos analizan actualmente el fin de la jubilación basada                    en la edad, resalta Vaupel. "El año pasado, Dinamarca tomó esa                    medida [...] Existe un movimiento en el sentido de hacer las                    pensiones más justas: si usted trabaja más años, debe recibir                    una pensión mayor. Las personas podrán decidir cuándo desean                    jubilarse. Creo que muchas van a preferir trabajar más                    tiempo". ¿Un número mayor de                    personas en busca de menos empleos? Aunque el estudio de The                    Lancet no haya analizado el mundo en desarrollo en parte                    debido a la dificultad de obtener informaciones consistentes                    sobre salud y envejecimiento esos países también han                    experimentado un aumento en la esperanza de vida. China e                    India tienen poblaciones relativamente jóvenes, señal de que                    están dispuestos a comprar los activos de                    jubilación de inversores más viejos de los países desarrollados en el transcurso de                    las próximas décadas. Si las personas están viviendo                    más y disfrutan de más salud, y si prefieren trabajar por más                    tiempo, ¿habrá empleo suficiente para mantenerlas empleadas?                    "Nadie sabe", dice Mitchell. "Lo que podemos hacer es analizar                    varios países con nivel de envejecimiento más rápido que el de                    EEUU, como Japón y Singapur. Sabemos que hay mucha presión                    sobre los empleadores para que introduzcan acuerdos de trabajo                    más flexibles, de modo que las personas puedan compartir el                    empleo que tienen. En Japón, la jubilación es obligatoria                    generalmente a los 60 o 65 años, sin embargo el individuo                    puede trabajar hasta el viernes, jubilarse, y volver el lunes                    a la misma empresa en una nueva posición ganando mitad de lo                    que ganaba antes. Por lo tanto, el salario que recibía y sus                    responsabilidades en el trabajo son renegociadas, lo que                    confiere al trabajador un papel muy diferente en la empresa.                    Él puede actuar como mentor o consultor, lo que le permite                    usar el conocimiento y la sabiduría que los trabajadores más                    mayores pueden ofrecer. Pero permite también a la nueva                    generación encontrar empleo y aprender a trabajar". De acuerdo con Andy Abel, profesor de Finanzas de                    Wharton, tres datos básicos determinan el número de personas                    en edad de trabajo: "En primer lugar, el número de nacimientos                    registrados en los últimos 20 años, que indica cuántos                    individuos de 20 años hay en la fuerza de trabajo; en segundo                    lugar, inmigración, tanto legal como ilegal, entre los grupos                    de todas las franjas de edad; y, en tercer lugar, las tasas de                    mortalidad". Puesto que el estudio de The                    Lancet muestra una reducción significativa en la tasa de                    mortalidad de las personas más viejas, ¿esto significa que un                    número mayor de personas va a trabajar más y buscar menos                    empleos disponibles? "No necesariamente", dice Abel. "Ahí                    entra la macroeconomía: hay más personas por ahí exigiendo                    mayor atención a la salud, más centros recreativos y otros                    tipos de bienes y servicios. Por lo tanto, uno no se debe                    imaginar que haya un número fijo de empleos. La demanda                    generalizada de bienes va a aumentar, lo que ayudará a crear                    una demanda de empleos. El impacto sobre el salario dependerá                    de lo que subirá más: la oferta o la demanda de mano de                    obra". Smetters observa dos efectos en                    lo referente al crecimiento del empleo. "A medida que las                    personas viven más y se mantienen productivas, ellas                    simplemente extenderán los años de trabajo. Si un día nuestra                    expectativa de vida es de 150 años, está claro que nadie va a                    jubilarse a los 65 años. En segundo lugar, es verdad que si                    hubiera mucha gente compitiendo por los mismos empleos, los                    empleos se crearán simplemente porque hay una fuerza de                    trabajo experta y probablemente barata". Si toda esa gente                    estuviera buscando empleo, eso puede también significar que                    los salarios serán más bajos: "No todos, sin embargo, estarán                    trabajando por dinero", observa, añadiendo que personas más                    mayores volverán nuevamente a la fuerza de trabajo en busca de                    una vida social y para mantenerse activas". Mientras tanto, en Europa, a                    diferencia de EEUU, habrá un declive en la fuerza de trabajo.                    "En otras palabras, habrá empleos disponibles", observa                    Doblhammer-Reiter. "Será preciso encontrar recursos. Las                    personas más mayores son un recurso disponible; otro recurso                    son las mujeres. En muchos países de Europa, las mujeres no                    trabajan cuando tienen familia. Un tercer recurso son los                    inmigrantes. Pero en vista de la discusión política en los                    países europeos, creo que será menos controvertida" la entrada                    en el mercado de trabajadores más viejos y mujeres que de                    inmigrantes. Vaupel cita otras diferencias entre EEUU y otros                    países. La tasa de natalidad en EEUU fue mucho más alta en las                    décadas anteriores que la tasa registrada en Japón y en                    Europa, dice él. Además de eso, el país tuvo un flujo mucho                    mayor de inmigrantes sumado a la poca "emigración". Las                    personas que llegan a EEUU suelen hacerlo cuando aún están en                    edad de trabajo, lo que aumenta la oferta de mano de obra                    disponible. Otro detalle es que esos trabajadores, por norma,                    tienen buena preparación escolar. Un nuevo enfoque                    holístico de la salud Los investigadores de The                    Lancet analizaron también diversos estudios enfocados en                    las tendencias de salud entre las poblaciones más mayores. Del                    lado positivo, por ejemplo, "ha habido un rápido adelanto en                    la reducción de infartos y otras enfermedades                    cardiovasculares. Ha habido algún adelanto en el combate del                    cáncer, aunque lento, y hay indicaciones de que estamos                    comenzando a entender mejor el mal de Alzheimer", dice.                    Doblhammer-Reiter cita también los avances en la tecnología                    médica y los cambios de estilo de vida las personas son más                    activas y contrarias al tabaquismo como señales                    positivas. Lo que no está mejorando es la                    perspectiva de la obesidad y de la diabetes. "Son cosas que                    parecen estar empeorando en vez de mejorar con el tiempo, dice                    Doblhammer-Reiter. Los investigadores observan en el artículo                    que "la obesidad es un factor de riesgo ampliamente discutido                    que amenaza el adelanto de la salud y que viene aumentando en                    casi todas las poblaciones [...] La obesidad está relacionada                    con diversos problemas graves de salud, como el mayor riesgo                    de diabetes, artritis y derrame". Mientras tanto, el número de                    casos de diabetes se duplicará en el mundo debido al                    envejecimiento de la población. La mayor parte de los casos                    tendrá lugar entre personas con 65 años o más. El estudio también analiza los                    datos disponibles sobre discapacidades, movilidad, problemas                    de audición y otras enfermedades relacionadas con la edad, sin                    embargo destaca que "poco se sabe de las tendencias de la                    función cognitiva y demencia", una área que Vaupel, entre                    otros, cree que se beneficiaría mucho de otras                    investigaciones. "Hay fuertes indicios de que estamos viviendo                    más tiempo y de forma más saludable en lo que se refiere a la                    función física, sin embargo los indicios son más                    controvertidos en lo referente a la función cognitiva",                    explica. Son necesarios otros estudios para que se pueda                    descubrir "lo que las personas pueden hacer para mantener sus                    funciones cognitivas saludables a medida que envejecen".                    Vaupel advierte también sobre la necesidad de más medicamentos                    geriátricos. "El sistema actual está organizado en torno a                    especialistas cáncer, corazón, cerebro etc. , sin embargo                    las personas de más edad, incluso aquellas relativamente                    saludables, padecen, en general, problemas diferentes. En el                    plan de las políticas públicas, es preciso que haya una mejor                    coordinación para garantizar que los médicos no estén                    recetando medicamentos que interfieran entre ellos. Tenemos                    que comenzar a tratar a las personas de forma                    holística. Según Mitchell, "a los                    economistas les gusta decir que la salud es un componente de                    nuestro capital humano, que es la fuente de nuestra fuerza y                    versatilidad en relación al futuro". No se trata "sólo de                    sentirse bien en la juventud o en la edad adulta, y sí de                    invertir en buena salud a lo largo de toda la vida, de modo                    que la persona se sienta bien también a los 100 años".                    Mitchell y otros concluyeron recientemente un "Estudio                    sobre salud y jubilación" en que analizaron, en parte,                    las actitudes de personas con 50 años o más actualmente, en                    comparación con personas de 50 años o más hace 12 años.                    "Constatamos un gran cambio entre los dos grupos: los actuales                    baby boomers esperan una carrera más compleja en la segunda                    mitad de la vida. Muchos de ellos creen que continuarán                    trabajando de algún modo, tal vez no en el mismo empleo,                    posiblemente como consultores o abrirán un negocio propio eso                    fue antes de la crisis financiera, o utilizarán más tiempo                    para involucrarse en proyectos voluntarios. Hay que esperar                    que esa tendencia persista a medida que las personas vayan                    jubilándose cada vez más tarde". |