¿Qué es el Día de la Tierra?
(El  Día de la Tierra y el aumento de la conciencia medioambiental)  (1782)
Por Timothy Brown
Redactor del Servicio  Noticioso desde Washington
El 22 de abril, Día de la Tierra, señala la  celebración anual del medio ambiente y nos da una oportunidad de evaluar el  trabajo que todavía queda por hacer para proteger las riquezas naturales de  nuestro planeta. El Día de la Tierra no está respaldado por ninguna fuerza  organizadora central, aunque varias organizaciones no gubernamentales se ocupan  de registrar los miles de actos locales que en este día se llevan a cabo en  escuelas y parques. El Día de la Tierra se observa en todo el mundo, aunque en  ninguna parte sea una fiesta nacional. En Estados Unidos este día afirma que la  conciencia medioambiental forma parte de la conciencia nacional y que la idea de  proteger el medio ambiente -- que una vez fuera competencia de unos pocos  conservacionistas -- ha pasado del extremo al centro de la corriente principal  del pensamiento estadounidense.
Este no fue siempre el caso. En el siglo  XIX los estadounidenses, bendecidos con un vasto país rico en recursos  naturales, vivieron con la idea de que siempre habría campos nuevos allende el  horizonte. Cuando se agotaban la tierra, los bosques o los depósitos de carbón  en un lugar determinado siempre era posible trasladarse a otro. Cuando en el  siglo XX la industria estuvo en auge, la gente aceptó de buena gana los cielos  ennegrecidos por el humo de las chimeneas y los ríos contaminados por  desperdicios industriales. Ya a mediados de la década de 1930 -- y nuevamente en  la década de 1950 -- el río Cuyahoga, en el estado de Ohio, que corre a través  de la región industrial del país, estalló en llamas a causa de los residuos  químicos que descargaban las fábricas instaladas en sus riberas. No hubo ningún  clamor público. Muy pocos lo notaron.
La actitud del público empezó a  cambiar en el transcurso de la década de 1960. En 1962, una bióloga marina de  nombre Rachel Carson publicó "Silent Spring" (Primavera silenciosa). El título  se refería a un futuro sin pájaros y describió en palabras sencillas los efectos  desastrosos que tendrían a largo plazo los pesticidas y otros agentes altamente  tóxicos comúnmente utilizados entonces en la agricultura, la industria y la vida  diaria de Estados Unidos. El libro, sorpresivamente, resultó ser un gran éxito  de ventas. (Véase: Rachel Carson: La pluma contra el veneno ( 
http://usinfo.state.gov/products/pubs/carson/spanish/ ))
En  1968 los astronautas de Apolo, al retornar de su primer vuelo orbital alrededor  de la luna, fotografiaron por primera vez el planeta Tierra en su totalidad.  Esta imagen de la Tierra -- pequeña, frágil, hermosa y única -- quedó  rápidamente grabada en las mentes de millones de personas. En 1969 la  escorrentía industrial del Río Cuyahoga volvió a incendiarse. Esta vez la  reacción del público fue inmediata e intensa. La ciudad de Cleveland, en el  estado de Ohio, donde ocurrió el incendio, se convirtió en el hazmerreír  nacional, y en las radios de todo el país se oyó la canción satírica "Burn On,  Big River, Burn On" (Arde, gran río, arde). Ese mismo año el Congreso de Estados  Unidos aprobó la Ley sobre Política Nacional Medioambiental (NEPA), que declara  una "política nacional que alentará a una armonía productiva y agradable entre  los seres humanos y su entorno".
Al mismo tiempo que se formaba  lentamente esta conciencia medioambiental, surgía una oposición cada vez más  clamorosa a la intervención estadounidense en la guerra de Vietnam. Las  manifestaciones públicas en contra de la guerra -- particularmente en las  universidades -- dieron ímpetu a la idea de que el desafío organizado al "status  quo" podía de hecho hacer que cambiaran la política y el comportamiento  público.
ORIGEN DEL DIA DE LA TIERRA
Gaylord Nelson, senador del  estado de Wisconsin y conservacionista de larga data, entendió que los métodos  que se utilizaban en las protestas contra la guerra podrían tener éxito también  en otras áreas. "En ese momento", escribió Nelson más tarde, "había gran  confusión en las universidades acerca de la guerra en Vietnam. En las  universidades de todo el país había protestas en contra de la guerra.... De  pronto se me ocurrió: ¿por qué no sostener una protesta nacional sobre el medio  ambiente? Ese fue el origen del Día de la Tierra".
Nelson regresó a  Washington y empezó a promover el Día de la Tierra entre los gobernadores de los  estados, los alcaldes de las ciudades principales, los redactores de periódicos  universitarios y, lo que tuvo gran importancia, Scholastic Magazine, la revista  que circula en las escuelas primarias y secundarias estadounidenses. En  septiembre de 1969 Nelson anunció formalmente que en algún momento durante la  primavera de 1970 habría una "protesta nacional sobre el medio ambiente. Las  agencias noticiosas publicaron la noticia en todo el país", recordó Nelson. "La  respuesta fue espectacular.... telegramas, cartas y consultas telefónicas  llegaron de todas partes del país. Aprovechando mi personal senatorial, dirigí  las actividades del Día de la Tierra desde mi oficina. Hacia diciembre, el  movimiento se había expandido con tanta rapidez que fue necesario abrir una  oficina en Washington para atender las consultas y actividades relacionadas con  el Día de la Tierra...
"El Día de la Tierra logró lo que yo había  esperado. El objetivo era demostrar la preocupación por el medio ambiente en una  manifestación nacional tan grande que sacudiría el ruedo político. Fue una  jugada que dio resultado. Aproximadamente veinte millones de personas  participaron en manifestaciones pacíficas en todas partes del país. Diez mil  escuelas primarias y secundarias, dos mil colegios y universidades, y mil  comunidades tomaron parte... Este fue el suceso extraordinario del que surgió el  Día de la Tierra".
Ese primer Día de la Tierra resultó en que se  aprobaran leyes federales de alcance histórico. En 1970 se estableció la Agencia  de Protección Ambiental, seguida por la Ley del Aire Puro, la Ley de Agua Limpia  de 1972 y la Ley de Especies en Peligro de Extinción de 1973. Entre las muchas  disposiciones de gran alcance de estas leyes figuró el requerimiento de que los  automóviles utilizaran gasolina sin plomo, alcanzaran el máximo de kilómetros  posible por litro de gasolina y estuvieran equipados con convertidores  catalíticos para reducir las emisiones tóxicas descargadas por el escape de los  automóviles.
Luego, después de este éxito legislativo, el Día de la  Tierra pareció que iba a desaparecer. Si bien las celebraciones anuales  continuaron, no llegaron a igualar el tamaño y el entusiasmo del primer año. El  Día de la Tierra pareció haberse convertido en una reliquia de los días de  protesta de los comienzos de la década de 1970.
Pero el espíritu del Día  de la Tierra persistió. Las organizaciones ambientales aumentaron en tamaño y en  poder. Agrupaciones como Greenpeace, formada en Canadá en 1971, adoptaron  principios de desobediencia civil no violenta para despertar la conciencia del  público sobre las menguantes poblaciones de ballenas y los peligros de la  energía nuclear. Nature Conservancy, formada en 1951, volvió a consagrarse a  principios de la década de 1970 a la "preservación de la diversidad natural" y  empezó a adquirir tierras sin explotar para ser utilizadas como espacios  naturales protegidos. Instituciones venerables como el Sierra Club y la National  Audubon Society vigorosamente entablaron pleitos contra las empresas de  explotación forestal para frenar la destrucción de los bosques antiguos.  Financiados por contribuciones públicas y con personal compuesto por abogados y  educadores, así como científicos y naturalistas, los organismos no  gubernamentales (ONG) se convirtieron en vigilantes enérgicos del medio  ambiente.
En su propio país, los estadounidenses, frecuentemente movidos  por sus hijos, empezaron a separar los desperdicios caseros para reciclarlos.  Hacia fines de la década de 1980 se establecieron programas de reciclado en  muchas comunidades. Para mediados de la década de 1990 los programas municipales  de reciclado cubrían sus costos, la cantidad de basura arrojada a los vertederos  había declinado notablemente, y más del veinte por ciento de la basura procesada  por los municipios estadounidenses se convertía en productos útiles. Las  corporaciones, teniendo siempre presente los deseos del consumidor -- y sus  propias ganancias -- empezaron a promoverse a sí mismas como amigas del medio  ambiente. Muchas firmas adoptaron prácticas empresariales prudentes que  aumentaron su eficiencia y redujeron los desperdicios  industriales.
RESURGIMIENTO EN LA DECADA DE 1990
En 1990 el Día de  la Tierra resurgió con fuerza. Encabezado por Dennis Hayes, uno de los  principales organizadores del primer Día de la Tierra, el de 1990 fue un evento  de alcance internacional. Más de 200 millones de personas en todo el mundo --  diez veces más que las que se reunieron en 1970 -- participaron en actos que  reconocieron que el medio ambiente finalmente se había convertido en un asunto  de preocupación pública universal. El impulso mundial continuó en 1992 en la  Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo  (UNCED), sostenida en Río de Janeiro, Brasil, en la que un número sin  precedentes de gobiernos y ONG aprobó un programa de gran alcance para promover  un desarrollo sostenible.
El vigésimo quinto aniversario del primer Día  de la Tierra celebrado en 1995 fue ocasión de evaluar el progreso  medioambiental. En los países occidentales las noticias parecieron ser buenas --  el aire y las aguas eran más puros, los bosques se expandían y muchos otros  indicadores medioambientales también habían mejorado. La combinación, algunas  veces inestable, de la legislación, los juicios entablados por los ONG, la  educación del público y las prácticas empresariales más eficientes, tuvieron un  efecto notable y positivo en el estado del medio ambiente.
Pero hubo  opiniones conflictivas con respecto a cuan buenas eran estas noticias. El  reportero de temas medioambientales Gregg Easterbrook informó en la revista The  New Yorker que las leyes medioambientales "junto con una gran variedad de  esfuerzos privados incentivados por una conciencia medioambiental... tuvieron un  éxito impresionante.... Las reglamentaciones sobre el medio ambiente, lejos de  ser engorrosas y caras, demostraron ser extraordinariamente eficaces, costaron  menos que lo anticipado, y han hecho que las economías de los países que las  pusieron en efecto fuesen más fuertes, en vez de más débiles".
La revista  "Environment", publicación de uno de los principales organismos no  gubernamentales, presentó una evaluación más sombría: "El Día de la Tierra... no  ha producido una ciudadanía permanentemente activa ni ha transformado el  malestar general que socava la fe que se tiene en la rendición de cuentas  democrática. Si bien los ambientalistas han hecho grandes adelantos desde 1970,  tanto a nivel institucional como en la conciencia del público, la seguridad  medioambiental... continúa siendo hoy aún más esquiva que hace 25  años".
El Día de la Tierra celebra en 200T su trigésimo séptimo  aniversario. Lo que comenzó en 1970 como un movimiento de protesta ha pasado a  ser una celebración mundial del medio ambiente y un compromiso con su  protección. La historia del Día de la Tierra refleja la mayor conciencia  medioambiental alcanzada en el curso de las tres últimas décadas, y el legado  del Día de la Tierra es el conocimiento cierto de que el medio ambiente es un  asunto de interés universal.
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