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  Donald Humphreys, de ExxonMobil, defiende a las        grandes petroleras y su papel en la economía global Donald D.        Humphreys, ejecutivo senior de ExxonMobil, estaba hablando        sobre la controversia en torno a las emisiones de carbono y del        calentamiento global durante una reciente charla mantenida en un ciclo de        conferencias sobre liderazgo de Wharton, cuando dijo: "nos gustaría        participar en el debate, y que las personas no nos miraran como si        fuéramos villanos despreciados por todos". La controversia        sobre las emisiones de carbono es sólo una de las varias que asedian a        ExxonMobil  una lista que incluye el aumento de los precios de la        gasolina hasta cerca de 4 dólares el galón, la decisión de la empresa de        ampliar su campo de explotación y perforación en territorio nacional y        fuera de él, y el pulso que mantiene con el presidente de Venezuela, Hugo        Chávez. En el transcurso de        su charla, Humphreys, vicepresidente senior y Tesorero de ExxonMobil, con        sede en Irving, Texas, dijo que uno de los motivos por los que estaba        contento por la oportunidad de dirigirse a los oyentes de Wharton era que        ahora podría aclarar varios equívocos sobre esta gran empresa que se        remontan al siglo XIX y a John D. Rockefeller, fundador de la mítica        Standard Oil y precursor de Exxon Mobil. Aunque la idea que        el público tiene de ExxonMobil cuyo beneficio alcanzó la cifra récord de        40.600 millones de dólares en 2007 es la de una empresa con mucho poder y        responsable, en parte, del aumento de los precios de la gasolina,        Humphreys dijo que el índice de beneficio de la compañía es menor que el        de muchas empresas americanas tradicionales, y que sus esfuerzos de        perforación en el exterior, así como la construcción de nuevas        instalaciones, muchas veces terminan en frustración. Los críticos, añadió,        deberían pensar en la necesidad "de energía de EEUU y del mundo, porque        China no va a parar de crecer, e India tampoco". Humphreys, nacido        en Oklahoma, se licenció en la        Universidad de su estado, sirvió en el        ejército americano hasta mediados de los años 70 y, a continuación,        estudió un MBA en Wharton. Después de graduarse, entró a trabajar en        Exxon, que se fusionó con Mobil en 1998. Su trabajo lo llevó a recorrer        todo el mundo, pasando una buena temporada en Malasia. Alcanzó la        vicepresidencia de Exxon en 1997, poco antes de la fusión. Su charla tuvo        lugar durante uno de los momentos de mayor turbulencia en la industria del        petróleo y del gas natural desde finales de la década de los 70. Hoy, el        precio del petróleo crudo ha sobrepasado los 120 dólares el barril, un        récord histórico incluso si se tiene en cuenta la evolución de la        inflación. El incremento de los precios ha acarreado también una serie de        costes sin precedentes para el conductor americano y quejas generalizadas        sobre los beneficios obtenidos por las compañías de petróleo. La cifra de        40.600 millones de dólares de beneficios de ExxonMobil el año pasado        representó un récord histórico. Los beneficios del primer trimestre de        2008 fueron de 10.900 millones de dólares. De acuerdo con        Humphreys, analistas de ExxonMobil creen según la curva histórica de        oferta y demanda que el precio del petróleo crudo debería ser mucho más        bajo, cerca de 50 dólares el barril. Hay varias razones para el alza        actual, dijo, señalando la inestabilidad geopolítica que compromete la        estabilidad de Oriente Medio y otras regiones productoras de petróleo, la        caída brutal del valor del dólar, que es la base para la mayor parte de        las transacciones de petróleo, además de un nivel sin precedentes de        especulación en torno al petróleo como commodity. Recordando que        cuando entró a trabajar a Exxon, en los años 70, se esperaba que los        precios subieran de forma perpetua, pero descendieron a niveles mucho        menores durante buena parte de las décadas de los 80 y los 90. Humphreys        dijo que, en su opinión, los precios volverán a caer, aunque no puede        prever cuando. "Si yo supiera la respuesta, no estaría aquí". Frente a frente        con Hugo Chávez Mientras tanto, la        empresa se ha situado en el centro de los acontecimientos en Venezuela,        envuelta en una batalla jurídica épica en torno a 12 millones de dólares        en activos de la petrolera venezolana PDVSA en EEUU y en Europa que        fueron congelados por la empresa después de que Chávez nacionalizara        algunos de los campos de petróleo de su propiedad. Humphreys dijo que        ExxonMobil persistirá en su posición desafiante a pesar de la reciente        decisión del presidente venezolano de aumentar los impuestos sobre las        exportaciones de petróleo resaltando que la capacidad de la empresa de        explorar los campos de petróleo y de gas natural depende de la        inviolabilidad de los contratos alcanzados. "Se trata de un        acuerdo comercial, queremos nuestro dinero", dijo Humphreys. "A veces,        tenemos que ser bien objetivos en este tipo de confrontación. Alguien        tiene que establecer una línea de conducta y decir: 'Mire, si ustedes        hicieran tal cosa, y si los nuevos términos permiten que vosotros lo        hagan, la situación podrá tomar rumbos indeseables'". Esto se explica por        el enorme coste necesario para el desarrollo de nuevos campos de petróleo        y de gas natural en el mundo. Humphreys hizo referencia a la nueva        instalación de ExxonMobil en la isla Sakhalin, en el Océano Pacífico, a lo        largo de la costa rusa, donde los precios podrían alcanzar los 15.000        millones de dólares, o más, en el caso de un proyecto que necesitó cerca        de 10 años para terminarse y que deberá, según estimaciones de la empresa,        producir petróleo durante cerca de 40 años. El gasto se debe a la        tecnología punta necesaria para explorar un campo de petróleo localizado        a 11 Km. de distancia de        la costa. "Se trata, básicamente, de un proyecto cuya perspectiva de        desarrollo es de 50 años, y por eso nos referimos a él como una iniciativa        de largo plazo". De hecho, en        alusión a las complicadas negociaciones que envuelven a los ejecutivos de        ExxonMobil y los trabajadores de mayor rango de países extranjeros donde        la compañía tiene negocios, en algunos casos, desde hace más de un siglo,        Humphreys dijo que trabajar en una empresa de nivel global, muchas veces,        es como trabajar para el Departamento de Estado de EEUU. Un objetivo de la        empresa, añadió, consiste en garantizar que la riqueza compartida        procedente del petróleo sea utilizada para fines positivos por el país        anfitrión. Él citó como ejemplo el tiempo que pasó en Malasia a principios        de los años 90. "Cuando usted llega y empieza a dialogar con el Gobierno        anfitrión y dice 'Ésta será nuestra contribución para el desarrollo de sus        recursos', el efecto es bueno para todas las partes. Malasia es un buen        ejemplo de desarrollo saludable. El Gobierno cogió la riqueza generada por        el petróleo e invirtió en educación y actividades de alta tecnología,        transformando Malasia en un país diferente". Los escándalos        de sobornos Humphreys dijo que        algunas malas experiencias del pasado como el escándalo que involucró a        Exxon en un caso de soborno en Italia en la década de 1970 y que culminó        con la aprobación de la Leyde Prácticas Corruptas        Exteriores hicieron que los ejecutivos actuales hayan puesto un gran        énfasis en la cuestión ética, sobre todo en las transacciones        internacionales de la empresa. ExxonMobil, añadió, simplemente se salió de        dos negocios con gran potencial lucrativo en otros países porque los        trabajadores de esos gobiernos exigían compensación económica a cambio.        "En este negocio, si usted no actúa con principios e integridad, tendrá        problemas". Además del énfasis        que la empresa está poniendo en la ética, Humphreys dijo que el cliente        medio de consumo de gasolina tal vez desconozca los esfuerzos cada vez        mayores por parte de la compañía para el desarrollo de nuevas tecnologías        basadas, entre otras cosas, en el trabajo de cerca de 15.000 científicos e        investigadores de toda la empresa, que obtienen cerca de 1.000 nuevas        patentes todos los años. "Es difícil que las        personas nos vean como una empresa de tecnología", dijo Humphreys,        añadiendo que el equipo de investigación y desarrollo de la empresa se        concentra en tres áreas: separadores incorporados que producen hidrógeno mientras el vehículo        en funcionamiento alimenta las células de combustible de        alta tecnología; utilización de algas como posible nueva fuente de biocombustibles; y una        tecnología que podrá tener como resultado la producción de un carbón más        limpio gracias a la eliminación del dióxido de carbono. Formas más nuevas        de energía renovable, como las proporcionadas por el viento y por la        energía solar, crecerán a un ritmo veloz, de acuerdo con Humphreys, pero        sin la mínima oportunidad de atender a las necesidades de energía del        mundo, principalmente ante el crecimiento actual de las naciones en        desarrollo. Por lo tanto,        Humphreys no es partidario de la teoría del techo de producción de        petróleo o peak        oil-, según la cual la producción mundial de petróleo comenzará a        disminuir en breve, si es que ya no ha empezado a hacerlo, a medida que la        oferta vaya disminuyendo. "Se habla mucho hoy en día de que el petróleo y        las reservas de hidrocarburos están llegando a su fin. No es lo que        pensamos", dijo él, añadiendo que aunque los seres humanos hayan consumido        cerca de un billón de barriles desde el siglo XIX, quedarían todavía cerca        de dos billones de barriles en reservas inexploradas en el suelo, además        de otros tipos de combustibles fósiles, como los esquistos bituminosos una        roca sedimentaria que se descompone para producir petróleo y gas), por        ejemplo. Pero, en una        declaración reciente que contradice ese punto de vista, trabajadores de        ExxonMobil dijeron que el cambio climático y los combustibles fósiles son        elementos antagónicos. "Sabemos que hay un problema, y lo reconocemos como        tal; no sabemos cuáles serían las mejores opciones para lidiar con él",        dijo Humphreys. "El dilema de siempre opone el desarrollo económico a las        emisiones de carbono, por lo tanto creemos en la necesidad de un debate        saludable." De acuerdo con Humphreys, un plan de recorte en el volumen de        carbono emitido con el propósito de limitar la polución podrá funcionar,        pero no ayudaría a bajar el precio de la gasolina. En otras palabras,        dijo, la resolución del problema a ejemplo de muchos otros exigiría una        gran dosis de voluntad política, algo que falta en nuestra cultura        política actual. "Es vuestra generación la que tendrá que poner en        práctica algunos compromisos difíciles, todos tendremos que hacerlo",        dijo. "El desarrollo económico es imprescindible, pero ¿cómo lograrlo sin        emisión de carbono?" |