Diversos equipos científicos trabajan en la creación  de nuevas formas de vida. Algunos expertos consideran que los últimos avances  permitirán conseguirlo en cinco o diez años. Las posibilidades en multitud de  campos, incluido el medioambiental, podrían ser espectaculares, desde el diseño  de nuevos medicamentos hasta nuevos biocombustibles y sistemas más eficaces de  absorción de los gases de efecto invernadero. No obstante, otros especialistas  recuerdan la falta de acuerdo a la hora de establecer qué es una forma de vida  sintética, así como los posibles peligros que estas nuevas formas de vida  podrían tener en contacto con la naturaleza. 
  Los ribosomas son las fábricas de las células, ya que se encargan de crear  proteínas. Y sin éstas, la vida no sería posible tal y como la conocemos. Por lo  tanto, los investigadores que pretenden crear vida sintética están trabajando  con estos elementos, lo que les está permitiendo lograr importantes avances.  Recientemente, un equipo de bioquímicos de la Escuela de Medicina de la  Universidad de Pennsylvania, en Estados Unidos (EE.UU.), ha creado un nuevo tipo  de proteína. Según sus responsables, es capaz de transportar oxígeno, al igual  que la neuroglobina humana. Uno de sus autores, P. Leslie Dutton, asegura que es  la primera vez que se crea una proteína con una función determinada. El  descubrimiento, dado a conocer recientemente en la revista Nature, abre muchas  posibilidades, según sus autores. Por ejemplo, podría algún día ser la base para  la creación de sangre artificial. 
    La vida, tanto fuera como dentro de la Tierra,    podría ser mucho más diversa de lo que se cree 
 Unos días antes, los científicos George Church y Michael Jewett, de la  Escuela Médica de Harvard, en EE.UU., explicaban cómo habían creado un nuevo  ribosoma a partir de los de la bacteria E. coli. Su próximo objetivo es fabricar  una secuencia de 151 genes para comprobar si pueden crear una célula  autorreplicante, una condición esencial para que un organismo sea considerado  vivo. Entre los objetivos de estos investigadores se encuentra el desarrollo de  nuevos biocombustibles de etanol de celulosa más baratos y eficientes. Asimismo,  los científicos de Harvard ya han conseguido otros avances importantes, como la  creación de luciferasa, el material bioluminiscente de las luciérnagas, y que es  muy eficiente al transformar casi toda la energía química en luz. 
 Según Church, cofundador de la empresa LS9, especializada en biocombustibles  de nueva generación, la creación de una célula completa será un "pequeño desafío  factible". Por su parte, Anthony Forster, de la Universidad Vanderbilt, en  Tennessee, EE.UU., y colaborador de Church, prefiere ser más conservador al  afirmar que no se puede saber hasta que no se pongan a intentarlo. 
 Por su parte, el mes pasado, científicos de la Fundación para la Evolución  Molecular Aplicada, en Gainesville, Florida, presentaban un sistema basado en  los cuatro nucleótidos base del ADN (A, C, G y T), más ocho nuevos que han  remodelado a partir de dichas moléculas, a las que han llamado Iso-C, Iso-G, J,  K, P, V, X y Z. Por el momento, estos nuevos elementos no pueden hacer copias de  sí mismos, algo que podría ser posible en un par de años, según su principal  responsable, el bioquímico Steven A. Benner. Ahora bien, se trata de un  desarrollo muy básico: algunas de las moléculas del equipo de Benner cuentan con  81 pares de bases, mientras que el ADN del genoma humano tiene 3.000 millones de  pares de bases. 
 La investigación forma parte de un proyecto de investigación de la NASA, que  trata de desvelar cómo podría ser la vida extraterrestre. En este sentido,  Benner recuerda la controversia sobre la definición de vida y sus posibles  formas. Este experto sostiene que la vida, tanto fuera como dentro de la Tierra,  podría ser mucho más diversa de lo que se cree, al constituirse con bioquímicas  distintas. Por ejemplo, la vida podría surgir no sólo en el agua, sino también  en nitrógeno líquido o metano, o en entornos con acidez extremadamente alta o  baja. 
 ¿Qué es una vida sintética? 
 Si los científicos no se ponen de acuerdo sobre el concepto de vida, no es  extraño que haya discusiones a la hora de determinar qué es la vida sintética.  Craig Venter, famoso por su proyecto privado de secuenciación del genoma humano,  confía en los avances de la ingeniería genética. En 2007, Venter daba a conocer  una técnica que permitía transferir material genético de una bacteria a otra.  Mediante este sistema, publicado en la revista Science, la empresa de este  biólogo, Synthetic Genomics, podría diseñar bacterias a medida para aplicaciones  tan diversas como producción de combustibles sintéticos o  limpieza de residuos tóxicos. Por ejemplo, un microbio creado ex profeso podría  transformar el carbón enterrado en gas metano, facilitando su extracción. 
  
  No obstante, algunos científicos afirman que el de Venter no puede  considerarse un sistema para crear vida sintética. Drew Endy, del Instituto  Tecnológico de Massachusetts, en EE.UU., y uno de los principales investigadores  en biología sintética, explica que en realidad Venter copia y  modifica material genético de forma que logra algo aparentemente nuevo. Sin  embargo, opina, el verdadero reto consiste en crear desde cero una forma de vida  original. 
 En esta línea se mueve también Jack Szostak, un biólogo molecular de la  Escuela Médica de Harvard. El año pasado, este investigador fabricó una  protocélula con moléculas grasas que podían atrapar trozos de ácidos nucleicos  con código fuente para la replicación y un proceso que atrapaba la energía del  exterior. 
    Los primeros organismos sintéticos que se creen    serán muy primitivos y necesitarán el soporte vital del laboratorio    
 Por su parte, otros científicos van incluso más allá que lo que propone  Szostak. Hans Ziock, un investigador protocelular del Laboratorio Nacional de  Los Alamos, en EE.UU., considera que las nuevas formas de vida sintética  tendrían que ser una especie de pequeñas nanomáquinas a nivel celular capaces de  organizarse para usar la energía y las sustancias químicas y crear copias de sí  mismas. 
 En cualquier caso, los investigadores de esta especialidad reconocen que,  aunque las perspectivas son muy optimistas, por el momento los avances son muy  incipientes y no pueden considerarse vida sintética como tal. David Deamer, de  la Universidad de California, advierte que los primeros organismos sintéticos  que se creen serán muy primitivos y necesitarán el soporte vital del  laboratorio. 
  Posibles peligros de la vida  sintética
  Los detractores de estas investigaciones subrayan los  peligrosos inconvenientes de estas nuevas formas de vida. Para empezar, las  cuestiones éticas y legales de crear vida podrían ser un importante quebradero  de cabeza. Algunos expertos creen incluso que se podrían crear nuevos  seres o máquinas con propiedades casi humanas. 
 Por otra parte, añaden, la mala utilización de  estos sistemas podría dar lugar a una nueva forma de bioterrorismo, o que se  podrían liberar accidentalmente organismos y sustancias químicas nuevas con  inesperados efectos sobre el medio ambiente y los seres humanos. Frente a esta  preocupación, Anthony Forster, de la Universidad Vanderbilt, asegura que estos  organismos se crearán en laboratorios preparados contra posibles fugas, y que  posiblemente no puedan sobrevivir fuera de estas  condiciones. 
 En cuanto al origen de la vida, y por  extensión, de la sintética, parece un tema que seguirá creando polémica en los  próximos años. Algunos expertos, como el químico Jeffrey Bada, de la Universidad  de California en San Diego, sostienen incluso que es improbable que sepamos  alguna vez cómo comenzó la vida realmente.