¿Está resuelta la segunda vuelta?
 *Por Genaro Arriagada | 15 de Diciembre de 2009  | Enviar por Correo | Imprimir 
 
 La caza de votos ya partió. Un millón de sufragios  separa a Sebastián Piñera de Eduardo Frei, pero tanto la derecha como el  oficialismo -en muy distinta cantidad- requieren sumar si quieren llegar a La  Moneda. Un clima triunfalista se ha expandido entre los partidarios de Sebastián  Piñera, mientras que en el comando de Eduardo Frei, entre otros movimientos, se  apela a los matemáticos para un juego de ajedrez incierto. Frente a la  encrucijada inédita que plantea la segunda vuelta de esta quinta elección  presidencial desde la recuperación de la democracia, el cientista político  Genaro Arriagada analiza los resultados del domingo pasado y hace una  radiografía de los desafíos que ellos plantean para ambos candidatos.
 EL SORPRENDENTE MAL DESEMPEÑO DE LA CONCERTACIÓN. La  candidatura presidencial de la Concertación obtuvo una magra votación, no  obstante factores que normalmente deberían haber apuntado a un resultado mucho  mejor. Entre los principales, el representar la continuidad de una Presidenta  que tiene un 80% de aprobación y de un gobierno con más de un 65% de los  ciudadanos que respaldan su buen desempeño. Aún sus más enconados adversarios  reconocen que la Concertación representa veinte años de enorme progreso en casi  todos los campos. 
 A ello hay que agregar que el electorado chileno muestra una enorme  estabilidad en su afección a dos grandes coaliciones, haciendo que sus  votaciones hayan variado muy poco en dos décadas, de modo que, cualquiera fuera  su candidato, un piso en torno al 45% parecía probable.
 Contrariando esas razones, la candidatura concertacionista obtuvo un 29% de  los sufragios. La gran pregunta es: ¿por qué tan baja votación? 
 De partida, la razón no está en que la derecha, su sempiterna adversaria,  haya presentado un proyecto atractivo, una gran campaña o un nuevo y motivador  sueño de país. Lo prueba el que no obstante la baja de Frei, mantuvo la misma  votación de siempre: el 44% de Piñera es el resultado más bajo de ese sector en  las tres últimas primeras vueltas presidenciales (47,5% de Lavín en 1999; 48,6%  la suma de Lavín y Piñera en 2005). Por tanto, referido a elecciones anteriores,  ni uno solo de los 14 puntos de diferencia los explica el éxito de Piñera, sino  que todos son endosables a la caída de Frei. 
 La baja de Frei tampoco la explica el surgimiento de una alternativa a su  izquierda, pues Arrate -no obstante su buena campaña- obtuvo el voto levemente  mejorado que tradicionalmente ha obtenido la llamada "izquierda extra  parlamentaria" (un 6,2% que se compara con un 4,7% de Pizarro en 1993 y un 5,4%  de Hirsch en 2005).
  CANSANCIO Y HASTÍO. El mal desempeño del oficialismo  en la primera vuelta se explica por factores que vienen de su interior y de las  fuerzas que lo componen. Entenderlo es necesario para advertir las estrategias  entre la primera y la segunda vuelta.
CANSANCIO Y HASTÍO. El mal desempeño del oficialismo  en la primera vuelta se explica por factores que vienen de su interior y de las  fuerzas que lo componen. Entenderlo es necesario para advertir las estrategias  entre la primera y la segunda vuelta. 
 El primero de esos factores es la propia candidatura de ME-O, un fenómeno  nacido del interior de la Concertación, sin que hasta ahora haya roto  radicalmente con ella. No sólo se trata de que ME-O fuera un diputado  socialista, su padre un senador de ese mismo partido y su entorno de izquierda.  Lo importante es que su movimiento no significó, como la derecha, un proyecto  alternativo, sino más bien una forma de protesta que, surgida de las entrañas  del oficialismo, quiso expresar el hastío y el cansancio con una coalición que  al cabo de 20 años se muestra desgastada y carente de renovación. 
 La candidatura de ME-O no logró proyectar ni una ideología ni un proyecto ni  un programa ni equipos de gobierno alternativos. Fue la expresión de un malestar  acumulado en dos décadas. No fue particularmente agresiva ni encarnó "el voto  bronca" del que hablan los argentinos. Frente a la Concertación, su grito no fue  "¡Váyanse!", sino un relativamente cortés "¡Está bien, pero es suficiente!". Una  protesta no radical sino light. Un malestar que no era tan profundo  como para ir a apoyar a la derecha o a la izquierda radical, pero suficiente  para no votar por la Concertación. Un castigo pero no una repulsa. 
 Porque ésta fue su naturaleza es entendible que, no obstante el notable 20%  obtenido por ME-O, no haya elegido un solo diputado. Y es también su naturaleza  protestataria lo que le hace imposible apoyar a Piñera en la segunda vuelta o  incluso a Eduardo Frei. Lo primero la haría estallar en pedazos; lo segundo,  sería la renuncia a un rol futuro como movimiento
 si es que efectivamente va a  tener alguno.
 El otro factor que explica el mal desempeño de la candidatura  concertacionista son los errores en su comando. Entre ellos, el predominio de  criterios publicitarios por sobre los políticos, la ausencia de un jefe de  campaña, la presencia en su interior de una multiplicidad de actores ("rostros",  voceros, "Océanos Azules", "Montañas Blancas", publicistas y comentaristas de la  propia campaña, etc.), todo lo cual creó la imagen de un comando sumido en la  pelea menor, ajeno a los temas y asuntos sustantivos que importan al país y a  las personas, arrastrado a luchas de poder e intrigas. 
 A ello se agrega la baja consideración por los partidos que desde esa  instancia se proyectó. Una imprudencia. Porque como lo probó la primera vuelta,  ellos tenían más fuerza que la propia candidatura: mientras el candidato obtuvo  el 29,62 %; las listas parlamentarias de sus partidos sumaron 44,4%; esto es  14,8 puntos porcentuales más.
 ¿CUAL ES EL TECHO DE LA CANDIDATURA DE DERECHA? Los errores  de la candidatura oficialista no deben ni pueden ocultar las graves limitaciones  de su adversaria. El resultado característico de las democracias es que las  votaciones de gobierno y oposición son un juego de suma cero -lo que sube una  equivale a lo que baja la otra-, aquí no se dio. Si bien la candidatura de  gobierno bajó fuerte, la de la oposición no creció. 
 En ese contexto, para Piñera sería peligroso actuar como si su campaña se  hubiera caracterizado por el buen desempeño y el carisma. Subieron sus partidos,  pues la Alianza aumentó su votación de diputados en casi cinco puntos entre 2005  y 2009 (del 38,7% al 43,4%), lo que no es poco. Pero la candidatura  presidencial, entre esos mismos años, bajó 4,6 puntos porcentuales.
 No haber crecido es grave; pero haber topado techo es fatal. Hay quiénes  sostienen que la candidatura de derecha difícilmente subirá los 5,5 puntos que  le restan para ganar en segunda vuelta; que tiene un techo por debajo de ese  nivel. 
  Quienes adhieren a esta idea aducen que la votación parlamentaria de  la Alianza es la misma que la de su candidato, un indicador de que no tiene a  dónde acudir en busca de más votos. Refuerzan su argumento diciendo que su único  aliado parlamentario, "Chile Primero", creado por Fernando Flores y Jorge  Schaulsohn, obtuvo apenas un 0,26% de apoyo, esto es apenas 17.250 votos. Un  aporte escuálido.
Quienes adhieren a esta idea aducen que la votación parlamentaria de  la Alianza es la misma que la de su candidato, un indicador de que no tiene a  dónde acudir en busca de más votos. Refuerzan su argumento diciendo que su único  aliado parlamentario, "Chile Primero", creado por Fernando Flores y Jorge  Schaulsohn, obtuvo apenas un 0,26% de apoyo, esto es apenas 17.250 votos. Un  aporte escuálido. 
 ¿PODRÁ FREI CRECER 21 PUNTOS? Decir que Piñera tiene un  techo bajo el 50%, equivale a afirmar que Frei va a subir 21 puntos de aquí al  17 de enero. ¿Cuál es la razón para tal optimismo? Volviendo a la aritmética,  los defensores de esta idea exponen los siguientes argumentos. Primero: al 29,3%  de Frei se debe agregar el 90% de la votación de Arrate, esto es 5,6 puntos, lo  que lleva su votación al 35,2%. Y segundo, si Frei conquista tres de cada cuatro  personas que sufragaron por ME-O, vale decir 15 de sus veinte puntos, lo lleva a  un 50,2%. 
 Como la aritmética electoral da para todo, los partidarios de Piñera retrucan  diciendo que si su candidato obtuviera uno de cada tres votantes que respaldaron  a ME-O en la primera vuelta, entonces su triunfo estaría asegurado: tendría los  6,6 puntos porcentuales que lo llevarían a La Moneda. 
 No cabe duda que el electorado que votó por ME-O es más proclive a Frei que a  Piñera. Sobre eso no hay dos opiniones. Pero el asunto es saber cuánto lo es.  Dicho con un poco de humor negro, si Piñera obtiene uno de cada tres votos de  ME-O, será Presidente por seis décimas; si Frei consigue tres de cuatro de esos  votos, será Presidente por dos décimas. No debe haber sido distinto el análisis  que llevó a David Gallagher a consignar en su artículo sobre "El Piñerazo",  publicado ayer en el El Mercurio, que "no hay duda que la elección (en  segunda vuelta) será muy estrecha".
 Pero, los ejercicios simples de cifras tienen el inconveniente de no  considerar elementos cualitativos que son importantes y, a veces, decisivos. A  favor de Piñera jugará "la imagen de triunfo" que le dan sus 14 puntos de  ventaja, lo que podría volcar a muchos electores a su favor. En beneficio de  Frei jugará el temor a un gobierno de derecha que gane por un margen electoral  pequeño, pero que, afirmado en el poder del dinero, su predominio en los medios  de comunicación y en una clase empresarial económicamente eficiente pero  políticamente conservadora, pueda conducir a un poder excesivo, con "muchos  checks" y "pocos balances" (*).
 (*) Nota del Editor: Un juego de palabras: "checks and balances"  -"frenos y contrapesos" en español- es casi la definición de un Estado de  Derecho. Aquí, sin embargo, la palabra "check" alude a cheque, esto es dinero,  que reduce los equilibrios ("balances") de poder.