REPORTAJE
 Los últimos 100 días de  Bush
 La crisis económica y los asuntos pendientes en política exterior  marcan la recta final del presidente de EE UU
 FERNANDO  NAVARRO -  Madrid - 12/10/2008
  
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 Como  un reloj de arena, empieza la cuenta atrás de George W. Bush, que afronta sus  últimos 100 días antes de dejar definitivamente el sillón presidencial en su  despacho de la Casa Blanca. La fecha: 20 de enero de 2009, día en el que Bush  tendrá que ceder el testigo a uno de los dos candidatos presidenciales, el  republicano John McCain o el demócrata Barack Obama, ahora en plena lucha  electoral. Pero lejos de ser una jubilación tranquila, al presidente  estadounidense se le acumulan los papeles de trabajo al mismo tiempo que las  encuestas le castigan por su gestión de la crisis económica y los desmanes de su  política exterior.
 
 George  W. Bush
 A  FONDO
 Nacimiento:
 06-07-1946
 Lugar:
 (New  Haven)
 
 Estados  Unidos
 A  FONDO
 Capital:
 Washington.
 Gobierno:
 República  Federal.
 Población:
 290.000.000  (2004)
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 "Parece  que voy a tener mucho trabajo que hacer hasta que venga el próximo presidente",  dijo Bush en una rueda de prensa la semana pasada en Washington. El presidente  estadounidense empieza a vislumbrar el fin de su mandato pero sus palabras, más  que arrojar luz sobre su propia intuición política, señalan una recta final más  oscura que el propio túnel. Porque el panorama que le espera de aquí a que  abandone su cargo al frente de la primera potencia mundial es tan trágico como  inesperado para su Administración.
 Crisis  financiera mundial
 El  pánico se ha apoderado de los mercados mundiales. Las Bolsas han cerrado esta  semana como la peor de la historia pese a los frenéticos esfuerzos de los  Gobiernos por contener el miedo internacional. El alcance del crash  bursátil ha azotado a las economías de todo el mundo, y especialmente a  Estados Unidos.
 Un  azote que ha pillado de sorpresa a Bush, que no tuvo reparos en bromear sobre la borrachera y la resaca de  Wall Street el pasado julio, antes de que se desplomasen los  mercados y estallara la pesadilla financiera. Apenas dos meses después, Bush  ofrecióun discurso tremendista y casi  apocalíptico ante una situación que está fuera de control para  la Casa Blanca y Wall Street.
 Con  más problemas de lo esperado por la oposición de los senadores republicanos, el  mandatario estadounidense consiguió sacar adelante su plan de rescate valorado  en 700.000 millones de dólares (casi medio billón de euros), pero hasta la  expiración de su mandato la situación puede ponerse aún peor con el fantasma de la recesión amenazando  la economía mundial.
 Bush  se ha encargado en los últimos días de transmitir al país un mensaje de  seguridad y confianza, asegurando que este periodo de crisis será seguido por  días mejores, pero eso ocurrirá mucho tiempo después de que haya dejado su  puesto. Las cifras tampoco le sonríen. Con Bush como presidente, la deuda  estadounidense de casi seis billones de dólares quedará fijada en más de 10  billones cuando se vaya.
 Mientras  tanto, los datos de los últimos sondeos ponen en evidencia la gestión de la  crisis por la Administración Bush, que ha permitido impulsar la candidatura demócrata de  Barack Obama frente a la de John McCain. En una encuesta publicada  por The New York Times y la cadena CBS, un alto porcentaje de  votantes desaprueban la gestión económica de George Bush (68%) y consideran que  el país avanza en la dirección equivocada (81%).
 Política  exterior
 La  economía protagoniza el final del mandato de Bush pero el tiempo también corre  en su contra en otros temas importantes de política exterior. En la última  cumbre de Naciones Unidas, el presidente estadounidense se despidió de los países miembros de  la ONU con un perfil bajo y varios asuntos sin  cerrar.
 Antes  de que concluya su presidencia, Bush se había marcado el objetivo de conseguir  un acuerdo de paz para Oriente Próximo, basado en la instauración de un Estado  palestino en el 2008. Así lo prometió tras la cumbre de Annapolis. Hoy  por hoy, esa meta se antoja casi imposible de conseguir, después de que el  primer ministro israelí Ehud Olmert renunciase a su cargo en medio de un  escándalo de corrupción. Las negociaciones entre israelíes y palestinos están en  punto muerto.
 Otros  temas pendientes que están marcados en rojo en la agenda del presidente son  Irak, Pakistán y Afganistán. En Irak, Washington y el Gobierno iraquí carecen  todavía de un acuerdo sobre la presencia de las fuerzas estadounidenses después  del 31 de diciembre, cuando termina el mandato de la ONU. Ambas partes no han  solucionado las diferencias sobre la jurisdicción legal de las tropas  estadounidenses ni sobre el calendario de retirada. Mientras tanto, la guerra  contra los talibanes se complica en la frontera entre Afganistán y Pakistán, en  la conocida región de Waziristán, donde Al Qaeda  se hace fuerte. El propio general David Petraeus,  máximo responsable militar de EE UU para Oriente Próximo, ha reconocido el  avance talibán en los últimos meses.
 Las  negociaciones por los programas nucleares de Irán y Corea del Norte tampoco  tendrán una solución antes del adiós de Bush, aunque ayer llegasen buenas  noticias a la Casa Blanca después de que Pyongyang y Washington acercasen  posturas. El Gobierno norcoreano accedió a las exigencias de una inspección  nuclear al mismo tiempo que EE UU quitó al país asiático de la  lista de países que patrocinan el terrorismo.
 Con  el reloj en marcha, un consejero de Bush, Ed Gillespie, ha dicho a la agencia  Associated Press: "Sospecho que los últimos 100 días se asemejarán más de lo que  hubiéramos esperado a los primeros 100". Y confirma lo que a todas luces se deja  ver: los grandes desafíos de Bush quedarán pendientes en el mejor de los casos,  sino patas arriba.
  
 
 El  presidente de EE UU, George W. Bush.-  AFP