LOS LIDERES DEBEN SABEN DE CATA DE  VINOS
  
 ¿QUE ENTENDEMOS POR CATAR UN  VINO?
 
CATAR UN VINO ES DISTINGUIR Y RECONOCER, SEGÚN UNA TÉCNICA Y UN  VOCABULARIO PRECISOS, SUS CUALIDADES Y 
 SUS DEFECTOS ANTES DEL PLACER DE BEBERLO.
 Durante  todo el día, nuestros sentidos están despiertos: miramos, escuchamos, tocamos,  olemos y saboreamos. Nuestros órganos sensoriales registran los estímulos  olfativos, auditivos, visuales, táctiles y gustativos de nuestro alrededor sin  que seamos realmente conscientes de ello. Sin embargo, cuando realizamos una  cata, procuramos analizar y memorizar conscientemente el mayor número de  sensaciones que el vino nos transmite para poder, de este modo, aumentar nuestro  placer y nuestro conocimiento. Contrariamente a lo que se piensa, la práctica de  la cata es fácil.
 
 La  apariencia y el olor del vino son dos indicios importantes sobre su calidad  potencial. El examen de la capa y la inhalación del aroma, primeras etapas de la  cata, permiten apreciarlo mejor.
 Se  trata simplemente de memorizar los aromas y los sabores de un gran número de  vinos diferentes. Se aprende fácilmente a reconocer los aromas particulares de  una variedad, el sabor de los vinos de los países cálidos con respecto a los de  clima templado y a distinguir un vino joven de uno más añejo. Luego, el proceso  de identificación recurre a la memoria y es el resultado de eliminaciones  sucesivas. Aprender a catar acrecienta el placer que nos ofrece el vino y nos  permite elegir los vinos con conocimiento de causa. Un catador experimentado  calcula cuándo un vino estará listo para beber y puede hacer una selección  inteligente de los vinos jóvenes que merece la pena envejecer.
 La  degustación tiene también por objeto descubrir los escasos defectos que puede  tener un vino. Saber catar significa utilizar eficazmente los sentidos para  poder interpretar las sensaciones visuales, olfativas, táctiles y gustativas que  forman parte del análisis sensorial. Además, es imprescindible poseer un  vocabulario que permita describir estas sensaciones. Finalmente, el catador debe  conocer los criterios con los que se juzgan los vinos.
 Es  relativamente fácil adquirir el dominio de las técnicas de la cata, pero su  vocabulario, como toda lengua extranjera, exige un esfuerzo de aprendizaje.  Desarrollar los conocimientos para extraer conclusiones que no sean solamente  subjetivas es un proceso más largo, porque hay que probar toda una gama de vinos  antes de conseguirlo.
 Con  un poco de buena voluntad, la práctica de la degustación está al alcance de  todos, ya que todos nacemos más o menos con la misma aptitud para discernir  aromas y sabores. Aunque la sensibilidad puede variar de un individuo a otro,  convertirse en un catador lúcido es más una cuestión de experiencia que un don  natural: se trata, simplemente, de explotar al máximo las aptitudes  personales.
 EL  APRENDIZAJE
 Para  convertirse en un buen catador tendrá que explotar al máximo sus capacidades. He  aquí algunas sugeren cias para desarrollar su talento:
     Cate muchos vinos diferentes.Deben  ser de calidad, pero también de estilos diferentes.
    Compare vinos que tengan un elemento en común. Este  puede ser la región, la variedad o un  determina do estilo de vinificación.
  Defina un  método. Luego  hay que seguirlo en todas las catas.
   Desarrolle su vocabulario. Es  importante dedicar el tiempo necesa rio hasta encontrar el término  preciso.
   Empiece con la ayuda de  un catador. Podrá  guiarlo en sus primeros pasos.
   Cate «a ciegas». Esto  le permitirá percibir mejor la sensaciones sin dejar-se influir por la  etiqueta.
  Las  etapas de la cata
 Observe  a un catador veterano y el proceso le parecerá simple: mira, olfatea, degusta,  escupe, toma algunas notas y pasa al vino siguiente. Esta técnica se adquiere,  al igual que todos los trucos que hacen más fácil el análisis. Las ilustraciones  de la página siguiente muestran las diferentes etapas. La primera de ellas  consiste en examinar el color; a continuación los olores y finalmente el  sabor.
  Las  copas
 Una  copa de cata o catavinos debe ser incolora, lisa (sin fantasías), de una buena  capacidad  (entre 20 y 30 cl.)  y con una abertura más estrecha que el cáliz. Esta característica forma de  tulipa mantiene y concentra los aromas que se desprenden del vino. También evita  las salpicaduras cuando se hace girar el vino en la copa o ésta se inclina  para examinar el color. Existe una copa normalizada utilizada por los  profesionales. 
 EL  ASPECTO Y  EL COLOR  DEL VINO
 Aunque  menos importante que el aro ma y el sabor del vino, el análisis visual sirve  para obtener algunos datos esen ciales sobre su concentración y ma  durez.
  El  aspecto. Es  importante observar el vino sobre un fondo blanco.
   La limpieza. Verifique  que el vino esté perfectamente limpio y brillante, ni velado ni turbio. Si su  capa está apagada, tiene todas las probabilidades de resultar igualmente apagado  en boca.
   El color. Observe  el color; con sus matices y su densidad. El color de un blanco, ¿es pálido o  dorado? El tinto, ¿es de color rubí, rosa pálido o teja? Una capa de color  denso, casi opaco, corresponderá a un tinto de gran con centración.
   El gas carbónico. Producido  naturalmente en el curso de la fermentación, el CO2 está  presente en todos los vinos. Sin embargo, las cantidades de gas son tan pequeñas  en la mayoría de los vinos tranquilos que es raramente perceptible, ni con la  vista ni en boca. A veces se ven algunas burbujas en las paredes de los vasos  que contienen blancos jóvenes. Coja ahora la copa. La siguiente etapa consistirá  en examinar atentamente el color
   El color del borde del disco. La  parte superior del vino vertido en una copa se denomina «disco». El borde de  este disco revela el estado de evolu ción del vino. Cuanto más añejo o listo  para beber se encuentre un vino, más pardusco o de tonalidades ladrillo será el  borde del disco.
   Los vinos  blancos. Van  adquiriendo color en el curso de su envejecimiento, evolucionando del tono  amarillo pálido de su juventud hasta el color amarillo pajizo, dorado o  ambarino.
   Los vinos tintos. Van  perdiendo su color «rojo» a medida que envejecen. De jóvenes, ofrecen con  frecuencia una capa rojo púrpura; en el curso de su evolución, adquieren tonos  rubí y granate, hasta llegar a los matices de caoba característicos de los vinos  añejos. 
  La  fluidez. Haga  girar el vino en la copa, después de examinarlo delante de una fuente  luminosa
 Una  pequeña cantidad de vino se adhiere a la copa antes de formar las «lágrimas»,  «piernas» o «perlas». Cuanto más rico sea el vino en contenido tánico y  graduación alcohólica, más marcadas serán estas lágrimas,lo que da una idea  sobre su concentración. 
 LA  NARIZ DEL VINO
 El  olfato es el sentido más importante en la apreciación y el placer del vino, ya  que buena parte de lo que «saboreamos» simplemente se «huele». Un buen ejemplo  es el poco «sabor» que percibimos en las bebidas y en los alimentos cuando  estamos constipados o con la nariz tapada.
El centro del sentido del  olfato son los bulbos olfativos, que se encuentran en la parte superior de cada  una de las fosas nasales. Las moléculas olorosas (en estado gaseoso) llegan a  los bulbos olfativos por dos vías: la nariz, al ascender por las fosas nasales,  cuando inspiramos; y la boca, al subir de la garganta a la nariz, cuando  expiramos (vía retronasal).
Es desaconsejable aspirar con insistencia el  buqué cuando se quiere describir o identificar los aromas de un vino. Por el  contrario, es mejor oler el vino con moderación, para evitar el efecto  anestésico, y dejar algunos instantes  de reposo entre cada inhalación porque los bulbos olfativos se fatigan  rápidamente; es decir; se acostumbran en pocos instantes a lo que sienten y la  impresión dejada por un olor disminu ye con el tiempo. Del mismo modo, se  recuperan rápidamente cuando se ale jan del olor al que se han  «adaptado». 
  La  «nariz».En  un sentido general se denomina «nariz» al conjunto de los olores de un vino.  También se usan «aroma» y. «buqué» aunque, desde un punto de vista técnico, se  refieren a características diferentes.
   El aroma. Este  término designa los olores que provienen de la transfor mación de las uvas por  la fermenta ción (olores frescos y afrutados que se. encuentran principalmente  en los vinos jóvenes).
   El buqué. Designa  los olores cuyo desarrollo es resultado de la crianza de los vinos en barricas  de roble o de su envejecimiento en botellas. La  nariz varía en intensidad y en calidad según la edad, la variedad , el origen  del vino y su calidad, pero deberá ser siempre limpia; es decir; sin olores  desagradables. «Cerrado»  y «poco expresivo» son términos utilizados para describir vinos que no  desprenden todavía demasiado aroma, pero que en opinión del catador se irán  haciendo más expresivos con la edad. 
 Cómo  oler el vino:
Hay  que oler el vino antes de hacerlo girar en la copa, a continuación imprimir un  movimiento giratorio y aspirar de nuevo justo después, mientras el líquido se  detiene. Generalmente se advertirá una nota ble diferencia entre ambos «golpes  de nariz».
Los vinos elaborados a partir de variedades nobles poseen olores  característicos: la cabernet sauvignon, por ejemplo, recuerda a la mayoría de  los catadores el aroma de la grosella, y la gewürztraminer, al litchi. La  variedad es el primer elemento que se puede intentar identificar con el olfa to.  Los olores no asociados a las uvas provienen la mayor parte de las veces de las  barricas en las que se han criado los vinos (cedro, vainilla o caramelo, por  ejemplo). Cuando los catadores inhalan un vino, alternan aspiracio nes rápidas y  profundas, vigorosas y suaves. 
 El  vocabulario:
 Existe  un gran número de términos para describir las impresiones olfati vas, pero los  no iniciados no suelen emplearlos por falta de práctica. No obstante,  por lo general se procede por analogía  y no resulta difícil entender términos  como «floral» o «frutal» e incluso  «vegetal» para describir un vino. Así pues, los aromas del vino se clasifican  en estos tipos principales: 
    Florales: rosa,  violeta, acacia, jazmín, azahar.
    Especiados: pimienta,  clavo, regaliz, anís, canela.
     Frutales: limón,  pomelo, grosella, cereza, manzana, melocotón, albaricoque, pera, melón, piña,  litchi.
   Vegetales: paja,  maleza, heno, hierba, espárrago, aceituna.
   Animales: caza  mayor, almizcle, cuero, piel o lana húmedas.
   Balsámicos: resma,  pino, roble, cedro, vainilla.
   Empireumáticos: cocido,  matices de asado, pan tostado, café, caramelo, alquitrán, ahumado.
   Químicos: levadura,  azufre, esmal te de uñas, vinagre, plástico.
   Minerales: creta,  suelo volcánico,tierra, aceite, petróleo, gasolina.
   Otros: nuez,  miel, mantequilla. 
 EL  SABOR Y  LA TEXTURA  DEL VINO
 Antes  de la degustación, hay que pensar en cómo se perciben los diferentes  sabores. 
  El  paladar. La  lengua distingue los cuatro sabores primarios: dulce, ácido, amargo y  salado.
   Los vinos blancos. Tienden  hacia aromas de cítricos y de otras frutas:limón, naranja, pomelo, melocotón,  pera, albaricoque, manzana, así como algunas veces melón, grosella o  litchi.
   Los vinos tintos. Evocan  sobre todo los frutos rojizos: cerezas blancas y negras, ciruela, grosella,  frambuesa, fresa, mora.
   Los vinos tintos  y blancos. Pueden  tener asimismo todo tipo de aro mas minerales, de especias, de hierbas y otros  aromas corrientes: pan, levadura, miel, caramelo y diferentes tipos de  nueces. 
 El  tacto: Otras  sensaciones que se perciben «en boca» son táctiles: cuerpo, astringencia,  temperatura, y burbujas de gas carbónico.
    El cuerpo. Este  término describe  la sensación  táctil que produce en  el paladar  el vino, debida sobre todo a  su graduación  alcohólica pero tambien a la  consistencia del líquido y a la intensidad  de sus sabores.
    La astringencia.  Término utilizado para  describir una sensación de sequedad  y de causticidad en las encías,  la lengua  lengua  y el paladar; por efecto de  los taninos  del vino.
    La temperatura. La  temperatura adecuada  realza la expresión de un  vino,  mientras que una temperatura de  servicio demasiado fría o demasiada alta  puede fácilmente desfigurar  el buqué  y el sabor.
    La efervescencia del gas carbònico. Desempeña  un papel importante  en la textura de los vinos espumosos;  a veces, también es perceptible los vinos tranquilos un pequeño punto  de gas carbónico en la lengua.
     La textura. La  impresión táctil en su conjunto  es un factor de calidad. Se compara  con frecuencia la textura un vino con el tacto que ofrecen las telas  de diversos materiales: por ejemplo,  seda, satén o terciopelo. 
 LA  DEGUSTACIÓN
 Primero  hay que introducir en la boca  el equivalente de un trago de (2-3. cl). Tiene que ser un trago pequeño  que hay que «masticar» bien antes de  tragar un poco y escupir el resto En el trago siguiente, después de volver a  masticar el vino, aspire dos o tres veces un poco de aire a través del vino.  Notará más sensaciones al actuar de esta manera, ya que ha volatilizado  deliberadamente los aromas. Recuer de que siempre se debe «masticar» y «airear»  durante algunos segundos el vino que se cata para que exprese to das sus  cualidades.
 Escupir: Los  catadores escupen reiteradamente para evitar todo riesgo de ebriedad y mantener  la mente clara, ya que deben analizar muchos vinos en el transcurso de una sola  sesión. Es aconsejable que todos hagamos lo mismo.
 ETAPAS  DE LA CATA: El  aspecto del vino dice mucho de él. Primero, coloque la copa sobre un mantel  blanco, delante de un muro blanco o sobre una hoja de papel blanca. La limpieza  del vino, la brillantez, la intensidad del color y las eventuales burbujas de  gas carbónico se observan mejor mirándolo desde arriba, con la copa sobre la  mesa.
             | ETAPAS        DE UNA CATA | 
        | 
 | 1 Incline        la copa mientras la aleja, hasta que esté casi horizontal. Esto le        permitirá examinar el color, así como la anchura y los matices del        «borde». | 
        | 
 | 2        Sostenga la copa por        el fuste o por el pie, entre el pulgar y el índice, a fin de        ver claramente        el vino. Haga        una primera tentativa de olerlo antes de hacerlo girar.
 | 
        | 
 | 3        Haga girar el vino en la copa. Para imprimir un movimiento de rotación, la        mayor parte de los expertos giran suavemente la copa en el sentido inverso        a las agujas del reloj. | 
        | 
 | 4        Examine las «lágrimas» o «piernas»: ¿son espesas o delgadas?; ¿descienden        lenta o rápidamente por las paredes interiores? Aspire el vino alternando        inhalaciones cortas y profundas, suaves e insistentes. Concentre su        atención en los olores y en lo que le evocan. | 
        | 
 | 5        Pruebe el vino reteniendo en la boca un sorbo razonable;» mastíquelo»        durante algunos segundos y, después, entreabra los labios y aspire        levemente para «airear» el vino. | 
  COMO  ORGANIZAR UNA CATA: Las  catas entre aficionados o profesionales siguen las mismas  reglas.  
 Hora: preferentemente  antes de las comidas; a las 11 h o a las 18 h.
 Lugar: sin  olores parásitos (de cocciones, de humo de tabaco, de perfume); utilice un fondo  blanco simple para facilitar el examen visual. La luz diurna es ideal, pero si  se emplea luz eléctrica, las bombillas normales van mejor que las lámparas  fluorescentes.
 Decantación: es  preciso decantar los vinos tintos con posos  para  eliminarlos, o simplemente para airearlos si son jóvenes.
 Presentación: sirva  los vinos a la temperatura apropiada. Para las catas «a ciegas», habrá que  ocultar las botellas y darles  un número.
 Orden: no  hay un orden perfecto pero,. en principio, los blancos van antes que. tintos,  los secos antes que los dulces, los ligeros antes que los concentrados y los  simples antes que los complejos.
 Copas: la  copa normalizada es una de clásicas ; pero si no se dispone de ella se puede  utilizar cualquier copa  con forma de tulipa. Hace falta una copa  por persona para una cata de pie y una copa para cada vino en una degustación  «sentados».
 Escupideras: recipientes  individuales para las catas «sentados» y recipiente comunes en otros casos, que  pueden ser cajas de cartón o cajas de vino forradas plástico y llenas hasta la  mitad de aserrín
 Pan tostado: se  usa para limpiar el paladar; al igual que el agua.
 Notas: disponga  hojas de papel para las notas de cata en las que se describirá cada vino.
 ANOTACIONES: CÓMO  JUZGAR LA CALIDAD
 Tomar  notas durante una cata supone cierta disciplina y la búsqueda de los términos  que describen el vino obliga a estar muy concentrado. Las notas se convierten  luego en una base de datos útil sobre el desarrollo del propio paladar y de la  evolución de los vinos que se tienen en la bodega particular. Esta información  es esencial para comprender mejor el proceso de en vejecimiento de los vinos y  para beberlos en el momento más apropiado. 
 Lo  que hay que anotar
 Además  de la descripción de la capa y del buqué, una buena nota de cata debe incluir  una descripción relativamente objetiva del estilo general del vino (con cuerpo o  ligero, de una acidez débil o viva, con aromas simples o complejos, etc.), de  sus sabores y de su calidad, con independencia de las características concretas  que se anali zarán por separado. Para entendernos, equivale a describir la  altura, la corpulencia y el color de la piel de una per sona antes de intentar  describir su personalidad. 
 Cómo  evaluar la calidad
 Hemos  aprendido cómo descubrir y describir el vino color, nariz, cuerpo, contenido  tánico, acidez, sabores..., pero todavía no hemos hablado de cómo juzgar su  calidad. Los  buenos vinos son en principio equilibrados; ningún elemento de su composición  debe parecer deficiente o excesivo. Pero hay que recordar que los constituyentes  de este equili brio variarán según el origen, la cepa y la añada. Y que no  existe un estilo «ideal».
En general, la concentración y la intensidad de  los sabores son elementos positivos, pero no determinan por sí  solos la calidad. Los grandes vinos ofrecen, además, una complejidad que da  ganas de mantenerlos mucho tiempo en la boca.
Por último, la persistencia  del sabor es una indicación fiable de la calidad de un vino: los aromas y los  sabores se expresan en el fondo de la boca y duran varios segundos una vez  tragado el vino. Los vinos de calidad mediana tienen en cambio un «final» mucho  más corto. 
 Conclusión  y evaluación
 Esta  etapa debe combinar una opinión subjetiva (le ha gustado o no le ha gustado ese  vino) con una apreciación más objetiva de la calidad en relación al tipo de  vino. Esta objetividad se adquiere con la experiencia. También merece la pena  anotar si el vino ofrece una buena relación calidad/precio, si está listo para  ser bebido, si reclama un período de envejecimiento o si ha superado ya el  momento de su apogeo. 
 Honradez
 Sea  honrado al transcribir sus impresiones y afirmaciones. Si no puede fiarse de sus  notas, éstas no le ayudarán a progresar. Tenga confianza en su paladar a lo  largo de su trayectoria como catador, pero  no dude en cambiar sus opiniones o en modificar sus conclusiones.                                      
 LOS  PRINCIPALES DEFECTOS DEL VINO:
 Gracias  a la tecnología moderna, cada vez es más raro encontrar vinos defectuosos, y la  mayor parte de los defectos se detectan fácilmente, con la vista o el  olfato. 
   Vinos oxidados o maderizados Así  llamados porque un contacto excesivo con el oxígeno ha perjudicado su calidad  gustativa.
  Los  vinos blancos están  apagados, con una capa más oscura que la normal para su edad y su tipo, y con un  color pajizo sin reflejos ambarinos. Olor plano y sin atributos; sabor  acidulado. Se dice también "maderizado".
  Los  vinos tintos tienen  también un aspecto poco brillante, en exceso amarronado para su edad y su tipo.  «Nariz» débil, desbravada, con un olor y un sabor agridulce que evoca el  caramelo.
   Vinos agrios Poseen  olor a vinagre debido a un excesO de  ácido acético, característico del vinagre. Sabor  débil y agrio.
   Vinos azufrados y reducidos El anhídrido sulfuroso les  da un olor acre,  picante y sofocante, semejante al de una cerilla cuando se enciende; producen  una sensación de sequedad y de picor.
 El  ácido sulfhídrico les  da un olor a huevo podrido, a caucho, a ajo y a vegetales en descomposición, con  los sabores correspondientes.Se dice también que el vino está  «reducido».
   Vinos corchados Un  olor a moho, a corcho podrido, domina completamente el buqué y el sabor de estos  vinos, que se vuelven imbebibles.
  
 
             | EL        VOCABULARIO DE LA CATA | 
   
 
 He  aquí una lista de términos que describen el vino. Las palabras señaladas con un  asterisco (*) corresponden a los defectos explicados en el recuadro de la página  anterior. Los términos que describen los principales elementos que componen el  vino ácido, alcohol, tanino se relacionan en cursiva dentro  de cada explicación. 
 ÁCIDO/ACIDEZ: indica  la vivacidad y la frescura. Ayuda igualmente a definir y a prolongar las  cualidades gustativas. Va acompañado de los calificativos (en relación a su  insuficiencia o exceso): plano,  blando, tierno, suave, fresco,  vivo, redondo, firme, duro, agudo, verde, acidulado, ácido. Agresivo: desagradablemente  i7 tánico,  con exceso de alcohol.
 Agrio (*)
 Aguja: fina  burbuja que tienen algunos vinos que apenas se aprecia a la vista.
 Ahumado: olor  y/o sabor de los vinos de sauvignon blanco, así como de los tintos del norte del  valle del Ródano.
 ALCOHOL:  aporta  al vino el «peso» que lo caracteriza. Los términos descriptivos (tanto por  insuficiencia como por exceso) son: acuoso,  delgado, ligero, de cuerpo medio, lleno, amplio, generoso, pesado, alcohólico,  espiritoso.
 Amable: que  se bebe fácilmente.
 Armonioso: que  no presenta características discordantes.
 Aroma: olores  procedentes de la uva y la vinificación.
 Aromático: elaborado  con variedades de un aroma particular.
 Aspero: se  refiere a una textura falta de fineza.
 Astringente: sensación  de sequedad debida a los taninos
 Aterciopelado: dotado  de una textura suave y agradable
 Austero: califica  la dureza de un vino con niveles elevados de taninos y acidez, que necesita  tiempo para envejecer.
 Avellana:   con  matices olfativos que suelen estar presentes en los borgoñas blancos maduros, en  los marsalas secos y en los amontillados (de jerez).
 Azufrado:(*)
 Balsámico: vino  cuyos olores (vainilla, cedro, pino, roble) y a veces la textura seca se deben  al roble nuevo. Botrytis: véase podredumbre  noble.
 Buqué:   término  general para describir la «nariz' del vino, pero sobre todo las características  olfativas derivadas de la vinificación, de la crianza en barrica o del  envejecimiento en botella.
 Caído: califica  a los vinos maduros que pierden sus cualidades gustativas y manifiestan un  exceso de acidez, de taninos y de alcohol.
 Carnoso: se  aplica a los vinos que dan una sensación de plenitud, pero de textura suave  (tintos).
 Cedro: el  olor a madera de cedro se encuentra sobre todo en los vinos criados en barricas  nuevas de roble de Allier.
 Cerrado:    se refiere al buqué y significa inmaduro, pero prometedor. Es un vino que no  está listo aún para ser bebido, ya que necesita pasar más tiempo en la botella  para manifestarse.
 Cocido:   comparable  a los aromas de una infusión de té muy concentrada. Complejo: con  una gran gama de sensaciones olfativas y gustativas.
 Corchado: (*)
 Corto: falto  de persistencia en boca.
 Cuerpo:  impresión  de peso y de consistencia en el paladar.
 Delgado: diluido  y pobre en sabor y aromas. Dureza: impresión  de rigidez y de sequedad en las encías, producida por los taninos de los vinos  tintos.
 Duro: describe  la sensación derivada del alcohol, la acidezy los taninos de un vino demasiado  joven.
 Elegante: con  raza, armonioso y con ausencia de impresiones agresivas.
 Empalagoso: de  una dulzura excesiva; se aplica al vino al que le falta la acidez necesaria para  un buen equilibrio.
 Equilibrado: se  dice del vino cuyos componentes se «equilibran», de manera que ninguno resalta  sobre los demás.
 Fatigado: falto  de frescura y de nervio.
 Final: gustos  y aromas que se prolongan después de tragar el vino.
 Fino: vino  de gran categoría.
 Fresco: con  una ligera dominante ácida y afmutada.
 Frutal: muchos  vinos tienen los matices olfativos de una fruta concreta (por ejemplo,  albaricoque, manzana, grosella o cereza). Otros desprenden una agradable  impresión general a fruta. Generoso: rico  en alcohol pero equilibrado. Graso: de  una cierta untuosidad, lleno, armonioso.
 Grosella:  olor  y gusto que se asocia con los vinos de la variedad cabernet  sauvignon.
 Grueso:      se utiliza para describir la textura, en particular la que aportan los elementos  tánicos.
  Herbáceo: se  dice de un carácter que evoca las plantas verdes o la hierba recién  cortada.
 Hueco: falto  de cuerpo, de sabor, corto en boca.
 Largo: véase persistente.
 Ligero: vino  con poco extracto y poco alcohol.
 Maderizado: (*)
 Maduro: que  da una sensación de dulzura derivada de uvas muy maduras.
 Mantequilla: olor  generalmente asociado a los vinos de la variedad chardonnay, amplios y casi  siempre criados en barricas.
 Mudo: véase cerrado.
 Nervioso: de  una cierta acidez pero agradable.
 Olor  de petróleo: un  olor agradable que se encuentra en los vinos de la variedad riesling que han  llegado a la madurez.
 Oxidado:  (*)
 Pedernal:  gusto  mineral de ciertos vinos blancos secos y vivos (sancerre).
 Persistencia: es  el signo distintivo  de un vino de gran calidad.
 Picado: vino  con sabor agrio, que está avinagrado.
 Pimienta: con  olor a pimienta molida,  característico sobre todo en los oportos y en los vinos del Ródano.
 Podredumbre  noble: Bottyt  cinerea, la  podredumbre de la uvas maduras (sémillon, riesling y chenin blanc) que puede, en  buenas condicione concentrar el mosto y enriquecer los aromas. Potente: dotado  de firmes e intensas cualidades gustativas.
 Redondo: maduro,  listo par beber.
 Reducido: (*)
 Rico: describe  el sabor y la textura.
 Rústico: sin  refinamiento. Suave: agradable  de beber, sin asperezas, sin por ello ser plano.
 TANINO: sustancia  extraída del hollejo de las uvas que d carácter a los vinos tintos. Descrito (de  poco a mucho) como: de  grano fino, pulido, seco, rico, firme, duro, grueso, vegetal, rasposo,  astringente.
 Terroso: evoca  la tierra húmeda, en nariz y en boca.
 Uva: sabores  y aromas que evocan el zumo de las uvas frescas. Los moscateles son posiblemente  los únicos que cumplen totalmente con esto requisitos.
 Vainilla:    olor característico d los vinos criados en barricas de roble nuevas.
 Verde: se  dice de un vino muy joven, elaborado con uvas que no habían- llegado a su  madurez. Hace referencia tanto al aroma como al punto de acidez.
 MÁS INFOMACION INTERESANTE, PINCHA  AQUÍ
  http://www.portalplanetasedna.com.ar/vino6.htm
  
 Consulten, opinen y escriban 
Saludos
Rodrigo  González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
   
 Soliciten nuestros cursos de  capacitación en EL ARTE DE COLECCIONAR EL  VINO -  RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL  LOBBY   BIOCOMBUSTIBLES    y asesorías a nivel internacional y están  disponibles  para OTEC Y OTIC en Chile