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 José Medina abre un debate sobre cómo se toman las  decisiones en las organizaciones, tanto empresariales como políticas, y la  necesidad de que los gestores favorezcan la participación interna
José Medina abre un debate sobre cómo se toman las  decisiones en las organizaciones, tanto empresariales como políticas, y la  necesidad de que los gestores favorezcan la participación interna
 Recientemente, el máximo representante de una  gran multinacional española comentaba que los consejos de administración en las  organizaciones son, al fin y al cabo, organismos democráticos que toman las  decisiones mediante votación mayoritaria. Siendo esto cierto, no hay verdades  tan problemáticas como las verdades a medias. En política, una cosa son los  partidos de la democracia y otra la democracia de los partidos. En las  organizaciones, una cosa son los consejos en nuestra actual democracia y otra la  democracia de los consejos. En ambos casos sigue mandando el voto cautivo de  lealtad al partido o al grupo que al que se representa.
 La paradoja no se resuelve pasando al punto  opuesto de total libertad de voto según las justas convicciones personales, que  con frecuencia son parciales o de intereses locales discutibles. Las paradojas  nunca se resuelven; se reconducen poco a poco, cabalgando sobre ellas y  equilibrándolas en movimiento.
 Una característica de las organizaciones e  instituciones actuales es su progresiva democratización, apertura y  transparencia. Los países adoptan la democracia no sólo como una manifestación  de valores y derechos humanos desde una perspectiva política, sino también como  la forma eficaz de funcionamiento de cualquier organización. La democracia, hoy  día, es probablemente el único sistema capaz de responder a las demandas de  cambio, evolución y desarrollo permanente de nuestra civilización.
 Al hablar de necesidades de democratización en  política, consejos e instituciones, nos referimos a principios, valores y  conductas, alineados en la práctica de cada día, asumidos por las personas en  palabras y hechos. Estos valores son, entre otros:
 Comunicación abierta y libre entre las personas,  con independencia de rango.
 Influencia, mérito y promoción basados en  conocimiento y competencia profesional más que en el poder, estatus, coerción o  veleidades personales.
 Clima que permite la confianza y expresión de  puntos de vista y opiniones diferentes sin temor a represión.
 Uso preferente del consenso frente a la coerción  en el manejo de conflictos, y disposición a dirimir en un marco racional las  discrepancias de objetivos entre el individuo y la organización.
 Aceptación de la diversidad, en su más amplio  sentido.
 El liderazgo eficaz va a estar íntimamente  relacionado con los valores democráticos anteriormente expuestos. Los grandes  líderes no van a ser ni autócratas ni generadores exclusivos de ideas  brillantes, sino, ante todo, facilitadores y catalizadores de las mismas. Su  liderazgo consistirá fundamentalmente en tres grandes pilares o áreas de acción,  que tratarán de desarrollar permanentemente para lograr cambios eficaces,  productivos e innovadores. Estos pilares son: visión compartida; empowerment y  autonomía responsable, y flexibilidad y capacidad de adaptación.
 La visión compartida es la clave del  funcionamiento eficaz de una organización. Los grandes proyectos en empresas y  naciones se desarrollan a través de una misión y visión compartidas. Éstas no  sólo elevan las aspiraciones de las personas, sino que generan un auténtico  sentido del trabajo y disfrute del mismo, alineado a la consecución de los  objetivos. Los grandes líderes dan un gran sentido al trabajo de la persona al  transmitir que contribuyen a un gran proyecto compartido. Si el trabajo pierde  sentido, nos convertimos en autómatas y somos fácilmente sustituibles. Cuando el  trabajo tiene sentido, se convierte en algo más grande que nosotros, en una  tarea de orden superior y de objetivos más altos, tanto en la empresa como en  política.
 El empowerment y la autonomía responsable  proporcionan a las personas la sensación y convicción de que están en el centro  de los acontecimientos y decisiones y no en la periferia, y que son todos los  que contribuyen al éxito y a la eficacia.
 La flexibilidad y capacidad de adaptación están  ligadas a la gestión del cambio y al desarrollo permanente de las personas:  estar comprometido no sólo con la solución eficaz de los problemas, sino con la  identificación de los mismos, cualesquiera que sean, antes de que hagan crisis.  ¿Dónde están los grandes líderes hoy en día? Los echamos de menos, especialmente  a los políticos, precisamente en momentos en que la confianza, credibilidad y  autoridad moral de nuestros líderes actuales se tambalean y se hallan en sus  niveles más bajos. Todos ellos quedan lejos del aprobado en una elemental  evaluación de su cometido dentro de los parámetros en que hemos descrito el  liderazgo actual. Pero hay que ser siempre optimistas, pues las posibilidades de  mejora son notables. El listón, tal como está, es bastante superable.
  
 José Medina. Presidente de  Odgers Berndtson Iberia
 Fuente http://www.cincodias.com/articulo/Directivos/Democracia-transparencia-liderazgo/20100731cdscdidir_8/cdspor/
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