 Cada día más, tener una presencia en Facebook resulta  una necesidad más evidente para las empresas. El crecimiento imparable de la red  social (300 millones de usuarios activos en septiembre de 2009,  350 millones en diciembre, 400 millones el pasado febrero, 500 millones hace tan solo unos días) lleva a un  razonamiento lógico: ¿dónde deben estar las empresas? Donde están sus clientes:  a día de hoy, un porcentaje muy importante de tus clientes actuales y  prospectivos están pasando una parte importante de su tiempo dentro de la red  social. Un número cada vez mayor de personas se dirigen ya habitualmente a  Facebook para hacer búsquedas de productos o servicios, esperando encontrar  información útil, opiniones y una presencia activa.
Cada día más, tener una presencia en Facebook resulta  una necesidad más evidente para las empresas. El crecimiento imparable de la red  social (300 millones de usuarios activos en septiembre de 2009,  350 millones en diciembre, 400 millones el pasado febrero, 500 millones hace tan solo unos días) lleva a un  razonamiento lógico: ¿dónde deben estar las empresas? Donde están sus clientes:  a día de hoy, un porcentaje muy importante de tus clientes actuales y  prospectivos están pasando una parte importante de su tiempo dentro de la red  social. Un número cada vez mayor de personas se dirigen ya habitualmente a  Facebook para hacer búsquedas de productos o servicios, esperando encontrar  información útil, opiniones y una presencia activa.
 Ahora bien, estar en Facebook, como todo, tiene sus reglas y protocolos. En  una entrada anterior, comentamos dichos aspectos en cuanto a la presencia  personal, así que ahora vamos a hablar de su aplicación al ámbito  corporativo.
 En principio, Facebook se definió como una red social para las personas: tal  y como Facebook lo define, un perfil es un perfil personal, debe ser una  persona. No una empresa, no un grupo de amigos, no un perro ni un gato
 una  PERSONA. Sin embargo, y a pesar de tal definición, expresada claramente en la ayuda de Facebook, existen  todavía un buen número de marcas creadas usando perfiles personales, debido en  parte al tiempo que Facebook tardó en crear una fórmula para acomodar perfiles  empresariales, y a una cierta ambigüedad controlada. Los perfiles personales,  claramente, no son para crear ni desarrollar una marca. Las marcas no tienen  "amigos", ni tiene sentido que tengan que "aprobar" a dichos amigos, ni mucho  menos que tengan que restringirse a tener cinco mil de esos "amigos", límite  establecido por Facebook para los perfiles personales. Desarrollar una marca  usando un perfil personal supone un problema importante: primero, porque  Facebook podría en cualquier momento y sin necesidad de explicaciones de ningún  tipo dar de baja dicho perfil por incumplimiento de los términos de uso. Y  segundo, porque si se llegase al límite de posibilidad de desarrollo, habría que  hacer la migración de perfil a página manualmente pidiendo a los usuarios que se  trasladasen, con la previsible pérdida de un porcentaje importante de ellos. Una  presencia de tu empresa en Facebook en forma de perfil personal implica, a pesar  de la "buena voluntad", un trabajo de aficionado, algo hecho sin darle  importancia, un "estar por estar" pero sin poner en ello los recursos adecuados.  Si una agencia o empresa que supuestamente sabe de estos temas te ha recomendado  hacerlo así, cambia de agencia.
 También, lógicamente, existen empresas que simplemente no están. En muchos  casos, al buscar una empresa o marca en Facebook, encontramos perfiles falsos,  páginas no oficiales, o grupos de usuarios de diversos tipos. ¿Qué imagen da eso  de una empresa? Simplemente, la de desatención, la de ignorancia, la de no  querer utilizar un foro donde muchos de sus clientes actuales y posibles pueden  querer buscarlos en cualquier momento, para encontrarse una presencia falsa, en  ocasiones perniciosa, que la marca no administra. ¿Comprarías un producto de una  marca que cuando la buscas en Facebook solo encuentras perfiles y páginas falsas  o grupos de usuarios protestando sin respuesta alguna? Seguramente, eso pueda  llevar a que algunos usuarios activos en Facebook se lo piensen dos veces.
 La presencia lógica de una empresa tiene lugar en una página. Las páginas en  Facebook poseen características que dan mucho más sentido a la actividad de una  empresa: son abiertas, visibles desde fuera de Facebook, y cualquiera que quiera  unirse a ellas y formar parte de la comunidad de la empresa o marca puede  hacerlo, sin necesidad de ser aprobado. Sin embargo, existen herramientas de  control, que deben utilizarse con el lógico cuidado  no parece muy recomendable  que una marca "eche fuera" a potenciales clientes  pero que permiten, por  ejemplo, eliminar comportamientos indeseables que impidan el desarrollo de  conversaciones, generen ruido o molesten a otros usuarios. Las páginas tienen  además estadísticas, los Facebook Insights, que ofrecen un razonable nivel de  detalle sobre la actividad de la cuenta, de gran utilidad para la gestión.
 Entrando en detalles: ¿qué debemos encontrar en la página de una empresa o  marca en Facebook? Dado el mecanismo de interacción preferente en Facebook, el  muro, se espera que dicha empresa mantenga en él una actividad razonable: el  número de fans de una marca puede ser indicativo de la intensidad de su  presencia en Facebook, pero también lo es la fecha de sus entradas en su muro.  Si tienes pocos fans, intenta desarrollar más tu presencia y aportar más valor  en tu página, o haz campañas para captar la atención. Pero nunca, jamás te  inventes perfiles falsos: si tu agencia te recomienda hacer eso, aléjate  rápidamente de ella. En la conversación se coge antes a un mentiroso que a un  cojo, y además, los perfiles falsos no tienen sentido, porque no son amigos de  nadie y por tanto generan una actividad hueca, absurda, que no contribuye al  desarrollo de viralidad.
 El muro de una empresa debe lógicamente estar abierto a que los usuarios  escriban en él: lo contrario sería de una unidireccionalidad impensable en los  tiempos que corren. Pero abrir el muro a terceros implica también supervisarlo:  un muro lleno de spam, de tonterías o de insultos variados refleja una falta de  atención y ofrece muy mala imagen. Peor que no estar en Facebook, sin duda, es  estar en Facebook pero no ejercer un cierto control de tu presencia, o no hacer  caso a quienes acuden a tu muro a preguntar algo.
 El muro, en el caso de las empresas y marcas, tiende a evolucionar como algo  con características mixtas entre un servicio postventa, una asesoría de uso, un  buzón de sugerencias y una hoja de reclamaciones. Tan posible es que aparezcan  en el muro preguntas sobre el producto hechas por clientes prospectivos tomando  su decisión de compra, como dudas de clientes que ya han comprado, como personas  dando ideas o haciendo peticiones o quejas y problemas de todo tipo. En todos  esos casos, debemos reconocer el uso como razonable siempre que estén expresadas  en términos razonables, y tratar de proporcionar respuestas, incluyendo  reconocer los errores cuando los haya. Algunas de esas respuestas podrán  proporcionarse directamente en el muro, otras será más adecuado conducirlas al  canal privado, a través de un mensaje a la persona. Pero en cualquier caso, una  página en Facebook requiere atención: si la empresa la crea pero no la atiende,  estará dando una mala imagen. La misma mala imagen que puede dar atenderla sin  criterio, sin sentido común, con agresividad o con actitudes inadecuadas.
 Facebook está haciéndonos revivir muchos de los síndromes que vivimos cuando  la web empezó su desarrollo, pero con un nivel de interacción y de dinamismo que  la web ha tardado mucho en tener. En Facebook, el que no está o el que  simplemente "está por estar", da mala imagen. Si vas a desarrollar tu presencia  en Facebook, dota los medios adecuados, hazlo en condiciones, piensa qué tipo de  información vas a poner ahí y de dónde va a salir, y prepárate para participar  en la conversación, porque ésta surgirá con casi total  seguridad.