
    El Jefe de Estado asistió esta tarde al Consejo General de la Unión    Demócrata Independiente, ocasión en la que fue electo por un nuevo mandato su    actual timonel, el senador Juan Antonio Coloma. En la ocasión, agradeció "el    apoyo leal, generoso y disciplinado" del partido, con el que espera contar    durante sus 4 años de gestión.
   En relación a los 33 mineros atrapados en la mina San José, el Mandatario    informó que "ya está en marcha una máquina de última generación que espero    esté en la madrugada del lunes ya no en las tareas de sondaje, sino que en las    tareas de rescate, porque hay dos sondajes que ya han superado los 600 metros    de profundidad, por lo que esperamos poder hacer contacto con los mineros para    saber en qué situación se encuentran".
 El Presidente de la República, Sebastián Piñera, clausuró esta tarde el  Consejo General de la Unión Demócrata Independiente (UDI), oportunidad en la que  felicitó la reelección de su actual timonel, el senador Juan Antonio Coloma, por  un nuevo mandato de dos años.
 En la ocasión, el Mandatario recordó los hitos más importantes desde la  fundación del partido y su aporte la vida política nacional, además del apoyo  electoral durante su campaña presidencial y actualmente en el Gobierno.
 A continuación, el texto íntegro de la intervención del Jefe de  Estado ante los asistentes a este Consejo General:
 Buenas tardes:
 Ésta es la segunda vez en mi vida que tengo la responsabilidad y el  privilegio de dirigirme al Consejo General de la UDI. Pero es la primera vez, no  solamente para ustedes, sino que también para mí, que me dirijo al Consejo  General de la UDI como Presidente de Chile.
 Y quiero agradecerles muy sentidamente el que me hayan honrado designándome  candidato a la Presidencia de la República, que hayan apoyado nuestra campaña  con una generosidad y un temple que lo sentí y lo noté en cada rincón de  Chile.
 Les quiero agradecer el apoyo que han prestado a nuestro Gobierno durante  estos 5 meses, en que hemos tenido la responsabilidad de conducir los destinos  del país.
 Pero, por sobre todo, les quiero agradecer, y en forma anticipada, el apoyo  leal, generoso y disciplinado que nos van a prestar durante los 3 años y 7 meses  que nos quedan como Gobierno.
 Felicitar a la UDI por haber tenido hoy día una fiesta de la democracia y un  proceso electoral que es un ejemplo de nobleza, de respeto, de intercambio de  ideas, de saber procesar las diferencias y nunca dejar de lado las diferencias,  y que concluye hoy día con el triunfo de la lista encabezada por Juan Antonio  Coloma.
 Y quiero felicitar a Juan Antonio Coloma, felicitar a su mujer, que es más de  la mitad de lo que significa la familia Coloma, felicitar a los miembros de la  mesa que acompañan a Juan Antonio: a Andrés Chadwick, a Víctor Pérez, a Iván  Moreira, a Edmundo Eluchans, a Mónica Zalaquett, a Rodrigo Delgado y a Felipe  Salaberry, porque una vez más Juan Antonio nos ha mostrado todo su valor como  persona, como dirigente, como líder y como presidente de la UDI.
 Como persona, y todos los conocemos desde hace mucho tiempo, y sabemos  apreciar su inteligencia, su búsqueda de acuerdos, su nobleza, su perseverancia,  su visión para siempre conducir, a veces escuchando a todos, pero siempre  tomando las decisiones correctas.  Y, además, porque la Biblia dice "por  sus frutos los conoceréis", porque como presidente de la UDI a Juan Antonio le  ha tocado encabezar a este partido en las conquistas y logros más grandes de su  historia.
 Los triunfos que ha obtenido la UDI bajo la conducción de Juan Antonio Coloma  en materia de elecciones municipales y alcaldes, en materia de elecciones  parlamentarias y en materia de elección presidencial, no son una casualidad, son  el fruto de un trabajo inteligente, perseverante, generoso, que no ha  sacrificado ningún esfuerzo, ni ha escatimado ningún sacrificio para lograr esas  metas.
 Quiero felicitar también a José Antonio Kast y a su lista. A Evelyn Matthei,  a María José Hoffmann, a Arturo Jeria, a Patricio Cordero, a Felipe Ward, por  algo que es muy notable en la vida, porque es fácil saber ganar, lo difícil es  que el triunfo no se nos vaya a la cabeza y mantengamos la humildad, pero es  difícil saber perder con nobleza, con hidalguía, con generosidad, como lo hizo  José Antonio Kast y toda su lista hoy día en este Consejo General.
 Y si bien no obtuvieron el triunfo, mostraron lo más importante en la vida:  coherencia, generosidad, nobleza y lealtad con el partido, que ha sido su Alma  Mater durante toda su vida.
 Quiero también recordar un discurso que le escuché hace un año a Juan Antonio  Coloma como presidente de la UDI, en que él destacaba como la esencia de la UDI,  una triple inspiración: de partido popular, de partido de inspiración cristiana  y de partido amante y defensor de la libertad.
 Y quiero reafirmar hoy día, como lo he hecho siempre, mi plena y total  coincidencia y compromiso con esos valores y con esos principios. Popular, que  es muy distinto a populista o asistencialista, y que significa una verdadera  vocación, una vocación y un compromiso especial con los más humildes, con los  más vulnerables, con los más desvalidos y con los que más sufren, que es parte  del alma y del ADN de la Unión Demócrata Independiente.
 Un compromiso con la inspiración cristiana, que va mucho más allá y que  supera los límites de la fe y de  las creencias religiosas, y que significa  abrazar y hacer propios los valores de esa inspiración cristiana, que son  valores que han inspirado siempre nuestra vida y nuestra acción política.   Valores que tienen que ver con el respeto a la vida, y muy especialmente del que  está por nacer; con la dignidad humana; con el valor de la familia; con el  respeto a los derechos humanos; con la honestidad, con la justicia, con el  trabajo bien hecho; con el respeto al medio ambiente, y también con el crear una  sociedad con verdadera igualdad de oportunidades, en que la calidad de la cuna  no sea el mejor predictor de la calidad de la tumba, sino que sea el mérito y el  esfuerzo de cada uno, el que abra las puertas y despeje los horizontes para que  todos podamos realizarnos en plenitud.
 Y también ese amor y ese compromiso con la libertad. La libertad siempre  significa derechos y responsabilidades. Y por eso la libertad siempre va a  asociada a una ética de la responsabilidad. Y cuando la libertad y la  responsabilidad se divorcian, se pierden los valores más esenciales de esa  libertad. Y también, la libertad siempre tiene que ser un concepto integral, no  se la puede compartimentalizar.
 Y por eso creemos en las libertades en todos los ámbitos del ser humano: la  libertad política, que se expresa en la democracia; la libertad económica, que  se expresa en la economía social de mercado; la libertad social, que se expresa  con la igualdad de oportunidades y la derrota de la pobreza; la libertad  cultural, que se expresa en reconocer la diversidad y no solamente tolerar, sino  que apreciar y respetar esas diferencias.
 Por eso yo hoy día quiero hacer un reconocimiento a los líderes y a los  presidentes de la Unión Democrática Independiente que a lo largo de sus vidas  han sabido encarnar y darle cuerpo y alma a esa triple identidad, a esa triple  inspiración que ha acompañado a la UDI a lo largo de sus 27 años de vida.
 Recordar a Jaime Guzmán, fundador de este partido, y que como El Cid, supo  inspirar a este partido en vida y también después de muerto.
 A Julio Dittborn, un gran diputado, a quien le pedimos que vuelva al servicio  público.
 A Jovino Novoa, cuya inteligencia y visión son esenciales, especialmente en  los momentos más oscuros y cuando las dudas arrecian.
 A Pablo Longueira, cuyo liderazgo y fuerza nunca han dejado, y estoy seguro  que nunca van a dejar, de marcar el rumbo y el ritmo de la UDI, de la Coalición  por el Cambio, de nuestro Gobierno y de nuestro país.
 A Hernán Larraín, cuyo espíritu de unidad y su generosidad supieron  pavimentar el camino hacia la unidad, que fue el camino que nos pavimentó  también la ruta hacia los grandes triunfos que hemos conquistado.
 Y, por cierto, a mi amigo Juan Antonio Coloma, bajo cuya conducción no  solamente hemos podido ver a un líder que reúne muchas cualidades humanas,  partiendo por la humildad, por la simpleza, por el sentido del humor, por la  capacidad de reírse de sí mismo, pero también siguiendo por la inteligencia, la  visión, la perseverancia con que ha sabido conducir durante los últimos 2 años,  y lo hará durante los próximos 2, los destinos de la Unión Democrática  Independiente y ser una parte fundamental en definir los rumbos de la Coalición  por el Cambio y del Gobierno que tengo el privilegio de encabezar.
 Y ustedes lo saben, en sus 27 años de vida la UDI ha tenido que enfrentar  muchas adversidades. Nada le ha sido fácil. Todo lo que ha conquistado lo ha  hecho con su esfuerzo, con su trabajo. Es un partido que ya tiene dos mártires,  como Jaime Guzmán y como Simón Yévenes.  Pero es un partido que ha  demostrado lo más importante cuando uno tiene una misión que cumplir, que es la  capacidad de enfrentar la adversidad, de ponerse de pie cada vez que la enfrenta  y de lograr, a pesar de los infortunios, alcanzar todas las metas y todos los  objetivos que se fijaron cuando fundaron hace 27 años este partido.
 Yo quiero hoy día decirles que no es casualidad que la UDI sea el partido con  mayor partido adhesión popular y con mayor votación en las últimas elecciones,  que no es casualidad que tenga un grupo de senadores de excepción, que además de  los presidentes o ex presidentes del partido, que ya mencioné, tiene senadores  de la calidad y el tamaño de una Evelyn Matthei, de un Jaime Orpis, de un Víctor  Pérez y de un Andrés Chadwick.
 No es casualidad que cuente con la más numerosa y preparada bancada de  diputados, donde son muchos, o casi todos los que han sabido brillar en su  ejercicio de la labor parlamentaria.
 Y también, porque tiene un formidable equipo de dirigentes en cada una de las  comunas de Chile, de concejales, de consejeros regionales y, además, una  verdadera selección nacional de alcaldes, entre los cuales quiero destacar, yo  sé que son muchos, a Pablo Zalaquett, a Cotty Reginatto, a Eduardo Soto, a Jorge  Castro, a Rodrigo Delgado, a Sol Letelier, y a tantos más que han hecho al nivel  municipal una fuerza que alimenta el tronco de la UDI y le permite seguir  escalando hacia las grandes cumbres que todavía tenemos que conquistar.
 Quiero destacar también muy sincera y profundamente, y con una gran gratitud,  el enorme aporte que han hecho militantes de la UDI que participan en nuestro  Gobierno. Ministros de la talla de Joaquín Lavín. Y le quiero decir a ustedes lo  que le he dicho muchas veces personalmente a Joaquín Lavín: para mí es un  privilegio tenerlo como ministro de Educación de mi Gobierno.
 Ministras de la calidad como Ena Von Baer, que con un estilo muy propio de  ella, pero con mucha fuerza, hace la difícil labor de ser la voz de nuestro  Gobierno.
 Ministras como Magdalena Matte, que le toca enfrentar el tremendo desafío que  significa no solamente el terremoto, sino que también las 600 mil familias que  en nuestro país aún no cuentan con una vivienda digna, que les permita formar un  hogar.
 Ministras como María Ignacia Benítez, que está creando una nueva  institucionalidad.
 Y por eso yo quiero insistir: la historia muestra que la UDI fue parte muy  importante en la campaña y parte muy importante de nuestro Gobierno, pero  también quiero decir que lo más importante es lo que está por venir. Tenemos  enormes desafíos y una gigantesca misión por delante.
 Porque el 17 de enero, en que ganamos la elección, o el 11 de marzo, en que  asumimos la Presidencia, no fue el comienzo, no fue el comienzo, sino que fue  algo mucho más grande que eso, fue la continuación de 20 años de lucha por  empezar a cambiarle el rostro a nuestro país.
 Y, por tanto, es el comienzo de una nueva etapa, pero la continuidad de una  etapa en la cual muchos de nosotros hemos comprometido lo mejor de nuestras  vidas para sacarlas adelante.  Y ese desafío es uno solo: hacer de Chile un  país más libre, más grande, más justo, más fraterno, en que todos y cada uno  sienta que tiene un espacio para aportar y que también tiene un lugar para  beneficiarse de los frutos de este crecimiento y desarrollo.
 Porque el 17 de enero pasado los chilenos se pronunciaron en forma clara y  democrática, rompiendo la pretensión de algunos que se sentían los dueños  exclusivos y monopólicos de la democracia o de la gobernabilidad y que en el  camino se olvidaron de que el único que tiene derecho, en propiedad, de asignar  ese  derecho a gobernar y que otorga la gobernabilidad, es el pueblo de  Chile, cuando se expresa libre y democráticamente en las urnas.
 Pero lo que el país nos pidió fue mucho más que simplemente cambiar un  gobierno por otro. Fue cambiar la forma de gobernar.
 Llevamos poco más de 5 meses de Gobierno, y permítanme compartir con ustedes  un breve pero necesario, y yo creo promisorio, balance de lo que juntos hemos  logrado en estos 5 meses.
 Yo siento que Chile empezó a cambiar y que está cambiando para mejor. Y  quiero recordar la noche del 11 de marzo, cuando cerca de las 3 ó 4 de la mañana  terminamos nuestro primer consejo de gabinete y pudimos apreciar por primera vez  en su integridad un panorama desolador.
 Habíamos experimentado 11 días antes, el quinto peor terremoto en la historia  conocida de la humanidad. Teníamos la zona central del país, donde vivía el 75%  de la población y se concentraba gran parte de la actividad económica,  profundamente destruida; 500 compatriotas muertos; cientos de desaparecidos; el  orden público seriamente quebrantado; desabastecimiento grave en materia de agua  potable, electricidad y alimentos; 1 millón 250 mil niños, uno de cada tres de  nuestros niños y jóvenes que no podían volver a clases, porque simplemente su  escuela estaba dañada o simplemente destruida; 4 mil escuelas con graves daños  en su infraestructura; 79 hospitales y más de 5 mil camas que se habían perdido  producto del terremoto y el maremoto; 200 mil viviendas destruidas o  inutilizables y 180 mil con un grave daño; además, 200 puentes destruidos, miles  de caminos y carreteras inutilizables; empresas paralizadas y empleos perdidos;  puertos y aeropuertos dañados y que requerían una reparación.
 Ese fue el panorama que nosotros pudimos finalmente diagnosticar, esa  madrugada del 12 de marzo, cuando finalizó nuestro primer consejo de  gabinete.
 Y teníamos plena conciencia que se venía, o se acercaba el invierno.
 Y, por tanto, en un Gobierno que recién se estaba instalando, después de 20  años de gobiernos de la Concertación, asumió el desafío de iniciar una carrera  titánica contra el tiempo, porque sabíamos que el invierno significaba frío,  significaba lluvias, significaba enfermedades e iba significar mucha angustia y  desesperación si no estábamos a la altura de los desafíos que la naturaleza nos  había puesto sobre nuestros hombros.
 Y permítanme decirles: en menos de 30 días logramos restablecer el orden  público y restablecer el normal abastecimiento en todas las zonas afectadas por  el terremoto.
 En 45 días, lo que parecía imposible, 1 millón 250 mil niños y jóvenes  volvieron a sus escuelas, usando múltiples fórmulas, algunas de emergencia y  otras muy ingeniosas, pero ningún niño se quedó fuera de poder volver al año  escolar, producto de la destrucción que había sufrido su escuela.
 Y en esto quiero decir que 1 millón 250 mil niños es dos veces el aumento en  la matrícula de los últimos 20 años en nuestro país.
 En 60 días restablecimos el funcionamiento de los sistemas de Salud, que  estaban profundamente quebrantados, debido al daño gigantesco en infraestructura  y en equipamiento que el terremoto había significado.
 En 90 días logramos construir 70 mil viviendas de emergencia, más que en toda  la historia anterior de nuestro país.
 Y en 100 días se restableció en plenitud la conectividad, se repararon 200  puentes, se repusieron miles de kilómetros y sólo nos queda, y sólo nos queda  para recuperar la infraestructura de conectividad, algo que esperamos inaugurar  antes que termine este año, que son los puentes Yacolén y Juan Pablo II, que  unen a Concepción con el resto del país, en el río Biobío.
 Y yo sé, a muchos les da la impresión que el terremoto, el maremoto y el daño  gigantesco que ocasionaron es algo que ya está muy distante y muy lejano y que  es parte de la historia. En cierta forma eso refleja la acción decidida y eficaz  de miles de voluntarios, de nuestras fuerzas armadas y de orden y, por cierto,  de nuestro Gobierno.
 Pero tengamos conciencia que el terremoto y el maremoto siguen causando mucho  dolor y sufrimiento a nuestros compatriotas.
 Y yo les quiero decir que llevar alivio, llevar ayuda a los damnificados y  perseverar en la tarea de reconstruir lo que el terremoto y el maremoto  destruyeron, va a seguir siendo una prioridad y una preocupación de nuestro  Gobierno durante los 4 años en que tenemos la responsabilidad de gobernar.
 Pero también quiero decirles que esa misma noche nos dimos cuenta que el  terremoto no podía agotar la acción del Gobierno. Si bien no habíamos sido  nosotros el Gobierno del terremoto, porque los últimos terremotos ocurrieron  antes de las 12 del día del 11 de marzo, es decir, durante el gobierno anterior,  asumimos la tarea de la reconstrucción, pero también comprometimos y ratificamos  nuestro compromiso con el cumplimiento de nuestro programa de Gobierno. Y eso es  algo que habíamos comprometido con nuestros ciudadanos durante la campaña.
 Y les quiero decir, también tuvimos dificultades en la forma en que recibimos  a nuestro país, más allá de los efectos del terremoto. Recibimos un país que  cada día crecía menos, que cada día creaba menos empleo, en que las  exportaciones y  la inversión se estaban debilitando e incluso estaban  estancadas, en que la productividad venia cayendo en picada y en que teníamos  inicialmente, antes del terremoto y antes del cumplimiento de nuestro programa,  un preocupante déficit fiscal.
 Esa fue la situación que enfrentábamos en el campo de la economía.
 Y, por lo tanto, nos propusimos recuperar el tiempo perdido, salir de esa  larga siesta y darle una nueva vitalidad y lograr un renacimiento de lo que  conocemos como el milagro chileno.
 Porque en esto no nos confundamos, muchas veces se culpa de todo a la crisis  financiera que golpeó al mundo entero y que también golpeó a nuestro país el año  2009. Pero las cosas venían mal de antes. Y basta ver las cifras para darse  cuenta que de gobierno en gobierno cada día crecíamos menos y cada día creábamos  menos empleos y estábamos o seguíamos estando estancados en grandes tareas como  luchar contra la delincuencia, mejorar la calidad de la salud, mejorar la  calidad de la educación y realmente lograr avanzar en la lucha contra la  pobreza.
 Y, por lo tanto, la tarea era muy gigante, era una tarea titánica.
 Chile tuvo años de vacas gordas, en un período de 12 años en que además de  crecer y crear trabajo, logramos recuperar nuestra democracia.  Pero desde  el año 98 hasta el año 2009 llevábamos 12 años en que cada día crecíamos menos y  cada día creábamos menos empleo y, lo más doloroso, era ver cómo mientras el  resto del mundo aceleraba, Chile se quedaba muchas veces rezagado en la carrera  por el desarrollo.
 Y por esa razón quiero hacer el balance en este otro campo. Y lo vamos a  hacer con cifras, porque las cifras hablan con mayor elocuencia que cualquier  otra forma.
 En poco más de 4 meses las cosas ya empezaron a cambiar y a cambiar para  mejor. Si el año pasado la economía chilena se contrajo en un 1,5%, este año  vamos a crecer al 5%, y quizás más.
 En el segundo trimestre de este año, primer trimestre de nuestro Gobierno, la  economía creció 6,5%, la cifra más alta de crecimiento en muchos años en nuestro  país.
 Si el año pasado se perdieron 30 mil empleos, este año vamos a crear 250 mil  empleos. Y ya hemos creado más de 100 mil empleos en los primeros 3 meses de  Gobierno.
 Si el año pasado la inversión cayó 15%, este año va a crecer a más del  20%.
 Si el año pasado las exportaciones se estancaron, este año están ya  recuperando su dinamismo.
 Y si en los últimos 10 años perdimos 100 mil nuevos emprendedores, nos hemos  propuesto que durante nuestro Gobierno vamos a recuperar a esos 100 mil nuevos  emprendedores y volver a prender el espíritu de innovación, de emprendimiento,  de logros y de resultados que es tan propio del alma de los verdaderos  chilenos.
 Por esa razón, amigas y amigos, la economía está de vuelta, la economía está  creciendo con fuerza, la economía está recuperando el sitial que nunca debió  haber perdido. Y es nuestra responsabilidad, porque detrás de las cifras de  crecimiento y empleo, hay rostros humanos, hay familias que se benefician, hay  empleos que se crean, hay más recursos para el gasto social y, por tanto, tiene  una connotación moral que un país como Chile, que está a mitad de camino hacia  el desarrollo, recupere su capacidad y su potencial de crecimiento, de  inversión, de innovación y de creación de empleos.
 Pero además de eso, teníamos otras metas y desafíos, que los habíamos  planteado como eje de nuestro Gobierno. Empezar a ganarle la batalla a la  delincuencia y al narcotráfico, que ya había logrado atrapar en sus  garras  a más de 600 mil niños y jóvenes que han caído en la droga y que tenía  atemorizado a todo un país.
 Y en esa materia se produjo desde el primer día una nueva actitud, una nueva  voluntad y una nueva mano, mucho más pesada sobre los delincuentes y  narcotraficantes, y mucho más acogedora y protectora para las familias, para los  ciudadanos honestos, para las víctimas, de forma tal que uno pueda ver a las  madres y a los padres tomando de las manos a sus niños en los parques y en las  plazas por amor y por cariño, y no por temor frente a la delincuencia.
 Y las cifras también hablan por sí mismo.  Si bien son resultados que  todavía no son los que queremos lograr en plenitud, ya las cifras muestran que  el temor está cayendo, que la victimización está cayendo, que las detenciones de  delincuentes están subiendo y que los decomisos de drogas también están  subiendo.
 Y aquí ha habido una agenda legislativa, que la presentamos hace días atrás,  la agenda de Seguridad Ciudadana, que contempla 20 reformas con 3 ejes: trancar  la puerta giratoria, restablecer el orden público y hacer una acción preventiva  más eficaz contra la droga, contra el alcohol y contra la delincuencia entre los  jóvenes.
 Tenemos un compromiso de poner 10 mil carabineros en las calles, protegiendo  a la gente durante nuestro Gobierno. Ya hay 2.500 carabineros más que los había  cuando asumimos este Gobierno.
 Teníamos un compromiso de defender a las víctimas y le hemos puesto una  urgencia a la reforma constitucional que le otorga a las víctimas de la  delincuencia, al menos los mismos derechos de defensa judicial que y asistencia  del Estado que esa misma legislación le otorga hoy día a los delincuentes.
 Hemos creado inhabilidades para aquellos que han cometido delitos sexuales  contra menores. Hemos creado registro de delincuentes prófugos, para que sientan  la mano de la ley, y vamos a acelerar el proceso de creación del Ministerio del  Interior y Seguridad Pública.  Además de los programas Vida Sana, que  pretenden cambiar los hábitos en materia de vida de mucha gente, y el programa  Vida Nueva, que es darle una segunda oportunidad a aquellos que cometan delito  por primera, deserten de la escuela por primera vez o tengan su primer contacto  con la droga.
 En materia de educación, que es la madre de todas las batallas, hace dos días  firmamos el proyecto de ley que aumenta en un 20% en promedio la subvención  escolar preferencial, aumentando más de 27%, a 400 mil niños, que son los más  pobres de Chile, y en cerca de 13%, a los 400 mil niños que los siguen.
 Y quiero decir, no solamente vamos a aumentar el monto, también vamos a  aumentar la cobertura para llegar a 1 millón de niños con subvención escolar  preferencial, de forma de también tenderle una mano a nuestra sufrida y muchas  veces abandonada clase media.
 Ya está en marcha la creación de los primeros 15 liceos de excelencia, el  proyecto de ley que va a modernizar la carrera docente y que va a ser una  profunda reformulación de la educación municipal. La mejor información para que  los padres y apoderados tengan la información necesaria para escoger, porque  ellos son los que mejor pueden hacer, que es lo mejor para sus hijos, los  incentivos para traer a los mejores alumnos a las escuelas de pedagogía y de  premiar a los buenos profesores para que eduquen como corresponde a nuestros  hijos. La prueba Simce de inglés y de educación física, que se va a tomar este  año a muchos de los alumnos de nuestro país, y el programa Servicio País, que  permite llevar a miles de profesionales, no solamente a construir viviendas, que  es una gran iniciativa del Techo Para Chile, sino que también a educar mejor a  nuestros niños y a nuestros jóvenes.
 En materia de Salud tenemos una paradoja. Tenemos buenos estándares en  materia de expectativas de vida, mortalidad infantil, mortalidad materna, pero  hay una profunda insatisfacción con la calidad del trato, con la dignidad del  trato, con las colas, con las listas de espera, con la falta de remedios, con la  falta de especialistas. Y está en marcha una gran reforma de salud, que sin duda  va a cambiarle el rostro a un problema tan complejo como es enfrentar la salud  cuando uno está enfermo.
 Y ya tenemos que las listas de espera, que eran 360 mil personas por  enfermedades y cirugías Auge el 21 de mayo, se han reducido a 180 mil, se han  reducido a la mitad en 90 días. Cuarenta mil es por un tema administrativo, pero  140 mil personas dejaron las listas de espera, porque fueron debidamente  atendidas durante los últimos 90 días.
 Ya tenemos también 18 nuevos hospitales en construcción, 8 hospitales en  plena etapa de desarrollo y cientos de consultorios y centros de salud familiar  en el mismo proceso.
 La reforma al sistema de Isapres y de Fonasa va a adquirir el ritmo cuando la  comisión de expertos entregue su informe en algunos días más, y adicionalmente  el bono Auge para que la garantía Auge sea una garantía verdadera y no solamente  en las intenciones.
 Tenemos también un Auge preventivo, que se va a poner en marcha el próximo  año para cambiar la calidad de la salud desde la cuna de los chilenos, mejorando  los hábitos alimenticios, mejorando las prácticas deportivas y también  previniendo mejor los flagelos de la droga y del alcohol en nuestra  juventud.
 En materia de lucha contra la pobreza y la desigualdad, que yo sé que es algo  que está en el alma y en el corazón de la UDI.
 Tuvimos, tuvimos una mala noticia cuando conocimos la encuesta Casen, y es la  encuesta que se hizo durante el gobierno anterior, con la misma metodología de  siempre y que fue revisaba y compatibilizada por la Cepal, como se ha hecho  siempre.
 Y, por tanto, la mejor reacción frente a un triste y doloroso retroceso que  ha significado que 350 mil nuevos chilenos han ingresado al mundo doloroso y  muchas veces angustioso de la pobreza, la solución frente a ese problema no es  romper el termómetro, sino que todo lo contrario, es enfrentarlo con decisión,  como lo está haciendo y lo va a seguir haciendo nuestro Gobierno, a través de  dos tipos de instrumentos, los que apuntan a las causas: crear un millón de  empleos, mejorar de verdad la calidad de la educación, donde corresponde, no en  los discursos, en las salas de clase, en la escuela, y fortalecer la familia. Y,  simultáneamente, con la otra hoja de la tijera, que no apunta a las causas, pero  sí a mitigar las consecuencias, que es el ingreso ético familiar, que va a  permitir a nuestras familias superar la condición de pobreza con una ayuda  solidaria del Estado, pero que a cambio le va a exigir compromisos, como que sus  niños vayan a la escuela, tengan sus controles de salud al día y los que están  en edad de trabajar, trabajen o busquen trabajo, porque no queremos crear  incentivos perversos ni conductas inapropiadas.
 Y para eso va a estar el nuevo Ministerio de Desarrollo Social, cuyo proyecto  de ley firmé hace un par de días y que corresponderá llevarlo adelante al  ministro Felipe Kast.
 Y en esto quiero que seamos muy claros: nosotros nunca vamos a usar la  pobreza para ganar una elección, pero siempre vamos a usar el Gobierno para  derrotar la pobreza.
 Estamos trabajando también en muchos otros campos: en fortalecer la familia,  en proteger mejor el medio ambiente, en dar una mano solidaria a nuestra tercera  edad.
 Y yo quiero decirles con mucha franqueza, porque a veces algunos pretenden de  que no habría un plan o que no habría logros. Los que no quieren ver, nunca van  a ver. Y por eso yo les pido a ustedes que nos ayuden a hacer no solamente un  buen Gobierno, sino que también a difundir las buenas obras de un buen  Gobierno.
 Quiero terminar diciendo que hemos ganado limpia y democráticamente el  derecho a gobernar nuestro país, que significa no solamente un derecho, también  significa una tremenda responsabilidad y un gran compromiso. Y estoy seguro que  si somos leales a nuestros valores y principios, si hacemos las cosas bien, en  forma honesta y con ese sentido de urgencia, si ponemos en la tarea de gobernar  bien a Chile lo mejor de nosotros mismos, entonces nos ganaremos muchas veces el  privilegio y el derecho a seguir gobernando Chile. Y estoy absolutamente  convencido que en esta sala hay muchos hombres y mujeres que tienen todas las  capacidades personales y todas las capacidades de liderazgo, de entereza, de  integridad, de capacidad y de visión, para ser un gran Gobierno para nuestro  país.
 Y así podremos seguir juntos escribiendo las páginas más hermosas en la  historia de nuestro país.
 Quiero terminar pidiéndoles una breve reflexión, porque en este instante hay  33 compatriotas que están atrapados a 700 metros de profundidad en una mina  cerca de Copiapó, en la Región de Atacama.
 Yo les quiero asegurar que hemos hecho lo humanamente posible, no hemos  escatimado ningún esfuerzo, ninguna tecnología, ningún equipamiento, hemos  golpeado todas las puertas, personalmente me he contactado con muchos gobiernos  amigos que tienen experiencia en materia de rescate en minería, para lograr lo  que todos queremos, que es rescatar con vida a estos 33 compatriotas.
 Me ha emocionado ver el coraje, la entereza, el temple de sus familiares, la  valentía de los rescatistas, que están dispuestos a asumir cualquier riesgo con  tal de contribuir a esa causa.
 Pero yo les quiero decir que si bien en este minuto ya está en marcha una  máquina de última generación, que espero que esté en la madrugada del lunes, ya  no en las tareas de sondaje, sino que en las tareas de rescate, porque hay dos  sondajes que van avanzando muy efectivamente, y que ya han superado los 600  metros de profundidad y que esperamos poder hacer contacto con los mineros y  saber en qué situación se encuentran.
 Y si bien yo mantengo absolutamente de pie la esperanza, porque tenemos  fundamentos para pensar que en la caverna inferior de esa mina, en la mayor  profundidad de la montaña, existe agua y existe oxígeno, que son los elementos  vitales para la sobrevivencia, no podemos desconocer que esto no está solamente  en nuestras manos y también está en las manos de Dios, a quien le pedimos hoy  día su ayuda para lograr que esta epopeya termine, como todos queremos que  termine, rescatando con vida a nuestros mineros, pero reconociendo que la tarea  no es fácil y que las dificultades son inmensas.
 Finalmente, éste es un año del Bicentenario, que tiene una triple connotación  histórica, porque celebramos 200 años de vida, trágica, porque hemos debido  sufrir el quinto peor terremoto y la tragedia que enluta al norte de Chile y a  todos los chilenos, de los 33 mineros atrapados. Pero también es un año lleno de  oportunidades. Nunca nuestro país había tenido tantas oportunidades y había  estado tan cerca de lograr las metas de ser un país desarrollado, sin pobreza y  con oportunidades para todos.
 Y los quiero convocar a esta maravillosa aventura, porque el futuro para los  cobardes significa temor, para los timoratos significa dudas, pero para nosotros  significa oportunidades, desafíos y compromisos.
 Por eso les digo a ustedes, amigas y amigos de la UDI: arriba los corazones,  porque vienen tiempos mejores.
 Muchas gracias.