| Marcela Vélez y Mario Riveros
 
 El        próximo mes, el Gobierno debería desembolsar al menos $1.650 millones en        un nuevo subsidio al alza de la energía eléctrica. Precisamente cuando        aumentan las críticas, incluso al interior del oficialismo, respecto de la        poca eficacia del sistema con que se reparte este beneficio.
 
 Si no        que se lo pregunten a miles de usuarios que durante ocho meses han        deambulado entre las dependencias de las empresas eléctricas, la        superintendencia del ramo y el Mideplan.
 
 Ése es el caso de Raúl        Kulczewski. A sus 71 años y con ingresos mensuales que no superan los $100        mil pesos, este habitante de Puente Alto nos cuenta que sumó 2.074 puntos        en la última ficha de protección social (FPS). Pero desde diciembre de        2007, mes en que debía recibir la primera cuota de un subsidio de $18.000        pesos, no ha obtenido un centavo.
 
 CGE, empresa de la cual        Kulczewski es cliente, afirmó que su nombre no constaba en la lista de        beneficiarios enviada por Mideplan. A su vez, el ministerio le dijo que el        error era de la empresa y que repostulara al beneficio. Lo hizo, y el        resultado fue el mismo: nada.
 
 Mientras, cada vez que las tarifas de        la luz se disparan, el Gobierno sale del paso anunciando la entrega del        subsidio. Así lo hizo a través del ministro Marcelo Tokman en diciembre de        2007. Incluso, en agosto del año pasado la Presidenta Michelle Bachelet        anunció no sólo la ayuda económica, sino que también la entrega de dos        ampolletas de bajo consumo al 1,4 millón de familias más        pobres.
 
 Cruce de cifras
 
 A pedido de la Cámara de Diputados,        la Superintendencia de Electricidad y Combustibles (SEC) realizó un        catastro histórico de los beneficiarios de este subsidio, pensado para el        40% de la población más pobre (menos de 11.734 puntos en la ficha de        protección social). Un universo que hasta noviembre de 2007 sumaba 1,4        millón de personas. A junio de este año, sólo 585 mil recibieron el        beneficio o al menos parte de éste.
 
 Las empresas distribuidoras        explican que el universo de potenciales beneficiarios se reduce si se        aplican las otras dos condiciones impuestas por ley: que sean clientes        titulares del sistema eléctrico (con cuentas a su nombre) y que estén al        día en los pagos.
 
 "Precisamente en el sector de menos recursos es        donde hay más morosidad. Así que la cifra se reduce en unos 200 mil o 300        mil", dicen.
 
 Así, y aunque no hay una cifra oficial, los actores        del sistema, entonces, trabajan ante un estimado de 1,1 millón de        potenciales beneficiarios. Es decir que sólo el 53,25% (585 mil) recibió        la ayuda estatal. El otro 46,75% quedó fuera.
 
 En la CNE aseguran        que desde el 24 de junio hasta el 12 de agosto la cifra de subsidios        aumentó a 750.000, aunque no entregan un desglose por regiones        actualizado, por lo que el informe enviado por la SEC a los diputados es        el único documento oficial sobre estas cifras.
 
 Pero es este último        monto el que ha repetido Tokman, desde que la Cámara de Diputados aprobó        la formación de una comisión investigadora sobre el tema.
 
 "Hay un        desorden gigantesco. Nunca hemos podido determinar si la plata destinada        al subsidio ha sido dinero perdido o no", afirma Gonzalo Arenas, diputado        UDI, quien lidera la investigación sobre el subsidio.
 
 En tanto, en        la misma CNE cuentan que, para el subsidio eléctrico, "se han entregado al        12 de agosto, $13.170 millones, mientras que la suma (en pesos de cada        año) de los recursos entregados en todos los demás subsidiosalcanza los        $7.960 millones".
 
 Demasiados responsables
 
 Miembros de la        comisión que fijó el sistema para la entrega del subsidio reconocen que        éste no es perfecto. "Tiene falencias. Es muy difícil, desde el principio        fue muy difícil cruzar las bases de datos del Mideplan con los registros        de clientes de las empresas eléctricas", reconoce uno de los técnicos que        participaron en el proceso de 2005, cuando se aprobó el primero de los        seis subsidios entregados hasta ahora. Esto porque mientras el ministerio        trabaja con el RUT de las personas, las empresas lo hacen con el número de        usuario.
 
 "Hay un problema de base, pero no ha existido la voluntad        política para cambiar el sistema de este subsidio", agrega un ex        funcionario de la cartera de Economía.
 
 En las empresas        distribuidoras aseguran que el problema se produce especialmente en        comunas con altos índices de ruralidad. Pero según la información        entregada por la SEC, en comunas como Antofagasta, de los 8.879        beneficiarios identificados, sólo 881 han cobrado el subsidio hasta ahora.        Algo similar sucede en Iquique. En esta comuna, de las 9.189 familias        identificadas como aptas para recibir el subsidio, sólo 797 lo han        obtenido.
 
 La CNE afirma que se han multiplicado los esfuerzos por        distribuir el beneficio. "Con propiedad puede hablarse de un beneficio que        se puso a disposición de la gente", afirma un documento enviado por esta        institución.
 
 Pero el problema abarca también la administración del        subsidio, asegura el diputado Arenas. "No hay una autoridad clara", agrega        en referencia al cruce constante de información entre ministerios. En        Mideplan aseguran que el tema está bajo el dominio de la SEC, en la        superintendencia aseguran que es tema de la CNE y en esta última aseguran        que la administración es jurisdicción del Ministerio de        Economía.
 
 Las municipalidades son más eficientes que el Gobierno        para entregar subsidios
 
 Eva Henríquez, una jubilada de 64 años que        vive con su marido -también jubilado- y su hija, Jacqueline (ambas en la        foto), cuenta que no "alcanzó a inscribirse para tener el subsidio a las        cuentas de la luz". Esto, porque cuando supo que tenía que ir a la        compañía eléctrica para optar al beneficio ya era tarde.
 
 "Fui a        Chilectra, pero la niña me dijo que ya no se podía postular, porque había        pasado el plazo, así que me quedé sin el subsidio".
 
 También cuenta        que en otros casos ha sido más fácil.
 
 Y es que mientras su hija        obtuvo hace poco el subsidio a la vivienda, ella, como jubilada, tiene        acceso a otros beneficios del Gobierno.
 
 También asegura que obtuvo        sin mayor problema el subsidio al agua potable. "Para que me dieran el        subsidio al agua lo único que tuve que hacer fue inscribirme en la        municipalidad una vez y nunca han fallado, han tenido un servicio        excelente conmigo, y me ha servido de mucho. Imagínese que nosotros no        tenemos patio y el agua nos sale $7.800 mensual, pero pagamos $3.500 no        más, y esa plata ayuda harto durante el mes", explica.
 
 Por esto, el        alcalde de Puerto Montt, Rabindranath Quinteros, está convencido de que la        única forma de obtener buenos resultados en la entrega de subsidios es a        través de los municipios. "Las municipalidades estamos más cerca de la        gente y estamos organizadas para llegar a cada uno de los vecinos", afirma        el ex presidente de la Asociación de Municipalidades, y agrega que la        única razón por la cual muchos beneficios se pierden es porque entienden a        las municipalidades como "meras cajas pagadoras".
 
 Otros municipios        coinciden en esto, y ponen como prueba que el subsidio al agua potable,        que es manejado por cada sede comunal, tiene una administración más veloz        y una cobertura mayor.
 
 "Pero el sistema que hicieron para este        subsidio es que el Mideplan le manda listas a las compañías, y las        eléctricas aplican el descuento. Pero las compañías también piden        requisitos, como el estar al día en el pago de la cuenta mensual e,        incluso, inscribirse para solicitarlo. Un sistema muy engorroso", cuenta        el alcalde Quinteros. Es que, si los requisitos fueran más simples, Eva        Henríquez tendría su subsidio.
 
 Gran parte se gasta en la        administración
 
 En la ficha de protección social las personas son        identificadas por su RUT, mientras las empresas distribuidoras lo hacen a        través del "número de cliente único". Muchas veces es muy difícil        conciliar ambos datos, ya sea porque la cuenta de luz está a nombre de        otra persona o porque los más pobres viven de allegados.
 
 El decreto        de ley con el que se aprobó el subsidio tampoco ayuda. Primero señala que        "se puede entregar más de un subsidio a una cuenta de consumo eléctrico,        en caso que exista más de una familia beneficiaria en la dirección        correspondiente a dicha cuenta". Pero, a la vez, pone como condición para        entregar el subsidio que el beneficiario sea usuario del sistema y esté al        día en los pagos, por lo que debe ser cliente titular de la        empresa.
 
 La contradicción es sólo uno de los problemas que han        obligado a realizar onerosas inversiones para focalizar la entrega del        subsidio.
 
 "Siempre fue muy difícil, la inversión era muy grande        para al final entregar $800 al beneficiario", explica un funcionario que        participó en el proceso de los primeros subsidios y que estima que los        gastos administrativos consumen entre un 30 y 40% del monto estimado por        el Gobierno.
 
 En esta ocasión, ante el bajo porcentaje de cobertura        obtenido hasta marzo de 2008, plazo en el que vencía inicialmente la        entrega de los $18.000 fijados en el último decreto ($12.000 para los        usuarios del Sistema del Norte Grande), la inversión en gastos        administrativos aumentó.
 
 "Se distribuyeron formularios a todos los        usuarios, se instaló un 'call center' y había personal dedicado        exclusivamente al cruce de bases de datos del Mideplan y de las empresas.        Algunas cosas las pagaron las distribuidoras, pero la mayor parte el        Estado", afirma un técnico.
 
 A eso, agrega Arenas, se debe sumar el        costo de una asesoría contratada a la Universidad de Chile que concluyó        sin resultados, y la campaña radial y televisiva. "Todas son cosas de las        que no hemos podido obtener los costos", afirma el diputado. Hasta el        cierre de esta edición, "El Mercurio" no pudo tener acceso a esa cifra,        solicitada al Ministerio de  Economía.
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