biocombustibles  
 CAMBIO  CLIMÁTICO: Los biocombustibles contraatacan 
Por  Catherine Makino
 TOKIO,  4 jul (IPS) - Japón desea que la cumbre del Grupo de los Ocho (G-8) países más  poderosos del mundo, que concluirá este lunes en la septentrional isla de  Hokkaido, reconsidere a los biocombustibles como una alternativa para afrontar  el cambio climático.
 El  empleo de biocombustibles ha estado en ascenso, inicialmente como una variante  menos contaminante y más recientemente como forma de aliviar el constante  encarecimiento del petróleo. 
Pero los críticos de esta  fuente de energía señalan que su uso puede producir más emisiones de gases  invernadero, en parte responsables por el recalentamiento global, que las que  limita. 
Talar bosques con  el fin de preparar tierras para la agricultura aumenta la concentración de  dióxido de carbono en la atmósfera, dado que los árboles absorben ese gas y  liberan oxígeno en el proceso de fotosíntesis, argumentan, y usar materias  primas que sirven como comida para producir combustible va contra el objetivo de  promover la seguridad alimentaria. 
Pero no todos coinciden con  estos cuestionamientos. "Culpar a los biocombustibles por la crisis alimentaria  es una desvío del problema real, que pasa por la superpoblación del planeta, que  lleva a un rápido incremento en el uso de combustibles fósiles y a un mayor  recalentamiento", dijo Mike Taylor, gerente de finanzas de la consultora Asia  Resource Partners, con sede en Tokio. 
"No estoy sugiriendo que la  solución al problema es sencilla, pero en última instancia se trata del concepto  económico elemental de la oferta y la demanda", dijo a IPS. 
"La oferta de combustibles  fósiles es limitada y sumada a una creciente demanda, en este caso como en el de  cualquier otra materia prima, empuja los precios al alza", agregó. 
"Existen muchos tipos de  biocombustibles, por lo que sugerir que todos son igualmente malos y que todos  son creadores netos de gases invernadero es engañoso. Aunque es cierto que  algunas de las tecnologías de biocombustibles deben mejorarse, para reducir su  componente de combustibles fósiles", señaló Taylor. 
La industria indonesia del  aceite de palma, que se usa para la producción de combustible, es un ejemplo de  la controversia en curso. 
La Comisión Indonesa del Aceite  de Palma señaló en un folleto propagandístico que "en comparación con las selvas  tropicales, las plantaciones de palmas poseen ventajas ambientales, ya que  absorben más dióxido de carbono y liberan más oxígeno". 
Algunos científicos discrepan  con esa evaluación. Sin embargo, según Taylor, "el problema real es la  destrucción de una selva tropical y la pérdida del hábitat natural de muchas  especies para crear una plantación de palmas". 
La tecnología de los  biocombustibles se encuentra en su infancia y requiere mayores investigaciones e  inversiones para mejorar su eficiencia, agregó. 
El director del Consejo  Internacional de Alimentos y Política Comercial Agrícola, Hiroshi Shiraiwa,  también cree que los biocombustibles pueden ser la solución. 
"No debemos eliminarlos en  tanto resulten sustentables en base a ciertos criterios. Y hacen falta más  evaluaciones cuidadosas antes de que lleguemos a la respuesta final", dijo. 
Los biocombustibles se han  convertido en chivos expiatorios, señaló a IPS. "Es necesario para que los  políticos y los gobiernos oculten su negligencia e incapacidad para promover  inversiones en la agricultura y el desarrollo rural en las últimas décadas",  agregó. 
"Creo que con un  nivel de inversión adecuado en el sector agrícola, especialmente en las áreas de  desarrollo tecnológico, infraestructura y servicios de extensión agropecuaria,  podemos alcanzar la seguridad alimentaria", afirmó Shiraiwa. 
"En mi opinión, los países  deben fijar metas de producción de biocombustibles basadas en la disponibilidad  de materias primas. Es importante reconocer que incluso Estados Unidos puede  ofrecer sólo un pequeño porcentaje de biocombustibles de primera generación para  reemplazar el empleo de la gasolina", agregó. 
Las tecnologías empleadas para  producir esos biocombustibles de primera generación no son competitivas en  materia de costos frente al petróleo, por ejemplo, y sólo ofrece pequeñas  reducciones en emisiones de gases invernadero. 
Las de segunda generación  apuntan a incrementar la cantidad de biocombustibles que puede producirse a  través del empleo de residuos de las cosechas, como tallos, hojas y cáscaras,  además de otros elementos que no se destinan a la alimentación, como astillas de  madera y pulpa de frutas exprimidas. 
Sin embargo, estas tecnologías  de segunda generación no estarán disponibles en el corto plazo. 
Las áreas rurales del planeta  albergan a 2.000 millones de personas que dependen de 450 millones de pequeños  agricultores diseminados por todo el mundo, frecuentemente en áreas marginales y  vulnerables, según Farhana Haque Rahman, del Fondo Internacional para el  Desarrollo Agrícola. 
La  seriedad de la situación no debe ser subestimada. Se espera que como  consecuencia del cambio climático haya 50 millones de personas más que enfrenten  el riesgo del hambre para 2020. 
"Los biocombustibles todavía  son vistos como una respuesta importante ante el cambio climático, pero plantean  el riesgo de una mayor competencia por las tierras cultivables, que puede  contribuir al aumento de precios", advirtió Rahman. 
Al mismo tiempo, los cultivos  para los de segunda generación, como el sorgo con alto contenido de azúcar, o la  jatrofa, planta cuyas semillas tienen un alto contenido de aceite no comestible,  aptos para crecer en tierras marginales, pueden convertirse en una nueva fuente  de ingresos para los pequeños agricultores, agregó. 
Los esfuerzos internacionales  deben centrarse en la reducción de los riesgos y la maximización de las  oportunidades que van de la mano con los biocombustibles, dijo Rahman. 
"A fines de este siglo,  tendremos una variedad de fuentes de energía", señaló Shiraiwa. "Entre ellas, la  solar, de biomasa, gas natural, hidroeléctrica y algunas otras, según las  proyecciones de los expertos. Tenemos que fomentar las fuentes de energía  renovable como la mejor solución para el ambiente y la sustentabilidad",  agregó. 
En su opinión, "no  debemos eliminar a los biocombustibles de primera generación, porque tomará  mucho tiempo dar el salto tecnológico para producir los de segunda  generación". 
En tanto, en  su esfuerzo por promover los biocombustibles, los anfitriones japoneses de la  cumbre del G-8 pasearán por Hokkaido a los líderes del grupo en automóviles  Honda que emplean pilas (o células) de combustible, un dispositivo  electroquímico que transforma la energía química de un combustible en  electricidad o calor, pero sin combustión. Pero hay que ser jefe de Estado o de  gobierno de un país rico para apreciar los posibles beneficios de esta  tecnología. Los expertos consideran que hay que recorrer aún un largo camino,  que demandará mucho tiempo, para llegar a un uso en gran escala de esas pilas de  combustible a nivel mundial. (FIN/2008)