Para nadie, dentro del sistema judicial chileno, es un misterio el        vínculo que existe entre el senador RN Alberto Espina y el fiscal        nacional, Sabas Chahuán. El legislador logró el consenso con los senadores        de la Concertación para que Chahuán fuera confirmado como fiscal nacional,        tras ser propuesto por la Presidenta Bachelet.
       Por eso a muchos no extrañó que Espina, en secreto, haya partido hacia        las oficinas de su protegido para entregarle copia de los correos        electrónicos interceptados por la inteligencia colombiana, entre chilenos        y miembros de las FARC. Y podría ser el mismo Chahuán el que tenga que        tomar declaración como testigo al parlamentario para que diga de dónde        obtuvo la polémica información que logró sacar a un funcionario de La        Moneda.
       Después de un mes, luego que Espina divulgara la información a través        de "La Tercera", se supo que Chahuán había ordenado instruir una        investigación desformalizada para analizar si en esos antecedentes había        delitos.
       Pero no puede ser cualquiera el que realice la investigación. Hasta        donde LND pudo averiguar, ningún fiscal regional ha recibido alguna        instrucción de Sabas Chahuán para indagar estos hechos. Ni siquiera el        fiscal regional de la Araucanía, Francisco Ljubetic, ha sido informado de        estos antecedentes, pese a que las suspicacias de Espina apuntaban a        vínculos con entidades en la zona de conflicto mapuche.
       Según la Ley Orgánica del Ministerio Público, el fiscal nacional sólo        puede asignar, siempre y cuando "lo hicieren necesario por su gravedad o        por la complejidad de su investigación", exclusivamente a fiscales        regionales. Lo que descarta que Chahuán haya dejado en manos de un fiscal        de menor rango como un fiscal adjunto las pesquisas de la información        filtrada a Espina.
       Sin embargo, trascendidos apuntan a que es el propio Chahuán el que        decidió autónomamente encabezar la investigación. Para ello se habría        basado en la norma de la misma ley que lo faculta "cuando la investidura        de las personas involucradas como imputados o víctimas lo hiciere        necesario para garantizar que dichas tareas se cumplirán con absoluta        independencia y autonomía".
       Pero como las sorpresas en este caso han corrido más rápido que el        tiempo, tampoco se ha descartado que Chahuán ya haya tomado declaración a        Espina.
       Esto, debido a que el legislador presentó el 5 de agosto los        antecedentes al Ministerio Público, hecho que sólo se hizo público el 7 de        septiembre, cuando el asunto fue difundido por la prensa. Lo que haya        sucedido en ese mes sólo lo saben Sabas Chahuán y Alberto Espina.
       LA TRAMPA
       Los diputados de derecha en los últimos días insisten en mantener viva        la denuncia de Espina y del propio abanderado de la Alianza, Sebastián        Piñera. La Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados la        tercera en menos de dos semanas solicitó que nuevamente el director de la        Agencia Nacional de Inteligencia (ANI), Gustavo Villalobos, se presente el        próximo 29 de septiembre.
       El motivo de la invitación es solicitarle explicaciones por el supuesto        mal manejo en materia de inteligencia que Villalobos habría tenido luego        de que el 14 de mayo pasado viajara a Bogotá.
       Allí se reunió con personeros del Ministerio de Defensa de ese país,        quienes le entregaron un dossier de 50 páginas con información que incluye        correos electrónicos impresos, cuyas direcciones IP correspondían a        computadores ubicados en Chile y que estaban dirigidos a las FARC.
       Villalobos señaló a LND la semana pasada que "dicha información fue        sometida a los procedimientos que la Ley de Inteligencia Nacional        establece; investigamos y concluimos que no ameritaba hacer ninguna        denuncia judicial porque no constituían actividad delictual".
       Según trascendió desde la propia Comisión de RREE, sólo fueron los        diputados de la Alianza, quienes solicitaron la presencia de Villalobos.        "Pero la verdad es que no tengo idea por qué lo pidieron. Parece el        empecinamiento por algo que ya no resultó", cuenta uno de sus        integrantes.
       En efecto, uno de los diputados que solicitó la presencia del director        de la ANI fue Osvaldo Palma, el mismo que mediante una carta dirigida a la        Presidenta Bachelet pidió oficialmente en representación de la bancada RN        que se removiera a Villalobos de su cargo.
       Entre los restantes se encuentran los UDI Iván Moreira, Marcelo Forni y        Juan Masferrer, junto a los RN Maximiano Errázuriz y el fallecido Pedro        Álvarez Salamanca.
       EL PLAN ERRADO
       La misiva de la bancada RN solicitándole la renuncia de Villalobos fue        entregada a la Mandataria el 16 de septiembre, casi una semana después de        que Alberto Espina iniciara su ambiciosa y ahora peligrosa estrategia        comunicacional.
       Ésta consistió en entregarle la información de los e-mails entre        chilenos y las FARC (que se habría encontrado al interior del computador        del asesinado líder, Raúl Reyes) al Ministerio Público el 5 de agosto y,        un mes después, al diario "La Tercera".
       Luego aparecería él mismo protestando por la supuesta infiltración de        los organismos terroristas en Chile, y denunciaría, incluso, la        colaboración de un periodista de La Moneda, Hugo Guzmán, quien debió        abandonar su puesto.
       Éste, según la versión del senador, mantenía correspondencia        electrónica con la guerrilla colombiana. Información falsa, ya que, si        bien el periodista aparece mencionado dentro de los correos, no es él        quien envía ni recibe ninguno de ellos, sino terceros.
       De ahí que actualmente, además de cuestionarse la fuente que entregó la        información a Espina, haya una tacha sobre su calidad, y ha sido        calificada como, presumiblemente, parte del Plan Colombia en Chile,        estrategia internacional de ese país en conjunto con Estados Unidos para        sindicar a las FARC como fuerzas terroristas y no beligerantes, que se        inició un año después del atentado a las Torres Gemelas.
       ¿SUJETOS ÚTILES?
       Dado que tanto Sebastián Piñera como Espina, y en menor medida Andrés        Allamand, aparecieron como parte del Plan Colombia, el martes el ministro        del Interior, Edmundo Pérez Yoma, señaló en la Comisión de Seguridad de la        Cámara de Diputados que los tres podrían ser "víctimas" de una estrategia        de inteligencia de un sector de Colombia, y emplazó a Piñera a entregar        toda la información que tiene sobre las FARC en Chile.
       El ministro cimentó su petición al candidato presidencial de RN quien        también solicitó la salida de Villalobos de la ANI en base a que éste        señaló que existe relación entre las FARC y grupos insurgentes de la        Araucanía. Información que, según el Gobierno, no tiene fundamento.
       Pérez Yoma fue más allá y señaló que, dada la cantidad de acusaciones        que ha realizado Piñera, sobre tráfico de armas, es necesario que el        Ministerio Público lo cite a declarar.
       Un incómodo Piñera ante la movida del ministro del Interior señaló este        miércoles que se acogía al "secreto profesional", tal como lo hacen los        periodistas para evitar revelar sus fuentes. Y como buena defensa atacó al        Gobierno, señalando que "Pérez Yoma intenta justificar lo injustificable ,        la inoperancia del Gobierno".
       Espina, sin embrago, retrucó al Ejecutivo con denodada molestia. "No he        sido víctima de ninguna operación de inteligencia", dijo.
       Dado vuelta el tablero de ajedrez, Pérez Yoma deslizó lo que todos        intuyen, y es que los ex integrantes de "la patrulla juvenil" de RN        recibieron la información del Gobierno colombiano.
       "Cristián Mönckeberg fue bastante claro cuando dijo que el Gobierno        colombiano, en vista de que nosotros no habríamos tomado las acciones que        se supone que deberíamos haber adoptado, les habría entregado esta        información de inteligencia a ellos", dijo el jefe de Gabinete.
       Si Piñera, Espina y Allamand fueron utilizados o actuaron        conscientemente para perjudicar al Gobierno en servicio de intereses        internacionales, es lo que hoy está en tela de juicio. Desde Bogotá, la        senadora colombiana Gloria Inés Ramírez, del partido Polo Democrático, dio        algunas luces a LND al denunciar la existencia de "una cacería a nivel        internacional.
       El Gobierno colombiano está trabajando en la internacionalización del        conflicto. Es un problema que traspasó las fronteras y esto tiene que ver        con el Plan Colombia".