La presencia de plaguicidas en alimentos debe minimizarse tanto como sea  posible para que no se superen unos máximos establecidos y, de este modo, proteger la salud  de los consumidores. Un nuevo instrumento permite aplicar la cantidad justa de  fitosanitarios a las características de cada vegetal. Su desarrollo se debe a  expertos de la Unidad de Mecanización Agraria de la Escuela Superior de  Agricultura de Barcelona, de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC). En  los cultivos de viña, el sistema ahorra "hasta un 45% de producto  fitosanitario". Con las técnicas utilizadas hasta la fecha, la dosis de  plaguicida se añade en función del terreno donde habita el vegetal. La nueva  herramienta, sin embargo, consigue que la cantidad se ciña a las características  estructurales de cada planta. Esta particularidad permite usar sólo la cantidad  necesaria, disminuir el impacto para la salud y respetar el medio ambiente. 
 Con la ayuda de sensores 
 La nueva técnica mejora la economía de las explotaciones y aumenta la  eficiencia en el campo de los plaguicidas, ya que se garantiza una producción de  alimentos de calidad y con una cantidad final de plaguicidas menor. Para ello, los  expertos, dirigidos por Emilio Gil, se han servido de un pulverizador  hidroneumático convencional y unos sensores de ultrasonidos, otros de láser,  electroválvulas y sensores de presión, entre otros. Todos estos mecanismos se  gestionan a través de un software aplicado a productos fitosanitarios de la  viña, de acuerdo con el volumen de vegetación por unidad de superficie. Mientras  los sensores de ultrasonidos "leen" de forma continuada la espesura de los  vegetales, el programa informático "calcula el caudal que debe emitir cada  boquilla de pulverización". El flujo que dispara está controlado por las  electroválvulas que reciben una señal eléctrica. 
    La técnica determina el volumen exacto de plaguicidas que necesita un    cultivo 
 La gestión y la obtención de los datos, así como el control de los distintos  elementos, se lleva a cabo mediante una caja de control del equipo, un sistema  que se conecta con un ordenador industrial, responsable de toda la gestión y  almacenaje de la información. Este método, a su vez, está dirigido desde un  ordenador portátil instalado en el mismo tractor, de manera que, mientras se  aplican los plaguicidas, se elaboran mapas digitales de vegetación. Estos mapas  tienen distintas finalidades: determinar el volumen exacto de productos que se  necesitan, predecir el rendimiento esperado y controlar el riesgo de plagas y  enfermedades. Además, también ayudan en la programación de operaciones como la  poda y la vendimia en el momento oportuno. 
 A este nuevo hallazgo se suma la participación de la Unidad de Mecanización  Agraria del Departamento de Ingeniería Agroalimentaria y Biotecnología de la  UPC, que ya estudiaba, desde hacía varios meses, distintas técnicas para mejorar  la aplicación de productos fitosanitarios. Esta nueva técnica forma parte del  "Proyecto Optidosa", un trabajo conjunto con distintas universidades de España y  del Centro de Mecanización Agraria (CMA) de la Generalitat de Cataluña. El  objetivo es obtener una mejora en la aplicación de plaguicidas. Aunque se ha  elaborado a partir de la viña, los especialistas quieren ampliar el campo de  aplicación a árboles frutales y cítricos. En definitiva, es una nueva tecnología  que pretende facilitar la reducción de la cantidad de fitosanitarios, la  adaptación a cada vegetal y evitar la contaminación de aguas superficiales o los  núcleos de población. 
 Control legal 
 Los diferentes operadores alimentarios, es decir, agricultores, ganaderos,  comerciantes e importadores, entre otros, son los principales responsables de la  seguridad a lo largo de la cadena alimentaria. Las empresas deben asegurarse de  que, en todas las fases de la producción, la transformación y la distribución  que están bajo su control, los alimentos cumplan los requisitos de legislación.  Las autoridades de los Estados miembros de la UE son los responsables de velar  porque se cumplan las condiciones de uso que fija la normativa sobre los alimentos y los piensos. Uno de los  puntos fuertes es el control en la producción, comercialización y aplicación de  productos fitosanitarios y la vigilancia y el control de residuos plaguicidas en  alimentos y piensos de origen animal o vegetal. Se vigila tanto el uso adecuado  como el posible uso fraudulento de estas sustancias. 
  ¿CÓMO SE APLICAN LOS FITOSANITARIOS?
  Los métodos para aplicar fitosanitarios en vegetales son varios, y dependen  del vehículo que soporta el plaguicida, que puede ser sólido, líquido o gaseoso.  
    - Espolvorear: consiste en distribuir en forma de polvo y    aplicar con la ayuda de una corriente de aire. Este método penetra mejor en el    vegetal y tiene una ejecución mas rápida. Sin embargo, la protección es menor    y la distribución, poco homogénea.    
- Pulverizar: los plaguicidas se distribuyen en forma    líquida y se quedan en los vegetales en pequeñas gotas. Para la pulverización,    es importante el lugar que se tratará, la cantidad y clase de producto, ya sea    un plaguicida, un fertilizante o un fitoregulador. Esta técnica permite una    mayor homogeneidad al vegetal, pero supone una inversión superior de tiempo.    
El tratamiento con fitosanitarios lo debe realizar personal cualificado para  evitar riesgos innecesarios. Además, debe utilizar un equipo de protección  individual adecuado y controlar las condiciones climáticas antes y después de la  ejecución. Al finalizar el tratamiento, deben lavarse todos los utensilios,  desechar los envases vacíos, limpiar las protecciones utilizadas y guardar en un  lugar seguro.