Deseo agradecer al BID y a Antonio Vives la invitación  que me hizo para compartir con ustedes la perspectiva del CENTRO EMPRESARIAL  PELLAS sobre la importancia de la Responsabilidad Social Empresarial para que  las empresas de la región puedan beneficiarse de los tratados de libre comercio.  
 Ayer quedó muy claro que la inmensa mayoría de las  empresas en nuestros países son las constituidas por los Pequenos y Medianos  Empresarios, los Pequenos y Medianos Productores, muchos de los cuales han  surgido de las inmediaciones de esa gran base de la pirámide que por siglos ha  estado excluida de los beneficios del desarrollo. 
 Debemos entonces comprender que si la meta ahora es que  nuestras economías aprovechen las puertas que el CAFTA y otros tratados de libre  comercio nos han abierto, tenemos que asegurarnos que estas miles de Pequenas y  Medianas Empresas puedan accesar y beneficiarse de las oportunidades que nos  brindan estos tratados. 
 Sin embargo, debemos reconocerlo, las limitaciones que  caracterizan a esta miríada de Pequenas y Medianas Empresas les dificulta  enormemente el participar de las oportunidades que ofrecen los tratados. La  pobreza limita. Por eso a veces se afirma que uno de los principales enemigos  para salir de la pobreza es la pobreza misma. Y por ello tenemos que cortar el  nudo en algún punto, y desatar la fuerza y la creatividad empresarial de los que  hasta ahora han sufrido de todo tipo de exclusiones. 
 Todos tenemos claro que en nuestro rol como empresarios  y ciudadanos de América Latina, pocas tareas están tan pendientes en nuestra  región como la que tiene que ver con la reducción de la pobreza. Hasta hace  algunos años se creía que solo las naciones desarrolladas podían vivir libres de  ella. 
 Pero gracias al ejemplo de China, India, Irlanda,  Polonia, España y Chile, entre otros, ahora sabemos que es posible hacerla  retroceder en cualquier parte del mundo. 
 De todos es conocido que de 1978 a esta parte China ha  logrado aumentar 7 veces su ingreso per cápita, y ha sacado de la pobreza a más  de 300 millones de personas. 
 Sin embargo, en ese mismo lapso de tiempo, nuestra  región latinoamericana no logró ni siquiera duplicar el suyo, y los pobres  continúan sumando un vergonzoso 40% de la población, con la honrosa excepción de  Chile que ha seguido muy de cerca la proeza china. 
 Estos y otros países, algunos sin muchos recursos  naturales, unos pequeños y otros grandes, unos demócratas otros totalitarios,  nos han demostrado que el salir de la pobreza tiene que ver más con actitudes  ante la vida que con cualquier otra cosa. 
 Y si revisamos nuestras actitudes, todos recordamos los  años que, en nuestros países, las empresas existían únicamente para generar  utilidades, mientras el desarrollo social lo llevaban las instituciones  religiosas y el cuido del medio ambiente nadie. Los gobiernos se ocupaban de  mantenerse en el poder, alargando el tiempo antes del próximo golpe de estado.  Las consecuencias de esta forma de ver la vida las estamos sufriendo hoy en  América Latina. 
 Esa descoordinación entre las distintas esferas de lo  que compone una sociedad, las autoridades gubernamentales, los empresarios y lo  que hoy llamamos la sociedad civil, explican algunas de las causas de nuestra  pobreza y nuestro lentísimo desarrollo. Nos ha faltado un serio compromiso de  parte de los liderazgos de la región con lo que implica el camino que conduce al  progreso y la superación de nuestros pueblos. 
 Estamos urgidos de acuerdos nacionales en muchos de  nuestros países en los cuales se concerten las metas y acciones que,  manteniéndolas inmutables a lo largo de unos veinte años, nos puedan sacar hacia  el crecimiento sostenible con equidad social, la clave de todo progreso. Y  estamos urgidos de compromisos serios, de parte de todos estos actores, con  estas metas y acciones. 
 Ahora bien, en los últimos años hemos visto con sumo  agrado cómo muchas empresas de prestigio, tanto nacionales como 
 internacionales, han venido adoptando en nuestros  países nuevos códigos de conducta en todo su accionar, normas que se han dado en  llamar "Responsabilidad Social Empresarial", un paso muy acertado en la  dirección correcta para recomponer esa falta de liderazgo cívico ciudadano que  los empresarios tuvimos en el pasado. En Nicaragua, UNIRSE ha estado al frente  de esta noble tarea. Sin embargo, debemos ampliar el número de empresas que  asuman la Responsabilidad Social como parte de su compromiso ante sus  stakeholders, y debemos incidir en los gobiernos a fin de que ellos también  asuman estos mismos compromisos. 
 Mover un país hacia el desarrollo es tarea de todos sus  ciudadanos. Los gobiernos tienen un papel fundamental en esto, pero es necesario  el concurso de la empresa privada, de los profesionales, de los que hemos  recibido la bendición de la educación y tenemos lo necesario para poder pensar  en los demás. 
 Conscientes de ello, el Grupo Pellas había venido  desarrollando en Centroamérica una activa responsabilidad social empresarial  desde hace muchos años, procurando que los colaboradores en las empresas  tuviesen salarios justos y condiciones dignas en sus trabajos, siendo  responsables con clientes y suplidores, respetuosos del medio ambiente, y  contribuyendo con las comunidades en que sus empresas operan. 
 Pero sabía que eso no basta. Por eso desde hace años el  Grupo apoyó la creación de fundaciones como ANF, APROQUEN y el fortalecimiento  de otras instituciones, como INCAE, las que han desplegado acciones de gran  humanismo en apoyo de miles de niños y personas necesitadas en todo el país, y  de la educación superior en temas empresariales. 
 Pero se pensó que eso tampoco bastaba. Fue a raíz de  ello que 
 en la Conferencia de CONVERTIRSE IV sobre  Responsabilidad Social Empresarial llevado a cabo en Managua en Abril del año  pasado, se anunció la creación del CENTRO EMPRESARIAL PELLAS, una fundación sin  fines de lucro que nacía como expresión de Responsabilidad Social Corporativa  del Grupo Pellas, con el propósito y el mandato de "Fortalecer la economía y  reducir la pobreza en los países centroamericanos mediante el apoyo, la  formación y el acompañamiento de Pequeñas y Medianas Empresas para que estas  crezcan y sean más competitivas en los mercados locales, regionales e  internacionales". 
 Nuestro lema, "Empresarios apoyando a empresarios",  implica solidaridad empresarial puesta en acción en beneficio del desarrollo de  nuestra economía, y es por eso que desde su fundación, hace poco más de un año,  el CENTRO ha venido prestando su apoyo a productores y empresarios que, ante  oportunidades de distinta naturaleza, nos han confiado sus planes y proyectos en  búsqueda de una mano amiga que los acompañe en la batalla por convertirlos en  realidad. 
 A través de capacitaciones genéricas, asesorías  específicas, de conformación de cadenas productivas, de búsqueda de mercados  dentro y fuera del país, de gestiones de créditos ante el BAC, etc., el CENTRO  ha comenzado su labor en beneficio de productores de leche, malanga y cacao en  el interior del país, de parceleros forestales en las faldas de los volcanes del  Occidente, de artesanos necesitados de aumentar sus exportaciones, de PyMEs  urgidas de softwares sencillos para el control de sus operaciones, y de pequeños  y medianos negocios turísticos en el sur del país. 
 De todas estas herramientas a nuestra disposición para  apoyar a los Pequeños y Medianos Empresarios, la que más nos ha entusiasmado por  sus resultados es la formación de cadenas productivas en las que logramos  articular a estos pequeños productores con una empresa ancla, una empresa líder,  comercializadora o exportadora del producto que ellos producen, mediante el  eslabón que se logra al introducir un mediano empresario que aporta un centro de  acopio, procesamiento y empaque que trasforma el producto primario en algo que  la gran empresa puede tomar y mercadear. 
 Estas cadenas, a su vez, le permiten a los pequenos  acceder al financiamiento de un banco de primer orden por la existencia de  contratos entre los integrantes de la cadena y la posibilidad de cobrarse con  retenciones en los pagos de la empresa ancla. 
 Es lo que UNIRSE y el SNV llaman "negocios inclusivos",  una iniciativa empresarial que, sin perder de vista el objetivo del beneficio  económico, contribuye a la superación de la pobreza a través de la incorporación  de personas de menores recursos en sus cadenas de valor. 
 Es lo que el BID llama "haciendo negocios en la base de  la pirámide", es decir, con los pequeños, con los pobres, con los que  individualmente pueden significar muy poco, pero que por su número ofrecen  grandes oportunidades para ampliar 
 mercados, o ampliar la base de suministradores,  generando empleos e ingresos donde más se necesitan. 
 Es lo que hace el BAC a nivel de la región  centroamericana con su programa "Cadena de valor BAC-CREDOMATIC" al brindar  servicios de tesorería a grandes empresas, que saca a luz los proveedores PyME  de cada una de ellas y los convierte en clientes con pleno acceso a todos los  servicios financieros de la institución. 
 En Nicaragua tenemos miles de pequeños productores de  frutas y verduras, de leche y frijoles, de tubérculos de diversos tipos, todos  productos que bien podemos convertir en rubros de exportación, como ya se ha ido  convirtiendo la leche y los frijoles, que alcanzarán entre ambos más de $120  millones de exportación este año. 
 No conozco grandes productores de frijoles, ni de  leche. Son cientos y cientos de pequeños y medianos que agrupados alrededor de  empresas anclas han hecho posible participar en las exportaciones, lo que antes  era apenas un sueno para ellos. 
 Estas son las alianzas que pueden traernos el progreso  de que tanto se habla. Los gobiernos pueden y deben participar, aportando lo que  les corresponde, pero no podemos esperar a que los gobiernos hagan su tarea para  iniciar nosotros la nuestra. Las empresas que han iniciado su caminar por la  senda de la Responsabilidad Social Empresarial están en el camino correcto.  
 Es más, solamente siendo sumamente responsables en lo  que nos toca hacer es que vamos a tener la autoridad moral para incidir, como  empresarios, en los asuntos públicos. Por eso podemos decir que la  Responsabilidad Social Empresarial es la mejor manera de construir puentes entre  Gobierno, Empresarios y Sociedad Civil. 
 Ahora bien, los tratados de libre comercio nos han  abierto puertas que debemos aprovechar al máximo, no únicamente para nuestros  negocios, sino para nuestras economías y para nuestros países, a fin de lograr  avanzar aceleradamente hacia el desarrollo sostenible con crecimientos que nos  permitan duplicar el ingreso per cápita en un máximo de diez anos. 
 Estamos conscientes de los peligros que implican las  exigencias de los países importadores sobre condiciones 
 laborales o medioambientales a la hora de aceptar  ciertos productos. Sin embargo, no hay mejor manera de lograr superar estas  condicionalidades que mediante el liderazgo que las grandes empresas  exportadoras, las empresas anclas, pueden ejercer ante sus suplidores y todos  los integrantes de la cadena productiva para ir superando lo que nos distancia  de esas condicionalidades, liderazgo que en este caso se puede ejercer  precisamente como una expresión más de Responsabilidad Social Empresarial,  educando, capacitando y motivando a los pequenos y medianos productores a  caminar el camino de la superación de sus posibles deficiencias. 
 En el CENTRO EMPRESARIAL PELLAS creemos que solamente  mediante el empuje y la participación plena de los miles de Pequeños y Medianos  que aspiran a mejores niveles de desempeño en sus empresas, fincas y parcelas,  vamos a poder dinamizar nuestra economía hasta hacer retroceder la pobreza que  demasiado tiempo se ha quedado en nuestros países. Y ayudarles a participar es  la mejor forma de ser socialmente responsables con las sociedades en que  operamos. 
 Como nos recordó ayer el Presidente del BID, don Luis Alberto Moreno,  sobre la sabiduría maya, hagamos realidad el mandato "Que todos se levanten, que  nadie se quede atrás".