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Llamaron al "candidato representante del empresariado señor Sebastian Piñera para que se pronuncie respecto a la intromisión en políticas laborales de nuestro país de esta cadena, respecto a prohibir la creación de sindicatos en su empresa y si este candidato Presidencial esta de acuerdo o no en este tipo de prácticas de las empresas foráneas".
Ante la llegada de la cadena Wal-Mart, el consejo  ejecutivo de la Central Autónoma de Trabajadores de Chile (CAT) llamó a los  parlamentarios a pronunciarse respecto de las políticas persecutorias y  antisindicales que esta transnacional pretende imponer en nuestro país no  permitiendo la formación de sindicatos en su cadena  comercial.
Así como también llamaron  al "candidato representante del empresariado señor Sebastian Piñera para que se  pronuncie respecto a la intromisión en políticas laborales de nuestro país de  esta cadena, respecto a prohibir la creación de sindicatos en su empresa y si  este candidato Presidencial esta de acuerdo o no en este tipo de prácticas de  las empresas foráneas".
En esa línea, la CAT a través de  un comunicado repudió "las fórmulas que esta empresa pretende imponer respecto a  la venta de productos, censurando a países que no están de acuerdo con las  políticas guerreras y de invasión Norteamericanas prohibiendo la venta de  Productos provenientes de países tales como Iran, Irak y Cuba, al respecto,  pensamos que los problemas que tenga Estados Unidos por sus políticas  internacionales nada tienen que ver con los pueblos de los cuáles sufren de los  bloqueos injustos y hasta criminales de esta potencia, perjudicando a niños y  ancianos que habitan estos países y que son victimas de bombardeos diarios por  las fuerzas armadas de EEUU".
La organización emplazó a las autoridades  de gobierno para que "respondan respecto a las condiciones con que esta empresa  abrirá sus puertas en este país, transgrediendo las libertades constitucionales  y los derechos de los trabajadores chilenos como de la misma manera creando un  clima bélico artificial pero que podría traer consigo graves resultados al  prohibir la ventas de productos y artículos de países con los que Estados Unidos  mantiene conflictos armados".
 La instancia, integrada por representantes de la UDI y RN y que sesionará  todos los lunes, inició su trabajo planificando todo el 2009. El candidato  presidencial de la derecha advirtió que "vamos a tener una crisis económica que  nos va a golpear, sea un año en que el gobierno y la Alianza concentremos los  esfuerzos en proteger a la gente".
  La instancia, integrada por representantes de la UDI y RN y que sesionará  todos los lunes, inició su trabajo planificando todo el 2009. El candidato  presidencial de la derecha advirtió que "vamos a tener una crisis económica que  nos va a golpear, sea un año en que el gobierno y la Alianza concentremos los  esfuerzos en proteger a la gente".
Por Claudia Rivas A.
Su primera reunión de trabajo con su equipo de campaña encabezó hoy el candidato presidencial de la Alianza por Chile, el cual integran dirigentes de la UDI y RN y que sesionará en adelante todos los lunes.
Luego del encuentro de más de dos horas, el propio Piñera detalló que el grupo se abocó a planificar los pasos a seguir ern 2009 y "la forma en que vamos a tratar de llegar con nuestro mensaje hasta el último rincón de Chile; los consejos regionales que vamos a configurar en cada una de las 15 regiones; los cabildos abiertos que queremos llevar a cada pueblo y a cada ciudad de nuestro país, porque ésta va a ser una campaña ciudadana, una campaña que va a incorporar a todos, una campaña que va a permitir la participación de todos los chilenos".
Afirmó que este año va a ser duro "porque vamos a tener una crisis económica que nos va a golpear, sea un año en que el gobierno y la Alianza concentremos los esfuerzos en proteger a la gente que necesita protección".
Flanqueado por el ex candidato presidencial de la derecha, Joaquín Lavín, y los presidentes de RN y la UDI, Carlos Larraín, y el senador Juan Antonio Coloma, respectivamente, Piñera aprovechó de hacer un llamado a quienes temen los efectos de la crisis a que tengan tranquilidad, ya que si llega al Gobierno su administración "no se va a quedar solamente en enfrentar crisis. Va a ser un gobierno que va a dar un gran salto hacia delante hacia un futuro mejor, hacia una vida mejor para todos los chilenos".
Y aludiendo a las críticas del alcalde de Puente Alto, Manuel José Ossandón, Piñera afirmó que "por supuesto" que va a invitar a trabajar en su equipo a los alcaldes y "a mucha gente del mundo independiente, y especialmente, a una nueva generación de chilenas y chilenos que es una generación joven que está pidiendo una oportunidad para hacer un compromiso con Chile y los chilenos".
Pese a ello, declinó responder de manera directa al jefe comunal  puentealtino,  y anunció que mañana martes se reunirá con todos los  alcaldes de la Alianza "y muchos independientes" de la Región Metropolitana para  invitarlos a integrarse en plenitud a la campaña. 
En la reunión de hoy  estuvieron presentes también el abogado Rodrigo Hinzpeter, los senadores de RN  Alberto Espina y Andrés Allamand y de la UDI Pablo Longueira y Andrés Chadwick;  la directora ejecutiva del Instituto Libertad, María Luisa Brahm, y su par de  Libertad y Desarrollo, Cristián Larroulet.
 A la estatal le llueve sobre mojado. A su compleja situación financiera, que  podría traducirse en pérdidas de más de 550 millones de dólares, se suma un  lapidario informe de Contraloría al proyecto energético estrella: Lago Mercedes,  en Tierra del Fuego, anunciado durante la administración Lagos. Pero luego de  ocho años, la Contraloría destapó la serie de errores y mal uso de los fondos  fiscales, exigiendo a la estatal cautelar los recursos públicos.
  A la estatal le llueve sobre mojado. A su compleja situación financiera, que  podría traducirse en pérdidas de más de 550 millones de dólares, se suma un  lapidario informe de Contraloría al proyecto energético estrella: Lago Mercedes,  en Tierra del Fuego, anunciado durante la administración Lagos. Pero luego de  ocho años, la Contraloría destapó la serie de errores y mal uso de los fondos  fiscales, exigiendo a la estatal cautelar los recursos públicos.
Por Claudia Urquieta Ch.
Unos días antes que el gerente general de Enap, Enrique Dávila, anunciara públicamente su renuncia al cargo, la Contraloría General de la República emitía un lapidario informe sobre el proyecto gasífero Lago Mercedes, el as bajo la manga en materia de energía anunciado por el ex Presidente Ricardo Lagos en 2000.
Pero luego de 8 años de prospecciones y una inversión que hasta octubre pasado alcanzaba los US $78 millones, los intentos de la estatal por hacer viable la iniciativa de prospección gasífera en la Isla de Tierra del Fuego en la Región de Magallanes no han sido auspiciosos.
El documento de 8 páginas explica que "eexiste un alto grado de incertidumbre respecto a la continuación exitosa del proyecto lo que se ve ratificado con el hecho de que sus inversiones están siendo rápidamente cargadas a resultados (gastos) y por lo tanto no son capitalizables".
Como consecuencia, exige a la empresa liderada por Rodrigo Azócar, que asumió el pasado viernes, tomar a la brevedad las medidas necesarias para cautelar el buen uso de los recursos fiscales.
Campamento fantasma
Un dato que grafica el pie en que se encuentra la ambiciosa apuesta, es la situación que constataron los funcionarios de Contraloría durante la visita en terreno que realizaron a las instalaciones del proyecto ubicadas a 220 kilómetros al sur de Cerro Sombrero y a 116 kilómetros al sureste de Porvenir.
En primer lugar, el informe explica que al momento de la visita ninguno de los 4 pozos de Lago Mercedes se encontraba en actividad. Ni en pruebas ni en producción. Además, los campamentos que se habían instalado en las obras de perforación de dos de ellos "fueron levantados y no existe personal al cuidado de la maquinaria existente".
Además, señala que según información entregada por directivos de Enap, aquellos pozos "presentaron dificultades de tipo técnico, que sumadas a la gran profundidad de los yacimientos, hicieron muy difícil su explotación". Por ello, se contrató empresas especializadas con tecnología avanzada, pero los resultados arrojados no fueron los esperados.
En vista de esto, el directorio de Enap decidió suspender los trabajos de perforación de otro pozo que fue "descontinuado", pero en el que se alcanzaron a efectuar inversiones por US $8.980.551,36. Como consecuencia se tuvo que terminar anticipadamente un contrato con la empresa Hellmerich & Paine que estaba encargada de los trabajos, a la que hubo que indemnizar con US $ 6.000.000.
Sin papeles
Luego, a principios de 2008 se firmó un estudio de acuerdo conjunto con la empresa alemana Wintershall S.A. especializada en este tipo de yacimientos. El objetivo inicial era que en octubre emitiera un informe expresando la factibilidad técnica de la explotación de los pozos, que de ser positiva impulsara un contrato especial de operación petrolera (CEOPS). Pero la compañía germana solicitó ampliar el plazo hasta el 2 de abril de 2009.
Lo que llamó la atención de Contraloría es que la empresa "no acredita presencia ni instalaciones en la Región de Magallanes, por lo que no fue posible contactarse con sus profesionales y, según lo informado por personal de Enap, efectuaría sus análisis desde sus oficinas de Buenos Aires".
Al consultar a la estatal sobre este informe, explicaron que el tema no será abordado por el momento, ya que las explicaciones correspondientes serán entregadas directamente al órgano fiscalizador.
Como caballito inglés
Las voces de alarma frente a los problemas que enfrentaba el proyecto no son nuevas. Ya en mayo de 2007 se hizo público que, contradiciendo todas las expectativas, la enorme reserva de gas natural en realidad era de petróleo.
La noticia no era alentadora. Y echaba por tierra la confirmación que Lagos había realizado sobre el descubrimiento de gas natural cuatro días antes de dejar su cargo, asegurando que sería la solución al abastecimiento del consumo nacional. Incluso se hablaba de que podría llegar a suplir 25 por ciento de la demanda.
Este optimismo también se traspasó a su sucesora, Michelle Bachelet, que viajó a la zona poco tiempo después de asumir y visitó en terreno las prospecciones. Por esas fechas ya se comentaba que habría un gasoducto que conectaría a la Región de Magallanes para transportar el recurso al resto del país.
Por eso el anuncio de Enap reconociendo una difícil realidad, a raíz de que petróleo y gas estaban diluidos en vez de estar separados, cayeron como balde de agua fría frente a las enormes expectativas que generaba la iniciativa. Y empezaron a crecer voces críticas frente a la gran cantidad de recursos que a esa fecha ya se habían desembolsado.
Uno de los más férreos detractores del asunto fue el senador Carlos Bianchi (IND), que solicitó una serie de reuniones a la Comisión de Minería y Energía de la Cámara Alta donde se presentaron los antecedentes, que incluyeron una cuenta pública presentada por el gerente general de la estatal en mayo de este año.
Bianchi explica que incluso sostuvo una reunión privada en el despacho de Bachelet a mediados de 2007, donde "le presenté antecedentes que contradicen los buenos augurios que venía señalando Dávila". Y asegura que inmediatamente la Mandataria llamó al ejecutivo y le pidió explicaciones. "Pero él respondió que estaba en un error. Y no le transparentó el tema".
El parlamentario concluye que, además, la plana directiva regional debe asumir sus responsabilidades. "Mi mayor crítica es que no se dio ninguna respuesta de que hubo mal manejo y se ocultó información".
http://uocpapers.uoc.edu
I+D, innovación y política pública:hacia una nueva  política económica de innovación
Maria  Callejón
Resumen:  
En este artículo se hace una breve exposición de la  posición de las empresas españolas en el contexto internacional con  relación a la I+D+i, y también sobre el diseño de las políticas económicas  dirigidas a promover la investigación y la innovación. También se aborda el  problema que supone la diferenciación entre I+D e innovación, y más adelante se  pone énfasis en la dificultad de definir la innovación y establecer  tipologías al respecto. En este contexto, se expone el esfuerzo realizado  por la OCDE para definir y construir indicadores de I+D+i que faciliten la  comparación internacional. En conjunto, este texto ofrece una visión resumida,  pero bastante completa, de la situación actual de I+D+i con respecto a las  empresas en el Estado español.
Palabras  clave:
política pública, política económica, innovación,  investigación, desarrollo, empresa
Abstract
This  article offers a brief look at the position of Spanish businesses in an  international context with regards to R&D and innovation, as well as at the  design of economic policies aimed at promoting research and innovation. It also  examines the problem involved in differentiating between R&D and innovation,  and in establishing the typologies. In this context, the efforts made by the  OECD to define and build indicators for R&D and innovation to aid  international comparisons are commented on. As a whole, the text offers a fairly  complete summary of the current state of R&D and innovation with regard to  businesses in Spain.
Keywords
public  policy, economic policy, innovation, research, development,  business
Introducción  
Este artículo se estructura en tres partes. En primer  lugar, se delimita y conceptualiza la innovación tecnológica,  diferenciándola de la I+D. A continuación, se muestra cuál es actualmente  la posición relativa de las empresas españolas en el contexto internacional en  términos de esfuerzo y capacidad innovadora. Finalmente, se comenta cuáles  son, en general, las políticas económicas y se enfatizan las que actualmente  lleva a cabo la Administración central.
En los últimos años, cada vez es más frecuente oír  hablar o leer sobre la I+D+i y la necesidad de promoverla. Hay el  convencimiento, prácticamente general, de que la mejora de la  competitividad y la productividad pasa por el hecho de que las empresas  destinen más recursos y más esfuerzos a las actividades de I+D+i. Eso nos lleva  a plantear uno de los problemas característicos del Estado español y, en menor  grado, de la economía catalana: el esfuerzo público en actividades de I+D+i es  superior al esfuerzo privado. A lo largo del tiempo, el sector público ha ido  destinando cada vez más recursos a la investigación, el desarrollo y la  innovación. Sin embargo, los esfuerzos de las empresas destinados a estas  actividades continúan estando muy por debajo de la media europea, del esfuerzo  que correspondería a la renta por cápita y al nivel de desarrollo general que  tenemos en este país.
La prensa en general, y en particular la económica,  suele diferenciar poco o nada la innovación de la I+D. Aparentemente,  todo el mundo parece tener claro que la i minúscula es diferente de la  I+D. Aun así, estos conceptos, I+D e i, se acaban  confundiendo. A menudo hemos constatado que muchas empresas, sobre todo las  empresas más tradicionales, más pequeñas o medianas, se sienten incómodas y  alejadas de todos los trámites y actividades que tienen que llevar a cabo  para hacer I+D+i. Ante la insistencia de «hacer más I+D+i» acaban preguntando en  qué se concretan estas actividades. Así pues, hay que adoptar las medidas  pertinentes para que todas las empresas puedan innovar, desde la más pequeña  hasta la más grande, ya que en  la  práctica, como veremos, muy pocas empresas están capacitadas para hacer  I+D.
De  la I+D a la I+D+i
Como se ha apuntado anteriormente, el concepto de  I+D+i plantea un problema: mientras que la I+D (investigación y desarrollo)  puede delimitarse fácilmente, no ocurre lo mismo con la innovación  (i). Respecto a la I+D, los indicadores disponibles que se han  desarrollado identifican bastante bien los proyectos de I+D. Se trata de  proyectos que tienen un objetivo fácilmente identificable, se saben los  recursos que se destinan a ellos, tienen una metodología y un enfoque y se  espera obtener unos resultados concretos.
Sin  embargo, la innovación es un concepto muy amplio, mucho más difícil de  delimitar. Incluso los indicadores de los que disponemos, procedentes del  Manual de Oslo (OCDE, 2005)1 un  manual que define toda una serie de indicadores para estimar los recursos que se  destinan a la innovación, no acaban de recoger perfectamente todas las  dimensiones de la innovación, ya que básicamente se centran en la innovación  tecnológica. En este punto, es muy importante dejar claro que una parte de la  innovación es tecnológica, pero que hay una vertiente de la innovación que  es, sobre todo, no tecnológica. Este último tipo de innovación es el que nos  interesa, el que hace que las empresas sean más competitivas, aumenten la  productividad y tengan éxito en el mercado. Incluso podríamos llegar a  decir que la innovación tecnológica es la menos importante, excepto en el  caso de las TIC. En este contexto, la utilización de tecnologías de la  información y la comunicación es absolutamente necesaria e  imprescindible.
En resumidas cuentas, la innovación es un concepto  muy amplio, muy general y difícil de delimitar, a diferencia de la I+D, que es  un concepto más fácil de concretar.
Desde el punto de vista de las políticas económicas,  eso representa un problema, ya que el hecho de que los gobiernos y las  administraciones públicas no puedan definir de manera concreta y precisa qué es  innovación dificulta la definición y la implementación de políticas económicas  de ayudas a la innovación. Cuando las empresas hacen una propuesta es muy  difícil delimitar dónde se acaban las actividades de innovación y dónde  empiezan las actividades de no innovación. Por eso, es muy importante definir y  concretar qué es la innovación. Lo que sí está claro es que mientras que la I+D  es una actividad que realizan los centros de investigación y las empresas,  la innovación es una actividad puramente empresarial, que llevan a cabo las  empresas, en particular las grandes aunque también pueden hacerla las  universidades y los centros de investigación públicos y privados. Sólo podemos  hablar de innovación cuando se ha comercializado en el mercado, momento en  el que puede decirse si la innovación ha tenido éxito o no hay que tener en  cuenta que la comercialización sólo la realizan las  empresas.
El  Manual de Oslo y el Manual de Frascati
Con  el objetivo de superar las dificultades de definición, concreción y medida,  y a fin de poder elaborar estadísticas y bases de datos sobre I+D e I+D+i, la  Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), a partir del  año 1964,  destacó la necesidad de disponer de unos indicadores comunes y homogéneos a  escala internacional que permitieran la medida y la comparación de las  actividades de investigación, desarrollo e innovación. Sin unos indicadores  homogéneos para todos los países, que permitan examinar cuál es la situación de  cada país y cómo evolucionan con respecto a la media internacional, es difícil  definir e implementar las actuaciones de I+D+i. La tarea que ha llevado a cabo  la OCDE se concreta en la elaboración de dos manuales: el Manual de Frascati  (OCDE, 2002),  que define la I+D y marca cuáles son los indicadores, y el Manual de  Oslo, que define la innovación y también propone indicadores de  innovación tecnológica. La principal limitación que presenta el Manual  de Oslo es que sólo trata la innovación tecnológica y no se ocupa de los  otros tipos de innovación.
La  primera versión del Manual de Frascati data del año 1964.  Posteriormente, ha habido sucesivas versiones que han ido incorporando  mejoras como resultado de la experiencia. La última versión es del  20022.  Ésta es una de las iniciativas más útiles que ha tomado la OCDE, porque ha  establecido las bases de la recogida de datos y, por lo tanto, del  conocimiento del esfuerzo de I+D a escala  internacional.
Como ya se ha dicho, tanto centros de investigación  públicos como empresas pueden llevar a cabo actividades de I+D. La  facilidad de delimitación de las actividades de I+D conlleva que no haya muchos  problemas a la hora de diseñar políticas de I+D o de ayudas de estímulo a la  I+D. El mismo Manual de Frascati diferencia y define varias categorías:  la investigación básica, la investigación aplicada y el desarrollo experimental.  La investigación básica tiene como objetivo extraer nuevos  conocimientos científicos, independientemente de su utilización, sin buscar una  utilización práctica de estos conocimientos; es lo que se denomina  conocimiento per se, ciencia básica, conocimiento básico.  La investigación aplicada tiene otra orientación: intenta extraer u  obtener nuevos conocimientos, pero con la finalidad  de obtener una utilidad. Finalmente, el desarrollo experimental  constituye la fase más próxima a la obtención de bienes, productos y  procesos que ya tengan una utilidad y una aplicabilidad  directas.
Los principales indicadores de I+D que utiliza el  Manual de Frascati son indicadores de input, que se refieren a los  recursos que destinan los diferentes agentes (las universidades, empresas,  etc.). Así pues, el input se refiere al gasto: cuánto gasto se dedica al  personal, a la maquinaria, etc. Adicionalmente, están los indicadores de  output, que se concretan principalmente en las  patentes.
Si queremos dar un paso más allá y dirigir la  atención hacia la innovación, debemos tener claro que la innovación no es  solamente I+D, sino que es la aplicación comercial de cualquier idea  resultante de la I+D. Por una parte, está lo que podemos gastar previamente para  llegar a una innovación y, por otra parte, la innovación en sí misma, que sólo  existe cuando ya se ha conseguido su comercialización en el mercado. Antes  de llegar a este punto no podemos hablar de innovación, ya que es simplemente  una idea que circula.
Podemos diferenciar varios tipos de innovación. En  primer lugar, tenemos la innovación tecnológica, vinculada directamente a  la ciencia y la tecnología. Sin embargo, actualmente cada vez ganan más  relevancia las innovaciones en técnicas comerciales, técnicas de  marketing, las innovaciones organizativas dentro de la empresa (cómo la  empresa organiza su producción, sus ventas, cómo llega al público, cómo se  organiza internamente, etc.), así como las innovaciones en logística y diseño,  que son cada vez más importantes. Todos los ejemplos mencionados también son  innovaciones, aunque no sean de cariz tecnológico al menos  aparentemente, ya que no muestran una relación directa con la  tecnología.
Con respecto a la innovación tecnológica, es más  fácil disponer de indicadores concretos; ahora bien, para otros tipos de  innovaciones como la organizativa, de marketing, diseño o  logística, entre otras es más difícil. Hay que remarcar que las empresas  que llevan a cabo estos otros tipos de innovación tienen mejores resultados  en el mercado; son empresas que suelen tener unas tasas de éxito más elevadas  que las que no los realizan. Como ya se ha apuntado anteriormente, la falta  de indicadores concretos es un problema a la hora de definir políticas  económicas y, por consiguiente, a la hora de obtener ayudas para llevar a cabo  este tipo de innovaciones, que son difíciles de concretar y parametrizar. El  problema del Manual de Oslo es que está muy enfocado hacia las  innovaciones tecnológicas y, aunque habla de las innovaciones organizativas, no  profundiza mucho en este aspecto. Actualmente, también se están haciendo  esfuerzos para poder definir unos indicadores para las innovaciones no  tecnológicas.
La definición de innovación que se aplica en el  Manual de Oslo tiene varias dimensiones. Una de las clasificaciones sitúa  en un extremo las innovaciones tecnológicas, TPP (Technology Process  and Product); acto seguido, hay un amplio abanico de innovaciones que se  pueden calificar como otras innovaciones, y en el extremo opuesto están  las no innovaciones. Este manual distingue dos tipos de innovaciones  tecnológicas: innovaciones radicalmente nuevas y puras mejoras, que son aquellas  que representan una mejora sustancial con respecto a un proceso o un  producto anterior las innovaciones pueden referirse tanto a productos como a  procesos de producción, y también a maneras de suministrar los productos en el  mercado a los clientes.
Otro criterio muy interesante de clasificación de las  innovaciones que establece el Manual de Oslo hace referencia al  grado, a la intensidad de la novedad, de la innovación. Por una parte, están las  innovaciones que son nuevas en el mundo, como el caso de una empresa que  introduce una innovación y es la primera empresa en el mundo que lo hace. Este  tipo de innovación es la más importante de todas. Por otra parte, una empresa  también puede ser la primera en introducir una innovación en su país y su  mercado, aunque ya la estén aplicando empresas de otros países. Se reconoce que  una empresa que introduce una innovación por primera vez en un país, en un  mercado, también tiene un mérito innovador. Finalmente, hay innovaciones a  escala empresarial. Sería el caso de las empresas que simplemente se modernizan,  que adoptan innovaciones que otras empresas ya han adoptado previamente, pero  que lo hacen por primera vez. Este tipo de innovación también es muy  importante, no tanto desde el punto de vista de la competitividad, de abrir  mercados nuevos, sino desde el punto de vista de la modernización del tejido  productivo. Es importante que las empresas hagan el esfuerzo de estar  siempre al frente del conocimiento, de la innovación y adopten innovaciones. A  la innovación en el ámbito empresarial se la denomina modernización. La  modernización es primordial y hay que llevarla a nuestras empresas, ya que es  muy importante que adopten unos conocimientos que ya existen y dejen de trabajar  con conceptos y tecnologías obsoletos.
Otra cuestión importante que también hay que  desarrollar a partir de ahora es la innovación en los servicios. Hasta ahora ha  dominado la noción de innovación tecnológica, que siempre ha estado muy centrada  en la industria, en el sector manufacturero. Parecía que las innovaciones  eran básicamente del sector industrial. Actualmente, el sector servicios es muy  innovador en logística, en la creación de nuevos productos, en nuevas  aproximaciones a los consumidores, en el aumento del valor añadido de los  servicios, y menos innovador en el ámbito tecnológico. El problema que presenta  el sector servicios es la dificultad de delimitar, construir y analizar. Hay que  buscar la causa de todas estas dificultades en el hecho de que es un sector con  muchas discontinuidades en la producción, con economías de escala limitadas  y un uso intensivo del factor trabajo. Además, la mayor heterogeneidad de los  servicios en relación con el sector industrial permite que coexistan  sectores de servicios muy sencillos como el comercio minorista, la hostelería  con sectores de 
servicios muy adelantados como los servicios de  consultoría, informática, I+D y formación. Todos estos servicios tienen un  elevado potencial para la innovación.
Actualmente, uno de los sectores en el que también se  está innovando mucho es el sector turístico. El sector turístico,  contrariamente a lo que se podría pensar, es uno de los sectores punteros  en innovación, por ejemplo, en el transporte aéreo. La revolución que ha tenido  lugar en el transporte aéreo con la entrada de las empresas de bajo coste  es una innovación muy exitosa. Estas empresas han cambiado la competencia  en el sector aeronáutico y han facilitado el acceso a los viajes a un público  mucho más amplio, que antes tenía muchas más dificultades para acceder a  ellos.
La  estadística de I+Dy de innovación en España
En  España, los datos de los que disponemos sobre la situación actual y la evolución  de la investigación, el desarrollo y la innovación provienen de las bases  de datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). El INE tiene dos bases de  datos: una asociada a los indicadores del Manual de Frascati  indicadores de investigación y desarrollo, y la otra a la innovación,  basada en el Manual de Oslo. Con respecto a la I+D, disponemos de la  estadística sobre actividades de I+D, que se puede encontrar en la web del  INE.[www1]  Esta  estadística recoge datos de empresas, universidades y centros de investigación  de cualquier campo científico sociedades, ciencias sociales, humanidades,  elementos técnicos, etc.
Otra  encuesta importante es la de innovación tecnológica, basada en las definiciones  y los indicadores del Manual de Oslo. Para elaborar una base de datos de  innovación, el INE realiza una encuesta a una muestra representativa de empresas  de más de 10trabajadores  y de todos los sectores manufactureros, de servicios y de construcción. En la  última encuesta sobre innovación, elaborada en el 2003,  se entrevistaron a más de 24.000empresas.  En esta encuesta se consideran con probabilidad «1» todas las empresas de más de  200trabajadores  y las empresas que constan en la estadística de I+D. Con respecto a las otras  empresas, se toma una muestra representativa de todas las que tienen más de  10trabajadores.
Las preguntas que se hacen en el contexto de la I+D+i  están orientadas mayoritariamente a la innovación tecnológica. Éste es el  problema o el leitmotiv de siempre: todavía estamos demasiado limitados  por el concepto de innovación tecnológica habrá, pues, que romper barreras.  Cuando se analiza el gasto, concretamente los recursos que se destinan a la  innovación, estos recursos se presentan agregados a los recursos destinados a  I+D. A la hora de hacer el cálculo de los recursos se suman los que se destinan  a I+D con todo lo demás maquinaria, formación, diseño y otros indicadores no  considerados específicamente.
Hacia  una nueva política económica de innovación
Así pues, la innovación es un concepto con muchas  facetas que se puede clasificar de acuerdo con varios criterios. Un criterio de  clasificación es el objeto de la innovación: innovación de producto o  innovación de proceso. La innovación de producto ofrece ventajas  competitivas. La empresa que consigue poner en el mercado un producto nuevo, ya  sea un bien o un servicio, puede obtener una ventaja competitiva durante un  tiempo, en el cual tendrá el monopolio de aquel producto nuevo, al menos hasta  que lleguen los imitadores. Por lo tanto, durante un periodo, la empresa puede  fijar unos precios más altos y disfrutar de las ventajas de un monopolista  temporal. La otra innovación es la de proceso productivo, que mejora la  competitividad de la empresa. Normalmente, este tipo de innovación permite  reducir los costes, aumentar la producción por trabajador y mejorar la calidad.  En principio, las dos innovaciones son complementarias; las empresas necesitan  mejorar el producto para ser más competitivas en el mercado y mejorar el proceso  para reducir costes.
Otro criterio para clasificar la innovación es la  relevancia. Así pues, la innovación puede ser incremental o  radical. Sin embargo, lo más importante que hay que tener en cuenta es  que todo es innovación; el rasgo distintivo es que unas innovaciones pueden ser  intensas con productos con un mayor grado de novedad y otras no con productos  con menor grado de novedad.
Un tercer criterio para establecer tipologías de  innovación es la fuente, es decir, si es la empresa la que realiza la I+D, o  bien si la incorpora o la imita. El primer caso las mismas empresas  realizan la I+D se da pocas veces, ya que tienen que ser empresas grandes que  dispongan de un volumen importante de recursos financieros, humanos, científicos  y de infraestructuras para generar conocimiento directamente. Esta innovación es  la más radical de todas, pero también es la que ocurre con menos frecuencia. La  innovación por incorporación se caracteriza por el hecho de que la  empresa compra maquinaria, lo que representa una innovación de proceso  productivo que está ligada a los bienes que se utilizan. Finalmente, dentro de  este tercer criterio, está la innovación por imitación, que consiste en  el hecho de que una empresa incorpora una innovación logística, organizativa,  etc. que 
[www1] www.ine.es.  
otra empresa ya ha utilizado previamente. En este  contexto, hay que mencionar la innovación por experiencia: la empresa con  la experiencia del resultado de su proceso productivo va introduciendo  innovaciones a lo largo del tiempo, que son innovaciones de carácter  incremental.
Una vez vistas las diferentes tipologías, no debemos  olvidar que la capacidad de innovar en las empresas es muy importante desde el  punto de vista de las políticas económicas. Hay que ser conscientes de que hay  muchos factores que ayudan a la innovación y que concurren en ella. Uno de  estos factores es la buena suerte. La innovación tiene un riesgo; una empresa  puede intentar introducir un nuevo proceso o un producto en el mercado y no  tener éxito, por ejemplo, porque la demanda no responde a las expectativas. En  dicho caso, no ha tenido éxito y, por lo tanto, no ha habido innovación, pero sí  ha habido un gasto de recursos. Así pues, la buena suerte puede llegar a  ser determinante, junto con las actitudes y la capacidad de enfrentarse a  riesgos que tenga la empresa cuanta más capacidad tengan las empresas de  enfrentarse a los riesgos, más probabilidades tendrán de sacar adelante las  innovaciones. También cabe mencionar que hay sectores con más oportunidades de  innovación que otros, por ejemplo, los sectores dinámicos, en los que la demanda  cambia muy rápidamente y los consumidores están más dispuestos a aceptar  cambios. Sin embargo, hay otros sectores que son más rutinarios. Otro elemento  clave en la innovación son los recursos humanos de los que dispone una empresa.  Sin recursos humanos no hay nada que hacer, por lo cual este factor es un  condicionante básico. Además, también es importante el esfuerzo que se  dedique a la innovación en términos de capital, concretamente de capital físico  y financiero.
Hay factores del entorno que también afectan a la  capacidad innovadora de una empresa. Uno de estos factores es el hecho de que el  entorno institucional de política económica sea favorable o no a la innovación.  Otro factor es el entorno económico. Las empresas que tienen la suerte de estar  en redes donde hay otras empresas de su sector o empresas que realizan  actividades similares a la suya tienen más facilidades para que les lleguen  flujos de conocimiento, más posibilidades de innovar, sobre todo por vía del  conocimiento y por imitación viendo qué hacen los  otros.
Hasta hace relativamente poco, los análisis y las  políticas de innovación se centraban sobre todo en la I+D. Siempre se hablaba de  I+D, de la necesidad de aumentarla y de la conveniencia de que las empresas  colaboraran más estrechamente con las universidades, los centros de  investigación, etc. Sin embargo, últimamente se ha producido un cambio y el  énfasis ha empezado a recaer en la innovación, en el sentido amplio de la  aplicación productiva del conocimiento. Así lo demuestra la modificación de las  posiciones de la Comisión Europea y de sus documentos y comunicados. En los  últimos tres años se ha publicado un volumen considerable de documentos sobre  innovación, como por ejemplo, documentos que relacionan la innovación con los  impuestos, las redes, las relaciones industriales, la competencia, y sobre cómo  todos estos factores impulsan la innovación, que es el nuevo eje vertebrador de  la productividad y la competitividad.
Finalmente, hay que destacar que en este artículo  hemos puesto el énfasis en la innovación  en las pequeñas y medianas empresas. Es importante tener  claro que la dimensión empresarial es un factor que influye en la capacidad  innovadora. La dimensión empresarial puede influir en mayor o menor grado en  función del tipo de innovación. En el caso de las innovaciones más  radicales, básicamente las procedentes de la I+D, las empresas más grandes son  las que innovan más. Las empresas grandes también son las que dedican más  esfuerzos a la I+D y la formación. Con respecto a las empresas de servicios, el  impacto de la innovación sobre la productividad es más alto que en el caso de  las empresas manufactureras. Sin embargo, en general cuando se habla de  innovación de diseño o maquinaria, la proporción de grandes, medianas y  pequeñas empresas que innovan en estas áreas es muy similar. Así pues, cuando  haya que definir una nueva política económica de innovación habrá que tener en  cuenta todo este conjunto de aspectos.
Referencias  bibliográficas
CALLEJÓN, M. (coord.) (2001). Economía  industrial. Madrid: Editorial  Civitas.
OCDE  (2002).  Frascati Manual. Proposed Standard Practice For Surveys on Research and  Experimental Development. París:  OCDE. 
<http://213.253.134.29/oecd/pdfs/browseit/9202081E.PDF>
OCDE  (2005).  Oslo Manual. Guidelines  for Collecting and Interpreting Innovation Data. París:  OCDE. 3.ª ed. 
<http://213.253.134.29/oecd/pdfs/browseit/9205111E.PDF>  
Cita  recomendada:
CALLEJÓN,  Maria (2007).  «I+D, innovación y política pública: hacia una nueva política económica de  innovación» [artículo en línea]. UOC Papers. N.º 4. UOC. [Fecha de  consulta: dd/mm/aa].
<http://www.uoc.edu/uocpapers/4/dt/esp/callejon.pdf>
ISSN  18851541
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Actualmente directora  general de Política de la Pequeña y Mediana Empresa del Ministerio de Industria.  Es catedrática de Economía Aplicada del Departamento de Política Económica y  Estructura Económica Mundial de la Universidad de Barcelona y especialista en  economía, organización y política industrial, y también en determinantes y  políticas de innovación. Ha dirigido numerosas investigaciones en su temática y  ha escrito libros y artículos en revistas científicas nacionales e  internacionales.
Maria  Callejón
Directora general de Política de la Pequeña y Mediana  Empresa, Ministerio de Industria
Maria Callejón uocpapers, n.º 4 (2007) | ISSN 1885-1541