MANUEL FERNÁNDEZ  BOLVARÁN   Para Sebastián (13), ir al colegio se volvió un calvario. "Me decían 'guatón  de barrio', cuando estudiaba me pegaban en la cabeza, no me dajaban tranquilo.  Me dieron tres crisis", cuenta. Lo mismo le ha pasado en cinco colegios y su  mamá lo ha debido cambiar una y otra vez. De hecho, lleva un año sin clases.
 Él es uno de los 1.637 casos de maltrato escolar que han sido denunciados  hasta el 31 de agosto ante el Ministerio de Educación. Una cifra que es 57%  superior a las 1.046 denuncias que se registraban en igual lapso del año pasado  y que incluye episodios tan complejos como los suicidios de dos escolares en dos  semanas: una en Puerto Montt y otro en Puente Alto.
 Record negro
 ¿Denuncia más estos casos la población o se ha deteriorado el clima escolar  en las aulas chilenas? "Pueden ser ambas cosas. Se denuncia más, pero también  los medios tecnológicos, como celular y YouTube, hacen que la posibilidad de que  el fenómeno haya aumentado sea muy seria", responde el ministro de Educación,  Joaquín Lavín.
 Otro antecedente lo aporta una investigación de la Unesco liderado por la  Facultad de Educación de la U. Diego Portales. A partir de la prueba Serce, que  aplicó el organismo internacional en 16 países de la región, establece que Chile  es el que tiene peor índice de clima escolar. "Este indicador reúne las  respuestas de los alumnos a preguntas como si se sienten tranquilos en su  colegio, si les gustaría cambiarse, cómo se lleva con sus compañeros y  profesores, si se sienten bien tratados, si ha ocurrido violencia y si respetan  a los docentes", explica Ernesto Treviño, experto de la UDP.
 No hay una única explicación para este fenómeno, dice el investigador. Pero  cree que un factor clave es que en los colegios, si bien hay mucho énfasis en el  orden, éste se presenta como algo impuesto. "Falta un enfoque de desarrollo de  competencias ciudadanas para que alumnos y profesores se traten bien por la  convicción de que eso es importante para toda la vida", analiza.
 Al Mineduc el tema le preocupa. Por eso, ayer el ministro Lavín informó que  el Gobierno le pondrá urgencia a un proyecto de ley patrocinado por un grupo  transversal de parlamentarios que obliga a los establecimientos a tener  reglamentos de convivencia, a denunciar e informar a los apoderados sobre los  casos de violencia que detecten y que sanciona a los colegios que registren  casos de bullying.
 "La meta es que en marzo del próximo año, cuando comience el nuevo año  escolar, tengamos una legislación aprobada respecto del maltrato escolar",  afirma Lavín.
 En cuanto a las sanciones que genera la eventual ley, incluye tanto multas  económicas (de hasta alrededor de un millón y medio de pesos) y el Mineduc  incorporará indicaciones para que, si un alumno debe irse de un colegio por  maltratos, el establecimiento costee los gastos médicos, psicológicos y la  matrícula del afectado en un nuevo recinto.
 También anunció que, a más tardar el lunes, la cartera pondrá a disposición  de los colegios un "reglamento de convivencia tipo" que guíe a los colegios a la  hora de regular de mejor manera su clima interno. Es que este factor, según  Unesco, es el que más pesa en los rendimientos de los estudiantes, superado sólo  por el nivel de ingresos de su familia.
 "Quizás para muchos profesores, estas son bromas de niños. Un sobrenombre,  que le escondan el celular a alguien. Pero no son juegos de niños y pueden  terminar afectando muy seriamente la vida de un alumno y detonando decisiones  tan drásticas como las que hemos conocido en estos días", enfatiza Lavín.
 Mientras tanto, la estrategia a corto plazo del Mineduc es difundir en los  colegios la Política de Convivencia Escolar lanzada hace siete años y que aún,  según su diagnóstico, no es completamente conocida por las escuelas.
 ''El bullying y el maltrato escolar se dan no sólo en los colegios  municipales o particulares subvencionados, sino también en los colegios  particulares pagados. Todos están en esto, nadie está fuera de este  problema".
 JOAQUÍN LAVÍN, MINISTRO DE EDUCACIÓN
  
 
 
 Educación estudia hacerse parte en acciones judiciales  Luego de que se vinculara el suicidio de un escolar en Puente Alto a una  situación de hostigamiento sufrida en el Colegio Arturo Prat, el ministro  Joaquín Lavín instruyó que cinco inspectores del Ministerio de Educación  visitaran el establecimiento para analizar la situación. "Le pedimos al colegio  que estos casos no hay que taparlos, hay que sacarlos a la luz", dijo.
 La autoridad fue incluso más lejos. "Si es necesario ir a la justicia con  este caso, iremos a la justicia y el Ministerio de Educación se hará parte y  apoyará a la familia en esta investigación judicial que se debe hacer".
 -¿Es parte de la estrategia de combate al bullying del ministerio el  hacerse parte de los procesos?
 "Nosotros queremos hacernos parte, no sólo en este caso, sino también en  otros. Y sobre todo mientras no exista una legislación adecuada sobre el tema.  Nuestra voluntad es hacernos parte. Vamos a ver si, técnicamente, el Ministerio  de Educación puede hacerlo".
 -¿Y si no?
 "En el caso de que, jurídicamente, no corresponda o no se pueda hacer, lo que  sí podemos hacer es poner a disposición de la familia un abogado que les preste  asesoría. Lo que pasa es que hay discrepancias; algunos sostienen que habría que  hacerse parte a través del Consejo de Defensa del Estado y en ese caso es mucho  más lento, tiene menos fuerza".
Casos en todo Chile  El 10 de abril, el diario "La Estrella" de Arica informó que el menor  C.M.P.L., de 1° medio del Liceo Politécnico A-2, fue agredido por compañeros en  una cancha del colegio. Los múltiples golpes en la cabeza que recibió obligaron  a trasladarlo de urgencia al Hospital Juan Noé.
 El 6 de junio, la alumna antofagastina Y.A.F.C. (14 años) fue atacada  a la salida del colegio por un grupo de cuatro escolares que la hirieron en el  tórax y el cuero cabelludo con una tijera. La menor llevaba más de un año siendo  víctima de hostigamientos de parte de compañeros de cursos superiores.
 El 12 de agosto, Margarita (12 años) se suicidó en Puerto Montt luego  de sufrir por dos años las burlas de sus compañeros por tener labio leporino.  Ocho días después, un alumno del Centro Educacional de Adultos de Placilla  (Valparaíso) acuchilló a un compañero que piropeó a su  novia.