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         El potencial de la energía eólica es enorme. Un  mundo lleno de molinos de viento de 2,5 megavatios abastecería toda el hambre de  energía que hay. Bastaría que funcionaran al 20% de su capacidad. En conjunto  producirían cinco veces más energía que la que se consume actualmente en todo el  globo. Sólo en Estados Unidos se generaría 16 veces la electricidad que consume.  Para que esto fuera posible habría que instalar generadores eólicos  prácticamente en todas partes. El estudio que da estos datos, elaborado por los  profesores de la Universidad de Harvard Michael B. McElroy y Juha Kiviluoma,  sólo libra de los enormes postes con aerogeneradores de grandes aspas en la  cúspide a las ciudades, las zonas heladas y los bosques.
     -       El viento y el sol tienen un inconveniente: no están    garantizados 
 
-    Las plantas que queman gas    generan ya el 30% de la electricidad 
-    El parque español puede producir    90.000 megavatios. Se necesitan 44.000 
-    Cada día cambia el origen de la    potencia que se consume 
Esta investigación de McElroy, en realidad, es un ejercicio académico. No  obstante, pone de relieve que, como decía hace unas semanas el director  financiero de Iberdrola Renovables, José Ángel Marra, argumentos extremos son  fáciles de encontrar en el debate energético. Pero lo que parece claro es que a  fecha de hoy hacen falta todas las fuentes de generación eléctrica para  garantizar la seguridad de suministro, mantener los costes o reducir emisiones  de CO2, a decir por la mayoría de conocedores del sector. Un argumento, que con  matices, se rechaza desde el ecologismo y que otros tildan de "cliché".
 Depender en exclusiva de la energía eólica -la renovable más extendida- en  días como el pasado 3 de agosto, en España hubiera sido un problema serio. Ese  día, a las dos de la tarde, cuando el consumo eléctrico se acercaba a los 35.000  megavatios, los molinos apenas producían el 1,7% de la electricidad que se  consumía, aunque la potencia de generación instalada es del 17%. Y esto suele  ser lo habitual en los días en que hace más calor o más frío en la Península  Ibérica. Es usual que coincidan con una gran estabilidad atmosférica, por lo que  el viento no sopla.
 Para hacer frente a la caída de la producción eólica que se demandaba el 3 de  agosto hubo que recurrir a los ciclos combinados (centrales de generación  eléctrica que usan gas natural como combustible). A esa hora asumieron poco más  del 45% de toda la electricidad que se producía, según los datos de Red  Eléctrica.
 De la mano de estos datos, del cambio climático o de sonoras  discusiones como la que se organizó hace un mes en torno a la central  nuclear de Garoña, resurge con asiduidad el debate sobre cuál debe ser el parque  de generación eléctrica. "Todas las energías son necesarias", claman desde  Unesa, la patronal de las empresas del sector. Es la opinión mayoritaria entre  los expertos. A ella se suma Jorge Fernández, director general adjunto de  Intermoney Energía. Incluso, Ignacio Cruz, director del departamento eólico del  Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat),  parece apuntarse a ella, aunque con matices, cuando afirma: "Sí que se podría  prescindir, pero perderíamos en seguridad [de sumi-nistro]".
 Desde el bando ecologista, Ladislao Martínez acepta este  argumento, pero él sí que niega la mayor. Para él no todas las energías son  necesarias. Para llegar a esta conclusión compara los 90.000 megavatios de  capacidad de producción que tiene el parque de generación español con los 44.786  que se demandaron el día de mayor consumo registrado, un lejano 17 de diciembre  de 2007.
 En esta gran capacidad de producción tienen gran responsabilidad la  eólica y el gas (a través del ciclo combinado). Hace apenas unos años  prácticamente no existían. Casi no formaban parte del mix (palabra con la  que el sector denomina habitualmente al parque básico de generación) eléctrico.  Hasta 2002, en España no hubo una sola central de ciclo combinado. Siete años  después, el viento y el gas suponen en torno al 40% de la potencia de generación  instalada y un porcentaje similar del consumo. El resto se lo reparten de forma  desigual la energía nuclear, el carbón, los saltos de agua, otras renovables  (minihidráulica, fotovoltaica o biomasa), el fuel...
 Pero el mix energético no es una foto fija. Con toda seguridad, el  peso de las energías renovables aumentará en el futuro. Para 2020 el objetivo es  que supongan el 20% de la energía primaria (el conjunto de toda la energía  utilizada incluyendo el transporte y la electricidad) y el 40% de la eléctrica.  Y eso al final conduce a una serie de preguntas. ¿Dónde está el límite de las  energías renovables? ¿Se puede prescindir de alguna? ¿Hay un parque de  generación perfecto o ideal?
 "El mix ideal, en principio, no existe", admite Fernández, de  Intermoney Energía, en respuesta a la última pregunta. "En realidad refleja las  expectativas de los políticos", continúa y cita el caso de Francia, donde la  nuclear produce casi el 80% de la electricidad.
 "Un mix tiene que ser capaz de garantizar la prioridad de  suministro", afirma Miguel Duvisón, director de Operación de Red  Eléctrica Española (REE). Y eso, desde la perspectiva del gestor del sistema, lo  garantiza la generación térmica (ciclo combinado, fuel o nuclear) y la gran  hidráulica. Son energías en las que, a grandes rasgos, resulta sencillo hacer  coincidir la disponibilidad y la voluntad del consumidor.
 Pero al mismo tiempo que se garantiza la prioridad de suministro,  Duvisón explica que el gestor también tiene presente otros objetivos: abaratar  costes, reducir la dependencia del suministro energético del exterior (que en el  caso español ronda el 80%), controlar las emisiones de CO2 y garantizar el  abastecimiento a largo plazo.
 Unos criterios muy parecidos tienen en Unesa. Desde la patronal  explican que para determinar cuál debe ser el mix energético de un país  hay que tener en cuenta tres factores: geoestratégicos o geopolíticos,  medioambientales y económicos.
 Atendiendo a estos criterios, el recurso a las energías renovables parece  evidente. Son abundantes, autóctonas, el combustible -que no la producción- es  bien barato y su contribución a la lucha contra el cambio climático es  incuestionable. Pero su imprevisible disponibilidad es su talón de Aquiles, todo  un obstáculo para el primer principio enunciado por Duvisón: "Garantizar la  prioridad de suministro". Valga el ejemplo de la energía eólica. De las 8.760  horas que tiene el año, un aerogenerador está a pleno rendimiento una media de  2.200.
 A decir de los expertos, el aumento de las energías renovables -sobre todo de  la eólica y la solar- en el parque de generación eléctrica requiere de fuentes  de apoyo para cubrir la imprevisibilidad. "Si metes más fuentes no programables,  necesitas más colchón", explican en REE. Y en ese colchón entrarían, por su  flexibilidad, buena parte de la generación térmica (gas, fuel y carbón) y  también la hidráulica.
 El portavoz de la plataforma contra las centrales térmicas, Ladislao  Martínez, está de acuerdo en que las renovables necesitan respaldo, no así en  que las térmicas sean la fuente comodín a la que recurrir. Para él, la solución  está en la llamada hidráulica de bombeo -un tipo de generación eléctrica  compuesta de una corriente y dos embalses que permite elevar el agua de uno a  otro y reutilizarla, por lo que es una forma de almacenar energía- que, además,  aún tiene una capacidad de desarrollo potencial en España de unos 3.000  megavatios sobre los que ya hay instalados.
 Ignacio Cruz, del Ciemat, dependiente del Ministerio de Industria, también  confía en la hidráulica renovable como el "colchón" de otras renovables  "intermitentes". Además, él pone énfasis en otros instrumentos como la  predicción meteorológica.
 Por su parte, Gonzalo Sáenz de Miera, de Iberdrola Renovables, que defiende  la "insostenibilidad" del mix energético actual por razones  medioambientales y la excesiva dependencia de los combustibles fósiles, cree que  conforme crezca la presencia de las renovables, será necesario el colchón del  ciclo combinado y de la hidráulica bombeable.
 Más difícil tiene desempeñar el papel de "colchón" la siempre polémica  energía nuclear. Señalada por sus partidarios como la solución al cambio  climático por su bajo nivel de emisiones de CO2 y criticada por los residuos  radioactivos que genera o las grandes inversiones que necesita, esta fuente en  España no se caracteriza por su flexibilidad, algo necesario para un parque de  generación con un peso creciente de las renovables. El diseño inicial de las  centrales les obliga a funcionar siempre al máximo de su capacidad, por lo que  su contribución al sistema, salvo cuando están paradas, es constante.
 Todo este repaso, lleva a una conclusión tan simple como lógica a Unesa:  "Todas las tecnologías tienen sus ventajas y sus inconvenientes". Formulada esta  premisa, ellos afirman con contundencia que todas las energías son necesarias.  No sólo ahora, también en el futuro. Conclusión que encuentra el rechazo de  Greenpeace, que en un informe ya antiguo -de abril de 2007- trata de demostrar  que en 2050 toda la electricidad que se produzca en España puede provenir de  fuentes renovables.
 Muy escéptico con ambas conclusiones se muestra Paul Isbell, del Instituto  Elcano. Para él, la frase "todas las energías son necesarias" es uno de los  grandes clichés. No es el único. Isbell apunta a otros dos: "toda la  energía se puede producir con renovables" y "la nuclear es  imprescindible".
 "En un sistema eléctrico como el español hay un límite sobre la contribución  factible de las energías renovables que el consenso sitúa en torno al 40%. Y  esto abre la puerta al argumento de que la energía nuclear es insustituible",  afirma Isbell. Pero en su opinión, todo cambiaría si el sistema eléctrico  español dejara de ser una isla. En este momento las interconexiones con Francia  apenas suponen 1.300 megavatios, apuntan en REE.
 "Si se abre el sistema con más interconexiones, cambia la perspectiva  sobre las renovables", continúa Isbell, que pone a los países nórdicos  como ejemplo de lugares donde la mejora y ampliación de la red ha permitido  aumentar su contribución al sistema. Para él, incluso si aumenta el uso de la  electricidad en los coches, con una red eléctrica de mayor extensión y calidad,  en España sólo con renovables y ciclo combinado se podría satisfacer la  demanda.