discurso- internacional
Entre la locuacidad y el silencio
por estos lados - en Chile - la Presidenta insiste en la locuacidad de sus Ministros....
Por Diego Araujo  Sánchez
Me sumo al deseo expresado,  días atrás, por Francisco Febres Cordero en su columna de El Universo: ojalá se  callara el presidente; como con tanto acierto allí observa, "en estos seis meses  de gobierno, ha mostrado una locuacidad que nos aturde; no hay  tema al que no se haya referido, no hay asunto sobre el cual no tenga la última  palabra, no hay pregunta para la que no conozca la respuesta, no hay persona que  le haya cuestionado que no haya sido descalificada
". 
Puede ser  que, para el novísimo mercadeo político, gobernar sea una emoción mediática;  pero no lo es para un proyecto democrático. Así como el mucho dulce empalaga,  también harta el exceso de palabras. ¿No resulta insufrible la dosis verbal de  un programa radial de dos horas cada semana y los sucesivos discursos y  declaraciones en todo sitio al que va, ceremonia que preside o tarima en donde  pisa
? 
La fiebre por los viajes y los discursos tienen larga tradición  en la política nacional: se remontan a Velasco Ibarra. Un ilustre maestro de las  "bestias salvajes", Raúl Andrade, fue el primero en detectar esa inclinación del  Profeta por hablar y su manía itinerante como sucedáneos de la falta de obras  concretas. El vértigo de gobernar convierte a los mandatarios en pasajeros de  Carondelet
 A los discursos y recorridos por el país, se suman las denuncias de  atentados, conocidas recetas de popularidad. Abdalá Bucaram añadió a esas  estrategias, otra, la del uso del teléfono celular; y todavía la conserva, para  guiar, desde Panamá, los apoyos de sus diputados al régimen de turno
 Lucio  Gutiérrez no resistía el impulso de pegarse a cada micrófono que encontraba en  su camino. Pero no quiero ser injusto asociando al actual presidente con esas  dos figuras políticas de tan ingrato paso por el poder. Solo recuerdo una  arraigada práctica de las política criolla: la incontinencia  verbal
Quien mucho habla, mucho yerra. Dos ejemplos de la  semana. Primero: el presidente pidió apoyo a las FFAA tras exponer  vagas denuncias de graves hechos que se vendrían, las próximas semanas, en  contra del régimen. Si los conoce, es su obligación descubrirlos y no sembrar  inquietudes apocalípticas en tiempo de campaña electoral y poner a la  institución militar en papel de apadrinar tesis políticas del régimen. Segundo:  el sábado repasó los titulares de la semana de El Telégrafo para demostrar que  el diario oficial había manejado la información sin favorecer al Gobierno y,  para comprobarlo, destacó que el diario no había publicado en la primera plana  foto alguna del presidente de la República y ni siquiera de un "vulgar  ministro". ¡Lo dijo así! El estrellato y la locuacidad de Rafael Correa deberían  dar paso por lo menos a la presencia de algún vulgar ministro. Yo creo que  muchos de ellos no son nada vulgares. Y resultaría positivo escucharlos. Ojalá  se callara el presidente. Ese chorro verbal no permite siquiera que se escuchen  algunas voces de sus colaboradores que, en el otro extremo de la locuacidad,  pasan en absoluto silencio.
Rodrigo González Fernández
Renato Sánchez 3586 of. 10
Telefono: 2084334- 5839786
santiago-Chile
www.consultajuridicachile.blogspot.com
www.lobbyingchile.blogspot.com
www.biocombustibles.blogspot.com
 
 
No hay comentarios.:
Publicar un comentario