| La canadiense Naomi Klein ha editado su        flamante libro, La doctrina del shock (el auge del capitalismo de        desastre), que todavía no existe en castellano. The shock        doctrine (su título original) surge de la relación entre las        políticas de shock neoliberal de las últimas décadas, comparadas con los        verdaderos shocks eléctricos aplicados a prisioneros y enfermos como modo        de doblegarlos, domesticarlos, e imprimir sobre ellos una nueva        personalidad. Con las sociedades está ocurriendo lo mismo, dice Klein,        quien sostiene que el principal recurso contra este modo de dominación es        la información. Aquí, el impresionante video que acompaña la salida del        libro. 
 "Este libro es un desafío a la afirmación central y más        valorada en la historia oficial  que el triunfo del capitalismo        desregulado nació de la libertad, y que los mercados libres irrestrictos        van mano en mano con la democracia. En su lugar, mostraré que esta forma        fundamentalista de capitalismo ha sido consistentemente traída a la vida        por las formas más brutales de coerción, infligidas al cuerpo político        colectivo así como a innumerables cuerpos individuales." Así comienza        la canadiense Naomi Klein su nuevo libro, The shock doctrine (La doctrina        del shock). Klein es la autora de No logo, Vallas y ventanas (y más        recientemente, del prólogo de la edición norteamericana de Sin Patrón, de        lavaca).
 Esta nueva obra plantea una recorrida por su        hipótesis de que las sociedades modernas son sometidas a verdaderos        electroshocks (y cabe agregar que el sistema de torturas aplicado en la        Argentina por el régimen militar es tal vez la expresión más cabal al        respecto) que permiten ablandarlas y someterlas a la aplicación de        políticas neoliberales sin anestesia, tal cual lo pregonó el economista        Milton Friedman y tal como lo aplicaron desde dictaduras latinoamericanas        hasta gobiernos como el de Margaret Thatche en Inglaterra, o los de los        Estados Unidos en general. La idea es que una matanza, un desastre        natural, o cualquier hecho conmocionante abre paso a la posibilidad que        Friedman pone como condición para que se aplique la política del shock a        una sociedad domesticada por el miedo o el terror.
 Así, pueden formar        parte de esta doctrina tanto los golpes de Estado latinoamericanos, como        la guerra de Malvinas, la matanza Tiananmen en China, los atentados a las        Torres Gemelas o los desastres naturales que cada vez parecen más        cotidianos: herramienta de shock para justificar luego políticas        económicas de privatización, depredación, concentración de la economía en        pocas manos, desempleo, empobrecimiento y hambre a costa del sometimiento        de sociedades enteras.
 Naomi Klein empieza por investigar los        experimentos de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos        (CIA), con la tortura por electroshock como forma de "desesquematización"        de los detenidos o internados. Luego comienza la descripción sobre cómo        esos tormentos, ese shock eléctrico, es comparable a las políticas de un        capitalismo que de otro modo no podría generar la dosis suficiente de        atontamiento, miedo y parálisis que le permite doblegar a grandes sectores        de las sociedades modernas.
 
 Pero el mensaje del libro, y del        documental que presentamos aquí, no queda sólo en la denuncia y la        indignación. Naomi plantea que el arma de resistencia frente a este modelo        de cosas es la información. Saber lo que ocurre y cómo, para        poder generar pensamiento y acción que abran espacio a la vida.
 Aquí        publicamos además la entrevista que en Democracy Now le hiciera a Naomi        Klein la periodista Amy Goodman, un modo de ir adentrándose en el        contenido de La doctrina del shock.
 
 La entrevista
 
 Amy Goodman: Me alegra que esté con nosotros, Naomi. ¿Por        qué no comienza por hablar sobre lo que considera exactamente que es la        doctrina del choque?
 
 Naomi Klein: Bueno, la        doctrina del choque, como todas las doctrinas, es una filosofía de poder.        Es una filosofía sobre cómo lograr sus propios objetivos políticos y        económicos. Y es una filosofía que sostiene que la mejor manera, la mejor        oportunidad, para imponer ideas radicales de libre-mercado es en el        período subsiguiente después de un gran choque. Ahora bien, ese choque        podría ser una catástrofe económica. Podría ser un desastre natural.        Podría ser un ataque terrorista. Podría ser una guerra. Pero la idea, como        acabáis de ver en la película, es que esas crisis, esos desastres, esos        choques ablandan a sociedades enteras. Las dislocan. La gente se        desorienta. Y se abre una ventana, exactamente como la ventana en la        cámara de interrogatorio. Y en esa ventana, se puede introducir lo que los        economistas llaman la "terapia de choque económico." Es una especie de        extrema cirugía de países enteros. Es todo de una vez. No es, sabe, una        reforma por aquí, otra reforma por allá, sino el tipo de cambio radical        que vimos en Rusia en los años noventa, que Paul Bremer trató de imponer        en Iraq después de la invasión. De modo que eso es la doctrina del choque.
 
 Y no significa que se pretenda que los derechistas en una época        contemporánea sean los únicos que han explotado alguna vez una crisis,        porque esta idea de explotar una crisis no es única en cuanto a esta        ideología en particular. Los fascistas los han hecho. Los comunistas        estatales lo han hecho. Pero se trata de un intento de comprender mejor la        ideología con la que vivimos, la ideología dominante de nuestros días, que        es la economía de mercado desinhibida.
 AG: Explique quién es Milton        Friedman, al que arrostra enérgicamente en este libro.
 
 NK:        Bueno, arrostro a Milton Friedman porque es el símbolo de la        historia que estoy tratando de cuestionar. Milton Friedman murió el año        pasado. Murió en 2006. Y cuando murió, vimos como lo describieron en        tributos muy pomposos como si fuera probablemente el intelectual más        importante del período de la posguerra, no sólo el economista más        importante, sino el intelectual más importante. Y considero que se puede        construir un argumento contundente en ese sentido. Fue consejero de        Thatcher, de Nixon, de Reagan, del actual gobierno de Bush. Dio clases a        Donald Rumsfeld en los primeros días de su carrera. Asesoró a Pinochet en        los años setenta. También asesoró al Partido Comunista de China en el        período clave de reforma a fines de los años ochenta. Así que tuvo una        influencia enorme. Y hablé el otro día con alguien quien lo describió como        el Karl Marx del capitalismo. Y creo que no es una mala descripción,        aunque estoy segura de que a Marx no le habría gustado demasiado. Pero fue        realmente un popularizador de estas ideas.
 
 Tenía una visión de la        sociedad, en la que el único papel aceptable para el Estado es implementar        contratos y proteger fronteras. Todo lo demás debe ser abandonado por        completo al mercado, sea la educación, los parques nacionales, la oficina        de correos, todo lo que podría producir un beneficio. Y realmente vio,        supongo, que las compras  la compra y la venta  constituyen la forma más        elevada de democracia, la forma más elevada de la libertad. Y su libro más        conocido fue "Capitalism and Freedom" [Capitalismo y libertad].
 
 De        modo que cuando murió el año pasado, a todos nos sirvieron un recuento de        la versión oficial de cómo esas ideas radicales de libre-mercado llegaron        a dominar el mundo, cómo barrieron por la antigua Unión Soviética,        Latinoamérica, África, cómo esas ideas triunfaron durante los últimos        treinta y cinco años. Y me impresionó tanto, porque yo estaba escribiendo        este libro, que nunca habíamos oído hablar de violencia, y nunca oímos        hablar de crisis, y nunca oímos hablar de choques. Quiero decir, la        historia oficial es que estas ideas triunfaron porque deseábamos que así        fuera, que el Muro de Berlín cayera, y la gente exigió tener sus Big Macs        junto con su democracia. Y la historia oficial del auge de esta ideología        pasa de Margaret Thatcher diciendo: "No hay alternativa," a Francis        Fukuyama diciendo: "La historia ha terminado. El capitalismo y la libertad        van mano en mano."
 
 Y por lo tanto, lo que trato de hacer con este        libro es contar la misma historia, las coyunturas cruciales en las que        esta ideología ha dado un salto adelante, pero reinserto la violencia,        reinserto los choques, y digo que existe una relación entre las masacres,        entre las crisis, entre los grandes choques y golpes duros contra países y        la capacidad de imponer políticas que son realmente rechazadas por la        vasta mayoría de la gente de este planeta.
 
 A. G:        Naomi, usted habla de Milton Friedman. Expándalo a la "Escuela de        Chicago."
 
 N. K: Correcto. De modo que la        influencia de Milton Friedman proviene de su papel como el popularizador        real de lo que es conocido como la "Escuela de Economía de Chicago."        Enseñó en la Universidad de Chicago. Estudió, en realidad, en la        Universidad de Chicago, y luego pasó a ser profesor allí mismo. Su mentor        fue uno de los economistas más radicales del libre mercado de nuestra        época, Friedrich von Hayek, quien también enseñó durante un tiempo en la        Universidad de Chicago.
 
 Y la Escuela de Economía de Chicago        realmente representa esta contrarrevolución contra el Estado de bienestar.        En los años cincuenta, Harvard y Yale y las 8 escuelas más prestigiosas de        EE.UU. tendían a estar dominadas por economistas keynesianos, gente como        el difunto John Kenneth Galbraith, que creía enérgicamente que después de        la Gran Depresión, era crucial que la economía sirviera como una fuerza        moderadora del mercado, que suavizara sus aristas. Y esto fue realmente el        nacimiento del Nuevo Trato, del Estado de bienestar, todas esas cosas que        actualmente hacen que el mercado sea menos brutal, sea alguna especie de        sistema público de salud, seguro de desempleo, asistencia social, etc. Fue        realmente  el período de posguerra fue un período de tremendo crecimiento        económico y prosperidad en este país y en todo el mundo, pero realmente        afectó los márgenes de beneficio de la gente más acaudalada en EE.UU.,        porque fue el período en el que la clase media realmente creció y explotó.
 
 Así que la importancia del Departamento de Economía de la        Universidad de Chicago es que realmente fue un instrumento de Wall Street,        que financió muy, muy, considerablemente a la Universidad de Chicago.        Walter Wriston, el jefe de Citibank, era muy amigo de Milton Friedman, y        la Universidad de Chicago se convirtió en una especie de zona cero de esta        contrarrevolución contra el keynesianismo y el Nuevo Trato para        desmantelarlo. De modo que en los años cincuenta y sesenta, fue visto como        muy, muy, marginal en EE.UU., porque el gran gobierno y el Estado de        bienestar y todas esas cosas que se han convertido en algo como palabrotas        en nuestro léxico gracias a la Escuela de Chicago  no tuvieron acceso a        las salas del poder.
 
 Pero eso comenzó a cambiar. Comenzó a cambiar        cuando Nixon fue elegido, porque Nixon siempre estuvo muy unido a Milton        Friedman, aunque Nixon decidió no abrazar esas políticas en el interior,        porque se dio cuenta de que perdería la próxima elección. Y creo que aquí        es donde se ve por primera vez la incompatibilidad de estas políticas de        libre mercado con una democracia, con la paz, porque cuando Nixon fue        elegido, Friedman fue introducido como asesor  contrató a todo un grupo        de economistas de la Escuela de Chicago. Y Milton Friedman escribe en sus        memorias que pensó que por fin había llegado su hora. Los trajeron desde        los márgenes, y esta especie de grupo revolucionario de        contrarrevolucionarios iba finalmente a desmantelar el Estado de bienestar        en EE.UU. Y lo que sucedió en realidad es que Nixon, miró alrededor,        consideró los sondeos y se dio cuenta de que si hacía lo que aconsejaba        Milton Friedman, perdería con seguridad la próxima elección. Y por lo        tanto, hizo lo peor posible, según la Escuela de Chicago: imponer        controles de salarios y precios.
 
 Y la ironía es que dos figuras        clave de la Escuela de Chicago, Donald Rumsfeld, que había estudiado con        Friedman como una especie de  supongo que en cierto modo fue como oyente        a sus cursos; no estuvo matriculado como estudiante, pero describe su        período como estudio a los pies de genios, y se describe como "joven        cachorro" en la Universidad de Chicago  y George Shultz fueron las dos        personas que impusieron controles de salarios y precios bajo Nixon y        cuando Nixon declaró: "Ahora somos todos keynesianos." Así que para        Friedman esto constituyó una terrible traición, y también lo hizo pensar        en que tal vez no se podía imponer esas políticas en una democracia. Y        Nixon dijo genialmente: "Ahora somos todos keynesianos," pero la pega es        que no impuso esas políticas en el interior del país, porque le habrían        costado la próxima elección, y Nixon fue reelegido con un margen de un 60%        después de imponer controles de salarios y precios. Pero desató a la        Escuela sobre Latinoamérica y convirtió a Chile, bajo Augusto Pinochet, en        un laboratorio para esas ideas radicales, que no eran compatibles con la        democracia en EE.UU. pero infinitamente posibles bajo una dictadura en        Latinoamérica.
 
 A. G: Explique lo que ocurrió en        Chile.
 
 N. K: Bueno, creo que los televidentes y        auditores de Democracy Now! conocen ese capítulo en la historia, que fue        que después de la elección de Salvador Allende, la elección de un        socialista democrático, en 1970, hubo un complot para derrocarle. Nixon        dijo genialmente: "Que la economía grite." Y el complot tuvo numerosos        elementos, un embargo, etc. y finalmente el apoyo para el golpe de        Pinochet el 11 de septiembre de 1973. Y escuchamos hablar a menudo de los        Chicago Boys en Chile, pero no escuchamos tantos detalles sobre quiénes        fueron en realidad.
 
 Y por lo tanto, lo que hago en el libro es        volver a contar ese capítulo de la historia, pero, para mí, la agenda        económica del gobierno de Pinochet es mucho más frente y centro, porque        pienso que conocemos los abusos de los derechos humanos, sabemos las        redadas realizadas por Pinochet, cómo llevó a la gente a los estadios, las        ejecuciones sumarias, la tortura. Sabemos algo menos sobre el programa        económico que impuso en la ventana de oportunidad que le brindó el choque        de ese golpe. Y es donde encaja en la tesis de la doctrina del choque.
 
 Pienso que si se observa a Chile  y por eso pasé un buen tiempo        en el libro observándolo y examinándolo  vemos a Iraq. Vemos a Iraq        actual. Vemos tantas similitudes entre la intersección de una crisis        manufacturada y la imposición posterior inmediata de una terapia de choque        económico radical. De modo que pienso en la especie de paralelos entre el        período de Paul Bremer en Iraq, cuando fue a Bagdad mientras la ciudad        todavía ardía y simplemente  ya sabe, llegué al programa en la época        hablando de como había desgarrado toda la arquitectura económica del país        y la había convertido en este laboratorio de las políticas de libre        mercado más radicales posibles.
 
 Bueno, en Chile, el 11 de        septiembre de 1973, mientras los tanques rodaban por las calles de        Santiago, mientras el palacio presidencial ardía y Salvador Allende yacía        muerto, hubo un grupo de así llamados "Chicago Boys," que eran economistas        chilenos que habían sido llevados a la Universidad de Chicago para        estudiar con una beca total del gobierno de EE.UU. como parte de una        estrategia deliberada para tratar de orientar hacia la derecha a        Latinoamérica, después de que se había ido tan lejos hacia la izquierda.        Fue un programa muy ideológico financiado por el gobierno de EE.UU., parte        de lo que el ex ministro de exteriores de Chile llama "un proyecto de        transferencia ideológica deliberada," es decir, llevar a esos estudiantes        a esa escuela muy extrema en la Universidad de Chicago e indoctrinarlos en        un tipo de economía que era marginal en EE.UU. en la época y luego        enviarlos a casa como guerreros ideológicos.
 
 De modo que este        grupo de economistas, que habían fracasado en el intento de ganar a los        chilenos para sus puntos de vista cuando sólo formaban parte de un debate        abierto, se quedaron en vela toda esa noche, el 11 de septiembre de 1973,        y fotocopiaron un documento llamado "el ladrillo." Es conocido como "El        Ladrillo." Y lo que era, era el programa económico para el gobierno de        Pinochet. Y tiene esas sorprendentes similitudes, Amy, con la estrategia        electoral de George Bush en 2000  la plataforma electoral. Habla de una        sociedad de propiedad, de la privatización de la Seguridad Social, de        escuelas por contrato, impuesto de tipo único. Todo esto proviene        directamente del guión de Milton Friedman. El documento estuvo en el        escritorio de los generales el 12 de septiembre, cuando llegaron al        trabajo el día después del golpe, y fue el programa para el gobierno de        Pinochet.
 
 Así que lo que hago en el libro es decir que estas dos        cosas no constituyen una coincidencia. Cuando Pinochet murió  también        murió  poco antes que Milton Friedman  escuchamos  o, en realidad,        murió poco después de Milton Friedman  escuchamos esta narrativa en        sitios como el Washington Post y el Wall Street Journal, que decía: "Por        cierto, desaprobamos sus violaciones de los derechos humanos," y hacía        como si hicieran gestos de desaprobación ante las atrocidades que sabemos        en Chile, "pero en la economía fue sensacional," como si no hubiera        conexión entre la revolución de libre mercado que pudo imponer y las        extraordinarias violaciones de los derechos humanos que tuvieron lugar al        mismo tiempo. Y lo que hago en el libro, y lo que hacen muchos        latinoamericanos en su trabajo, es conectar evidentemente las dos cosas y        decir que habría sido imposible imponer este programa económico sin la        extraordinaria represión y la demolición de la democracia.
 
 A. G: Hablemos del choque en el sentido de la        tortura. Es donde usted comienza diciendo: "Vacío es hermoso." Háblenos de        eso.
 
 N. K: Bueno, comienzo el libro estudiando        dos laboratorios para la doctrina del choque. Como dije anteriormente,        considero diferentes formas de choque. Uno es el choque económico, y el        otro es el choque corporal, los choques a la gente. Y no van siempre        juntos, pero lo han estado en las coyunturas cruciales. Es el choque de la        tortura.
 
 Así que uno de los laboratorios para esta doctrina fue la        Universidad de Chicago en los años cincuenta, cuando todos esos        economistas latinoamericanos fueron entrenados para convertirse en        terapeutas del choque económico. Otro  y no se trata de una especie de        grandiosa conspiración, de que todo haya sido planificado, pero hubo otra        escuela, que sirvió como una especie diferente de laboratorio del choque,        que fue la Universidad McGill en los años cincuenta. La Universidad McGill        fue el zona cero para los experimentos que la CIA financió para comprender        cómo  básicamente cómo torturar.
 
 Quiero decir, fue llamado        "control de la mente" en la época o "lavado de cerebros" en la época, pero        ahora comprendemos, gracias al trabajo de gente como Alfred McCoy, quien        ha estado invitado en su programa, que lo que investigaban realmente en        los años cincuenta bajo el programa MK-ULTRA, cuando hubo esos        experimentos en electrochoques extremos, LSD, PCP, extrema privación        sensorial, sobrecarga sensorial, que lo que realmente se desarrollaba era        el manual que ahora podemos ver utilizado en Guantánamo y Abu Ghraib. Es        un manual para deshacer personalidades, para la regresión total de        personalidades, y la creación de esa ventana de oportunidad en la que las        personas son muy sugestionables, como vimos en la película. Así que        McGill, en parte porque creo que la CIA consideraba que era más fácil        realizar esos experimentos fuera de EE.UU. 
 
 A. G:        McGill en Montreal.
 
 N.K: McGill en        Montreal. En aquel entonces, el jefe de psiquiatría era un individuo        llamado Ewen Cameron. En realidad se trataba de un ciudadano        estadounidense. Fue anteriormente jefe de la Asociación Psiquiátrica        Estadounidense, lo que creo que es bastante relevante en cuanto a los        debates que tienen lugar ahora mismo sobre las complicidades en la        profesión psiquiátrica con las actuales técnicas de interrogatorio. Ewen        Cameron era jefe de la Asociación Psiquiátrica Estadounidense. Fue a        McGill para ser jefe de psiquiatría y para dirigir un hospital llamado el        Allan Memorial Hospital, que era un hospital psiquiátrico.
 
 Recibió        financiamiento de la CIA, y convirtió el Allan Memorial Hospital en su        laboratorio extraordinario para lo que ahora consideramos técnicas        alternativas de interrogatorio. Dosificó a sus pacientes con esos extraños        cócteles de drogas, como LSD y PCP. Los hizo dormir, en una especie de        estado comatoso hasta durante un mes. Puso a algunos de sus pacientes en        una privación sensorial extrema, y la intención era que perdieran la idea        del tiempo y el espacio.
 
 Y lo que creía Ewen Cameron, o por lo        menos lo que decía que creía, era que toda enfermedad mental es aprendida        más tarde en la vida, que esos eran patrones que se establecían más        adelante en la vida. Era un psicólogo conductual. Y así, en lugar de        llegar a la raíz de esos problemas y de tratar de comprenderlos, creía que        la manera de tratar la enfermedad mental era tomar a pacientes adultos y        reducirlos a un estado infantil. Y es un hecho bien conocido  y era bien        conocido en la época  que uno de los efectos colaterales de la terapia de        electrochoque era la pérdida de la memoria. Y esto era algo que era        considerado, realmente, como un problema por la mayoría de los doctores,        porque los pacientes eran tratados, pueden haber informado sobre algunos        resultados positivos, pero olvidaban toda clase de cosas sobre su vida.        Ewen Cameron estudió esta investigación y pensó: "¡Ajá!, esto es bueno,"        porque creía que eran los patrones que eran establecidos más adelante en        la vida, que si podía hacer volver a los pacientes a un estado infantil,        antes de que incluso poseyeran el lenguaje, antes de que supieran quienes        eran, entonces esencialmente podía volver a criarlos, y entonces podría        convertirlos en personas sanas. Así que ésta es la idea que atrajo la        atención de la CIA, esta idea de inducir deliberadamente una regresión        extrema.
 
 A.G: Hable de la mujer a la que visitó        en la casa de reposo, que había pasado por esto.
 
 N.K:        Sí. Comienzo el libro con el perfil de una mujer llamada Gail        Kastner. Gail Kastner fue una de las pacientes de Ewen Cameron. Y leí        sobre ella porque demandó con éxito al gobierno canadiense, que también        financió a Ewen Cameron. Leí sobre su proceso, que acababa de lograr una        importante victoria: recibió una indemnización porque había sido utilizada        como conejillo de Indias en esos experimentos sin su conocimiento.
 
 Así que la llamé, en realidad obtuve su número de la guía        telefónica. Y primero se mostró extremadamente reticente de hablar. Dijo        que odiaba a los periodistas, y que le era muy difícil hablar al respecto,        porque volvería a vivir todas esas experiencias. Y yo dije, bueno  ella        dijo: "¿De qué quiere que hable?" Y yo dije: "Bueno, acabo de volver de        Iraq" y fue en 2004  "y siento como que algo le ha sido hecho a usted, la        filosofía de lo que le hicieron a usted, tiene algo que ver con lo que vi        en Iraq, que fue ese deseo de dejar en blanco a un país y volver a        comenzar de cero. E incluso pienso que algo de lo que vemos en Guantánamo        con ese intento de imponer una regresión a los prisioneros mediante la        privación sensorial y rehacerlos se relaciona también con lo que le        sucedió a usted." Y hubo una larga pausa. Y dijo: "Bueno, venga a verme."
 
 Así que volé a Montreal, y pasamos el día hablando, y compartió su        historia conmigo. Habla de sus sueños eléctricos, es decir, no posee        muchos recuerdos de lo que le sucedió en este período, porque sufrió un        choque tan extraordinario y borró su memoria. Regresó al punto en el que        chupaba su pulgar, orinaba en el suelo, no sabía quién era, y no tenía        ningún recuerdo de eso, ningún recuerdo de que hubiera sido hospitalizada.        Sólo se dio cuenta, creo, veinte años después, cuando leyó un artículo        sobre un grupo de otros pacientes que habían demandado exitosamente a la        CIA. Y extrajo unas pocas líneas en los artículos de la prensa         regresión, pérdida de lenguaje  y pensó: "Un momento, esto me suena como        si fuera yo. Me suena como lo que he oído decir sobre mi persona." Y así,        fue y consultó a su familia: "¿Estuve alguna vez en el Allan Memorial        Hospital?" Y primero lo negaron, y luego lo admitieron. Pidió su archivo,        y leyó que, sí, había sido admitida por el doctor Ewen Cameron, y vio        todos esos tratamientos extraordinarios a los que había sido sometida.
 
 A.G: Usted habló de Chile, hablemos de Iraq, de        la privatización de la guerra en Iraq.
 
 Hoy tenemos esta noticia        urgente de Iraq. El gobierno iraquí dice que anula la licencia de la        compañía de seguridad estadounidense Blackwater por su participación en un        tiroteo fatal en Bagdad el domingo. El portavoz del Ministerio del        Interior, Abdul-Karim Khalaf, dijo que ocho civiles fueron muertos y trece        heridos, cuando contratistas de seguridad, que se cree trabajan para        Blackwater EE.UU. abrieron fuego en un vecindario predominantemente suní        en el oeste de Bagdad. Khalaf dijo: "Hemos anulado la licencia de        Blackwater y les impedimos que trabajen en todo el territorio iraquí.        También pasaremos a los involucrados a las autoridades judiciales        iraquíes." No quedó en claro de inmediato si la medida contra Blackwater        va a ser temporal o permanente. Naomi Klein, siga de ahí.
 
 N. K: Bueno, es una noticia extraordinaria.        Quiero decir, es realmente la primera vez que una de esas firmas        mercenarias puede ser realmente considerada responsable. Sabe, como ha        escrito Jeremy Scahill en su increíble libro "Blackwater: The Rise of the        [World's] Most Powerful Mercenary Army," el verdadero problema es que no        ha habido procesamientos. Esas compañías trabajan en esa zona        absolutamente gris y, o son boy scouts y nada ha ido mal, lo que no        corresponde en nada a lo que sabemos sobre la forma como se comportan en        Iraq y al tipo de vídeos que hemos visto en línea sobre sus ejercicios de        tiro contra civiles iraquíes, o la ilegalidad y la inmunidad con la que        trabajan las han protegido. Así que si esto significa  si el gobierno        iraquí realmente va a expulsar a Blackwater de Iraq, podría ser realmente        un hito en cuanto a someter a esas compañías a la ley y cuestionar toda la        premisa de por qué se ha permitido que tenga lugar este nivel de        privatización y de ilegalidad.
 Pero, sabe, mencioné que Donald        Rumsfeld fue estudiante de Milton Friedman en los años sesenta, realmente,        y el hecho sobre Donald Rumsfeld es que realmente fue más allá que su        mentor, porque Milton Friedman, como dije anteriormente, creía que el        único papel aceptable para el gobierno, era el mantenimiento del orden,        eran las fuerzas armadas. Es lo único que pensaba realmente que debía        hacer el gobierno; todo lo demás debía ser privatizado. Donald Rumsfeld        estudió con Friedman, lo vio como un mentor, celebraba su cumpleaños con        él todos los años, pero realmente llevó el asunto un paso más lejos,        porque Rumsfeld creía que, realmente, el trabajo de mantenimiento del        orden y del combate en la guerra también podía ser privatizado y        subcontratado. Y lo dejó bien claro.
 
 Esta fue realmente su misión        de transformación, que pienso que no es comprendida realmente, lo radical        que fue. Sabe, escuchamos esta frase, y escuchamos a Bush elogiando a        Rumsfeld por su visión radical de la transformación de las fuerzas        armadas, y todo es esa especie de clichés que son difíciles de comprender,        pero si miramos lo que fue el historial de Rumsfeld, fue que  sabe,        escribo en el libro que lo que realmente hizo  se trata de alguien quien,        después que dejó el gobierno de Ford, pasó un par de decenios trabajando        en los negocios y realmente se consideraba un hombre de la nueva economía.
 
 Y, es algo en lo que pienso que la investigación que hice para "No        Logo" realmente se entrecruza con esta etapa del capitalismo del desastre        en el que estamos ahora mismo, porque Rumsfeld aprovechó la revolución en        la percepción de marcas de los años noventa, en la proyección de marcas        corporativos, en la que  y de eso es lo que escribí en "No Logo," en la        que estaban todas esas compañías que solían producir productos y        anunciaron con gran fanfarria que ya no producen productos, producen        marcas, producen imágenes, y pueden dejar que otros, algo como        contratistas inferiores, hagan el trabajo sucio de fabricar realmente        cosas. Y esa fue la especie de revolución en la subcontratación, y ése fue        el paradigma de la corporación hueca.
 
 Rumsfeld proviene en mucho        de esa tradición. Y cuando se estableció como Secretario de Defensa, llegó        como lo hace un nuevo director general de la nueva economía que va a        realizar una de esas reestructuraciones radicales. Pero lo que hizo fue        tomar esa filosofía de esta revolución en el mundo corporativo y aplicarla        a las fuerzas armadas. Y lo que supervisó fue el ahuecamiento de las        fuerzas armadas estadounidenses, en el que esencialmente el papel del        ejército es crear la percepción de marca, es mercadear, es proyectar la        imagen de fuerza y dominación en el globo  pero subcontratando cada        función, de la atención sanitaria  suministrando la atención sanitaria a        los soldados  a la construcción de bases militares, que ya estaba        ocurriendo durante el gobierno de Clinton, al papel extraordinario que        Blackwater ha jugado y compañías como DynCorp, que  como sabe, como ha        informado Jeremy, participan realmente en combates.
 
 A.G:        Y, en realidad, Blackwater que trabaja con soldados de Pinochet,        pero en Iraq.
 
 N. K: Sí, y quiero decir, esto es         vemos esas capas de continuidad. Quiero decir, Paul Bremer fue asesor de        Kissinger durante el gobierno de Nixon cuando el apoyo para Pinochet fue        tan fuerte. Así que existen todas esas capas de continuidad histórica. Y        por eso, supongo, mi motivación para escribir el libro fue  no ha habido        responsabilización por esos crímenes. Y en Latinoamérica, ha habido        comisiones de la verdad, ha habido juicios. Los que estuvieron al centro        de esta transformación muy violenta, mucho de ellos han sido realmente        responsabilizados. No todos, pero muchos de ellos han sido realmente        responsabilizados, si no en los tribunales, por lo menos ciertamente en        una profunda e importante discusión pública de verdad y reconciliación.        Pero en este país, eso nunca ocurrió, a pesar de que ha habido mucha        información maravillosa de investigación. Y porque nunca ha habido alguna        responsabilización, los mismos actores siguen realmente haciendo lo mismo        ahora.
 
 A. G: Hable, Naomi Klein, sobre la        destrucción de Iraq. Hable sobre "Choque y Pavor," la terapia económica de        choque de Paul Bremer, el choque de la tortura, así como la fusión de        todas estas cosas en Iraq.
 
 N. K: Sí, bueno, como        dijera, en Chile vemos esta fórmula de triple choque y de tortura como        imposición de estas políticas. Y pienso que vemos la misma fórmula de        triple choque en Iraq. El primero fue la invasión, la invasión militar de        choque-y-pavor de Iraq. Y si se lee el manual, el manual militar que        explicó la teoría de choque-y-pavor  mucha gente piensa en el tema sólo        como si se tratara de un montón de bombas, un montón de misiles, pero es        realmente una doctrina psicológica, que en sí es un crimen de guerra,        porque dice muy brutalmente que durante la primera Guerra del Golfo el        objetivo fue atacar la infraestructura militar de Sadam; pero bajo una        campaña de choque-y-pavor, el objetivo es la sociedad a escala mayor. Es        una cita de la doctrina de choque-y-pavor.
 
 Ahora, el ataque de        sociedades a escala mayor es castigo colectivo, lo que constituye un        crimen de guerra. No está permitido que los ejércitos ataquen a las        sociedades a escala mayor; sólo está permitido que ataquen a los        ejércitos. Así que esta fue  la doctrina es de verdad bastante        sorprendente, porque habla de  habla de privación sensorial a escala        masiva. Habla de cegar, de cortar los sentidos, a toda una población. Y lo        vimos durante la invasión, el apagón de las luces, el corte de toda        comunicación, el enmudecimiento de los teléfonos, y luego los saqueos, que        no creo realmente que hayan formado parte de la estrategia, pero imagino        que no hacer nada sí formó de alguna manera parte de la estrategia porque,        por cierto, sabemos que hubo toda clase de advertencias de que había que        proteger los museos y las bibliotecas y no se hizo nada. Y luego tenemos        la famosa declaración de Donald Rumsfeld cuando fue confrontado con este        hecho: "Cosas pasan."
 
 Así que, fue, pienso  fue esta idea porque        el objetivo era, usando la famosa frase del columnista del New York Times,        Thomas Friedman, no construir la nación, sino "crear la nación," que es        una idea extraordinariamente violenta, si uno se detiene y piensa en lo        que significa crear una nación en una nación que ya existe, algo tiene que        suceder a la nación que ya estaba allí, y hablamos de una cultura tan        antigua como la civilización en sí. De modo que pienso que porque esta fue        su idea de que partiríamos de cero y esta idea que es a menudo descrita en        los medios de EE.UU. como idealista, de querer construir una nación modelo        en el corazón del mundo árabe que se extendería a los países vecinos y        llevaría a una apertura, esta idea de construir una nación modelo es         tiene toda clase de ecos coloniales. Realmente no puede ser hecho sin        algún tipo de limpieza. Y por lo tanto, pienso que la facilidad, el nivel        de acomodamiento con los saqueos, con la borradura de la historia iraquí,        tienen que ser vistos con la visión de: Bueno, recomenzamos de cero. Así        que todo lo que ya está allí constituye sólo un obstáculo. Así que lo        cargamos en camiones y lo vendemos en Siria y Jordania, lo que de alguna        manera facilita la tarea. Y por lo tanto, creo que vimos lo mismo a        muchos, muchos niveles.
 
 A.G: Naomi Klein, ¿cómo        encaja Abu Ghraib en este cuadro?
 
 N. K: Bueno,        cito a Richard Armitage en el libro, diciendo que la teoría, que la teoría        operativa en Iraq fue que los iraquíes quedarían tan desorientados por la        guerra y por la caída de Sadam que serían fácilmente llevados del punto A        al punto B. Ahora, como sabemos, no fue así. Y cuando Paul Bremer  cuando        llegó Paul Bremer e hizo su cirugía radical del país, despidió a todo el        servicio público iraquí  a gran parte de la administración iraquí, así        como al ejército; declaró que abría a Iraq a los negocios, las        importaciones baratas inundaron el país, las empresas iraquíes no pudieron        competir. Ese primer verano, hubo una inmensa protesta pacífica ante la        Zona Verde, y quedó en claro que simplemente no iba a ser posible llevar a        los iraquíes del punto A al punto B.
 
 Y después de eso, cuando        apareció la primera resistencia armada en Iraq, la guerra fue llevada a        las prisiones. Y esto también recuerda la visión de Donald Rumsfeld de ser        esta especie de Secretario de Defensa director-general, porque, desde        luego, como cualquier director general, escatimó personal para la guerra.        Y no estaba en la posición, o la fuerza de ocupación estadounidense no        estaba en posición, para encarar este dramático error de cálculo y esta        especie de fantasía de que los iraquíes simplemente se comportarían y        aceptarían esa terapia de choque económico y este  realmente este saqueo        de su país. Así que cuando los iraquíes comenzaron a resistir, la        represión de esa resistencia no pudo tener lugar en las calles, porque        simplemente faltaba el poder personal.
 
 Así que hicieron redadas de        personas y las llevaron a las cárceles, y utilizaron la tortura, como fue        utilizada en Latinoamérica, para enviar un mensaje a todo el país. Y la        tortura es siempre  es tanto privada y pública al mismo tiempo. Y esto        vale no importa quién la esté utilizando, el que para que la tortura        funcione como un instrumento del terror estatal, no tiene que ver sólo con        lo que sucede entre un interrogador y un prisionero; se trata también de        enviar un mensaje a la sociedad en general: esto es lo os sucederá si os        apartáis de la línea. Y creo que la tortura fue utilizada por la ocupación        de EE.UU. de esa manera, no sólo para obtener información, sino como una        advertencia al país.
 
 A. G: Naomi, Quiero terminar        esta parte de nuestra conversación realizando un viaje a la inversa. El        presidente Bush acaba de ir del Bayou, de Nueva Orleans, a Bagdad.        Volvamos atrás. Tanto usted como yo acabamos de estar en Nueva Orleans.        También la vi hace dos años en Nueva Orleans, justo después del huracán.        Coloque en este marco a Katrina y la reacción de EE.UU. ante el        ahogamiento de la ciudad estadounidense.
 
 N. K:        Bueno, Nueva Orleans es un ejemplo clásico de lo que llamo la        doctrina del choque o capitalismo del desastre, porque hubo ese primer        choque, que fue el ahogamiento de la ciudad. Y como sabe, ya que acaba de        volver de Nueva Orleans, no fue  no fue un desastre natural. Y la gran        ironía del caso es que realmente fue un desastre de esta misma ideología        de la que estamos hablando, el abandono sistemático de la esfera pública.
 
 Y pienso, que cada vez vamos a ver esto, cuando hay veinticinco        años de continuo abandono de la infraestructura pública, y el esqueleto        del Estado  el sistema de transporte, las carreteras, los diques  son        débiles y frágiles. Y la Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles ha        calculado que poner en condiciones el esqueleto del Estado costaría 1,5        billones de dólares, porque está tan debilitado: los puentes, las        carreteras y los diques.
 
 Y por lo tanto, lo que tenemos es una        especie de tormenta perfecta, en la que el debilitado Estado frágil se        entrecruza con un clima cada vez más peor, el que diría que también forma        parte de este mismo frenesí ideológico en busca de beneficios a corto        plazo y crecimiento a corto plazo. Y cuando estos dos entran en colisión,        viene un desastre. Y es lo que ocurrió en Nueva Orleans. Los diques        frágiles se entrecruzan con el mal tiempo, aunque ni siquiera fue tan        malo. El huracán de Categoría Cinco no llegó realmente al lugar.
 
 Y        pienso que, haciendo una digresión, ya que estamos en Nueva York, que otro        ejemplo verdaderamente poderoso de lo que pasó exactamente este verano        cuando las estaciones de metro se inundaron fue  todos se horrorizaron,        porque no llovió tanto. Pero la infraestructura estaba tan debilitada por        el continuo abandono. Y ¿cuál fue el titular en el New York Sun? "Vendan        los metros."
 
 Primero se debilita la ideología, crea el desastre, y        luego éste es utilizado como excusa para terminar la tarea, para        privatizarlo todo, y es lo que sucedió en Nueva Orleans. Inmediatamente        después que la ciudad se inundó, hubo esa campaña ideológica, la zona cero        de la cual fue la Heritage Foundation en Washington, que siempre ha sido,        supongo, el motor más poderoso por esta visión radical de libre mercado:        es una tragedia, pero también es una oportunidad para rehacer por completo        el Estado, es decir eliminarlo, como una explosión de escuelas por        contrato  las escuelas públicas no fueron reabiertas. Fueron convertidas        en escuelas por contrato. El hospital público, como el Charity Hospital,        sigue cerrado con tablas. La vivienda pública  y es el ejemplo más        dramático  esa horrible cita de un portavoz republicano: "No pudimos        eliminar los proyectos de vivienda, pero Dios lo hizo diez días después de        la ruptura de los diques." Es lo que quiero decir con la doctrina del        choque, esa idea de aprovechar un desastre para imponer una privatización        radical.
 A.G: Naomi, al terminar esta hora, ¿qué es        lo que la horrorizó más al investigar la doctrina del choque?
 
 N.K: Me horrorizó que hay por ahí una reserva de        literatura, que yo no sabía que existía, donde los economistas la admiten.        Y es lo que supongo que es lo que más me excita en el libro es la cantidad        de citas que tengo de propugnadores a muy alto nivel de la economía de        libre mercado, todos desde Milton Friedman a John Williamson, quien es el        hombre que acuñó la frase "el Consenso de Washington," admitiendo entre        ellos, no en público, sino entre ellos, en algo como documentos        tecnocráticos, que nunca han podido imponer una cirugía radical de libre        mercado si no hay una crisis en gran escala, es decir que la misma gente        que propugna que el mito central de nuestra época, que la democracia y el        capitalismo van mano en mano, sabe que se trata de una mentira, y lo        admite por escrito.
 
 
 
 
 
 Amy Goodman.        Nació el 13 de abril de 1957 en New York, Estados Unidos.        Periodista y escritora. Conductora del programa Democracy Now! (Democracia        Ahora!).
 
 Naomi Klein es una de las plumas        periodísticas e investigadoras más influyentes en el movimiento opositor a        la globalización, nacida en Montreal (Canadá) en 1970. Es economista        política, periodista y escritora. Caracterizada por su trabajo        independiente en los medios periodísticos, colaboró como columnista para        los periódicos como el The Guardian de Londres y The Globe and Mail de        Toronto. Es la autora de No Logo: Taking Aim at the Brand Bullies.
 
 
 Fuente: DemocracyNow! / Rebelión Traducido del inglés por        Germán Leyens
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