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 Fue la segunda              opción para llenar un cargo que estuvo ocho meses vacante. En poco              tiempo, se "empoderó" y hoy su accionar es celebrado en el mundo              privado y visto con cierta preocupación desde La              Moneda. 
 30 votos              a favor, cinco en contra y una abstención. Esa fue la votación que              el 4 de abril de 2007 le dio el vamos en el Senado al nuevo              contralor general de la República, el abogado de la Universidad de              Chile, Ramiro Mendoza Zúñiga, nacido en 1959.
 Tras este              resultado, el ministro secretario general de la Presidencia, José              Antonio Viera Gallo, respiró con alivio. Terminaban ocho meses de              subrogancia de Noemí Rojas, período que estuvo plagado de dimes y              diretes entre la Concertación y la Alianza, luego de que ésta              bloqueara en 2006 la postulación del abogado propuesto por el              Ejecutivo en primera instancia, Pablo Ruiz Tagle y que el              oficialismo estuviera a punto de hacer naufragar el nombramiento del              propio Mendoza por considerar que "se le había pasado a llevar" con              la decisión.
 
 Sin embargo, esta tranquilidad              sería temporal. El desempeño de Mendoza en el cargo y el revuelo              generado por la difusión del resultado de las investigaciones              desarrolladas, le pusieron bajo la lupa del gobierno.
 
 Es que              si bien hay una buena evaluación, en el mundo privado su accionar ha              dejado en una incómoda posición al Ejecutivo que              -sobre todo tras el caso de las irregularidades en el pago de              subvenciones escolares- ha emitido señales de molestia por la              "filtración" de documentos "que ni siquiera son definitivos sino              preliminares" y la "falta de sutileza" del contralor, al que en La              Moneda se le califica de "demasiado mediático".
 
 Ejemplo de              ello es que hubiese contestado su teléfono personal a un medio de              comunicación a pesar de estar de vacaciones cuando estalló el caso              subvenciones. "Eso es algo que no se entiende", explican en              palacio.
 
 Pero ésta no es la primera vez que una investigación              llevada a cabo bajo su mando causa revuelo.
 
 Por mencionar sólo algunos casos; el pago irregular              de asesorías por parte de Gendarmería, las acusaciones de "falta a              la probidad administrativa" contra la Dirección de Previsión de              Carabineros de Chile (DIPRECA), los desvíos de fondos del Indap, el              informe final de la aplicación del plan Auge, el cierre de los              sumarios en ChileDeportes y las indagaciones en curso acerca de los              dineros fiscales utilizados en Transantiago.
 
 Cada una de estas investigaciones ha              "sacudido el piso" de La Moneda, poniendo en el escrutinio público              no sólo al actual gobierno, sino también otros aspectos de probidad              en anteriores administraciones de la Concertación.
 
 Un              tema no menor si se considera que 2008 y 2009 son años de elecciones              -municipales y presidenciales respectivamente- y que estas              irregularidades podrían convertirse en argumento de              campaña.
 
 Con todo, en palacio no se atreven a              especular que exista "mala fe" de parte de Mendoza, por su cercanía              con la derecha, sino más bien atribuyen su actitud a la              "inexperiencia" y a que "sólo lleva un año en el cargo". No obstante              eso, aseguran que es posible "mejorar la coordinación" con Mendoza              lo que se hará a través del diálogo y "no de la presión",              .
 
 
 
 Golpe de              timón
 
 No sólo el gobierno se ha visto              remecido por el enfoque que le ha dado el nuevo contralor a la              gestión del organismo.
 
 El 28 de noviembre de 2007 los              funcionarios de la Contraloría General de la República recibieron              con sorpresa la solicitud de renuncia a 24 jefes y subjefes del              servicio, incluyendo a la subcontralora Noemí Rojas, que llevaba 41              años en funciones en la entidad.
 
 El objetivo de la              medida, según explicó en su momento el propio Mendoza, era              "estandarizar" los procedimientos del organismo fiscalizador y              terminar con la "disparidad de criterios" dentro del              mismo.
 
 De paso, advirtió que se iniciaría un plan de              "auditorías sorpresa" en diferentes reparticiones públicas.              Tal proceder se ha verificado ya en              intendencias, subsecretarías, planes sociales y programas de              fomento.
 
 Es que cercanos a este profesor de              Derecho Administrativo de la Universidad Católica -calificado como              "meticuloso y detallista"- habría confeccionado una "hoja de ruta"              en el mismo momento que asumió como contralor, elaborada sobre la              base de datos y denuncias previas que no habían sido investigadas              por el servicio. De hecho, aseguran, su próximo objetivo sería la              fiscalización en las municipalidades.
 
 
 
 Balance político
 
 En la              Concertación, la evaluación inicial que hacen de la gestión de              Mendoza es positiva. En el detalle, sin embargo, aparecen las              "sutilezas".
 
 Según el senador Carlos Ominami (PS) es              fundamental que los informes emitidos por el organismo estén              "respaldados" y sean rigurosos". Esto, a juicio del parlamentario,              para evitar que en un primer informe "se genere una gran alarma              pública" y que en el definitivo "no sea más que un volador de luces              que desprestigie a las personas y a los servicios". Una opinión              contraria sostiene el diputado Pablo Lorenzini (DC) quien aseguró              que "el que se conozcan los hechos hace más factible que haya              sanciones efectivas".
 
 En la Alianza no hay críticas. "Está              imprimiéndole un sello y un estilo a la Contraloría impresionante,              que no se había visto en los últimos 40 años" asegura su              directiva.
 
 "Plena confianza" asegura sentir el timonel de la              Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), Alfredo Ovalle,              respecto de la gestión de Mendoza. Este juicio es compartido por su              par de la Cámara Nacional de Comercio (CNC), Pedro Corona, quien              agrega que "era lo que le hacía falta al          país".
 
 
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