LOBBY EN WASHINGTON
Varios asesores de congresistas demócratas tenían vínculos con firmas que hacían 'lobby' por el TLC
Medios de E.U., como el New York Times y The Político (especializado en el mundo del poder en Washington), dedicaron ayer extensos reportajes a explorar los posibles conflictos de intereses.
El único  caso que se había conocido hasta ahora era el de Mark Penn, ex estratega de  Hillary Clinton y presidente de Burson-Marsteller que cayó en desgracia tras  reunirse con la embajadora Carolina Barco para promover el  TLC.
Según el New York Times, la administración Uribe les  ha pagado a los 'lobbistas' más de  un millón de dólares desde comienzos del año pasado.
Un ejemplo flagrante es Glover Park Group, al que Colombia le paga 40.000 dólares anuales. Fue constituido hace pocos años por ex funcionarios de la administración de Bill Clinton, entre ellos Joe Lockhart, su portavoz, y Joel Johnson, asesor de comunicaciones.
En la firma también figura  Howard Wolfson, director de comunicaciones de Hillary y quien asumirá muchas  funciones de Penn. 
Hasta Pelosi  'lleva del bulto'
Wolfson pidió permiso el  año pasado para separarse temporalmente de la empresa, y por eso no figura en  nómina. Pero posee casi un millón de dólares en acciones y mantiene contacto con  sus socios. 
Para rematar, su esposa, Terri McCullough, es la  asesora en jefe de Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara y principal opositora  del TLC. McCullough también posee acciones en Glover.
Johnson,  Madigan, Peck, Boland & Stewart, otra de las compañías contratadas por  Colombia, tiene entre sus directivos a Bill Danvers, ex asesor de Bill Clinton y  cuya misión, dice el Times, es convencer a demócratas pro comercio, como el  representante Joseph Crowley. 
Andrew Samet, subsecretario de Trabajo del  ex presidente demócrata, también asesora a Colombia.
El Times y  el Político (www.politico.com) se refieren al caso colombiano como una  prueba de la intrincada red de intereses que se mueve en Washington. De  funcionarios que tras su retiro entran a firmas de relaciones públicas, donde  representan a grandes grupos económicos o gobiernos extranjeros y,  paralelamente, asesoran campañas políticas que van en contravía de los intereses  de sus clientes.
Los republicanos son  "maestros" en este arte, dice el Político, que cuenta cómo varios de los  asesores del candidato John McCain trabajaron en firmas que representaban a los  responsables de la crisis inmobiliaria en E.U.  
"Para evitar dañar al candidato o a sus clientes,  muchos se ofrecen como voluntarios en las campañas. Así no se puede establecer  un vínculo directo (el salario). Otros se distancian de sus clientes mientras  están en la arena pública. Y algunos, como Penn, tratan de caminar por la cuerda  floja manteniendo ambos trabajos", dice este diario.
Muchos se  preguntan para qué han servido 4 firmas y más de un millón de dólares en gastos  si los demócratas siguen bloqueando el TLC.
Lo cierto, en buena  medida, es que no había otra opción. En Washington, el mundo de los 'lobbistas'  no solo es aceptado y legal, sino necesario para acceder a los círculos de  poder. Perú, por ejemplo, se gastó 3 millones de dólares moviendo su TLC hasta  que fue aprobado a finales del año pasado, y recurrió a algunas de las empresas  contratadas por el Gobierno colombiano. 
Democrats Abroad Colombia, con el TLC
En una carta fechada el lunes y dirigida al senador demócrata Daniel K.  Akaka, Sylvia Alejandre y Andrew Dier, de Democrats Abroad Colombia,  organización que representa a ese partido en el país, urgieron al congresista de  Hawai a votar en favor del TLC.
Esto, según ellos, en consideración a  cuatro razones, ampliamente argumentadas por los republicanos: 
-Colombia  es el aliado más fiel de E.U. en América Latina. Darle la espalda enviaría un  mensaje errado a la región, donde regímenes antiamericanos, como los de  Nicaragua y Venezuela, buscan expandir su influencia.
-Votar en contra  castigaría a un país que está haciendo enormes esfuerzos para mejorar en  derechos humanos.
-Colombia necesita nuevas fuentes de ingresos para no  depender del narcotráfico.
-El tratado beneficiará a la economía  estadounidense.
SERGIO GÓMEZ MASERI
CORRESPONSAL DE EL  TIEMPO
WASHINGTON
Saludos
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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