Una cosilla publicada en La Jornada (Mx),        no me atrevo a comentar pero ahora sé, por fin, que el demonio se viste de        píldora
       aroma (de los grupos de yahoo de Salud        Mental)
       Fobia a la sexualidad        femenina
       La Federación Internacional de        Asociaciones de Médicos Católicos (FIAMC, por sus siglas en francés)        publicó en noviembre pasado, con motivo del 40 aniversario de la encíclica        Humanae vitae del papa Paulo VI, un documento sobre las consecuencias y        amenazas del uso de los anticonceptivos artificiales, sobre todo por haber        provocado un estilo de vida que separa la sexualidad de la reproducción.
       El mensaje de rechazo a la anticoncepción        artificial de esa encíclica no tuvo éxito, toda vez que durante estas        décadas las mujeres pasaron a ser usuarias de los métodos prohibidos por        el Vaticano. En particular, en América Latina más de 70 por ciento de las        mujeres del continente católico han accedido a estas tecnologías modernas        para controlar su fecundidad.
       El extenso artículo contiene 288 notas al        pie de página donde se citan las fuentes consultadas, aunque consta de dos        apartados muy distintos. El primero son estudios biomédicos que documentan        ampliamente las amenazas de los anticonceptivos en la vida no nacida, así        como los efectos secundarios y daños en la salud de las mujeres; en el        segundo apartado hay un cambio total de estilo, pasa a fundamentar las        consecuencias del NO a la fertilidad desde las bases judeocristianas,        consideradas "como la mejor protección para la dignidad del hombre" (menos        mal que no de la mujer), y hay un conjunto de afirmaciones sobre los        efectos en la sexualidad y en la moral, donde ya no se precisa de        evidencia científica.
       Debo reconocer que la lectura de este        documento me resultó interesante en momentos, y en otros, muy cómica.
       Se arranca afirmando que el aborto es la        causa de muerte más frecuente, pues al citar acertadamente que se        registran 42 millones de abortos en el mundo, se concluye que mueren 42        millones de "seres no nacidos" y, desde luego, ninguna otra enfermedad        presenta una mortalidad tan alta. Eso sin considerar las víctimas del        aborto precoz, que es el causado por el uso de anticonceptivos        artificiales.
       Se dedican vastas páginas a demostrar que        todos los hormonales y el DIU, incluyendo píldoras anticonceptivas,        inyectables, parches, implantes y postcoitales, al actuar no solamente        inhibiendo la ovulación sino principalmente evitando la implantación,        sobrepasan el límite éticamente aceptable y, en consecuencia, "la píldora        no solamente es anticonceptiva, sino también abortiva (...) Hoy en día 100        millones de mujeres toman la píldora; si hacemos los cálculos        correspondientes, hay una destrucción de embriones del orden de entre 3.2        y 11.4 millones al año".
       Después se documentan exhaustivamente los        riesgos de cáncer cervical, endometrial, ovárico, de mama y de hígado,        efectos en el aparato circulatorio y el metabolismo por el uso de        hormonales, aunque también reconocen algunos beneficios de las píldoras en        la salud de la mujer. Pero nunca se menciona la importancia de las        indicaciones y contraindicaciones, ni cómo éstas permiten a médicos y        mujeres manejar con relativo conocimiento de causa las decisiones sobre el        uso de tales fármacos.
       En seguida viene la fobia a la sexualidad        femenina, esa que se separa de la procreación. "Según Grant, la tasa de        suicidio entre las mujeres es el doble de las que no toman la pastilla
        las mujeres intentan suicidarse cuatro veces más a menudo que las que se        protegen con un diafragma". Además "hay una disminución de la libido que        va de la depresión hasta la pérdida total en mujeres usuarias de        anticonceptivos, justificable por un lado por el efecto de las hormonas,        por el otro por la separación prácticamente perfecta de sexualidad y        procreación causada por la píldora. Es conocido que la posibilidad de        quedar embarazada por sí misma ya estimula considerablemente la libido".        También "el sentido del olfato cambia, por lo cual el olor de la pareja        podría pasar a ser molesto de repente. Podría ser esto un factor, entre        otros, de las tasas de divorcio más elevadas de los últimos 30 años".
       No me cabe en este espacio el sinnúmero de        estragos que se asocian con el uso de hormonales, pero "el efecto se        asemeja al de un terremoto. La separación de la sexualidad y la        procreación propicia la autodeterminación propia de la mujer, pero la daña        profundamente en el centro de su feminidad, incluso de su maternidad, se        crea una polarización, una tensión, que al final, a causa de una        contradicción irresoluble, desgarra el corazón de las mujeres y madres        (...) El NO a la fecundidad es el NO al Creador. Otras causas de la        anticoncepción son: hedonismo, pérdida de la fe desconocen que las        usuarias de hormonales y aun quienes han abortado siguen creyendo en Dios        y en la Virgen de Guadalupe, libertinaje, sexualidad como producto del        consumo y feminismo". Este último efecto realmente me asustó muchísimo,        pero no me quedó claro si en alguno de esos estudios consultaron a las        mujeres que usan anticonceptivos.
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