¿Qué define la calidad del agua?
La calidad del agua es  un factor que incide directamente en la salud de los ecosistemas y el bienestar  humano: de ella depende la biodiversidad, la calidad de los alimentos, las  actividades económicas... Por tanto, la calidad de su agua es también un factor  influyente en la determinación de la pobreza o riqueza de un país.
Desde  la perspectiva de su gestión, la calidad del agua se define por su uso final.  Así, el agua para el recreo, la pesca, la bebida o como hábitat para organismos  acuáticos requiere de mayores niveles de pureza, mientras que para obtener  energía hidráulica, por ejemplo, las normas de calidad son mucho menos  importantes. Sin embargo, debemos tener en cuenta que después de su uso el agua  suele volver de nuevo al sistema hidrológico, de manera que si se deja sin  tratamiento puede acabar afectando gravemente al medio.
¿Cuál es el estado de la calidad del agua en nuestro  planeta?
El aumento de la población, la masiva urbanización,  el vertido de nuevos patógenos y productos químicos procedentes de las  industrias y el auge de especies invasoras son factores clave que contribuyen al  deterioro de la calidad del agua en todo el mundo, a los cuales se está sumando  ya el cambio climático. Según Naciones Unidas, la calidad del agua en nuestro  planeta está disminuyendo cada vez más rápido.
¿Cómo influye el hombre en la calidad del  agua?
La sobrecarga en los sistemas de tratamiento de aguas  residuales municipales e industriales -o directamente, la ausencia de estos  sistemas- provoca que se viertan todo tipo de residuos (orgánicos, químicos)  directamente al medio. La correcta gestión de aguas residuales se está  convirtiendo en un problema mundial, ya que la mejora y ampliación de las  infraestructuras de tratamiento no está creciendo al mismo ritmo que la  población urbana y el desarrollo de las economías, denuncia Naciones  Unidas.
¿Cómo afecta el cambio climático a la  calidad del agua?
El aumento de las temperaturas y los  cambios en los patrones hidrológicos (sequías e inundaciones) afectan a la  calidad del agua y agravan su contaminación por sedimentos, nutrientes, carbono  orgánico disuelto, agentes patógenos, pesticidas... Además, el aumento del nivel  del mar provoca la salinización de aguas subterráneas y estuarios, reduciendo la  disponibilidad de agua dulce para consumo humano y para los ecosistemas  en las zonas costeras.
¿De qué manera la calidad del  agua afecta a la salud humana?
A pesar de la mejora  progresiva en la prestación de servicios de saneamiento desde 1990, el  suministro de agua potable y saneamiento a gran parte de la población humana  sigue siendo un desafío. Hoy en día, 1.100 millones de personas en todo el mundo  todavía carecen de acceso a abastecimiento de agua potable y más de 2.600  millones carecen de acceso a un saneamiento mejorado.
Según la  Organización Mundial de la Salud (OMS) cada año se diagnostican 4.000 millones  de casos de diarrea, además de otros millones de enfermedades asociadas a la  falta de acceso a agua en condiciones de salubridad. En consecuencia, cada año  mueren más de 2 millones de personas, la mayoría niños menores de cinco  años.
  
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