Reconstruir la reputación de las empresas, tras la borrasca
Así como los gobiernos occidentales responden a una crisis sistémica y sus efectos en la economía cotidiana, la reputación de una firma empieza ya a pesar mucho más de lo habitual en decenios. Industrias y compañías con problemas de imagen arriesgan incurrir en las iras de legisladores, reguladores, políticos y el público.
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MAR 30 MAR 2010 | 12:56
Para peor, la credibilidad del sector privado afecta su capacidad de influir  en cuestiones polémicas; por ejemplo, proteccionismo o ambiente, claves para el  futuro mundial.
Todos lo saben: una "tormenta perfecta" ha sacudido a grandes  compañías norteamericanas. Ahora, deben hacer notables esfuerzos para recobrar  imagenn. Así lo plantean David Court y Alberto Marchi, del McKinsey Institute,  filiales de Dallas y Milán.
Problemas que  pesan
Los ejecutivos superiores saben perfectamente a qué punto  llegan a pesar en la reputación los problemas de responsabilidad social  empresaria (RSE). La mayoría reconoce que ciertas compañías, en determinados  sectores particularmente financieros-  transgreden contratos con clientes,  consumidores, accionistas, proveedores, autoridades, contribuyentes,  etc.
También se sabe que esas percepciones parecen perjudicar con creciente  amplitud a los negocios. Así lo refleja una nueva encuesta de la publicación  trimestral de McKinsey sobre estamentos directivos alrededor del globo.  Por ejemplo, 85 y 72% de las muestras, respectivamente, admiten que flaquea la  fe pública en las grandes compañías y en el mercado libre.
Según otra fuente,  el barómetro Edelman de confianza (ETB) 2009, 62% de respuestas en sus sondeos  en veinte países ofrecen similar panorama. "La gente hoy se fía de las empresas  menos que hace unos años", observan quienes compilan un indicador que el  instituto considera casi como propio.
Los alcances presentes del desafío a la  reputación son consecuencia no sólo de la velocidad o la severidad de  acontecimientos económicos inesperados. También resultan de entornos de opinión  que datan de cierto tiempo. Estos cambios incluyen el avance de redes sociales y  participación en la web, el auge de organismos no gubernamentales (ONG)  y otras instancias, que reflejan la declinación de la publicidad como  instrumento de RSE. En conjunto, esas fuerzas promueven un escrutinio a fondo  sobre las compañías, que devalúa las relaciones públicas convencionales  como  promotoras de reputación.
Acciones  directas
Ahora, como nunca, serán las acciones directas no los  rodeos- las que construyan o reconstruyan reputación. Las organizaciones deben  escuchar mejor, a fin de percibir temas y cuestiones emergentes, reforzar la  comprensión de los nexos con grupos de interés críticos e ir más allá de las  RR.PP. tradicionales activando redes de apoyo capaces de influir sobre estratos  claves de la sociedad o el mercado. Cumplir eficazmente esa tarea significa  avanzar en complejidad y coordinación interna de esfuerzos que apunten a la  imagen.    
Algunas compañías, por ejemplo no sólo usan claras  técnicas conductistas se segmentación, para entender mejor las preocupaciones de  los grupos de interés. También movilizan equipos multifuncionales para hacer  inteligencia y reaccionar rápidamente amenazas de largo alcance contra la  reputación. 
Una clave para penetrar barreras estructurales capaces de trabar  aquellos esfuerzos es una cúpula comprometida con el liderazgo. Vale decir,  ejecutivos superiores con posibilidades, en el actual entorno, de diferenciar  sus compañías con firmeza y talento, como lo demanda la situación. En momentos  cuando el capitalismo está por el suelo, los dirigentes tienen el deber de  consolidar la reputación de sus empresas y de los mercados.
Mal preparadas
La crisis financiera subraya hasta qué  grado las compañías estaban mal pertrechadas para manejar dos cambios  importantes en el contexto de la reputación. Primero, la influencia de los  grupos indirectos de interés (ONG, activistas comunitarios, redes sociales) ha  crecido y crece mucho. Así, la cantidad de ONG registrada en Naciones Unidas  pasa de cuatro mil, contra menos de mil hace veinticinco años. Esta  proliferación impone a los negocios satisfacer expectativas en una vasta gama de  asuntos, desde derechos civiles o cambios climáticos hasta obesidad y uso del  agua.
Segundo, la multiplicación de tecnologías en medios y su variedad,  junto con el surgimiento de plataformas en Internet, otorga a individuos y  organizaciones nuevos canales útiles para someter al sector privado a un  escrutinio crecientemente mayor y extensivo. Esta revolución en comunicaciones  significa, además, que ciertos problemas malas condiciones laborales,  contaminación-, tolerables en algunas regiones,  dejen de serlo en otras  por acción de periodistas, investigadores o bitácoras en la web  ("blogs"). 
Por consiguiente, lo que antes eran riesgos  operativos fallas en procesos, personas o sistemas- se traducen hoy en azares  de reputación cuyos costos excederán por lejos los de aquellos antiguos  deslices. Así, en los bancos la privacidad de datos (cuentas numeradas  inclusive) hace a la imagen de esas entidades. En farmoquímica, los malhadados  ensayos clínicos de Merck con Vioxx, un analgésico, fueron desastrosos para la  reputación del laboratorio por falta de transparencia.
Sistemas  anacrónicos
En un contexto tan disperso y multifacético, las  compañías han de recoger datos sobre potenciales riesgos a la reputación por  toda la estructura, analizarlos mediante métodos complejos y encarar las  acciones necesarias para mitigarlos. Ello puede involucrar alianzas entre partes  (gobiernos inclusive) y coordinación para actuar velozmente.
Muchas firmas,  por el contrario, se respaldan en pequeños, centralizados departamentos de  RR.PP., no de RSE, incapaces de detectar a tiempo o examinar bien amenazas a la  reputación. Por ende, esos equipos convencionales no saben tratar con una  ONG.
En cuanto a los gerentes de división, pueden rastrear peligros de ese  tipo, pero a menudo no advierten sus alcances reales. ¿Por qué? Porque el  sistema de comunicación interna puede inhibirse al carecer de métodos  consistentes para cuantificar el riesgo inminente.
Si las  responsabilidades de manejar estos problemas suelen ser poco claras, las  reacciones a desafíos de reputación se limitarán al corto plazo, serán ad  hoc y puramente defensivas. Una paupérrima mezcla, dadas las inquietudes  actuales del público y diversos grupos de interés. Esto plantea un problema que  las compañías debieran resolver pronto: aun si los desafíos a la reputación  subrayan la relevancia de buenas RR.PP., las empresas tendrán dificultades si se  apoyan sólo en ellas y no perciben las causas  fundamentales.
Fácil y difícil
Un punto de  partida lógico para quienes buscan un juego más abierto consiste en crear una  red de alarma temprana, a fin de que los ejecutivos se den cuenta pronto de  problemas atinentes a la imagen de la firma. En la experiencia de ambos autores  y de McKinsey, la mayoría de organizaciones funcionan bastante bien para seguir  menciones o señales de la prensa y muchas ya rastrean una multitud de voces en  el ciberespacio o entre ONG. No obstante, aunque sean acciones efectivas y  requisitos indispensables para responder a grupos de interés, no son las tareas  más duras. 
Algo mucho más complejo es prepararse para afrontar amenazas  serias a la reputación cuya frecuencia potencial y costos han subido  enormemente. Esto refleja un clima proclive a presiones originadas en  legisladores, reguladores, OBG y el público. En suma, un contexto menos propicio  para los negocios donde las amenazas pueden mimetizarse en cuestiones atinentes  al desempeño mismo de una compañía.
Aprestarse para responder a esos peligros  con instrumentos de RSE obliga  a destacar tres prioridades. Primera,  reunir datos suficientes para comprender a los principales grupos de interés y  sus actitudes. Segunda, enfocarse en lo que importa más al mayor número de estos  públicos. Tercera, tratar de influirlas mediante técnicas mucho más complejas  que las de RR.PP. convencionales.
Saludos,
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
DIPLOMADO EN GESTION DEL CONOCIMIMIENTO DE ONU
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Celular: 93934521
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