La buena educación según Eduardo Gras
Alejado de la vida empresarial al mando de Socovesa, su empeño ahora está puesto en la Corporación Educacional Emprender, que maneja tres colegios en Santiago y otros dos en el sur. Plantea que la educación requiere una reforma profunda, que parta incluso desde la enseñanza pre-básica, y habla, sin tapujos, de mayores aportes del mundo empresarial por la vía tributaria.
Por Cristián Rivas Neira
En abril de 2009 Eduardo Gras dio un giro  radical a su vida empresarial. Dejó atrás la presidencia de Socovesa y puso en  manos de sus hijos la mayor parte de su propiedad accionaria. Atrás quedaban  hitos importantes, como haber hecho crecer la firma desde Temuco al resto del  país, abordar la compra de Almagro para lograr un mayor posicionamiento o abrir  la compañía a bolsa. Todo eso era parte del pasado. Lo que tenía en mente desde  ese momento era dedicarse en cuerpo y alma a su otra pasión: la educación. Y en  eso ha estado trabajando firme desde entonces.
Cuenta que ha tomado con  mucha energía y entusiasmo este desafío, que desarrolla a través de la  Corporación Educacional Emprender, entidad que había formado quince años antes y  que hoy gestiona cinco colegios -tres en Santiago y los otros en Osorno y  Temuco-, con una matrícula de más de cinco mil alumnos. Su desafío personal y  que ha transmitido a todos sus colaboradores, es trabajar por una educación de  calidad para sectores de clase media y baja, algunos de ellos muy vulnerables.  Por eso, tiene mucha autoridad para hablar de lo que está sucediendo con el  actual movimiento estudiantil y para plantear algunas posibles  soluciones.
Plantea que el movimiento estudiantil que ya se extiende por  tres meses tiene como eje central justamente la inequidad que deja fuera de las  oportunidades a cientos de jóvenes por no tener acceso a una educación de  calidad, que se mezcla con la falta de recursos económicos para otro porcentaje  que teniendo posibilidades académicas no puede enfrentar esos  pagos.
"Personalmente creo que en un país no se puede permitir que un  joven capacitado deje de estudiar y obtener una profesión con la que será un  aporte para el país por falta de recursos, y si los recursos no están el Estado  debiera proveerlos", dice de entrada, aunque reconoce que esa no es la solución  al problema de fondo.
- ¿Por dónde debe venir la mano?
- Si  miramos quienes llegan a la universidad hoy y analizamos sus conocimientos, de  inmediato se refleja en ellos la carga de una educación de mala calidad. Si  queremos de verdad hacer una reforma educacional que cambie las cosas y que haga  de la educación una de las herramientas para terminar con la inequidad y con la  gran diferencia en los ingresos de los chilenos, debemos comenzar por hacer  cambios desde la educación pre-básica. En esa forma sí, en los próximos 10, 15 ó  20 años, vamos a tener una juventud preparada, que podrá acceder a la  universidad para obtener títulos profesionales que realmente le signifiquen la  posibilidad de mejorar su condición de vida. Hoy muchos jóvenes que egresan de  la universidad sólo obtienen frustración porque una parte importante tiene que  desempeñarse en trabajos que son ajenos a lo que estudiaron.
Agrega que  hoy la cobertura de jardines infantiles alcanza apenas a la mitad de los menores  en edad para asistir a estos centros, pese al trabajo que se ha realizado desde  el gobierno de Michelle Bachelet y a lo que han desplegado en paralelo otras  organizaciones como el Hogar de Cristo y la Cámara Chilena de la Construcción.  "Todos los niños de Chile debieran estar yendo al jardín infantil porque ese es  el momento en el que se estimulan las capacidades de las personas",  afirma.
Reforma tributaria ya
Haciendo eco de la opinión de  varios especialistas, Eduardo Gras plantea que la inversión que tiene que  hacerse en educación debe significar un esfuerzo nacional. 
"Desde el  punto de vista de los empresarios, ese esfuerzo debe tener un sentido. Para el  empresario no sólo o únicamente es importante el crecimiento económico. También  lo es la tranquilidad social y el poder desarrollar su negocio en un país  equitativo, en que no existan grandes diferencias entre ricos y pobres".  
- ¿Eso significa que está de acuerdo en que los recursos que se  necesitan para impulsar una reforma educacional deban salir del bolsillo de los  empresarios?
- Los empresarios somos conscientes de que existen dos  fuentes principales de recursos para impulsar una reforma educacional como la  que el país reclama y necesita urgentemente. Para ello se requieren recursos de  a lo menos US$ 2.000 millones adicionales por año, durante los próximos diez  años. Esas dos fuentes de financiamiento son las reservas que tiene el país o  una mayor recaudación tributaria.
Como también somos partidarios de que  el país mantenga sus equilibrios macroeconómicos, usar las reservas  internacionales de manera indiscriminada para resolver este problema me parece  que podría tener efectos muy dañinos para el país, especialmente para el sector  exportador y sus trabajadores. De tal manera, y en ese sentido adhiero a lo que  ha dicho Jorge Awad, el presidente de la Asociación de Bancos, de que en causas  tan nobles como es tratar de que los niños y jóvenes chilenos tengan una  educación de calidad, los empresarios no nos podemos restar.
- ¿Cree que  haya disposición del empresariado para hacer esta reforma tributaria?
-  Si reconocemos que existe el problema y que para resolverlo se necesitan  recursos que hoy no están y que para hacer una inversión se requiere no  solamente las ganas sino que tener claridad del financiamiento, desde el punto  de vista del empresario es imposible que uno se niegue. La retribución es que  vamos a tener un país más justo y equitativo, y el empresariado va a poder  desenvolverse de una manera mejor, más eficiente, con más paz social. La imagen  país va a mejorar. He escuchado muchos empresarios quejándose por el deterioro  que las manifestaciones están provocando a la imagen de Chile. Y por otro lado  he visto que en privado casi todos reconocen la justicia de las demandas de los  estudiantes. Si juntamos las dos cosas y somos consecuentes, obviamente no  podemos negarnos a una reforma tributaria.
No voy a decir de cuánto  debería ser el aumento del impuesto a la renta o por qué lado se tiene que  abordar, por que se trata de un tema muy técnico. Lo que creo es que los  impuestos son la forma sana que tiene un Estado, un país y un gobierno para  resolver los problemas que se plantean, cuando le parece que son justos ¡y este  vaya que lo es!
- Y por el lado del lucro, otra de las críticas
 ¿qué  opina?
- Estoy completamente de acuerdo con lo que dijo el nuevo  ministro de Educación, Felipe Bulnes. Fue muy claro en sostener que respecto del  lucro en las universidades se debe cumplir la ley. Y la ley dice que las  universidades en Chile serán gestionadas por corporaciones sin fines de lucro.  Hoy día sabemos y vemos que efectivamente eso no se cumple. Creo además que no  debiera existir lucro en toda la educación que recibe aportes del Estado.  
- ¿La educación debe volver a manos del Estado como se  plantea?
- Sería ideal que la oferta educacional gratuita de parte del  Estado, tuviera altos niveles de calidad. No tengo una opinión muy formada  respecto de si el Estado debe actuar a través de municipalidades, corporaciones  o el ministerio. Lo que sí tengo claro es que con $ 40 mil mensuales, que es hoy  la subvención escolar, es imposible otorgar una educación de calidad. De hecho  en la actualidad, tanto la educación municipal como la particular subvencionada  requiere de recursos adicionales que provienen del propio presupuesto municipal  o del financiamiento compartido que pagan los alumnos de estos  últimos.
Debemos, en suma, fortalecer con mayores recursos la educación  municipal y a través de la nueva Superintendencia de Educación fiscalizar a  todos los colegios, para que la educación que otorgan sea de calidad. Al que no  cumple se le debe sacar del sistema.
 
   
   
   
   
 
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