Por qué caemos mal
Publicado el 04/10/2007, por Ana Martínez
Algunas personas no consiguen caer bien a casi nadie. Pero, afortunadamente para muchos, es posible aprender carisma: según los expertos, no se trata de una cuestión de genes sino de habilidades sociales.
"Sólo dedico el Mundial a tres personas". Después de  ganar por primera vez el campeonato del Mundo de Fórmula Uno, Fernando Alonso  sorprendió con este peculiar agradecimiento que aludía a la falta de ayuda de su  equipo. Para muchos, un prepotente. Para otros, un bocazas. Para la mayoría, un  triunfador con escasas habilidades sociales. ¿Cómo caer bien? En el lado  contrario, Rafa Nadal, que tras ganar un partido aseguró: "Me faltan muchas  cosas por mejorar. Para empezar, la volea, y también el saque, que esta vez ha  estado regular". 
Hay personas que tienen la extraña habilidad  de ganarse el cariño de la gente con sólo estrecharle la mano. Y otras que, por  más que lo intentan, no lo consiguen. En ocasiones se trata de un problema  genético: el síndrome de Williams, que se produce por la ausencia de un  fragmento de uno de los cromosomas 7, ocurre en uno de cada 20.000 nacimientos  y, entre otras cosas, provoca que el cerebro actúe de forma "excesivamente  sociable, sin identificar el rechazo o la aceptación social", explica un estudio  del Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos.
Pero, en la  mayor parte de los casos, se trata de un problema de experiencia vital: "Los  siete primeros años de vida son básicos. En esta etapa se forma la personalidad  y se aprende a manejar la inteligencia emocional", explica Gerardo Pastor,  catedrático de Psicología Social de la Universidad Pontificia de Salamanca. "La  primera impresión es importante porque es muy duradera y muy difícil de  eliminar. Surge del aspecto físico (gestos, forma de vestir, rasgos de la cara)  y de lo que se diga (el cerebro es capaz de percibir el número de palabras por  minuto)". 
Pero quienes siempre caen mal a los demás no tienen de qué  preocuparse: es posible aprender carisma. El psicoterapeuta Luis Muiño asegura  que "el problema es de hábitos de comunicación. Para caer bien, hay que  establecer puentes comunes: la gente que cae mal no lo hace. Hay a quien no le  importa, pero otras personas tratan de hacer el esfuerzo y no lo consiguen  porque aplican estrategias muy rígidas. Por ejemplo, para caer bien es necesario  contar siempre un chiste. Pues no. Depende de la persona que tienes delante. Hay  que explorar al interlocutor". 
Ser líder es caer bien, explica Múñiz. Es  imposible serlo sin tener carisma. "Un líder que ha llegado a serlo es porque ha  conectado con mucha gente. Quizá Bush caiga mal en España, pero consigue  conectar con su público potencial. Y precisamente eso que hace o dice para  llegar a ese público es lo que le aleja de otras  personas".
Las 10 reglas de oro  del éxito social 
1) Cuidar los gestos: sonreír, no  tensar los rasgos de la cara (los labios tensos, los dientes apretados  y la mandíbula rígida producen rechazo).
2) Dejar hablar a los  demás y escucharles con interés, tratando de entender cómo se sienten y  de qué manera se les puede ayudar. Si no se está de acuerdo en algo, expresarlo  con corrección.
3) No dar consejos ni decir a nadie lo  que tiene que hacer. Eso coloca a la otra persona en una situación de  inferioridad que no gusta.
4) En las discusiones, evitar los  'mensajes tú', en los que se descarga en el interlocutor la  responsabilidad o culpa de todo el conflicto. Hay que utilizar la  autocrítica.
5) Mostrarse tal como se es. No jugar a  hacerse el simpático. La empatía es la capacidad de emocionarse con otros, y no  es una estrategia ni una técnica comercial. 
6Bromear:  el buen humor actúa siempre como un imán en las relaciones personales. Pero es  importante no abusar de él.
7) Cuidar los detalles:  acordarse de cosas simples como felicitar a familiares y amigos por su  cumpleaños, llamarles por teléfono de vez en cuando o hacer algún regalo.  
8) Ser tolerante: un modo de hacerse querer es aceptar  a cada persona como es, sin prejuicios. Es una cuestión de respeto.   
9) Dedicar atención y tiempo al aseo y al cuidado  personal. La imagen corporal refuerza la seguridad personal y fomenta la  aceptación social. 
10 La gente es buena mientras no se demuestre  lo contrario. Una actitud abierta es fundamental en las relaciones  personales. 
Ser simpático, más importante que el  currículum
Conseguir un determinado puesto de trabajo o  promocionar en el actual no depende únicamente de méritos profesionales. También  de capacidades sociales. El catedrático de Psicología Social Gerardo Pastor es  contundente: "Una mala impresión delante de un currículum perfecto te elimina  directamente de entre los candidatos". En una entrevista de trabajo, la clave  está en "combinar una fuerte asertividad (seguridad en los propios  conocimientos) con la humildad de reconocer la ignorancia en otros asuntos  secundarios". 
Según un estudio de Universidad de Columbia, cómo se  trabaje o qué conocimientos se tengan no garantizan el éxito.  "Tan  importante o más es ser agradable y contar con la simpatía de los jefes y  compañeros", señala. Según los expertos, a estas personas se les recomienda con  mayor facilidad para promociones o aumentos de sueldo. 
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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