Política y democracia
Publicado el: 11-Febrero-2008
De inmediato se presenta la pregunta: ¿Qué tienen que ver una  con la otra? Pocas cosas habrá tan lejanas, tan disímiles. Y sin embargo... Lo  llaman "Favs", y cuando era un muchacho en la universidad, acostumbraba ocuparse  ayudando a las familias pobres en un pueblo de Massachusetts. 
Luego  consiguió un empleo y después otro en las oficinas de un partido político y  después en las de otro, aunque la política no le interesaba. Ahora pasa la mayor  parte del día anotando frases e ideas que después usa en los discursos que  escribe, y que son escuchados por audiencias de 20 mil personas. Se llama Jon  Favreau y es la voz detrás de Barack Obama.
Favreau tiene 26 años, usa el  cabello como los "marines", es blanco y "le da un aire" a Brad Pitt. Hace cuatro  años escribió el discurso que pronunció a nombre de su generación en el Colegio  de Santa Cruz de Worcester, Massachussets, -un pueblo cuyos habitantes podrían  vivir, todos, en una colonia de la Ciudad de México. 
Aún estudiaba en el  Colegio de la Santa Cruz en 2004, cuando fue invitado a hacer sus prácticas en  el equipo del entonces candidato a la presidencia de Estados Unidos, John Kerry.  Estuvo ahí seis meses, y un día antes de graduarse obtuvo un puesto como  asistente en la Oficina de Medios. Poco después fue invitado a trabajar con  Obama.
Un día de invierno de 2005 se sentó con el senador por Illinois.  "Me preguntó qué pensaba acerca de escribir discursos", contó al periódico de su  colegio. "Le recordé que en el discurso que pronunció en la Convención Demócrata  de 2004 narró una historia que me atrapó. Pensé que por una vez un demócrata  había contado una historia americana, y eso era importante para mí.
Desde  hace unos años, figuras como la de Favreau son frecuentes en los grupos cercanos  a los que ostentan el poder. No son tan influyentes como fue el Cardenal  Richelieu en la corte de Francia, pero su voz es escuchada por los gobernantes,  y sus palabras son adoptadas por ellos como si fuesen propias. 
Cuando se  escriben estas notas no se ha decidido aún quién será el candidato demócrata en  las elecciones para Presidente de los Estados Unidos en el próximo otoño.  
Ambos precandidatos -Hillary Clinton y Barack Obama- tienen ya un buen  número de seguidores, de forma que se espera una buena pelea. Aunque no es lo  reñido de la contienda lo que ha capturado la atención de los estadounidenses,  sino el hecho -insólito- de que la disputa se dé entre una mujer blanca y un  hombre negro. 
Porque aunque legalmente en Estados Unidos no existe  diferencia alguna por motivo de sexo o de color, la realidad es diferente y,  aunque muy bien controladas, las diferencias raciales se reflejan en el ambiente  político de la nación más poderosa del mundo.
Cualquiera de los dos  candidatos que triunfe en la elección primaria establecerá una diferencia con lo  pasado: el próximo candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos puede  ser una mujer o un negro. De cualquier forma, la democracia estadounidense  volverá a triunfar en este proceso electoral, para bien de esa nación y  consolidación de su gobierno.
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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