¿CUANTO TIENE DE DEMOCRACIA NUESTRA PROPIA DEMOCRACIA?
Nuestras falsas democracias
Vote este artículo
Llamamos "Democracia" a nuestro sistema político porque, en teoría,  se inspira en aquella "Democracia" que floreció en Atenas, en el siglo V antes  de Cristo, pero, en realidad, no existe semejanza alguna entre un sistema y  otro, hasta el punto de que la utilización actual del término "Democracia" para  denominar al sistema que nos gobierna es una auténtica "usurpación" cuyo único  objetivo es robar para el actual sistema el prestigio y la imagen del régimen  que inventó Pericles en Atenas. 
Cuando afirmamos que "no existe ni  una coincidencia" entre un régimen y el otro no exageramos sino que decimos una  pura verdad científica. Allí mandaba el pueblo (demos), aquí los partidos;  aquello era una verdadera democracia, mientras que esto es una partitocracia.  Allí los cargos duraban poco, algunos un sólo día, y se sorteaban entre los  ciudadanos, mientras aquí pueden durar legislaturas y hasta vidas enteras,  mientras que el sorteo ha sido eliminado porque no interesa a los partidos. Allí  las exigencias éticas y los controles de todo tipo a los electos eran terribles,  mientras que aquí sólo se les exige obediencia y lealtad al lider y ni siquiera  podemos exigir a nuestros representantes que sepan idiomas o que tengan estudios  y principios morales. Allí se entendía la democracia como el gobierno de los  ciudadanos y el sistema se basaba en los controles que la asamblea establecía  para que los electos no se corrompieran, mientras que aquí ni existe la  asamblea, ni los ciudadanos pueden controlar a los electos, ni los electos deben  responder ante los ciudadanos. 
En la democracia griega, todo cargo  electo perdía su representación en el momento en que la asamblea dejaba de  confiar en él, pero aquí los electos son inamovibles y entienden que, al haber  sido elegidos por una legislatura, los ciudadanos tienen que soportarlos, hagan  lo que hagan, durante todo ese periodo. 
Pero lo más grave es que si  uno analiza los textos clásicos (Tucídides, Jenofonte, Aristóteles, Platón y  otros), descubre que el sistema griego era furiosamente "amateur", mientras que  el nuestro es cada día más "profesional, con gente acostumbrada a "vivir de la  política" que es capaz de hacer cualquier cosa con tal de no abandonar los  privilegios y ventajas del cargo. El sistema griego estaba ideado para evitar  que ocurriera precisamente lo que ocurre en nuestras falsas democracias  actuales: que el poder dejara de ser del "pueblo" (demos) y pasara a ser  controlado por los poderosos (oligo), que la democracia se transformara en  oligocracia. 
Para evitar la temida oligocracia, los griegos crearon  un ferreo sistema de controles basado en cargos elegidos por sorteo, que tenían  una duración muy corta y con los electos pagados por la comunidad y vigilados  muy de cerca por el pueblo para que se mantuvieran pulcros. 
Cuando  los filósofos de los siglos XVII y XVIII idearon la democracia moderna,  quisieron "copiar" el sistema griego y establecieron controles teóricamente  férreos, también para evitar la oligocracia. Aquellos controles eran, entre  otros, una sociedad civil fuerte, separada del gobierno y bien articulada, con  poder suficiente para servir de "contrapeso" al Estado; la separación estricta  de los poderes básicos (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) que debían ser  independientes y vigilarse mutuamente; unos partidos políticos situados a mitad  de camino entre el pueblo y el gobierno y una prensa libre y crítica autorizada  por la ciudadanía para que ejerciera control y fiscalizara a los poderes  públicos. 
Hoy no queda en pie ni uno sólo de aquellos antiguos  controles. Los partidos políticos los han dinamitado y nuestra democracia es ya  una auténtica oligocracia de partidos y políticos profesionales: la sociedad  civil está invadida por el gobierno y por los partidos, que controlan a sus  grandes pilares (universidades, medios de comunicación independientes,  sindicatos, fundaciones, asociaciones, cajas de ahorro, etc.) a través de  subvenciones y contratos, cuando no con sillones de políticos sentados en sus  consejos y patronatos; los poderes básicos del Estado (Ejecutivo, Legislativo y  Judicial) están ferreamente controlados por los partidos, que ni siquiera se  ruborizan a la hora de nombrar magistrados o de imponer a los parlamentarios  electos la lealtad al partido por encima de la lealtad a los electores; los  partidos políticos han dejado de estar "a mitad de camino" y se han incorporado  al Estado, abandonando al pueblo; la mayoría de los medios de comunicación están  bajo control del poder político o, lo que es peor, han tomado partido por uno u  otro bando, abandonado al ciudadano; por último, el papel de la ciudadanía ha  quedado devaluado y el ciudadano señor de la democracia griega, es apenas un  fantoche en nuestras falsas democracias modernas, sin capacidad de exigir a los  electos y sin poder para ejercer controles ciudadanos, que han sido suprimidos,  sin que la colectividad pueda ya ni siquiera castigar a los políticos corruptos,  que siempre encuentran cobijo y amparo en sus formaciones  políticas. 
Si esto es una democracia, que venga Dios y lo  vea. 
miércoles 04 Junio 2008
CONSULTEN, OPINEN , ESCRIBAN LIBREMENTE
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en RSE de la ONU
www.consultajuridicachile.blogspot.com
www.el-observatorio-politico.blogspot.com
www.lobbyingchile.blogspot.com
www.biocombustibles.blogspot.com
www.calentamientoglobalchile.blogspot.com
oficina: Renato Sánchez 3586 of. 10
Telefono: 5839786  2084334
e-mail: rogofe47@mi.cl
Santiago- Chile
Soliciten nuestros cursos de capacitación y consultoría en RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL  LOBBY  BIOCOMBUSTIBLES y asesorías a nivel internacional y están disponibles para OTEC Y OTIC en Chile
 
 
No hay comentarios.:
Publicar un comentario