INNOVACION:
REINVENTANDO LAS BASES DE LA  COMPETENCIA
 Gary Hamel
 (Resumen)
Llegar  a donde otros han llegado es necesario para seguir en el juego, pero los  ganadores serán los que tengan la habilidad de inventar nuevos juegos. Las  empresas suelen tener un enfoque interno, y lo que hacen es tratar de cerrar un  vacío de desempeño con respecto de los parámetros conocidos de competitividad.  El benchmarking difiere del abrir nuevos caminos.
         Existen dos tipos de empresas: las rezagadas y las atrevidas. Las  empresas rezagadas suelen afrontar sus problemas mediante la transformación  organizacional, lo cual es realmente un problema secundario, siendo su principal  problema la transformación de la industria. Las rezagadas deben sus problemas a  que no supieron ver el futuro que se acercaba.
         Comúnmente se cree que la estrategia es la parte fácil y la  implementación la parte difícil. Realmente ambas son difíciles, la mayor parte  de los problemas de implementación de las empresas rezagadas son problemas de  visión de futuro disfrazados. O sea, que los problemas de operación se deben a  no percatarse de que las bases de la competición y la naturaleza del cliente  están cambiando.
        Para  ser una empresa atrevida se requiere aprender una o dos cosas. Primero, a  reinventar el espacio competitivo existente, principalmente cambiando de manera  fundamental las reglas de participación. Y segundo, a crear un nuevo espacio  para satisfacer las necesidades que los individuos y las empresas no se han  enterado que tienen.
        Para  reinventar las bases de la competición es necesario ser diferente como compañía,  lo cual requiere estar dispuesto a cuestionar unos de los supuestos  fundamentales propios que se tienen sobre cómo competir en la  industria.
Reformular  la competencia
 Porter  presentó una visión de la competencia en un mercado de producto ya existente,  con fronteras de la industria claras, competidores y cadena de valor definidos.  Porter suponía una industria bien estructurada, que intenta dividir el superávit  económico. El punto de partida fundamental era típicamente la definición de la  industria en que se compite y cuál es la segmentación de ésta. Actualmente en  muchas industrias, ya no existe claridad en sus fronteras, estructura, ni en la  cadena de valor o en los papeles de los participantes. Es difícil saber quién es  competidor y quién no lo es.
        Lo  que antes era fundamental para elaborar la estrategia, la definición de la  industria y su segmentación, hizo confundir la táctica con la estrategia, porque  limitaba al negocio dentro de su industria y no fomentaba el aprovechamiento y  creación de oportunidades.
Entendiendo  el futuro
 El  gran reto acerca de crear el futuro no es predecirlo, ya que no hay datos  patentados sobre él. El reto es imaginar un futuro verosímil; el futuro que  podemos crear y que nos otorga oportunidades únicas. Hay una serie de  condiciones limitantes que tenemos que entender, como qué pasará con los estilos  de vida, la tecnología, la regulación, etc. Después, es necesario desarrollar un  sentido profundo de "discontinuidades", las cosas que están impulsando o pueden  impulsar el cambio. Hay diversos niveles de conocimiento  sobre los diversos factores que van a  abrir posibilidades para la revolución de la industria. El conocimiento está  ahí, pero las habilidades de las personas para construir oportunidades  imaginativas y motivadoras difiere mucho.
        Para  crear nuevas oportunidades tienen más capacidades las personas y empresas  creativas e imaginativas, contradictorias (que cuestionan los supuestos básicos  y la sabiduría existente) y las curiosas.
        Si  una empresa está interesada en conocer el futuro, la mayor parte de lo que  necesita aprender sobre el futuro va a aprenderlo fuera de su  industria.
La  innovación en organizaciones
 La  mayoría de las empresas no tienen un líder brillante e intuitivo al mando, por  lo cual el énfasis excesivo en la figura del líder perjudica la generación de  oportunidades.
         Conviene llegar al futuro en primer lugar, aunque muchos prefieren dejar  que otros corran el riesgo y abran caminos para después llegar y explotar las  oportunidades que los pioneros han creado. Esta última idea se basa  principalmente en dos creencias muy cuestionables:
1.   Los  pioneros tropezarán o fallarán.  Ésta es una afirmación que no siempre es cierta, por lo que no conviene dejar  que el futuro de la empresa dependa de los errores de la competencia, ya que  ésta es cada vez más sofisticada.
2.   Para  llegar primero hay que correr más riesgo que los otros.  Es mentira que conviene tener personas que tomen más riesgos, lo deseable es que  las personas tengan más ambición y que sepan "eliminar el riesgo" de esa  ambición.
Cuando  se compite por el futuro se pueden cometer dos errores en lo relativo al  compromiso:
1.   Infracompromiso.  Es la creencia de que realmente no son predecibles las oportunidades, que sólo  vamos a responder a lo que sucede con agilidad. No es una opción recomendable  porque puede quedarse la empresa al margen de las oportunidades debido a su  carencia de aptitudes o capacidades.
2.   Sobrecompromiso.  Sucede cuando se comprometen recursos mucho antes de tener información detallada  suficiente sobre una oportunidad en particular.
Es  recomendable conocer la tecnología, la demanda, etc., antes que los  competidores, arriesgando menos recursos para obtener ese conocimiento. No se  puede confiar en la ineptitud de los competidores, así como tampoco llegar antes  significa resultar vencedor.
        Una  razón importante por la cual las compañías se rezagan y no pueden prever las  oportunidades es que la creación y puesta en marcha de la estrategia es un  proceso extraordinariamente elitista, lo cual limita la creatividad de la  organización. Los altos directivos suelen invertir su capital emocional en el  pasado, y los jóvenes en el futuro, y estos últimos quedan fuera del proceso de  la estrategia.
Crear  el incentivo
 Pasos  para crear en una organización el incentivo para pensar seriamente en la  estrategia futura:
1.   Crear  un sentimiento profundo de inconformidad con el statu quo. La  gente debe comprender que el éxito actual no es algo permanente, y comprender  las limitaciones intrínsecas del actual motor económico, para lo cual se  necesita honestidad y disposición de los altos directivos para compartir  información.
2.   Equipar  a las personas con nuevas herramientas.  a) La gente debe pensar en campos de oportunidad en vez de pensar en industrias,  b) Pensar en aptitudes básicas en vez de Unidades Estratégicas de Negocios, c)  Pensar en funcionalidad en vez de productos o servicios ya existentes, d) Pensar  en competencia como un proceso de dar forma a la evolución de un nuevo espacio  más bien que competir dentro de un espacio ya existente.
3.   Identificar  los elementos procambio natural en la organización:  los empleados que están deseando que se produzca un cambio. Inculcar un  sentimiento de intranquilidad y aprovechar a quienes ven el cambio como una gran  oportunidad y no como un problema.
Lo  anterior debe hacerse partiendo de la democratización de la estrategia, con el  fin de distribuir la responsabilidad involucrando muchas personas, y de obtener  algo común y compartido.
La  competencia global
 La  competencia global no es competencia entre naciones, sino entre empresas. Se ven  dos carreras en marcha:
1.   La  carrera hacia el futuro.  Es esencialmente una carrera para interceptar y sacar provecho de la economía de  la información.
2.   La  carrera hacia Asia.  Es la carrera para capturar la riqueza que se va a generar ahí. Hay dos puntos  de vista sobre la oportunidad asiática: 
a)   Considerarlo  amenaza para los salarios y la balanza de pagos.  Esta es la opinión más generalizada en Europa y EU. 
b)   Considerarlo  una oportunidad.  Es más común en Japón, quien invierte en esos países capital, equipo y  componentes.
Para  ganar la carrera hacia el futuro, y construir una estrategia con sentido, debe  crearse en la empresa una jerarquía de imaginación, reconociendo que existe  actualmente una jerarquía de experiencia. Esto significa dar una participación  desproporcionada de voz a los jóvenes y a quienes se encuentran en la periferia  geográfica de la organización. El peso de la burocracia y la ortodoxia, así como  la cercanía de la oficina central inhibe la creatividad. Significa dar  participación de voz a los recién llegados. 
        Debe  ejercerse un liderazgo en que el grupo más antiguo de altos directivos combine  la confianza en su habilidad para contribuir, y la humildad para reconocer que  pueden aprender de otros. Involucrar muchas voces nuevas y diferentes en el  proceso de establecer al futuro.
REINVENTANDO  LAS BASES DE LA COMPETENCIA
 Gary  Hamel
 (Crítica)
El  artículo escrito por Gary Hamel afirma que para ser una empresa líder se  requiere reinventar el espacio competitivo existente y descubrir necesidades de  los consumidores que ellos mismos ignoran. Esto implica cuestionar los supuestos  fundamentales de la compañía. Propone el uso de la intuición y la imaginación  combinados con el análisis, y eso completa un tradicional vacío y una  deficiencia de las teorías anteriores sobre estrategia.
         Reinventar el espacio competitivo existente es una tarea fácil para  aquéllas empresas que tienen los recursos necesarios para comprar el  conocimiento. Hamel dice que el conocimiento esta ahí, pero este tiene un costo,  y para crear un producto innovador, que descubra una nueva necesidad del  consumidor, se requiere de fuertes sumas de dinero. De nada sirve que los  consejos sean muy buenos si no pueden ponerse en práctica o si los costos son  muy altos. Por otra parte, una empresa necesita de un conjunto de valores  compartidos, una serie de ideas básicas acerca del papel individual y del rol de  la organización, es el núcleo que da seguridad a los humanos para luchar en un  entorno complejo e incierto. Puede ser peligroso aplicar conceptos que quizá lo  único que consigan sea enturbiar el clima laboral interno y generar presiones  insoportables sobre el personal. No es posible que un percherón compita en  velocidad con un cuarto de milla.
         Involucrar a todos en la elaboración de la estrategia puede resultar muy  difícil cuando el nivel académico no tiene un nivel mínimo necesario, y cuando  las personas no están informadas sobre lo que sucede en su mundo. Los gurúes  basados en un sólo concepto han pasado de moda, el mundo de los negocios es  polifacético y las empresas deben preocuparse de que salgan bien muchas cosas a  la vez, y no sólo una. No debe considerarse menos estratégica la idea de llegar  después del líder, si es esto lo que permite la supervivencia y el buen curso de  una empresa. Lo más importante es ser pragmático, y aprovechar la propia  posición, independientemente que sea de liderazgo o  seguidor.
        Lo  desconocido es por naturaleza incierto, pero encierra oportunidades. Hablar de  una situación de incertidumbre implica un contenido de riesgo, y toda empresa  que apueste a un futuro determinado está comprometiendo recursos, lo cual no es  un gran problema cuando existe una partida destinada para estos fines, pero si  lo representa cuando un negocio está concentrado en sobrevivir. El riesgo es  algo que no puede eliminarse de lo desconocido, y aunque los resultados  positivos lleguen, quizá lo hagan cuando la solidez financiera está en peligro.  Por otra parte, Una empresa puede ser un líder tecnológico, y sin embargo contar  con una participación de mercado mediocre o mala. Por supuesto que también  pueden conjugarse los liderazgos tecnológico y de mercado, pero esto tiene  causales que van más allá de redefinir las reglas de la competencia, el  liderazgo de mercado (que es el que finalmente importa), exige que exista una  solidez administrativa, y no profundos cambios que dejan exhausta a la  organización; requiere que se minimicen en lo posible los errores y los pasos  innecesarios con el fin de elevar la productividad, y también necesita que  periódicamente se cuestionen los supuestos básicos, pero esto debe ser de manera  cíclica, para destinar un tiempo a explotar las oportunidades. Cuestionar los  supuestos fundamentales que definen todo lo relacionado con un negocio,  frecuentemente conduce a ser unos excelentes buscadores, detectores y creadores  de oportunidades, pero pésimos explotadores de éstas.
         Considero más esencial la capacidad de la empresa para identificar los  grupos sociales y los contextos en los cuales existe mayor susceptibilidad a la  adopción de nuevas necesidades (aquéllas que hemos de crear y que redefinirán  las reglas del juego), que la sola búsqueda de un cambio de las reglas del  juego, ya que éstas pueden no ser aceptadas por el resto de los jugadores, y un  jugador no puede competir solo. 
         Respecto de la afirmación de que el futuro no puede predecirse, sino que  hay que crearlo, no puede negarse que una empresa puede jugar un papel decisivo  en la creación del futuro, pero a la vez tiene que convivir con la interacción  que resulta de su creación y de las fuerzas restrictivas que se encuentra ese  intento de creación, como son los intentos de creación de la competencia y la  resistencia al cambio.
        No  puede negarse el alto valor ideológico del artículo, porque presenta una idea  revolucionaria, cuyo principal defecto es el de menospreciar otras posturas  precedentes, sin reconocer que fueron el punto de partida y que sus méritos no  deben ser olvidados, sino instituidos antes de comenzar un cambio hacia modelos  más complejos y dinámicos.
CONSULTEN, OPINEN , ESCRIBAN LIBREMENTE
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en RSE de la ONU
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