| WASHINGTON (EFE).- Bioingenieros        de la Universidad de California han desarrollado un sensor de glucosa que        se implanta en el cuerpo y podría sustituir los pinchazos en los dedos que        deben infligirse a diario millones de personas con diabetes, informó hoy        la revista Science Translational.   De acuerdo con los Centros para el Control de Enfermedades hay en        Estados Unidos casi 27 millones de personas a las cuales se les ha        diagnosticado diabetes, y otros 6 millones que podrían sufrir el mal sin        tener diagnóstico. Otros 57 millones de personas tienen una condición        prediabética.   Las tasas de diabetes son más altas entre los negros e hispanos, y, si        bien es rara la diabetes Tipo 2 en niños y adolescentes, se diagnostica        con más frecuencia entre los indígenas americanos, los negros y los        hispanos. Para controlar los niveles de glucosa en su        sangre, los pacientes con diabetes deben extraerse varias veces por día        una gota de sangre que se impregna en un material reactivo. Los sensores        deben reemplazarse cada siete días. El nuevo sistema, que todavía no se ha probado en humanos, podría        ayudar también a las más de 800.000 personas que usan bombas externas de        insulina. Los científicos de California, en colaboración con la empresa GlySens,        han probado durante un año con animales de laboratorio un sensor de        glucosa implantable y un sistema de telemetría que controla continuamente        la glucosa en la sangre y transmite la información a un receptor        externo. El aparato todavía no se ha probado con seres humanos en un contexto        clínico ni tiene aprobación de la Dirección de Alimentos y Medicamentos        para su uso con humanos. "Este sensor de glucosa permanece insensible a la encapsulización de        tejido por más de 500 días", dijo David Gough, de la UC y autor principal        del artículo. "Esto es un gran paso, desde el punto de vista científico, y        se debe al mecanismo único de detección de oxígeno del sensor". Según el artículo la glucosa y el oxígeno del tejido circundante se        difunden al sensor donde la reacción con la enzima glucosa oxidasa consume        oxígeno en proporción a la cantidad de glucosa presente. El artefacto, que mide casi 4 centímetros de diámetro y tiene un        espesor de un centímetro mide el oxígeno restante, lo compara con un        sensor de oxígeno cercano y transmite la información a un receptor de        registros que tiene el tamaño aproximado de un teléfono celular. La meta de los bioingenieros de California, para los pacientes que        requieren inyecciones de insulina, es lograr que éstas estén reguladas por        la información obtenida del sensor implantado. "Con una bomba de insulina siempre está la preocupación de que pueda        inyectarse demasiada insulina y esto cause niveles peligrosamente bajos de        glucosa en la sangre", dijo Gough. "El sensor podría servir como un        mecanismo de seguridad que prevenga la caída de los niveles de glucosa en        la sangre". Gough, quien cofundó la empresa GlySens, con sede en San Diego, con        Joseph Lucisano, dijo que ha recibido numerosas donaciones de los        Institutos Nacionales de Salud, aprobadas por pares, en apoyo de este        proyecto. EFE | 
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