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 |   | Análisis. Científicos y estudiantes evalúan la  extracción de ácidos grasos para producir biodiesel a partir de algas. Foto:  Isaac Torres |   |  |  
 Científicos del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav)  Unidad Irapuato desarrollan procesos para la obtención de biocombustibles  orgánicos a partir de desechos agrícolas y algas.
 Ambos procesos son  coordinados por Edmundo Lozoya Gloria, investigador del Departamento de  Ingeniería Genética del centro, y se realizan en conjunto con empresas y  financiamiento de Conacyt, lo que brinda un impulso importante a las  investigaciones.
 
 En el primer caso, se emplean como materia prima paja de  maíz, sorgo, trigo, así como madera e incluso piñas de bosque, entre otras, para  producir bioetanol.
 
 El experto explicó que las plantas están formadas por  una pared celular muy dura, formadas por cables microscópicos muy gruesos,  macrofibrillas, y que se componen de cadenas de celulosa rodeadas por lignina,  compuesto que les brinda rigidez y protección.
 
 Uno de los retos para  generar bioetanol en la actualidad es lograr romper esas cadenas de celulosa,  para liberar la glucosa y azúcar, y sean comidas por levaduras y así producir  alcohol.
 
 En el proyecto coordinado en conjunto con Alicia Huazano,  académica del Cinvestav, han aislado 23 microorganismos, de entre cientos,  conformados por hongos y bacterias de diferentes fuentes, que estudian para  saber cuáles son los mejores en degradar esas cadenas de celulosa.
 
 Así,  los científicos buscan qué materias y microorganismos y combinaciones entre  estos dan los mejores rendimientos para producir el bioetanol. Si bien se hacen  pruebas en la planta piloto del centro, se lleva a cabo una colaboración con  investigadores del Instituto de Biotecnología de la UNAM, encabezada por Alfredo  Martínez, para producir un mayor volumen de alcohol, escalando sus procesos de  10 a 100 litros, por medio de procesos termoquímicos y  microbiológicos.
 
 El objetivo primordial es abaratar los costos de  producción del bioetanol, por ello la importancia de obtener una combinación de  elementos que permita obtener los mejores rendimientos.
 
 De acuerdo con el  investigador del Cinvestav, el alcohol producido mediante estos procedimientos  se empleará en un futuro como bioetanol, pero en un corto plazo las empresas  necesitan de éste para sus procesos industriales y otras necesidades, por ello  el desarrollo conjunto con las empresas Petramin y Alcesa.
 
 ALGAS. Los  investigadores desarrollan también procedimientos para mejorar la obtención de  aceite de algas, que si bien de igual forma serviría para su empleo posterior  para producir biodiesel, en la actualidad empresas necesitan de éste para cubrir  sus necesidades.
 
 De acuerdo con el científico, que coordina el proyecto  junto con la académica Montserrat Orencio, las algas son los vegetales con mayor  rendimiento para obtener aceite: a diferencia de la palma que es de los más  empleados, produciendo hasta 6 mil litros por hectárea, éstas podrían producir  60 mil.
 
 La compañía que financia el proyecto, refirió Lozoya Gloria,  utiliza aceite para sus transformadores eléctricos (tienen cerca del 30 por  ciento del mercado nacional) y tienen presencia en Latinoamérica y Estados  Unidos. Emplean el aceite como refrigerantes y aislantes; comúnmente utilizan  aceite mineral de petróleo, pero el producido en el país tiene mucho azufre y  cuando se llega a combinar con humedad, principalmente en zonas costeras, genera  ácido sulfúrico que corroe el equipo.
 
 Esto provoca fugas de este aceite  mineral que contamina el suelo y representan un costo alto en multas para la  empresa, por lo que la empresa busca producir su propio aceite  vegetal.
 
 Los especialistas montaron el proceso para cultivar y crecer las  microalagas, para posteriormente centrifugarlas, secarlas en horno, molerlas y  hacerlas polvo. Así, han obtenido hasta 260 litros mensuales de aceite. Al igual  que el bioetanol, ahora los científicos buscan optimizar los procesos de  obtención para abaratar el proceso, y posteriormente producir aceite en  biorreactores a nivel industrial.
 
 "Existen empresas en Estados Unidos y  otros países que ya producen estos biocombustibles con procesos patentados, sin  embargo tenemos la obligación como científicos de generar tecnología propia para  el país", manifestó el investigador
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