Publicado el 11 d
Columna Semanal de Amy  Goodman, presentadora de Democracy Now!  Por favor, difundir.
De las  guerras por el petróleo a las guerras por el agua
 Amy Goodman
El Premio  Nobel de la Paz fue otorgado el  fin de semana pasado en Oslo, Noruega. Al  Gore compartió el premio con el Panel Intergubernamental sobre el Cambio  Climático de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés), que representa a más de  2.500 científicos de 130 países. La solemne ceremonia tuvo lugar mientras  Estados Unidos bloqueaba todo progreso significativo en la Conferencia Mundial  sobre el Cambio Climático de la ONU  en Bali, Indonesia, y al tiempo que,  en el Senado de EE.UU., los republicanos echaban por tierra el proyecto de ley  aprobado por la Cámara de Representantes, que habría acelerado la adopción de  fuentes de energía renovable en detrimento de las grandes corporaciones del  petróleo y del carbón.
Gore clarificó el  escenario: "Así que, hoy, hemos vertido  otros 70 millones de toneladas de contaminación causante del calentamiento  global a la fina capa de la atmósfera que rodea nuestro planeta, como si fuera  una alcantarilla de aguas negras abierta. Y mañana vertiremos una cantidad algo  mayor, con las concentraciones acumuladas absorbiendo más y más el calor del  sol."
"Como resultado de esto, la Tierra  tiene fiebre. Y la fiebre está aumentando. Los expertos nos han avisado que no  se trata de una afección pasajera que se curará por sí misma. Pedimos una  segunda opinión. Y una tercera. Y una cuarta. Y la conclusión a la que se llega  constantemente, cada vez pronunciada con mayor alarma, es que hay un problema  con algo básico. Nosotros somos lo que está mal, y nosotros debemos  corregirlo".
Gore prosiguió: "El 21 de septiembre  pasado, cuando el hemisferio norte se apartaba del sol, los científicos  informaron con una alarma sin precedentes que el capa de hielo del polo norte  está 'desapareciendo'. Un estudio estimó que podría desaparecer completamente  durante el verano en menos de 22 años. Otro nuevo estudio, que será presentado  durante esta semana por investigadores de la Armada de EE.UU., advierte que esto  podría ocurrir en tan sólo siete años. Siete años desde el día de  hoy".
¿Cómo  explicarán esto los escépticos del cambio climático?  (Actualmente, las grandes corporaciones están celebrando la ruptura del casquete  de hielo polar, ya que se abre una ruta marítima por el norte, entre el  Atlántico y el Pacífico, generando así una ruta más barata para realizar aún más  transportes innecesarios). Es difícil imaginar que el polo norte, el legendario  territorio congelado de hielo y nieve, habrá desaparecido completamente en unos  pocos años. También se perderá el inmenso archivo de datos arqueológicos  atrapados en el hielo: miles de años de la historia climática de la Tierra han  quedado registrados en las capas de hielo que se hallan a kilómetros de  profundidad. Los científicos están empezando a comprender recién ahora cómo leer  e interpretar la historia. El gran derretimiento del hielo con seguridad tendrá  efectos catastróficos sobre el ecosistema del norte, que tiene especies como el  oso polar que ya están al borde de la  extinción.
Rajendra Pachauri, científico indio,  aceptó el galardón en nombre del IPCC. Pachauri es un cuidadoso científico  dotado de la habilidad política suficiente para presidir el trabajo del IPCC a  pesar del permanente antagonismo de Estados Unidos. Señaló el desproporcionado  efecto que tiene el cambio climático sobre el pueblo pobre del  mundo:
"El impacto del cambio climático  sobre algunas de las comunidades más pobres y vulnerables del mundo podría ser  extremadamente intranquilizador... en términos de: acceso al agua potable,  acceso a suficiente alimento, condiciones estables de salud, recursos del  ecosistema y seguridad de los asentamientos".
Pachauri predice guerras por el agua  y migraciones en masa. "La migración, habitualmente temporal y con frecuencia  desde las zonas rurales hacia las urbanas, es una respuesta normal a calamidades  tales como inundaciones y hambrunas".
Gore invocó la memoria de Mohandas  Gandhi, planteando que él "hizo despertar a la mayor democracia del planeta y  forjó una voluntad compartida con lo que  llamaba 'Satyagraha' o 'la  fuerza de la verdad'. En cada país, la verdad una vez conocida tiene el poder  de hacernos libres". Satyagraha, como la practicó Gandhi, es la aplicación  disciplinada de la resistencia no violenta, que es exactamente lo que Ted Glick  está haciendo en Washington, D.C.
Glick dirige el Consejo de Emergencia  Climática. El día después de la ceremonia del Premio Nobel, cuando cumplía su  99º día de ayuno ingiriendo únicamente líquidos, realizó una sentada, con  otras  20 personas, en la oficina del líder de la minoría del Senado, Mitch  McConnell. 
Los republicanos del Senado están  bloqueando en este momento un proyecto de ley federal sobre  energía que  crearía fondos para el desarrollo de fuentes energéticas renovables en   Estados Unidos, a la vez que retiraría miles de millones de dólares de  exenciones impositivas para las grandes petroleras y empresas del  carbón.
Glick me dijo: "Tenemos que estar  dispuestos a ir a la cárcel. El propio Al Gore, hace un par de meses, habló  acerca de que los jóvenes tendrían que hacer tomas de las plantas de carbón para  evitar que sean construidas. Eso es cierto. Los jóvenes deberían hacerlo. La  gente de mediana edad debería hacerlo. Las personas mayores deberían hacerlo. Y  Al Gore debería hacerlo. Tomémonos en serio esta  crisis".
Mientras que Glick realizaba su  sentada, empezaron a circular informaciones en la prensa sobre las presiones  políticas contra el proyecto de ley de energía por parte del consultorio  jurídico del candidato republicano a la presidencia Rudolph Giuliani. Según los  informativos de Bloomberg, Bracewell & Giuliani LLP fue contratada por el  gigante de la energía Southern Co. para echar por tierra el proyecto de ley. En  un almuerzo de recaudación de fondos  de 1.000 dólares el cubierto  celebrado el pasado Agosto, cuando se dirigía a miembros de la industria del  carbón, Giuliani dijo: "Tenemos que aumentar nuestra dependencia del  carbón".
Mientras las arcas de Giuliani  engordan con el dinero de las grandes petroleras y empresas de gas y carbón,  Glick ha perdido más de 18 kilos de peso, y la temperatura de la Tierra sigue  aumentando.
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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