El ministro del Trabajo está cansado, como habitualmente están los        secretarios de Estado, pero contento. Esta semana se anotó una nueva        estrella con la aprobación y promulgación de la ley que equipara el        salario base al sueldo mínimo (159 mil pesos). Fue uno de los pocos        proyectos laborales que no causó muchas ronchas ni acaloradas discusiones.        De hecho, en la cámara sólo hubo cuatro abstenciones y en el Senado se        aprobó por unanimidad.
       ¿Esta ley ayuda a disminuir la desigualdad en        Chile?
Este proyecto no apunta a mejorar las remuneraciones,        sino a avanzar en dignidad para los trabajadores. Es algo muy simple: si        un trabajador está en una jornada de 45 horas a disposición de un        empleador para desarrollar las labores que éste le encomienda, y existe un        contrato, lo natural es que por esa prestación reciba un equivalente a lo        menos al ingreso mínimo. En consecuencia, todo lo que tiene que ver con        productividad se debe remunerar más allá de esta situación, pero sobre la        base de un piso que reconoce dignidad. Así también terminamos con sueldos        base de seis lucas. Una vez pillamos un base de mil pesos.
       ¿Dónde fue eso?
No le puedo decir, pero fue en el        sector del comercio. Ellos son los más beneficiados.
       Eso generaba también un estrés en el        trabajador.
Generaba una distorsión evidente, porque si bien        es cierto que el trabajador tenía asegurado este mínimo, no es menos        cierto que tenía que hacer un esfuerzo mayor que la sola jornada. Lo que        hace esta ley es regularizar esta situación. Hoy día no habrá ningún        sueldo base inferior al ingreso mínimo establecido por la ley. Le hemos        dado un plazo de seis meses a los empleadores para que hagan el ajuste        correspondiente, de forma tal de trasladar lo que hoy día era el variable        al base. El excedente seguirá siendo variable y las comisiones seguirán        siendo las que convenga libremente el trabajador con su empleador.
       ¿Ve disposición de parte de los empresarios para cumplir esta        norma?
Las leyes laborales tienen normas generales de        aplicación de multas y hay todo un procedimiento al respecto. Cuando        conversamos la tramitación recibí dos tipos de opiniones. Unos, que son        los que pagan más del mínimo, lo entendían porque reconocían que si el        trabajador hace un esfuerzo extra debe remunerarse más allá del salario        establecido. Otros lo veían como una amenaza porque podía generar        desempleo. Pero ese miedo está superado porque este proyecto no busca        mejorar las remuneraciones.
       ¿Siente que esto es un triunfo para su gestión?
Yo        estoy haciendo una pega que consiste, entre otros aspectos, en un trabajo        legislativo intenso. Hemos tenido una buena productividad en materia        legislativa. Más que un triunfo, yo creo que es un reconocimiento a un        núcleo de trabajadores cuya dignidad se veía bastante mermada. Un        trabajador que sabe que su contrato establece un sueldo base de seis        lucas, no es precisamente un trabajador que se sienta orgulloso del        trabajo en el que está.
       Después de la reforma previsional, de mejorar el sueldo mínimo        y equiparar el sueldo base, ¿podría decir que su misión ya está        cumplida?
No, porque aún tenemos una tarea por desarrollar.        Teníamos cuatro hitos. La Ley de Subcontratación y la reforma al sistema        de pensiones están cumplidas, pero nos falta la implementación del seguro        de cesantía, que la Presidenta ya nos instruyó para que sea durante julio,        y el tema de las relaciones laborales y la negociación colectiva, que es        un proyecto para este año también. Como ve, tenemos cumplida sólo la        mitad.
 
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