Bienvenido, Windows 7
21:42 22-10-2009
Llegó el momento. Finalmente, Microsoft pone en el mercado un sistema  operativo que obtiene los parabienes de los analistas y satisface a los que lo  prueban. De por sí, poner en el mercado un sistema operativo que funciona no  debería ser una gran noticia. Pero viniendo de la empresa que puso en el mercado  Windows Vista, calificado como uno de los peores productos tecnológicos de todos los  tiempos,  de una empresa que durante años se dedicó a engordar  injustificadamente sus productos para obligar a los consumidores a cambiar de  ordenador cuando realmente no lo necesitaban, la noticia tiene su  importancia.
Durante muchos años, Microsoft ha aplicado una estrategia impecable: sus  clientes no eran los usuarios, sino los fabricantes de ordenadores. Lo más  importante de Windows no era lo que los usuarios podían hacer con él, sino el  que sus requerimientos obligasen a cambiar de máquina. Inevitablemente, cada  nueva versión de Windows conllevaba un ordenador nuevo, en plazos habitualmente  mucho más cortos que la razonable durabilidad de un aparato electrónico. La  industria del hardware debe mucho, muchísimo a Microsoft: durante años, el  mercado del hardware se dinamizaba con cada nueva versión de Windows. De hecho,  uno de los principales fabricantes de hardware del mundo, Acer, expresaba hace  tiempo su decepción con el papel de Vista a la hora de dinamizar el mercado en  boca de su presidente, Gianfranco Lanziindustria desilusionada: "Toda la industria está  desilusionada con Windows Vista. Nunca antes una nueva versión de Windows había  hecho tan poco para estimular la venta de PCs. Realmente, no creo que nadie haya  comprado un nuevo PC específicamente por Vista". Así, no es extraño que  Microsoft haya plegado velas, colocado a Vista en el capítulo de fracasos  embarazosos, y lo haya jubilado tras menos de tres años en el  mercado.
Desde hace varias versiones, Windows no era un producto que los  consumidores fuesen a una tienda a adquirir, sino algo que "venía puesto" con un  ordenador nuevo. Los llamados OEM (Original  Equipment Manufacturers)son la parte más importante de la estrategia  de Microsoft: intentar que quien vaya a una tienda a adquirir un ordenador,  salga con un Windows bajo el brazo, y preferentemente también con un Office. El  caso de Windows 7 es diferente: obligada por la dinámica del mercado, Microsoft  se ha liberado de la necesidad de crear un producto grande y pesado que obligase  al cambio de ordenador: Windows 7 es un programa eficiente, arranca rápidamente,  y requiere menos máquina que Vista. Es como un Vista, pero bien hecho. Pero al  hacerlo bien, abre la puerta a que muchos usuarios renuncien a la compra de  maquina, y opten por hacerse con una licencia del nuevo sistema para instalar  sobre su máquina anterior, algo que podría volver a hacer que cundiese el  descontento entre los fabricantes de hardware.
Pero más allá de la opinión sobre el nuevo sistema operativo, resulta  curioso analizar el tipo de empresa en el que se ha convertido Microsoft: en un  artículo largo, frío y cruel publicado hace pocos  días, el New York Times hablaba de Microsoft como de una compañía que provocaba  indiferencia. Lenta y aburrida. No queremos sus productos, simplemente nos  vienen dados. Los usuarios de Apple acuden en tropel a comprar su sistema  operativo cada vez que éste se actualiza, mostrando algo parecido al fanatismo.  Sus desarrollos marcan tendencia. Los usuarios de Microsoft miran las  actualizaciones y novedades con gesto de pereza, de fatiga. Microsoft es "la  opción segura", la de "a ningún director de sistemas lo han echado por comprar  Microsoft", pero ha perdido la imagen de líder, de vanguardia, y el mercado se  lo reprocha: en cinco años, las acciones de Microsoft muestran un comportamiento  plano, una caída global del 5%. En el mismo período, Google ha subido más de un  200%, y Apple casi un 800%.
Bienvenido sea Windows 7: Microsoft necesitaba un sistema operativo  decente. Enhorabuena a los que lo usen: yo no lo haré. A mí Microsoft me  perdió hace tiempo, cuando descubrí que mi calidad de vida mejoraba  notablemente cuando me mantenía alejado de sus productos. Y aunque en tecnología  no se puede decir "de este agua no beberé", dudo mucho que me vuelva a  recuperar.
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en RSE de la ONU
Diplomado en Gestión del Conocimiento de la ONU
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SANTIAGO CHILE
 
 
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