| (Estrategia) Utilidades por cerca de                    US$57.000 millones han reportado en los últimos cuatro años                    las grandes mineras del país, período en el cual quedaron                    afectas al pago de royalty las compañías cuyas ventas anuales                    superen los US$80 millones. En tanto, en el ejercicio 2009,                    las empresas registraron ganancias por sobre los US$9.300                    millones, mientras el promedio anual desde 2006 alcanza a los                    US$14.427 millones.
 Para este año, se prevén ganancias                    sustancialmente superiores de las grandes mineras,                    considerando que el 2009 fueron generadas con un precio                    promedio del cobre que apenas llegó a los US$2,34 la libra,                    mientras que en 2010 el promedio se sitúa en los US$3,29 la                    libra, y con una tendencia alcista.
 
 Considerando estos                    importantes beneficios, y justo en momentos en que el gobierno                    anunciará un plan para financiar la reconstrucción a raíz del                    terremoto del 27 de febrero, es que se está debatiendo la                    opción de modificar la carga tributaria a las grandes mineras,                    específicamente el royalty.
 
 Recientemente el                    economista Paul Fontaine, que participó en la campaña de Marco                    Enríquez-Ominami, y luego apoyó al actual Presidente Sebastián                    Piñera, propuso subir el impuesto a la renta operacional                    imponible desde el 5% al 8%, y extenderlo a compañías con                    ventas desde los US$50 millones, lo que generaría una                    recaudación adicional al Fisco de unos US$500 millones, y de                    esos aproximadamente un 10% se originaría en empresas que                    actualmente no pagan royalty.
 
 El Consejo Minero rechaza                    de plano esta opción, argumentando que "las empresas de la                    gran minería pagan impuestos a la renta que ascienden a una                    tasa entre 38% y 42%, como carga tributaria total, que es una                    tasa total considerable y razonable en cualquier parte del                    mundo (en los últimos cinco años han tributado más de US$24                    mil millones). Pero además, las empresas de la Gran Minería                    están afectas a un Impuesto Específico a la Minería (Royalty),                    que es excepcional y se aplica únicamente al sector minero, lo                    que puede considerarse como una discriminación frente al resto                    de los sectores".
 
 Y además argumenta que "el Impuesto                    Específico a la Minería grava actualmente las utilidades                    operacionales de las compañías con una tasa de 5%, la que por                    ser un porcentaje, genera mayores ingresos al Estado cuando el                    precio del cobre sube y las utilidades de las empresas                    aumentan". Al respecto, recuerda que por concepto de royalty                    las grandes mineras han aportado al Fisco más de US$3.300                    millones desde 2006, mientras que las estimaciones iniciales                    apuntaban a unos "US$100 millones anuales, que correspondía a                    la cifra anual que el país estimaba necesario invertir en                    innovación".
 
 ¿Royalty a las Ventas?
 
 Pero                    quienes apoyan una modificación tributaria a la gran minería                    argumentan, entre otros aspectos, que como el royalty grava                    las utilidades operacionales, éstas son influidas                    significativamente por los costos, variable que no puede ser                    efectivamente fiscalizada por el Estado. Y por ello sostienen                    que el impuesto debería aplicarse a las ventas, es decir, al                    valor bruto de la producción, tal como sucede en la gran                    mayoría de los países, lo que incrementaría significativamente                    la recaudación fiscal. Es así como si el royalty se hubiera                    aplicado desde el 2006 con un esquema de 5% a las ventas, el                    monto recaudado hubiera sido de unos US$8.000 millones y no de                    US$3.300 millones como fue. En tanto, si fuera un 3% de los                    ingresos como en diversos países del mundo el monto                    recaudado sería de US$4.700 millones.
 
 En un estudio que                    realizó el profesor de Derecho Tributario, Osvaldo Castillo,                    justo cuando se discutía la instauración de un royalty en                    Chile, se afirmaba que "en los EE.UU., por ejemplo, y en el                    caso de la producción de cobre y otros minerales metálicos, se                    cobra a nivel federal una tasa progresiva de impuestos a las                    utilidades, que fluctúa entre un 15% y un 35%. A nivel federal                    no se cobran royalties o sobre tasas específicas a la minería,                    las que sí son cobradas por los estados que son dueños de                    minerales. Estos cobran generalmente un royalty al valor bruto                    de la producción, el que oscila entre un 3% y un 10%, además                    de un impuesto a la propiedad que varía entre el 4% y el 7% y                    se aplica sobre la base de un tercio del valor total de la                    propiedad".
 
 Y agregaba que "en Canadá, los distintos                    estados tienen mecanismos bastante sofisticados de cobro de                    royalties, los que, en general, toman la forma de sobre tasas                    de impuestos a las utilidades, no deducibles. A nivel                    provincial, dichas sobre tasas varían entre un 3% y un 20%,                    siendo la generalidad de ellas entre 12% y 16% en el caso de                    la minería. En algunas provincias se cobran, además, royalties                    de 1% a 2% de la venta bruta. A ello debe agregarse el                    impuesto general federal, que es de 29,12%. El promedio                    combinado de impuestos federales y provinciales arroja un                    valor teórico de 43%, luego de deducir los mayores descuentos                    permitidos".
 
 Invariabilidad o Nuevo                    Trato
 
 Sin embargo, el Consejo Minero recuerda que                    la mayoría de las empresas de la Gran Minería suscribieron en                    el año 2005 y 2006, contratos de Inversión Extranjera con el                    Estado de Chile, en los cuales se les aseguró que no se les                    cambiarían los impuestos vigentes, garantía que se extiende                    por plazos de 12 y 15 años (2017 y 2019). Además, las empresas                    mineras argumentan que del total que ha reportado al Estado el                    Impuesto Específico a la Minería, sólo se ha imputado al fin                    para el cual se estableció este tributo la suma total de                    US$516,3 millones. Es decir, solamente un 16,7% ha sido                    utilizado, quedando un remanente de US$2.562,7                    millones.
 
 Pero aunque este acuerdo de invariabilidad                    tributaria haría inviable un aumento de royalty, por otro lado                    se argumenta que algunas mineras podrían estar dispuestas a                    negociar voluntariamente cambios, considerando que sus                    inversiones son de largo plazo y una vez vencidos los                    contratos, podría venir una fuerte alza en sus                    tributos.
 
 Fuente /              Estrategia.
 | 
No hay comentarios.:
Publicar un comentario