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 La capital de Chile ocupó el lugar 39 en        el ranking de los centros de comercio más atractivos del mundo, liderando        las calificaciones en Latinoamérica, por sobre Ciudad de México y Sao        Paulo.
 
 "Santiago ofrece cosas muy particulares, y        es una ciudad ideal para los emprendedores. Ir a Chile es como ir a        Singapur, los inversionistas que llegan no tienen problemas". Así califica        a la capital chilena la socióloga holandesa Saskia Sassen, experta en        globalización y su impacto en las ciudades y una de los nueve economistas        y cientistas sociales encargados de realizar el último Índice de Centros        de Comercio Mundial de MasterCard, presentado a mediados de        junio.
 En dicho estudio, Santiago ocupó el lugar 39 en el ranking,        ubicándose como el mayor centro de comercio de Latinoamérica, superando a        centros urbanos como Ciudad de México y Sao Paulo en la región e incluso a        Roma y Beijing. Sassen, profesora de la Universidad de Columbia y        considerada una de las mayores especialistas mundiales sobre la Sociedad        de la Información, reconoce que los resultados obtenidos por la ciudad        chilena fueron una verdadera sorpresa para los realizadores del estudio:        "Tuvimos que hacer otro análisis para entender cómo era posible que        saliera tan alto, ya que Santiago es una ciudad que generalmente no se        menciona, es pequeña y porque sabemos que las grandes potencias económicas        de América Latina son Ciudad de México y Sao Paulo".
 
 Pero los        halagos de la socióloga, que estará en Chile entre hoy y mañana para        participar del lanzamiento del Proyecto Observatorio Urbano de Ciudades de        la Universidad Católica, no se quedan ahí. Según ella, a partir del        estudio, Santiago surge como la mejor ciudad a nivel latinoamericano para        hacer negocios si se trata de una empresa extranjera. "Pero es muy        importante hacer la distinción de qué sector económico estamos hablando.        Porque si se trata de una financiera con elementos muy especulativos en su        programa de operaciones no va a Santiago, va a Sao Paulo o quizás Buenos        Aires cuando está bien", sostiene.
 
 A su juicio, los aspectos más        sólidos de la capital chilena son los estándares, las garantías y la        velocidad con que se hace todo, "el manejo en general. Uno tiene la        impresión de que es un sistema que está preparado para manejar mucho más        de lo que ahora está manejando bien". En tanto, agrega, por el lado débil,        "pero no necesariamente negativo, creo que no es centro de gran        especulación intelectual e innovación creativa, aplicado a la economía.        Eso no se ve ni se siente".
 
 
 
 Plataforma global
 
 La        especialista asegura que Santiago ofrece importantes ventajas respecto a        las principales ciudades latinoamericanas, lo que la convierte en una        plataforma para operar en dos sentidos. Una, dice, dentro de un contexto        sudamericano, y la otra, "en una plataforma para exportar al mundo, como        en el caso de las mineras. Eso explica por qué una ciudad pequeña y        alejada puede ser parte de una red global y estar rankeada bastante alto.        Tiene que pensar en ser una plataforma en actividades que a veces no le        son propias, sino que pensando en el resto de Latinoamérica, por        ejemplo".
 
 En ese sentido, sostiene que si las empresas necesitan        estabilidad no requieren acudir a un centro "superglobalizado, lleno de        profesionales que entran y salen de todo el mundo", fenómeno que se        produce en Hong Kong, Nueva York y Londres. "Pero la mayoría de los        actores económicos no necesitan eso, porque conocen más sus mercados. Si        se consideran los peligros de las ciudades, el terrorismo y la calidad de        vida, uno ve los resultados del estudio de MasterCard y dice 'me voy para        Santiago'. Y nunca había pensado ir para allá".
 
 Sin embargo, Sassen        se muestra preocupada respecto a las oportunidades que puedan tener los        pequeños emprendedores chilenos. "En Chile hay una serie de nuevas        regulaciones que cubren a todas las grandes empresas locales que exportan,        pero eso está pasando en todos los países de Latinoamérica, es una        tendencia sistémica. Si uno tiene una pequeña empresa sufre y pierde        mucho, y eso es lo que está pasando y creo que hay que corregirlo",        concluye.
 
 
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